Vous êtes sur la page 1sur 11

Murra, John.

Formaciones económicas y políticas del mundo andino

1 En torno a la estructura política de los Inka.

La organización sociopolítica del Estado Inca (Tawantinsuyu) y su funcionamiento se


comprende, por ejemplo, en el caso de los caminos. Estos funcionaron como
organizadores de un amplio territorio, incorporado gracias a la conquista de etnias.

Este sistema relacionaba la periferia con el centro y la costa del altiplano, mantenía a
los rebeldes bajo observación y hacia fluir la información burocrática administrativa,
entre otras cosas.

Las estructuras políticas cuzqueñas del siglo XV fueron conocidas como excepcionales
y utópicas. Se trataba de “gente de razón”, civilizada, con riego intensivo, grandes
almacenes, centros y periferias, una administración centralizada y una marcada
estratificación social. Nadie era pobre, no había hambre.

El Tawantinsuyu estableció campos y haciendas estatales, que producían ingresos


para el Estado, parte de estas zonas agrícolas eran para incrementar el cultivo de
maíz.

Hacia 1500 había dos sistemas en la agricultura y el acceso a la tierra, el del Estado y
el de los grupos étnicos locales, estos ayllu étnicos funcionaban dentro de la estructura
de poder económico y social del Estado.

El Cuzco elaboro un sistema de mit`a estatal, que consistía en un circuito de


obligaciones reciprocas comunales. Esta “ley de hermandad” establecía que todos los
habitantes se debían ayudar en abrir surcos, en la siembra y en la cosecha sin recibir
ninguna paga. Los recién casados tenían derecho a una casa nueva, construida con la
ayuda de los demás.

El grupo étnico tenía bajo su responsabilidad a ancianos, viudas, huérfanos y lisiados.


Su condición no los excluía del acceso a parcelas, pero ante la dificultad o
imposibilidad de cultivarlas, la comunidad asumía el trabajo.

Las tierras de cultivo estatal eran denominadas “tierras del sol”, Allí se cultivaba chicha
y maíz, indispensables para el ceremonial.

Los señores étnicos locales, llamados Kuraka tenían derecho a usar la energía humana
de su comunidad, ellos no recibían tributo de ninguna clase, aunque eran muy
respetados. Solo usaban la energía necesaria para hacer producir sus tierras, era parte
de sus privilegios contar con este servicio.
El estado respetaba el principio de mit´a de reciprocidad, era el suministro obligado de
comida y chicha. Tal obligación era común a nivel local, quien se beneficiaba con la
edificación de una casa convidaba a todos los constructores, y lo mismo hacia el
Kuraka cuando se barbechaban sus chacras.

Los jóvenes se iniciaban ayudando a sus familiares en sus obligaciones locales, y más
tarde en las étnicas y estatales. La diferencia no consistía en la edad, ni en el tipo de
labores realizadas, sino en el grado de responsabilidad asumido: hasta su matrimonio,
el joven cumplía con lo asignado por sus padres. El matrimonio constituía un lazo
étnico, era el símbolo de nuevo status del contribuyente.

El cumplimiento de las obligaciones era una ocasión gozosa, durante el cultivo de las
tierras del sol, el Estado proveía a los campesinos de comida y chicha.

Existían prohibiciones de movilidad geográfica, se aplicaban castigos a cualquiera que


huyera de un pueblo a otro. La gente que salía a la guerra podía no volver, algunos
eran mudados a nuevos asentamientos, otros eran convertidos en allegados de los
reyes.

Algunos de los ingresos estatales eran actividades rutinarias y previsibles, semejantes


a deberes recíprocos. La administración y vigilancia de este sistema estaba en manos
de los Kurakas.

Las obligaciones eventuales, como la construcción de caminos o la expansión del


sistema de riego requerían una planificación mayor. Antes de decretar estas
movilizaciones, los responsables de la tare eran reunidos en el Cuzco. Las sesiones
eran tanto administrativas como ceremoniales y de júbilo.

Todos los varones útiles estaban obligados a tributar energía al Estado. Este
controlaba la vida económica y social del país con propósitos básicamente de
bienestar.

