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no ofrece una definición de persona, señala por qué la hipótesis normativa se enfoca al
aspecto de la capacidad, tal y como se aprecia en el artículo 22 del Código Civil Federal:
Artículo 22.- La capacidad jurídica de las personas físicas se adquiere por el nacimiento y se
pierde por la muerte; pero desde el momento en que un individuo es concebido, entra bajo la
protección de la ley y se le tiene por nacido para los efectos declarados en el presente
Código.
Es menester agregar que en la actualidad para la determinación de un ente como persona
aún presenta reminiscencias a la idea de estado civil, tal y como se aprecia en el artículo 2 del
ordenamiento federal citado, a saber:
Artículo 2o.- La capacidad jurídica es igual para el hombre y la mujer; en consecuencia, la
mujer no queda sometida, por razón de su sexo, a restricción alguna en la adquisición y
ejercicio de sus derechos civiles.
Clasificación jurídica de las personas
Definida la persona como el centro de imputación de derechos y obligaciones, el sistema
jurídico vigente establece que éste concepto corresponde a un género que incluye dos
especies, a saber: la persona física y la persona jurídica colectiva. En este sentido, la persona
física se identifica claramente con la idea de homo, es decir, el ser humano, en tanto que la
persona jurídica-colectiva, pertenece al ámbito de la ficción jurídica. La persona física, desde el
punto de vista biológico, es todo individuo de la especie humana, sin tomar en consideración
la forma empleada para la concepción, este es el sentido que prescribe la hipótesis normativa,
pues señala que la capacidad jurídica de las personas físicas se adquiere por el nacimiento y se
pierde por la muerte.
En otras palabras, la aptitud para participar en los actos jurídicos comienza al momento de
nacer y concluye con la muerte, tal y como prescriben los Códigos Civiles Federal:
Artículo 22.- La capacidad jurídica de las personas físicas se adquiere por el nacimiento y se
pierde por la muerte; pero desde el momento en que un individuo es concebido, entra bajo la
protección de la ley y se le tiene por nacido para los efectos declarados en el presente
Código.
Es menester agregar que el precepto legal transcrito incorpora la denominada teoría del
naciturus, por la cual el nonato goza de los derechos consagrados en el orden jurídico y para
tal efecto, por ficción jurídica, se le considera como nacido para los efectos de los actos
jurídicos en los que puede participar, tal y como sucede con la donación, la herencia o el
reconocimiento de filiación.
Sin embargo, la concepción, por sí misma, no permite concluir que el concebido no nacido
sea persona, por el contrario, solo le otorga cierta capacidad, específicamente de goce a
condición de que dicho nonato sea viable, es decir, que condiciona el nacimiento del
concebido a que, una vez desprendido del seno materno, viva cuando menos por un lapso de
veinticuatro horas, o bien, sea presentado vivo al Registro Civil. Cumplidas las condiciones
anteriores, puede considerarse como persona al neonato, tal y como el Código Civil Federal
señala:
Artículo 337.- Para los efectos legales, sólo se reputa nacido el feto que, desprendido
enteramente del seno materno, vive veinticuatro horas o es presentado vivo al Registro Civil.
Faltando alguna de estas circunstancias, nunca ni nadie podrá entablar demanda sobre la
paternidad.
Desde el Derecho Romano se ha considerado la existencia de personas singularis como es el
caso de las personas físicas y colectivas, entendiéndose éstas últimas como entidades
normalmente conformadas por grupos de individuos, que el sistema jurídico considera como
una unidad para que actúe en los actos jurídicos que correspondan.
Tal como se mencionó anteriormente, la idea de actuación permitió considerar la idea de
personificar a una comunidad, tal y como sucedió con el populus o pueblo o civitas, es decir,
ciudades, perspectiva romana que correspondió a la idea de un ente metafísico y, por tal razón,
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constituyó un problema de reconocimiento de capacidad. En otras palabras, implicó
cuestionarse sobre la factibilidad de atribuir capacidad jurídica a determinadas entidades.
El problema señalado tiene una relevancia de suma importancia cuando se considera la
titularidad de los derechos y obligaciones, pues en el caso de las personas físicas es claro que
cada ser humano es titular de prerrogativas y obligaciones; sin embargo, en el caso de las
personas morales no resulta sencillo determinar la titularidad de dichos derechos y
obligaciones.
Por tal motivo, se han creado teorías que tienen como objeto solucionar el problema
mencionado, tal y como sucede con la teoría de la ficción de von Savigny o la teoría realista de
von Gierke.
Con total independencia de la teoría que se adopte, en nuestro sistema actual las personas
jurídico colectivas son “entidades (normalmente grupos de individuos) a las cuales el Derecho
considera como una sola entidad para que actúe como tal en la vida jurídica. Cabe agregar
que en nuestra normatividad vigente, las personas morales pueden crearse por voluntad de
personas físicas y de otras personas morales a través de apoderado legal.
En nuestro sistema jurídico vigente, las personas jurídico-colectivas se encuentran señaladas en
forma limitativa en el artículo 25 del Código Civil Federal, que a la letra prescribe: Artículo 25.-
Son personas morales:
I. La Nación, los Estados y los Municipios;
II. Las demás corporaciones de carácter público reconocidas por la ley;
III. Las sociedades civiles o mercantiles;
IV. Los sindicatos, las asociaciones profesionales y las demás a que se refiere la fracción XVI del
artículo 123 de la Constitución Federal;
V. Las sociedades cooperativas y mutualistas;
VI. Las asociaciones distintas de las enumeradas que se propongan fines políticos, científicos,
artísticos, de recreo o cualquiera otro fin lícito, siempre que no fueren desconocidas por la ley.
VII. Las personas morales extranjeras de naturaleza privada, en los términos del artículo 2736.
Del listado anterior, podemos realizar una clasificación que establezca como diferencia
específica a la parte del sistema normativo que contenga las hipótesis normativas que sientan
las reglas para la existencia de estas personas morales.
Personas jurídico-colectivas de Derecho Público
En esta categoría se encuentran todas las entidades contempladas en las fracciones I y II del
citado artículo 25 del Código Civil Federal.
I. La Nación, los Estados y los Municipios;
II. Las demás corporaciones de carácter público reconocidas por la ley;
El problema de la identificación de la hipótesis normativa que permite la existencia de las
personas morales, básicamente consiste en la ubicación del fundamento legal que corresponda
a cada entidad.
Sin embargo, en el caso de las entidades de la fracción I, no puede afirmarse que se trate
de una mera localización de una hipótesis normativa, pues la creación de los Estados no es un
acto formal, por el contrario, es resultado de movimientos sociales, normalmente violentos, por
los que los individuos que participan (por razones económicas, políticas, sociales, entre otras),
combaten para hacer valer la idea de soberanía y, como consecuencia, establecen su propio
orden jurídico.
En el caso de las personas morales de la fracción II, el fundamento legal de todas ellas se
encuentra de forma general en leyes orgánicas, como las entidades de la administración
pública federal, o en decretos de creación como es el caso del Instituto Politécnico Nacional y
su Ley Orgánica.
En el caso de la Nueva España, después de más de una década de lucha armada terminando
con la creación de diversos estados soberanos se ( entre ellos nuestro país) , firmaron
documentos conocidos como Actas de Independencia, siendo el Acta de Independencia del
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Imperio Mexicano, firmada el 28 de septiembre de 1821 el documento por el que España
reconoce la independencia de lo que hoy llamamos Estados Unidos Mexicanos, Estado que, al
paso del tiempo y en ejercicio de su soberanía se ha otorgado diversas normas supremas o
constituciones, siendo vigente la llamada constitución de 1917
Personas jurídico-colectivas de Derecho Privado
En esta categoría se encuentran, por exclusión todas las personas morales que no pertenezcan
al Derecho Público, al Derecho Social a al Derecho Internacional.
En este caso, por las diversas legislaciones que integran el sistema jurídico, podemos crear tres
grupos que las integran Personas jurídico-colectivas de Derecho Civil:
A este grupo pertenecen todas las entidades que encuentren existencia en los códigos civiles,
tanto federal, como de la Ciudad de México y los correspondientes a las entidades federativas,
a saber:
Asociación Civil.
Sociedad Civil.
Personas jurídico-colectivas de Derecho Mercantil:
En este se encuentran todas las entidades que tengan existencia en leyes mercantiles o
bursátiles, tal y como sucede con la Ley General de Sociedades Mercantiles, en las que se
reconoce la existencia de:
Sociedad en nombre colectivo Sociedad en comandita simple Sociedad de responsabilidad
limitada. Sociedad anónima.
Sociedad en comandita por acciones. Sociedad cooperativa.
Sociedad por acciones simplificada.
Por otra parte, cabe señalar que si bien la sociedad cooperativa está incluida en el catálogo de
la Ley General de Sociedades Mercantiles, este tipo de sociedad encuentra sustento en su
propia norma especializada, a saber, la Ley General de Sociedades Cooperativas, misma que
contempla la existencia de dos tipos de agrupaciones de conformidad con sus artículos 2 y 3.
