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Con el amor no basta CAP.1 Aaron T.

Beck

El poder del pensamiento negativo.


Hemos observado en quienes tienen problemas matrimoniales, que cuando se frustran
las grandes expectativas de los cónyuges, éstos son propensos a llegar a conclusiones
negativas del estado de ánimo de su pareja y al estado del matrimonio. Al confiar en lo
que equivale a una adivinación del pensamiento, él cónyuge desilusionado deriva en
conclusiones condenatorias sobre la causa del disgusto “ella actúa así porque es
malintencionada” o “él se comporta de ese modo porque está lleno de odio”.

Como consecuencia de esas explicaciones puede ocurrir que el cónyuge ofendido


ataque a su pareja o se aleje de ella.

Pues no podemos leer los pensamientos de las otras personas. Por ejemplo, lo que
Karen no sabía era que Ted se sentía deprimido por un contratiempo en sus asuntos
contables y estaba ansioso por discutirlo con ella. Karen no tenía forma de averiguarlo
porque abandonó furiosa la habitación; supuso que él estaba demasiado preocupado
consigo mismo para reparar en ella.

Pero la retirada enfadada de Karen tenía de por sì muchos significados para Ted. “ ella
se escapa de mí sin razón alguna y otra vez prueba que no le importa cómo me siento.

Las parejas en conflicto atribuyen erróneamente el problema a la maldad o el egoísmo


del compañero. Inconscientes de que interpretan mal a sus parejas, los cónyuges les
atribuyen en forma equivocada motivaciones viles.

La manera en que el cónyuge percibe o interpreta lo que el otro hace puede ser mucho
más importante para determinar el bienestar matrimonial que los actos mismos.

Para evitar esas ideas falsas, conviene entender cómo funciona la mente y como lo
hace en forma defectuosa, cuando nos frustramos o decepcionamos. Nuestro sistema
falible nos dispone a malinterpretar o exagerar el significado del comportamiento de
otra persona. Rara vez en ese momento, se nos ocurre, que nuestro juicio negativo
podría estar equivocado, y que atacamos una imagen distorsionada.

El método cognitivo
La terapia cognitiva demostró que los cónyuges pueden aprender a ser más razonables
el uno con el otro; si adoptan una actitud más humilde, menos segura en cuanto
exactitud de la lectura de los pensamientos y a las conclusiones negativas resultantes;
si controlan la precisión de dicha lectura, y si consideran algunas explicaciones posibles
de lo que hace su pareja. Los principios cognitivos que ayudaron a Karen y a Ted a
alcanzar con el tiempo ese estado de auto comprensión son los siguientes:
1) Nunca podemos en realidad conocer el estado de ánimo, las actitudes, los
pensamientos y sentimientos de los otros.
2) Confiamos en señales, a menudo ambiguas, para que nos informen acerca de
las actitudes y deseos de los demás.
3) Usamos nuestro propio sistema de códigos, que puede ser defectuoso, para
descifrar dicha señales.
4) Al confiar en nuestro propio estado de ánimo en un momento particular,
podemos equivocarnos en nuestra forma de descifrar.
5) El grado en que creemos en nuestra exactitud para adivinar, no está en relación
con la verdadera precisión de nuestra opinión.

La terapia cognitiva, que incorpora esos principios, se centra en el modo en que los
integrantes de la pareja se comprenden el uno al otro, lo hacen mal o dejan de
hacerlo, así como en el modo en que se comunican.

Adivinación del pensamiento


Lois , trató de explicarse porque su novio Peter, estuvo silencioso al volver de una
fiesta. Pensó, Peter debe estar enojado conmigo. Al tatar de leer los pensamientos
de él, atribuyó el silencio a su enojo con ella. Su adivinación del pensamiento no
acabó allí. Ella pensó, debo de haber hecho algo que lo ha ofendido. Al comprobar
esto en su propia mente, formuló una predicción: Peter seguirá enojado conmigo y
a la larga romperá nuestra relación. Entonces, se sintió triste de antemano por
quedarse sola para el resto de su vida.

Pero lois erraba la puntería. Quedó atrapada en una red de inferencias sobre causas
invisibles y consecuencias insondables.

L a adivinación del pensamiento puede generar predicciones inexactas que


produzcan un trastorno innecesario. Si Lois obrara de acuerdo a su imaginación, se
sabotearía a sí misma al retraerse e increpar a Peter y lo dejaría perplejo, lo alejaría
o provocara su ira. Lo que siguió es que cuando él le quiso hablar,

ella no respondió; el se enojó y empezó a criticarla. A su vez, ella interpretó la


crítica como una confirmación de que Peter estaba harto de ella.