El Tawantinsuyu tuvo a su disposición enormes almacenes, cuyo principal propósito era


militar, y acumular reservas para épocas de necesidad, para compensar las heladas y
sequias evitando la hambruna.

2 Maíz, tubérculos y ritos agrícolas

En los pisos ecológicos alto-andinos los únicos cultivos nativos eran la quinua y los
tubérculos. Sin los tubérculos la ocupación humana en la zona hubiera sido imposible.

El maíz se encuentra tanto en la sierra como en la costa, por su necesidad de un clima


templado, en la sierra es una planta vulnerable por las heladas. Su cultivo era
incrementado especialmente en andenes estatales, allí como en los campos de riego
no era necesario rotar los cultivos ni dejarlos en barbecho.

El maíz era un alimento codiciado, festivo, en contraste con la papa y el chuño, era
parte de los ritos del ciclo vital.

Las distintas agriculturas tenían diferencias botánicas y ecológicas pero también


correlaciones económicas. Un mismo grupo étnico podía practicar ambas
simultáneamente.

La existencia y supervivencia de una estructura sociopolítica como la del Tiwantinsuyu


dependía tecnológicamente de una agricultura capaz de producir en forma sistemática
excedentes que sobrepasan en mucho las necesidades del campesinado.

El cultivo de tubérculos fue esencialmente una agricultura de subsistencia practicada


en la sierra por grupos étnicos que se convirtieron en campesinos. Utilizaron el maíz en
ceremonias y actos de hospitalidad, pero en la sierra fue posible el cultivo del maíz
únicamente cuando el surgimiento de un Estado permitió realizar obras públicas de
envergadura. Los tubérculos eran para el sustento, el maíz para cultivo estatal.

3 El control vertical de un máximo de pisos ecológicos en la economía de las


sociedades andinas.

El factor ecológico tuvo un papel de importancia en el desarrollo de las civilizaciones


andinas. La percepción y conocimiento de de los múltiples ambientes permitió
combinarlos en un solo macro-sistema económico.

El interés señorial y estatal por la ampliación de las zonas maiceras produjo la


expansión de este cultivo a través de andenes y riego.

Un sistema de clases como el reino lupaqa estableció una “verticalidad” como patrón
de organización territorial.

Existen cinco casos de control simultáneo de pisos e “islas” ecológicos qe se refieren al


siglo que va aproximadamente de 1460 a 1560, cuando las poblaciones andinas se
vieron conquistadas por los inka e invadidas por los europeos.

1- Etnias pequeñas que habitaban Chaupiwaranqa y Huanuco.

Los yacha o chupaychu constituían unos cuantos miles de unidades domesticas en


colonias permanentes que controlaban varios recursos alejados de sus centros de
mayor población.

2- Etnias grandes, verdaderos reinos altiplánicos, con núcleos en la cuenca del


Titicaca.
El reino lupaqa, de habla aymara. La posible complementariedad ecológica pudo haber
influenciado en la separación en tres regiones (una isla tropical, un valle desértico con
riego y un reino altiplánico).

Después de 1570, con la muerte de los últimos señores andinos, y con la llegada de de
los jesuitas y Toledo, tuvo éxito la campaña de reducciones. El factor despoblamiento
facilito la administración, catequización y el reclutamiento para las minas.

Los lupaqa cultivaban cocales y explotaban bosques en Larecaxa, en territorio hoy


boliviano. Tenían su sede de población y poder en la sierra, al igual que los chupaychu.

3- Etnias pequeñas, con nucleos en la costa central.

Contaba de tres grupos étnicos en lo que hoy es el departamento de Lima.


Continuaban luchas iniciadas siglos atrás, pero con nuevas armas proporcionadas por
los europeos. Estas relaciones costa-sierra se daban entre dos etnias serranas y una
costeña, por el control de un cocal.

Los europeos no comprendían tales contiendas por “tan poca cosa” y en 1549,
preocupados por la disminución demográfica trataron de parar los conflictos obligando
a una de las partes a vender su acceso al cocal. Hubo resistencia a la medida poco
andina y estallo un litigio que perduro hasta 1570.

Los recursos alejados del núcleo, tuvieron a la larga que ser compartidos por razones
ecológico-políticas con otros grupos étnicos.

4- Grandes reinos costeños.

Si el tercer caso tiene cierta semejanza con el primero, el cuarto es análogo al


segundo. Los grandes reinos de la costa norte eran etnias poderosas con cientos de
miles de habitantes.

El riego era indispensable para la agricultura costeña, el Tawantinsuyu domino estos


Estados a través del corte del suministro. Existían relaciones de intercambio entre la
sierra y la costa norte a través de tratados comerciales. Estos intercambios incluían
oro, plata, cobre y otros productos de la sierra.

5- Etnias pequeñas, con núcleos en la montaña, aparentemente sin archipiélagos.


Los moradores del lugar niegan todo acceso a recursos fuera de su región.

Se trata de unas 200 unidades domesticas, en las yungas de La Paz, de habla aymara.
Controlaban extensos cocales y cultivaban su propio sustento. Alrededor de sus casas
y pueblos cultivaban yuca, maíz, frijoles, fruta y papas y a cierta distancia ubicaban las
chacras de coca. Todos los moradores tenían las suyas, y entregaban a la vez,
grandes cantidades al Tawantinsuyu.
Los inka y el modelo del archipiélago vertical.

Además del control de una multiplicidad de islas, la ideología detrás de los


archipiélagos prometía que los colonos, aunque establecidos permanentemente en la
periferia, no perdían acceso al núcleo.

Durante la invasión europea de 1532, el Tawantinsuyu era un Estado en el cual la


previa concepción del archipiélago ecológico estaba en contradicción con su
reutilización y proyección con fines militares en las nuevas condiciones que
acompañaban el cambio de escala.

Otros puntos de tensión en el Tawantinsuyu: el sistema de mit´a en lugar de tributo


para crear los ingresos del Estado; el esfuerzo de concentrar y monopolizar en las
instituciones redistributivas estatales el intercambio y otros tráficos de bienes.

Estas instituciones funcionaban en intima relación con los archipiélagos verticales. En


1532, la sociedad andina estaba en el umbral de profundas transformaciones que la
invasión europea detuvo y desvió.

4 rebaños y pastores en la economía del Tawantinsuyu.

El hombre andino, además de sus recursos principales, como la fuerza de trabajo de


sus pares y las tierras y aguas, contaba con rebaños.

En la economía del norte de la cordillera andina, este recurso era de importancia


limitada, si en cambio, fue de gran interés en la de los tejedores costeños, para obtener
lana. Se ha sugerido como lugar de domesticación la zona del Titicaca, otros en cambio
sugieren una distribución geográfica más amplia para el guanaco.

El pastoreo local, campesino, era una tarea parcial, temporal y juvenil. Los pastores
eran de ambos sexos, cuando los rebaños se volvían más numerosos, los jóvenes eran
reemplazados por adultos que se ocupaban de la tarea permanentemente, y esta era
considerada de bajo status, aunque seguían perteneciendo a su grupo de parentesco.

En 1532 era normal que todos tuvieran llamas, aunque había casos en que se podía
carecer de rebaños:

1- Jóvenes solteros.

2- Personas extrañas al grupo de habla aymara.

3- Cuando los animales se habían perdido por calamidades sociales o naturales.


En general, el acceso a recursos en los Andes se adquiría con el matrimonio, aunque
hay evidencia de adquisiciones pre-matrimoniales, como en casos de regalos de padre
a hijos a la edad de dos o tres años, en la ceremonia del primer corte de cabello.

Las personas que perdían sus animales por mal manejo, por carecer de parientes o por
sequias o heladas, contaban con otros métodos, como la generosidad de algún señor
étnico local, o la existencia de “rebaños de la comunidad”.

Rebaños no campesinos.

Existía en lupaqa gente de condición servil hereditaria que vivía exiliada en la capital,
denominados Malku. Además del pastoreo, ejercían derechos sobre la mano de obra
campesina. Una vez concluida la estación de lluvias, cientos de llamas eran
despachadas a los llanos cargadas de productos del altiplano a cambio de maíz. Gran
parte de este canje consistía en el transporte de cosechas propias.