Personas jurídico-colectivas de Derecho Bursátil:
Las personas jurídico colectivas que pertenecen a este grupo tiene su existencia en la Ley del
Mercado de Valores, entre las que se encuentran: Entidades financieras, las sociedades
controladoras de grupos financieros, almacenes generales de depósito, arrendadoras financieras,
empresas de factoraje financiero, casas de cambio, instituciones de fianzas, instituciones de
seguros, sociedades financieras de objeto limitado, casas de bolsa, instituciones de crédito,
sociedades de inversión, sociedades operadoras de sociedades de inversión, administradoras de
fondos para el retiro y demás personas morales consideradas como entidades financieras por
las leyes que regulan el sistema financiero mexicano. Sociedades Anónimas promotoras de
inversión (SAPI).
Sociedades Anónimas promotoras de inversión Bursátil (SAPIB). Sociedades Anónimas Bursátiles
(SAB). Sociedades Extranjeras y otras emisoras.
Personas jurídico-colectivas de Derecho Social
En esta categoría se localizan las siguientes entidades:
Personas morales del Derecho Laboral, tal y como señala la fracción IV del artículo en
comento referente a los sindicatos, las asociaciones profesionales y las demás a que se refiere la
fracción XVI del artículo 123 constitucional y demás relativos a la Ley Federal del Trabajo.
Personas morales de Derecho Agrario que son entidades que tienen existencia en términos
de la Ley Agraria, destacando el Ejido por su importancia social.
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Persona, personalidad y personería
Del estudio de los anteriores apartados, podemos percatarnos que existe, lamentablemente de
manera habitual, una confusión en el uso de dichos términos, de tal suerte que son utilizados
incorrectamente como sinónimos tanto por los profesionistas del Derecho, como por los
legisladores que plasman dicho error en los textos normativos vigentes. Por este motivo, se
procederá a establecer la debida conceptualización y señalando las diferencias existentes, a
efecto de realizar una adecuada aplicación de estos términos jurídicos en la actividad
profesional.
Persona
Se ha señalado que este término comprende el centro de imputación de derechos y
obligaciones, es decir, aquellos que dentro de los actos jurídicos gozan de prerrogativas y, a la
par, facultan a otro para exigir de ellos una determinada conducta. Como es de observarse, el
tópico persona implica la determinación de los entes que, como centro de imputación de
derechos y obligaciones, participan en actos jurídicos y resienten sus consecuencias. Por tal
razón, la persona no puede ser identificada exclusivamente con el ser humano, pues éste es
una de sus especies. En este sentido, los entes que pueden participar en los actos jurídicos
son las personas físicas y las personas jurídico-colectivas. P ersonalidad
El término proviene de la locución latina personalitas-atis, haciendo referencia en principio a
un conjunto de cualidades que forman parte de la persona. No obstante, en la actualidad la
personalidad no presenta uniformidad doctrinal en su definición, puede comprenderse como
“la cualidad de la persona en virtud de la cual se le considera centro de imputación de normas
jurídicas o sujeto de derechos y obligaciones” (IIJ, 2011).
La cualidad hace referencia a la calidad o condición de algo o de alguien, y en la ciencia
normativa, el concepto personalidad se formula en abstracto para indicar las condiciones que
deben ser cumplidas para considerar a un ente como centro de imputaciones, siendo esta la
causa por la que los términos persona y personalidad tienden a confundirse. La personalidad
como condición para ser centro de imputación de normas jurídicas, es diferente para cada
especie de persona.
Para las personas físicas, la personalidad se comprende analizando la relación entre los citados
artículos 22 y 337 del Código Civil, razón por la que se transcriben de nueva cuenta:
Artículo 22.- La capacidad jurídica de las personas físicas se adquiere por el nacimiento y se
pierde por la muerte; pero desde el momento en que un individuo es concebido, entra bajo la
protección de la ley y se le tiene por nacido para los efectos declarados en el presente
Código. Artículo 337.- Para los efectos legales, sólo se tendrá por nacido al que, desprendido
enteramente del seno materno, vive veinticuatro horas o es presentado vivo ante el Juez del
Registro Civil.
Faltando algunas de estas circunstancias, no se podrá interponer demanda sobre la paternidad o
maternidad. La persona física identificada con el ser humano tiene entonces un origen
biológico, el cual encuentra su punto de partida con el acto de la concepción, que consiste,
en empezar a tener un hijo en el útero, según su definición más simple y, evidentemente, su
realización material. Jurídicamente el producto de la concepción no es una persona, puesto
que no se ha cumplido con el requisito de la viabilidad, de tal manera que el citado producto
no es persona, es decir, centro de imputación de derechos y obligaciones y,
consecuentemente, carece de personalidad pues no cumple con la cualidad de persona. Las
personas jurídico-colectivas, por su parte, adquieren la personalidad, de igual manera, al surgir
a la vida jurídica como persona.
Sin embargo, la creación de la persona jurídico-colectiva difiere, como es evidente, del
nacimiento de la persona física, por lo que para crear a una persona moral, los individuos que
pretenden formar tiene la voluntad de perseguir un fin común y lícito, pero este fin no será
realizado por los individuos en forma particular o colectiva, por el contrario, será la persona
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jurídico-colectiva que se pretende crear quien persiga el cumplimiento del objeto planteado,
tal y como prescribe el artículo 26 del Código Civil Federal: “Las personas morales pueden
ejercitar todos los derechos que sean necesarios para realizar el objeto de su institución”.
El problema de la voluntad radica en que ésta se ubica al interior del ser humano, el aspecto
volitivo no puede ser conocido por que no forma parte del mundo exterior, de tal suerte que
para conocer la voluntad de los individuos es necesaria su exteriorización, situación que en
Derecho recibe el nombre de forma. En este sentido, la forma se entiende como “el o los
elementos de carácter exterior, sensibles, en que se plasma todo acto de voluntad, o a los
hechos de la vida social, de donde proveniente los derechos subjetivos” (Gutiérrez, 2005:334).
Al exteriorizar la voluntad, las personas ejercen un derecho que conlleva determinadas
obligaciones, de tal manera que en el ámbito jurídico, la manera de exteriorizar la voluntad no
se deja al arbitrio de las personas que intervienen el acto de voluntad, por el contrario, para
que los derechos y obligaciones surjan, la exteriorización debe realizarse conforme lo mandate
la hipótesis normativa aplicable, motivo por el cual la forma se define como:
El conjunto de elementos sensibles que revisten exteriormente a las conductas que tienden a
la creación, transmisión, conservación, modificación o extinción de los derechos y obligaciones y
cuya validez total o parcial, depende en cierta medida de la observancia de esos elementos
sensibles, según los exija la organización jurídica vigente (Gutiérrez, 2005:334).
Consecuentemente, para que la persona moral surja a la vida jurídica, los individuos que tienen
la voluntad de crearla deben exteriorizar dicha voluntad mediante las reglas que establezca la
normatividad vigente, hipótesis que en la legislación mexicana conlleva la celebración de un
contrato de tipo asociativo, que deberá plasmarse en un documento denominado contrato,
que deberá ser presentado ante fedatario público, normalmente un notario, quien deberá
realizar el trámite respectivo, mismo que recibe el nombre de protocolización, tal y como se
ejemplifica el artículos 27 del ordenamiento sustantivo federal. Artículo 27.- Las personas
morales obran y se obligan por medio de los órganos que las representan sea por disposición
de la ley o conforme a las disposiciones relativas de sus escrituras constitutivas y de sus
estatutos.
De tal manera que estas entidades serán personas jurídico-colectivas hasta el momento en
que la forma exigida por la ley se cumpla en su totalidad para su creación.
Es decir, una vez que sean observadas las formalidades específicas para cada tipo de persona
moral, de conformidad con la ley que la regule, podrá ser considerada como centro de
imputación de derechos y obligaciones, y consecuentemente, al cumplirse la condición para
ser persona jurídico colectivo, cuenta con personalidad jurídica.
Personería
Para poder comprender la personería, es menester señalar que las diversas hipótesis
normativas que regulan los actos jurídicos establecen restricciones para la participación de
determinados sujetos en ellos, de tal manera que el conjunto de normas que permiten o
restringen la participación de determinadas personas en los actos jurídicos reciben el nombre
doctrinal de capacidad.
La capacidad se define, genéricamente, como la aptitud para ser sujeto de derechos y
obligaciones, o bien, como la facultad para ejercitar dichos derechos y obligaciones. Es de
señalar que la capacidad contiene dos especies:
Capacidad de goce: Se hace uso de las prerrogativas o beneficios que la ley concede, como el
derecho a la vida o a la salud, así como los que se derivan del carácter de acreedor en una
obligación.
Capacidad de ejercicio: Implica el ejercicio de los derechos que la legislación concede,
asumiendo las posibles conductas exigibles en su carácter de deudor en una obligación. Hemos
anticipado que de conformidad con el multicitado artículo 22 del código sustantivo federal, en
el caso de las personas físicas la capacidad se adquiere por el nacimiento y termina con la
muerte; es decir, se adquiere la capacidad en sentido amplio. A mayor abundamiento, desde el
momento de nacer, las personas físicas cuentan con la capacidad de goce, más no con la
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capacidad de ejercicio, la cual solo será posible hasta alcanzar la mayoría de edad, requisito
normativo para poder tener el carácter de deudor en una obligación.
De lo anterior, se deduce que los menores de edad no cuentan con capacidad jurídica de
ejercicio, tal y como prescribe la fracción I del artículo 450 del código sustantivo federal. En el
caso de las personas físicas mayores de edad, es posible que tengan trastornos mentales que
no les permitan una correcta comprensión de las consecuencias de sus actos, y en especial
de los actos jurídicos. Por tal motivo, el orden jurídico permite que sean declarados incapaces
como una forma de protección, tal y como se prescribe en la fracción II del artículo
anteriormente citado.
Artículo 450.- Tienen incapacidad natural y legal: […] II. Los mayores de edad disminuidos o
perturbados en su inteligencia, aunque tengan intervalos lúcidos; y aquellos que padezcan
alguna afección originada por enfermedad o deficiencia persistente de carácter físico,
psicológico o sensorial o por la adicción a sustancias tóxicas como el alcohol, los psicotrópicos
o los estupefacientes; siempre que debido a la limitación, o a la alteración en la inteligencia
que esto les provoque no puedan gobernarse y obligarse por sí mismos, o manifestar su
voluntad por algún medio. Los incapaces, al requerir participar en un acto jurídico, realizan
dicha participación por medio de otra persona física que recibe el nombre de representante
legal, pues su designación normalmente es por mandato de ley, de tal manera que será el
incapaz quien resienta las consecuencias jurídicas de los actos celebrados por el representante.
Conforme a lo anterior, en la realización actos a nombre de otro, cuenta con personería y no
con personalidad, lo cual en la práctica profesional ambos términos tienden a confundirse.
Por su parte, las personas jurídico-colectivas cuentan con la capacidad de goce desde el
momento en que se cumplen las formalidades que la normatividad exige para cada tipo de
ente colectivo. Sin embargo, la capacidad de ejercicio no puede ser realizada por dicha persona
moral, pues al ser un ente ideal, no puede manifestar su voluntad mediante elementos
sensibles en el mundo fáctico. Es por ello que la participación de las personas morales en los
actos jurídicos se ejecuta a través de personas físicas facultadas para la celebración de
determinados actos, siendo dichas personas llamadas apoderados legales.
En este supuesto, la persona moral cuenta con capacidad de ejercicio, pero materialmente no
puede realizarlo pues es imposible que por ella misma realice actos en el mundo fáctico, de tal
manera que la necesidad de un apoderado legal es por imposibilidad jurídica y no por
incapacidad de ejercicio, siendo que el apoderado legal cuenta con la personería para
participar en actos jurídicos a nombre de la persona moral, quien resentirá las consecuencias
de los actos celebrados por su personero, quien habrá actuado en los actos jurídicos que le
fueron conferidos en el poder respectivo.
El origen de la personería en el caso de la persona moral no es por mandato de la ley
vigente, de tal manera que entre los individuos que realizaron los actos de creación de la
persona jurídico colectiva y la persona que será el apoderado legal debe celebrarse un contrato
de mandato en el que se contemplen los poderes que podrán realizarse por el personero,
quien celebrará los actos jurídicos encomendados a nombre de la persona moral y no de las
personas físicas que la crearon, lo que nos permite afirmar que la personería en el caso de las
personas jurídico-colectivas tiene una naturaleza contractual. Con lo expuesto anteriormente,
podemos afirmar que la personería es “el conjunto de elementos que permiten constatar las
facultades de alguien para representar a otro, generalmente una persona moral” (IIJ, 2011).
Legitimación
Proviene del vocablo legítimo, mismo que encuentra su origen en el adjetivo latino legitimus
(-a, um) que se traduce como “conforme a las reglas”. En términos jurídicos, la legitimación
hace referencia a un supuesto normativo por el cual se autoriza a un sujeto de derecho a
adoptar una conducta determinada. En otras palabras, es el reconocimiento que por virtud de
orden normativo vigente permite que un acto jurídico se realice con eficacia por un sujeto de
derecho.
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Es de observarse que la legitimación hace referencia a la idoneidad de las personas para que,
dentro del marco normativo vigente, los actos jurídicos que realicen sean apropiados para las
consecuencias jurídicas que sean procedentes.
