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RESUMEN
Influencias Biológicas
Experiencias en la Infancia
La relación entre padres e hijos tienen una importancia fundamental en los niños,
a partir de ello estudios más radicales han sugerido que relaciones pobres entre padres
e hijos pueden derivar en comportamientos delictivos, y para ello han descrito que estos
padres “anómalos” son agresivos, alcohólicos y tienen problemas con la ley. Otro
estudio descubrió que los problemas de apego entre madre e hijo predicen un
comportamiento antisocial en la edad adulta, y que el apego entre padre e hijo predicen
la agresión sexual en la adultez.
Cuando uno de los padres, al menos, es cariñoso y sensible con el niño éste
desarrolla una manera segura de relacionarse con los demás, en cambio si la calidad
de relación padre – hijo es pobre el niño desarrollará un estilo evitativo o ansioso
ambivalente. Los niños con apego seguro tienen más amigos, son más sociables y
empáticos. En cambio, quienes desarrollan un estilo evitativo cuando adultos no se
enamoran, no tienen vínculos afectivos fuertes con nadie. Quienes presentan un estilo
ansioso ambivalente sus relaciones suelen ser cortas y superficiales.
Se podría decir que un vínculo emocional inseguro entre padre (o madre) e hijo
vuelve vulnerable al menor, convirtiéndolo en una persona con baja autoestima y poca
capacidad de afrontamiento y resolución de problemas, egocéntrico, pobres relaciones
sociales debido a la falta de empatía.
Factores Socioculturales
Experiencias Juveniles
Desinhibición y Oportunidad
Salud Mental
Abuso de Sustancias
Hoy se sabe que cuando un bebé es atendido y se comunica con él, aunque este
no entienda aún el lenguaje, se desarrolla un cierto tipo de neuronas llamadas espejos
que son las que hacen posible la empatía por aumentar la capacidad de imitación. Por
el contrario, si el bebé esta sin una satisfacción de sus necesidades básicas de
alimentación, estimulación y protección, se genera condiciones de estrés que a su vez
produce cortisol en elevadas cantidades que provoca daño al sistema límbico o cerebro
emocional. El sistema límbico se conecta con otras áreas responsables de la
homeostasis fisiológica y también con áreas a cargo de la secreción de hormonas.
Por tanto, un buen desarrollo del sistema límbico implica un buen crecimiento de
otras estructuras, por la proliferación de conexiones neuronales y mielina, como son las
áreas encargadas del pensamiento y razonamiento, procesamiento de información y
otras. Es decir que una capacidad adecuada de emocionar permite el desarrollo de
estructuras y procesos que regulan las acciones y el pensamiento (moduladores), que
permiten un adecuado comportamiento social.
Referencias: