Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Inicio Crimen
Daniel Peredo: “Mi niñez y
“Vengo a anunciarle que la condena de muerte ha sido con rmada y que será adolescencia estuvieron marcadas por
la mejor época del fútbol peruano”
fusilado”, anunció el Juez Carlos Carranza Luna, encargado de noti car a Jorge
Diego Tirado D.
Villanueva Torres que su vida acabaría pronto.
El gabinete de la Católica: cuando
La Corte Suprema había dado el fallo de nitivo. La pena de muerte estaba eran estudiantes
con rmada y el rostro del presunto victimario se des guraba progresivamente. Somos Periodismo
la lectura de la sentencia, Villanueva Torres clamó mirando al juez: “pueden leer Jamilie Cubas
lo que quieran, usted sabe que yo soy inocente, usted me hace matar y puede
hacerlo cuando quiera”.
Había pasado años desde que fue apodado por la opinión pública, bajo
unanimidad, como el ‘Monstruo de Armendáriz’. Pero nalmente tan solo unas
horas lo separaban de la ejecución en el paredón.
La cuenta regresiva de Jorge Villanueva inició tres años antes de ser aniquilado.
Se trató de una muerte progresiva. Inicialmente fue asesinado por la prensa, al
mismo tiempo que lo hizo la sociedad limeña: pedían a gritos al culpable de tan
atroz crimen. Por último, la justicia peruana escuchó las plegarias y, sin más,
acabó con su vida.
Marcelo Rojas Pérez y Alfonso Navarro Vilca, dos estudiantes que caminaban
curiosos entre las malezas de la quebrada de Armendáriz, quedaron atónitos
cuando vieron el diminuto cuerpo de un niño se encontraba puesto
apresuradamente en una covacha sin signos vitales y con huellas de haber sido
golpeado en la cabeza. Buscaron ayuda escandalizados.
En ese entonces, la hoy reconocida entrada hacia la Costa Verde, era un lugar
lejano y de poco uso por el que tan solo transitaban algunos vehículos entre los
sembríos de vid.
Recreación de la supuesta venta del turronero, Ulderico Salazar a Villanueva. Foto: Caretas.
Así que lo sentaron y sobre una mesa regaron varias fotografías de hombres
que habían cali cado en la investigación policial como posibles homicidas. No
tardó mucho tiempo y señaló a Jorge Villanueva Torres. Luego, insistió en los
detalles.
Así, el titular del diario La Crónica del 15 de septiembre de 1954 refería: “Es el
crimen más cruel de todos los tiempos y merece ser castigado por la muerte”.
Pero nadie le creyó, y por el contrario, su actitud rebelde y con ictiva hacían que
la sentencia se haga más fácil.
Cuando le tocó declarar al turronero, este fue demoledor. Juró que Villanueva
era el asesino, pues se había llevado al niño a la quebrada. Villanueva Torres
intentó defenderse pero su necedad poco le ayudó.
El abogado Carlos Enrique Melgar, quien se había tomado el caso muy a pecho
reclamó: «con indicios no se condena a muerte. No hay convicción, miente el
turronero. En caso de duda hay que estar a lo favorable al reo, ¡Indubio pro
reo!», haciendo alusión a lo que indica la Constitución.
El Diario Última Hora escribió esta vez: “El más alto tribunal de la República
con rmó la pena de muerte contra “El monstruo de Armendáriz”. Tomaron esta
decisión, en defensa de la sociedad, los siguientes magistrados: Alberto Eguren,
Domingo García Rada, Tello Velez, Napoleón Valdez Tudela y Ricardo
Bustamante Cisneros”.
A punta de golpes e insultos fue arrastrado hacia el único lugar al que ahora
pertenecía: el madero de fusilamiento. Vestía unos jeans azules gastados y
andaba descalzo. Su mirada poco ha sido descrita, como si careciera de rostro,
pero se recuerda cómo fue amarrado a un palo de madera con una soga vieja.
El hombre ya agotado, lejano de la vida no resistió a nada y asumió que lo
último que escucharía sería un “bum” y lo último que vería serían 67 rostros
ajenos, expectantes, casi que televisivos.
Los vigilantes del penal quisieron ponerle una capucha, pero el testarudo Jorge
Villanueva se resistió. Dejó únicamente que le colocaran la escarapela negra
encima del corazón. Hacia ahí debían ir los disparos.
Otra vez el silencio golpeó el patio y aturdió a todos. Sin piedad y como indicaba
la ley, Carrasco se acercó y le propinó el tiro de gracia en la sien derecha y
rompió con el silencio para que todo vuelva a la normalidad.
Ulderico Salazar, el testigo, declaró días más tarde: «espero que la sociedad me
dé un trabajo estable para mantener a mis tres hijos». El diario La Prensa
informó que Salazar se había contradicho más de 30 veces durante el proceso.
Asimismo, se opacó una noticia política de gran relevancia. Mientras las grandes
planas se hacían del Monstruo de Armendáriz, en el fondo de los periódicos
aparecía el nombre de Zenón Noriega Agüero, el brazo derecho y colaborador
más cercano del General Odría, el mismo que fue detenido organizando un
golpe de Estado. Un hecho que podría haber signi cado la debilidad del
gobierno.
Añade un comentario...
37 37
COMPARTIR: Compartir Me gusta Twittear
Villa Coca al descubierto: la Trampolín a la Fama: el programa
explosión del gran laboratorio de más querido y odiado de la
droga de Surquillo televisión peruana
SOBRE EL AUTOR
Somos Periodismo
ARTÍCULOS RELACIONADOS
ROMINA MELLA: “NO NECESITAS ESTAR EN UN MEDIO RETRATISTAS DE LA CALLE: TRAZOS A PULSO Y CARBÓN
TRADICIONAL PARA HACER PERIODISMO DE CALIDAD” [VIDEO]
Eduardo Zani Somos Periodismo
FACULTAD DE COMUNICACIONES
PUCP