La persona física
Para determinar su calidad de persona debemos atender a sus atributos, entendiendo por este
término a la propiedad de un ser y que desde el punto de vista lógico, consiste en una serie
de categoremas de propiedad que deben reunirse para determinar a un ente como persona
en sentido amplio El ser humano, como centro de imputación de derecho y obligaciones, no
está determinado por el aspecto biológico, es decir, las personas físicas no tienen ese carácter
por su conformación biológica, pues de llegar a ese extremo, los seres humanos que no
tuvieran dos piernas dejarían de ser personas, lo que evidentemente es un absurdo, al igual
que sucede con los seres humanos que presentan enfermedades mentales y por tal motivo,
son considerados personas pero carecen de capacidad de ejercicio.
Atributos de la persona física
Capacidad
Es de recordar que la capacidad se define, genéricamente, como la aptitud para ser sujeto de
derechos y obligaciones, o bien, como la facultad para ejercitar dichos derechos y obligaciones,
señalándose de lo anterior la capacidad de goce y de ejercicio.
Para el maestro Ernesto Gutiérrez y González “la capacidad es la aptitud jurídica para ser sujeto
de deberes y derechos, y hacerlos valer.” (2005:444).
Bajo esta definición puede apreciarse la falta de referencia a la obligación como tal, señalando
en cambio al deber jurídico, la cual es importante entender para dar cuenta de las inferencias
lógico-jurídicas de nuestro sistema normativo, así como su incidencia en el tema de la
capacidad El sistema jurídico al no hacer referencia a ningún sujeto en particular en aspectos
de modo, tiempo y lugar, permite que la norma jurídica sea general.
Aunado a lo anterior, para que una conducta se estime jurídica, necesariamente debe estar
regulada en una hipótesis normativa de cualquier legislación del sistema jurídico vigente, de
tal manera que la vinculación se materialice cuando un sujeto de derecho colme el supuesto
normativo y produciendo la consecuencia con total independencia de la voluntad del sujeto
que la produjo.
Así, el sujeto de derecho que colma la hipótesis normativa y genera la consecuencia, puede
realizar la conducta prescrita por la norma de forma voluntaria o coactiva.
En ambos casos podemos afirmar que el supuesto normativo ha tenido verificativo en el
mundo fáctico y por esa razón las consecuencias deben realizarse en el mismo plano.
Sin embargo, cuando el sujeto realiza la conducta que es consecuencia de lo prescrito en el
supuesto normativo de forma voluntaria, es decir, sin medio coactivo, no se crea obligación
alguna, pues al cumplir la conducta debida no faculta a otro para exigir su cumplimiento y se
afirma que ha cumplido con su deber jurídico.
En cambio, cuando el sujeto de derecho genera la consecuencia jurídica prescrita por una
norma al no realizar la conducta debida de forma voluntaria, genera la obligación, existiendo
un sujeto facultado para exigirle la realización de la conducta debida.
Estado civil
Sobre el tema, Gutiérrez y González afirma: Estado civil de una persona física, es la situación
jurídica específica que la misma tiene por ley, o posee en relación con la familia de la que forma
parte, como miembro de ella, y la apariencia con que lo ve el Estado y su colectividad
(2004a;174).
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” La primera nota distintiva sobre el tema radica en que el estado civil solo pertenece a las
personas físicas y no a las personas morales y en términos generales, el estado civil de las
personas se encuentra asociados al ámbito del Derecho Familiar, de tal manera que desde la
perspectiva de las relaciones de parentesco tiene aplicación lo dispuesto por el artículo 292 del
Código Civil para el Distrito Federal, a saber:
“La ley sólo reconoce como parentesco los de consanguinidad, afinidad y civil”.
Ahora bien, resulta conveniente citar algunos supuestos relativos al estado civil de la persona
física, establecidos en las leyes vigentes para la Ciudad de México.
Soltero.
Cónyuge, es decir, en matrimonio. Concubino.
Conviviente, de conformidad con lo prescrito por la Ley de Sociedad de Convivencia para el
Distrito Federal. Adopción.
Paternidad y maternidad.
En la doctrina especializada, el estudio del tema en comento se ha visto rebasado por las
reformas en materia familiar, pues entre los cambios que presenta nuestra legislación vigente
se encuentran el matrimonio igualitario y la sociedad de convivencia, de las que no se existe
análisis desde el punto de vista del estado civil.
Patrimonio
Finalmente, es prudente señalar que la función registral del estado civil de las personas
corresponde al Registro Civil, conforme al artículo 35 del Código Civil Federal.
No obstante, se sugiere la consulta del Código Civil para el Distrito Federal, en el cual se
indica a mayor detalle dichas funciones.