Los hatos del Estado, de la iglesia y los rebaños de los poderosos se diferenciaban de
los de los campesinos y débiles.

Al establecerse el Tawantinsuyu, se trato de imponer una ficción legal en la cual todas


las llamas y alpacas habían pasado al Estado, los rebaños de un rebelde podían ser
confiscados y concedidos a “quienes lo merecían”, aunque nada hace suponer que los
campesinos aceptaran esa versión estatal de la realidad pastoril.

Antes de la conquista inka, los grupos qoya guerrearon entre si por pastos, aguas y
rebaños. El Tawantinsuyu empezó su expansión allí, donde las rivalidades
imposibilitaban un defensa conjunta. El Estado pudo pretender del control de los
recursos, pero la tradición oral recuerda las frecuentes rebeliones de los lupaqa contra
el dominio inka. Algunos de los rebaños capturados fueron repartidos personalmente a
soldados y oficiales inkaicos.

5 La función del tejido en varios contextos sociales y políticos.

Las fibras básicas hiladas y tejidas en la región andina fueron el algodón en la costa y
la lana de los auquénidos en la sierra.

El tejido serrano no tuvo un notable valor cultural y excelencia técnica, ya que no se


conserva. Este se expandió con la expansión incaica.

La mujer andina hilaba la fibra y tejía gran parte de la ropa que vestía su familia. Eran
enterradas con objetos característicos de esta profesión, aunque en la práctica la
división sexual del trabajo era menos rígida. Viejos, inválidos y niños ayudaban hilando
y torciendo sogas, tejiendo costales, según su fuerza y capacidad.
Las funciones de tejido tenían un costado ornamental, las prendas aparecen como
regalo principal y preferido. El vestir ceremonial de ropa nueva representaba un
aspecto integral de cambio de status.

De todas las etapas, la muerte tenia la mas intima relación con el tejido, los muertos
eran adornados con ropa nueva. La cultura andina siempre considero las prendas de
vestir como uno de los sacrificios mas preciados.

La obligación de tejer para el Estado recaía principalmente sobre las mujeres, este
había formulado una política textil de organización. Entre los consumidores de las
prendas de las reservas estatales, el ejército y la guerra ocupaban el primer lugar. Los
soldados que se distinguían en las batallas recibían prendas de vestir.

Esta política de redistribución textil se burocratizo fácilmente, y el intercambio de


prendas era parte integral del protocolo y negociaciones diplomáticas y militares.

A través de los años, tejer llego a ser un gravamen creciente sobre el hogar campesino,
una especialidad artesanal de importancia y, eventualmente un factor en la emergencia
de grupos gremiales.

6 Las autoridades étnicas tradicionales en el alto Huallaga.

Los Kurakas o señores étnicos locales tenían deberes, derechos y privilegios, después
de la conquista incaica fueron incorporados al sistema administrativo del Estado. Su
autoridad era dual, intervenían en litigios sobre tierras, asignaban chacras nuevas y
expresaban públicamente los reclamos del grupo étnico.

Los pobres en el mundo andino eran una categoría social muy distinta de lo que son en
una economía capitalista. Esta categoría era atribuida a viudas, huérfanos, aquellos
que carecían de parientes, en fin aquellos que debían recurrir al respaldo público de los
kuraqkakuna. La sociedad practicaba una generosidad institucionalizada, estructural.

Los Kurakas tenían que mirar en dos direcciones: hacia las relaciones con su propio
grupo ético y hacia el Estado que los había conquistado. Los Inka gobernaban a través
del mando indirecto: los asuntos locales quedaban en manos de gente del lugar, pero
tales autoridades adquirieron nuevas obligaciones. Debían formar cuadrillas para la
construcción y mantenimiento de los caminos incaicos.

Las visitas del inspector inka eran frecuentes, rara vez los Kuraqkakuna eran
destituidos.