Lo que se dice o se hace puede ser ambiguo o erróneo, por ello no es fácil juzgar el
sentir para con nosotros o cuáles son las motivaciones. Aunque es natural leer
señales para darnos cuenta de lo que ocurre en la mente de otra persona,
corremos el riesgo se extraer conclusiones equivocadas.

Pensamiento invisible
Cuando entramos en interacción con los demás, rara vez tenemos tiempo para
meditar sobre los hechos, para deducir los pensamientos y sentimientos reales del
otro. Confiamos en observaciones fugaces de mensajes confusos, algunos de los
cuales pueden haber sido ideados a propósito para engañarnos. Lo que siente la
gente respecto de nosotros, debe basarse en hechos no observables de forma
directa, están fuera del alcance de nuestros sentidos, entonces confiamos en
nuestras suposiciones sobre lo que podemos observar. Los problemas se originan
porque tendemos a creer, como Lois, tanto en nuestras inferencias, nuestra lectura
del pensamiento ajeno, como en lo que observamos directamente.

Desde luego, resulta decisivo distinguir las verdaderas causas de lo que hacen los
demás, para saber que debemos hacer, avanzar o retroceder. Es importante para
nuestra seguridad, leemos constantemente el pensamiento y realizamos conjeturas
como Karen y Ted.

En los problemas clínicos, tales como la depresión y la ansiedad, se destaca el


modelo de juzgar al azar. Hay un cambio en la manera en que la gente elabora la
información, que conduce a una predisposición negativa para hacer observaciones.

Se observa una tendencia a sacar conclusiones rápidas, a base de fragmentos de


pruebas. Muy a menudo, nuestro modo de pensar en la vida diaria es similar al que
se descubre en trastornos emocionales como la depresión y la ansiedad. Ej. Lois
pasó de la idea de que Peter estaba enojado con ella, a la idea mes amplia: Peter
está, siempre furioso conmigo. Luego cayó una generalización aún más grave:
siempre ofendo a la gente y se puso triste. Lois avanzó desde una observación
objetiva del silencio de Peter hasta una visión negativa de sí misma y luego una
visión sombría del porvenir. Lo que comienza como una inferencia se transforma en
un hecho tan real, como la observación original.

¿Por qué interpretamos mal?


Las señales son en realidad porciones de datos, cadena de palabras, un gesto, que
traducimos en una información utilizable.

Desarrollamos nuestro sistema de códigos interpersonal al principio de nuestra


vida. Este nos brinda los significados de las observaciones, como el tono de la voz
de una persona, su expresión facial o sus gestos, por el contexto entretejemos los
significados para llegar a una conclusión. Nos sentimos más seguros cuando
creemos conocer los móviles o sentimientos de los demás y confiamos en las
conclusiones a las que podemos llegar más que de lo que los hechos justifican.

La mayor ventaja es que proporciona explicaciones inmediatas. La desventaja es


que puede estar equivocado: podemos leer incorrectamente rechazo, cuando
nuestro compañero está distraído, suponer por error que hay enojo, cuando
nuestra pareja está tensa o ansiosa; y lo más importante es que podemos atribuir
mala voluntad, si ésta olvidó cumplir una promesa.
A veces, el malentendido se basa sólo en una comunicación imperfecta, como es el
caso de Marjorie y Ken. En otras el malentendido surge en forma más grave,
porque las palabras o actos del cónyuge contienen inconscientemente, una
amenaza para el otro. La causa de la riña no está por lo tanto en las palabras o
actos per se, sino en el significado que la pareja asigna.

Las emociones y sentimientos nunca se comunican en forma directa, sino a través


de la palabra, el tono de voz, la expresión del rostro y las acciones. E, una camarera
que sirve un café, señala un servicio; un marido sirve el café en la cama, es señal de
atención y afecto. Estas señales, suelen pasarse por alto en el matrimonio.

Los significados simbólicos pueden unir a las personas o separarlas.

Puesto que las señales y los símbolos no son cosas reales, tienen que ser
traducidos. A veces, el sistema de códigos es deficiente y el cónyuge no lee la señal.

Es más probable que los hombres, consideren una conversación sólo como un
medio para transmitir hechos, mientras que las mujeres la encaren como un fin en
sì mismo, como un símbolo de interés y amistad. A causa de esas diferencias en el
significado simbólico de una comunicación, debidas al sexo, pueden surgir
malentendidos entre los integrantes de una pareja.

En las relaciones estrechas somos menos flexibles en el uso de nuestro sistema de


códigos que en situaciones impersonales. En realidad, cuanto más intensa sea la
relación, tanto mayor es el malentendido. El matrimonio, más que cualquier otro
vínculo íntimo, presenta oportunidades constantes para que se produzca una mala
lectura de las señales.