Asimismo, se sugiere verificar que la versión del Código a consultar sea la más actualizada.
El patrimonio, doctrinalmente, se define como “el conjunto de bienes, pecuniarios y morales,
obligaciones y derechos de una persona, que constituyen una universalidad de derecho”
(2004b:67).
Es de observarse que la definición propuesta contrasta con las definiciones tradicionales que
entienden al patrimonio como el conjunto de bienes, derechos y obligaciones.
La aportación que ofrece el maestro Gutiérrez y González radica en la afirmación de que
patrimonio comprende bienes con valor pecuniario o económico, así como bienes de valor de
afección y bienes morales no económicos a los que considera como derechos de la
personalidad, tal y como es el caso del nombre. Por su parte, la autora Raquel Sandra
Contreras López (2016) señala que el patrimonio económico comprende tres grupos:
El régimen jurídico relativo a los derechos reales.
El régimen jurídico relativo a los derechos personales o de crédito.
El régimen jurídico relativo a la liquidación patrimonial, con motivo de la sucesión mortis causa, del
concurso de acreedores, y de la presunción de muerte del ausente.
Respecto de la segunda especie que integra al patrimonio, la autora en comento remite a lo
establecido por Gutiérrez y González, quien en este sentido, establece el patrimonio de afección o
no económico:
Se debe incluir necesariamente el derecho al nombre, el prestigio, la reputación, el derecho al
secreto epistolar, telegráfico y telefónico, el derecho a la imagen, el derecho sobre las partes
separadas del cuerpo, etcétera, llamados derechos de la personalidad (2005:133).
A continuación, se señala la clasificación del maestro en extenso:
CUADRO 1: DERECHOS DE LA PERSONALIDAD
El domicilio se define como el lugar donde una persona tiene su residencia. Para este atributo,
el Código Civil para el Distrito Federal prescribe: Artículo 29.
El domicilio de las personas físicas es el lugar donde residen habitualmente, y a falta de éste,
el lugar del centro principal de sus negocios; en ausencia de éstos, el lugar donde
simplemente residan y, en su defecto, el lugar donde se encontraren.
Se presume que una persona reside habitualmente en un lugar, cuando permanezca en él por
más de seis meses.
El mismo ordenamiento determina la definición del denominado domicilio legal, al prescribir:
Artículo 30. El domicilio legal de una persona física es el lugar donde la ley le fija su residencia
para el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones, aunque de hecho no
esté allí presente. Para el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones, el
ordenamiento en comento establece diversos supuestos, contenidos en el artículo 31 del
código sustantivo, a saber: Artículo 31. Se reputa domicilio legal:
I. Del menor de edad no emancipado, el de la persona a cuya patria potestad está sujeto;
II. Del menor de edad que no esté bajo la patria potestad y del mayor incapacitado, el de su
tutor;
III. En el caso de menores o incapaces abandonados, el que resulte conforme a las
circunstancias previstas en el artículo 29;
IV. De los cónyuges, aquél en el cual éstos vivan de consuno, sin perjuicio del derecho de cada
cónyuge de fijar su domicilio en la forma prevista en el artículo 29;
V. De los militares en servicio activo, el lugar en que están destinados;
VI. De los servidores públicos, el lugar donde desempeñan sus funciones por más de seis
meses;
VII.- Derogado
VIII.- Derogado
IX.- De los sentenciados a sufrir una pena privativa de la libertad por más de seis meses, el
lugar en que la extingan, por lo que toca a las relaciones jurídicas posteriores a la condena;
en cuanto a las relaciones anteriores, los sentenciados conservarán el último domicilio que
hayan tenido.
Puede suceder que una persona viva en diversos domicilios, de tal manera que para dicha
situación el código sustantivo prescribe en el artículo 32: “Cuando una persona tenga dos o
más domicilios se le considerará domiciliada en el lugar en que simplemente resida, y si
viviere en varios, aquél en que se encontrare”. Finalmente, es de señalar que el Código Civil
para el Distrito Federal establece en el artículo 34 una disposición adicional en la que define
el domicilio convencional, señalando que: “Se tiene derecho de designar un domicilio
convencional para el cumplimiento de determinadas obligaciones”.
Nacionalidad
Es necesario mencionar que en las legislaciones estatales se presenta una estructura normativa
similar sobre el tema de estudio, de tal suerte que es necesario realizar las correlaciones
pertinentes.
La nacionalidad no se define en los códigos civiles, sin embargo, en la doctrina se entiende
como “el atributo jurídico que señala al individuo como miembro de un pueblo constitutivo de
un Estado.