El Kuraka podía perder su dominio solo si quedaba culpado de cinco cargos


principales:

1. No haber obedecido al señor principal.


2. Haberse querido revelar contra él.

3. Haber tenido negligencia en la administración de tributos.

4. No haber hecho los sacrificios obligados a hacer.

5. Ocupar a la población con trabajo extra del encomendado.

El sistema decimal.

Era un aspecto de la administración que repercutía al campesino, el sistema era


universal en los Andes. Existieron diversas poblaciones étnicas, de mayor o menor
población, que al incorporarse al Tawantinsuyu fueron integrados al sistema decimal.

En Huanuco, este sistema tiene que ver con contextos mas bien civiles que militares.

7 Un reino aymara en 1567.

El área ocupada por los grupos de habla aymara en tiempos pre europeos era mucho
más extensa de lo que es hoy. Los lupaqa contaban con más de 20.000 unidades
domesticas, el territorio estaba diseminado a lo largo de diversos microclimas distantes
entre sí, hoy son las repúblicas de Bolivia, Perú y Chile. Este reino se había
consolidado en tiempos preincaicos.

Despues de 1532 hubo frecuentes rebeliones de la gente del Qollasuyu contra la


autoridad inca.

De tres regiones andinas, el reino lupaqa fue una de las seleccionadas y reservadas
primero a Carlos V y después a Felipe II. Las guerras civiles de la década de 1540 y 50
causaron estragos en la población, reduciéndola de 20.000 a 15.000 unidades.

La estructura de poder se vio también afectada por las presiones europeas. Aunque la
tradición política de los reinos lacustres suponía la coexistencia de dos señores
gobernando cada provincia y dos reyes reinando en la capital, durante 16 años.

Los lupaqas pagaban tributo directamente a Felipe II, ya que tanto ellos como sus
tierras eran suyos. El secreto de sus riquezas estaba en los cientos de miles de
alpacas y llamas bajo su control.

El ecosistema lupaqa

Había muchos recursos que formaban parte de su economía. A mayores alturas se


enfrentaban con continuos cambios de clima, fauna y flora.
A lo largo de la cordillera, las aldeas y etnias habían procurado siempre controlar el
mayor número posible de microclimas. El ecosistema lupaqa era un archipiélago que
incluía una serie de remotos valles sembrados de maíz y algodón, de bosques y coca.

La división dual y la estratificación social de los grupos étnicos entre los lupaqa.

Los Cari fueron denunciados como rebeldes a quienes los inka habían tenido que
reducir una y otra vez, mientras que los Qhari, como leales al Cuzco, recibieron las
responsabilidades administrativas que abarcaron más allá de su dominio étnico
tradicional. Los dos reyes tenían idéntico acceso a los recursos y servicios, a pesar de
que el status y los ingresos de los malku eran mayores.

Cada una de las siete provincias lupaqas y el reino en general estaban divididos
siguiendo el criterio dual. Parejas de señores gobernaban a nivel provincial.

Los uru, de poblaciones de status inferiores vivían en linajes separados y


asentamientos propios. Los recursos de agua fueron una parte significativa de la
ecología y política aymara y lupaqa. Tanto los uru como los aymara usaban raíces
lacustres comestibles, patos migratorios y sus huevos, los peces y la totora para sus
balsas.

Ingresos y privilegios de los señores lupaqa

Los ingresos de los señores provenían esencialmente del acceso que tenían al trabajo
de los campesinos y a sus tierras y rebaños.

No existió una moneda omnivalente, el mercado era limitado. En las únicas


oportunidades de inversión consistían en la creación de nuevas formas de reciprocidad.
Una parte importante del señorío de los malku provenía de su capacidad de exteriorizar
su generosidad, ofreciendo constantemente hospitalidad institucionalizada.

De este modo, el rey aumentaba su poder y extendía la red de obligaciones mutuas a


sus nuevas esposas, nuevos tejedores, nuevos pastores y nuevos urus. Permitía
aumentar también el tamaño de sus hatos y chacras.

El señor organizaba y encabezaba las tropas en campaña. Dirigía los ritos anuales en
los cuales se le confirmaba públicamente a la unidad domestica, la uta, el
aprovechamiento continuo de las chacras bajo su control.