Errores en la lectura de señales


El significado de la comunicación, si bien es claro para el emisor, es a menudo
confuso para el receptor. Decodificar es en el fondo, leer el pensamiento del
emisor. Las señales pueden ser ambiguas, sujetas a interpretaciones diversas.
Asimismo, leemos a veces significados ocultos, donde no los hay.

Una vez que se asigna un significado, a un suceso, es probable que se acepte como
válido sin confirmar su exactitud. Después de producirse la secuencia de ataque y
retirada , el significado que cada cónyuge atribuye a las acciones hostiles del otro
frustran la aclaración del malentendido inicial.

Las parejas deberían verificar su lectura de pensamiento y formular preguntas


directas o efectuar más observaciones de los actos del compañero. Si pueden
refutar las interpretaciones basadas en dicha adivinación, podrán corregir el
sistema de códigos para comprender al cónyuge, volver a programar su
computadora. La terapia cognitiva investiga signos y símbolos que son objetos
típicos de una mala interpretación y ayuda a extrae conclusiones más precisas.

Cuando se vierte el sistema de códigos de una persona, en palabras, se descubre


que consiste en una mezcolanza de creencias, suposiciones, reglas, preconceptos y
fórmulas.

Si Marjorie cree que una voz fuerte significa rechazo, cuando Ken alza la voz, solo
puede experimentar rechazo. Si piensa que la ira y el rechazo conducen al
abandono, entonces se siente desolada. Cuando un suceso evoca en forma
constante significados muy personalizados, se convierte en símbolo. Cuando una
persona asigna un significado simbólico (amor, rechazo, libertad) a un suceso, su
reacción puede ser exagerada y llevar a significados múltiples. Hay dos clases
principales de sucesos simbólicos que desencadenan en reacciones exageradas. El
primer grupo gira alrededor del tema de interés o desinterés por el otro. En el polo
positivo están los símbolos de afecto, amor y consideración. En el negativo, los de
rechazo, desconsideración y falta de comprensión.

El segundo grupo de sucesos simbólicos, en un matrimonio atañe al tema del


orgullo. Los símbolos positivos se encuentran en el tema del respeto, mientras los
negativos implican falta de respeto y aún desprecio.

Prejuicios
Algunos de los malentendidos tienen sus raíces en el modo rígido de pensar. Las
expectativas, observaciones y conclusiones preconcebidas que forman un prejuicio
reflejan una estructura mental conocida como tendencia negativa. Cuando por
ejemplo un marido enmarca a su mujer dentro de esa tendencia interpretará casi
todo lo que ella dice de un modo negativo.

Existe una forma de prejuicio en aquellos cuya autoestima es pobre; en ese caso el
objeto del prejuicio son ellos mismos más que los otros. Esas personas están muy
preocupadas por lo que significan sus interacciones con los demás, en especial por
lo que éstos pueden pensar de ellas. Un caso típico es Lois.

Aunque se podría probar que cada una de las conjeturas de Lois era infundada,
ejercían en su pensamiento una fuerza poderosa y moldearon las interpretaciones
de Lois acerca de su relación. La terapia cognitiva expone esas conjeturas,
determina si tienen base real y las modifica.

Observamos las versiones exageradas de esas maneras de pensar en las personas


que sufren de trastornos psíquicos como la depresión, la ansiedad y la hipocondría.
Las personas pesimistas, tienden a interpretar los sucesos ambiguos de un modo
que los muestra bajo una luz poco favorable. El hipocondríaco interpreta las
sensaciones normales del cuerpo como señales de una grave enfermedad. Esas
personas difieren de las normales, en que atribuyen mucha mayor importancia a
sus conclusiones y se aferran a ellas.

Las investigaciones han demostrado que las parejas desavenidas, reaccionan entre
sí como si tuvieran ellas mismas un trastorno psíquico. En sus pensamientos acerca
del cónyuge aparece la suspicacia, como la que se observa en la gente afectada de
ansiedad o depresión. Para ellos sus creencias son reales, en realidad tienen la
mente cerrada, en lo que al compañero se refiere. Cuando alguien trata de corregir
esas distorsiones, en particular el cónyuge, pueden chocar con un muro de
hostilidad. A una persona enojada, no le gusta que la contradigan en su visión, y
considerará no solo que el otro está equivocado, sino que intenta manejarla y
engañarla. Lo que distingue más a los matrimonios desavenidos de los
satisfactorios no es tanto la ausencia de experiencias agradables, sino la gran
cantidad de experiencias desagradables o las que se interpretan como tales. Las
mejoras que experimentan las parejas al ser asesoradas, viene acompañadas más
de una reducción de encuentros desagradables, que por un aumento de los sucesos
agradables.

Primero importa comprender la base de esos problemas del pensamiento y


aprender a identificarlos. Luego, las parejas pueden examinar sus interpretaciones
y mutuas opiniones, y corregirlas.

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