Los lupaqa bajo dominio colonial.

Se produjo, tras la conquista un drástico alejamiento del sistema andino de


reciprocidad. Los primeros en sufrir el efecto de tales cambios fueron Qhari y Kusi, los
señores de todos los lupaqa. Los europeos los utilizaron como medios para obtener
tejidos que no eran para vestir, sino para el mercader, además de otras tareas
penosas, ninguna de las cuales era fácil de justificar dentro de las normas de
reciprocidad.

8 Nueva información sobre las poblaciones yana

En el siglo XVI se reevalúan algunos de los rasgos característicos de la economía y


sociedad inka. Las funciones y el status de las poblaciones serviles, especialmente los
yana, eran de criados perpetuos. No solo eran esclavos, sino que la sociedad inka
podía caracterizarse como una economía esclavista.

El origen de las poblaciones yana se remota a los acusados de rebeldes; omitidos en


un censo; sentenciados a muerte perdonados por intervención de la reina, quien sugirió
que se haría un mejor uso de los sublevados poniéndolos a trabajar en tierras y casas
de la dinastía.

Los yana fueron excluidos de su comunidad, liberados de las obligaciones cotidianas


de la mit’a y asignados a tareas en beneficio del Estado y el Inca. Podían casarse y
formar unidades domesticas, su condición era pre incaica y hereditaria, sus principales
actividades eran el pastoreo y el arrieraje.

9 Las etnocategorías de un khipu estatal.

El khipu es un sistema de numeración y de relaciones matemáticas, a través del cual,


los señores contabilizaban los recursos que entregaban a las autoridades coloniales.
También registraban lo que se recibía en los depósitos, tanto estatales como en
aquellos de los señores.

El khipu como elemento de contabilidad reflejo desde muy temprano las presiones
foráneas sobre la economía andina. Los guardas enumeraban en hilos separados lo
que se entregaba al ejército de los aliados europeos.

Este ordenamiento contaba con clasificaciones jerárquicas según el producto. En líneas


verticales el sistema sugiere la división de las categorías.

Existía un contraste entre lo cocido y lo crudo. En el mundo andino; la gallina, como


todo lo criado y cultivado forma parte de lo cocido; la perdiz, lo crudo. Las autoridades
políticas no tenían derecho sobre lo cocido, lo criado y cultivado por la unidad
domestica. No así lo crudo: manadas de vicuñas, huevos de patos silvestres, plumas,
etc.

10 El tráfico de mullu en la costa del Pacifico

En las aguas cálidas de la costa del Pacifico vive un molusco, cuyo nombre quechua es
mullu. Esta concha fue objeto de enorme interés económico y ceremonial por parte de
las poblaciones sureñas, donde las aguas frías que vienen del Antártico limitan su cría
y recolección.

En la zona central andina y en el altiplano, el mullu era considerado indispensable para


hacer llover, era el alimento favorito de los dioses. Este molusco tenía gran importancia
económico ceremonial. Esto le daba gran importancia a la zona occidental del Ecuador
y su mar.

Hubo tráfico costanero del golfo hacia el sur, la quinta parte de la población de un reino
costeño se dedicaba al intercambio tanto marítimo como terrestre.

11 Vida, tierra y agua en el Perú antiguo: una reseña de la obra de Kosok.

El control del agua no solo estabiliza y aumenta la producción agrícola, y a la vez


hacen más vulnerables las sociedades que dependen del riego; además en tales
sociedades es precoz el desarrollo de la estratificación social, lo que les permite
acceder a niveles de desarrollo que sus vecinos de la sierra no alcanzaron. El Las
culturas costeñas del Perú septentrional podrían ser colocadas en una cronología
nueva que tomaría como criterios decisivos la clase y la amplitud de riego, aunque el
riego evoluciona en épocas distintas y a ritmo distinto en los diversos valles.

riego fomenta una creciente interdependencia del pensamiento y la acción, y crea en


los hombres la conciencia de su propio poder.

Vous aimerez peut-être aussi