Es el vínculo legal que relaciona a un individuo con el Estado” (IIJ, 2011). Y a pesar de dicha
ausencia en los códigos, cabe señalar que la nacionalidad como contenido sociológico, vincula
al sujeto con el grupo con motivo de diversos factores como la vida en común, la conciencia
social o la identidad.
Conforme a lo señalado en dicho artículo, se desprende en la nacionalidad mexicana dos
especies: Nacionalidad por nacimiento: Sigue los principios del ius soli (determinación de la
nacionalidad por el lugar de nacimiento de la persona) y el ius sanguini (determinación de la
nacionalidad a partir de la nacionalidad de los padres). Nacionalidad por naturalización: Su
hipótesis normativa contempla dos casos específicos:
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Los extranjeros que por propia voluntad desean adquirir la nacionalidad mexicana y obtengan
de la Secretaría de Relaciones Exteriores la carta de naturalización respectiva. Los extranjeros
que por matrimonio con un nacional mexicano establezcan su domicilio conyugal dentro del
territorio nacional. Por otra parte, en los códigos civiles Federal y de las entidades federativas
vigentes, la nacionalidad se encuentra limitada a aspectos registrales, tal y como a
continuación se ilustra con el artículo 59 del Código Civil para el Distrito Federal: Artículo 59.- En
todas las actas de nacimiento se deberá asentar los nombres, domicilio y nacionalidad de los
padres, los nombres y domicilios de los abuelos y los de las personas que hubieren hecho la
presentación
La persona jurídico-colectiva o moral
Se ha señalado que las personas jurídico-colectivas son entidades (normalmente grupos de
individuos) a las cuales el Derecho considera como una sola entidad para que actúe como tal
en la vida jurídica, de tal manera que, al igual que las personas físicas cuentan atributos,
mientras que su diferencia principal con estas radica en que las personas morales no cuentan
con estado civil.
ATRIBUTOS DE LA PERSONA JURÍDICO-COLECTIVAS
Capacidad .
Sobre este atributo, el Código Civil para el Distrito Federal en su artículo 26 prescribe: “Las
personas morales pueden ejercitar todos los derechos que sean necesarios para realizar el
objeto de su institución”.
En este sentido, podemos afirmar que la capacidad de goce de las personas morales se
encuentra restringida por el objeto establecido, el tipo de sociedad que se trate y los fines
que persiga.
Por su parte, la capacidad de ejercicio encuentra su hipótesis normativa en el siguiente
precepto del ordenamiento antes citado: Artículo 27.
Las personas morales obran y se obligan por medio de los órganos que las representan sea
por disposición de la ley o conforme a las disposiciones relativas de sus escrituras
constitutivas y de sus estatutos, de tal suerte que la capacidad de goce está supeditada al objeto
social.
Lo anterior permite inferir que la capacidad de ejercicio se realiza por medio de la
representación, tema a estudiar en apartados posteriores.
Patrimonio
El tema que nos ocupa presenta idéntica explicación respecto a las personas físicas, por lo
que lo expuesto en el apartado correspondiente es aplicable para las personas jurídico
colectivas. Denominación o razón social Al no tener nombre las personas morales, la forma en
que se individualizan es a través de la denominación o razón social, según sea cada caso. La
denominación social:
Es impersonal; usualmente alude a la actividad que la persona moral correspondiente va a
desarrollar. [Mientras que la denominación] suele componerse con el o los nombres de alguno
o algunos de sus miembros (Domínguez, 2013:284).
Es por ello que para determinar la denominación o razón social que corresponda, deberá
atenderse a la legislación especializada que regule al tipo de sociedad o ente colectivo de que
se trate. Domicilio En el caso de las personas morales, el artículo 33 del Código sustantivo para
la capital del país prescribe:
Artículo 33. Las personas morales tienen su domicilio en el lugar donde se halle establecida su
administración. Las que tengan su administración fuera del Distrito Federal pero que ejecuten
actos jurídicos dentro de su circunscripción, se considerarán domiciliadas en este lugar, en
13
cuanto a todo lo que a esos actos se refiera. Las sucursales que operen en lugares distintos de
donde radica la casa matriz, tendrán su domicilio en esos lugares para el cumplimiento de las
obligaciones contraídas por las mismas sucursales. De igual manera, tienen la posibilidad de
establecer un domicilio convencional.
Nacionalidad
Desde el punto de vista doctrinal, son cuatro las teorías que explican la nacionalidad de las
personas jurídico-colectiva:
Teoría del lugar en donde se encuentra la sede de la administración de la empresa: La
empresa es nacional del lugar donde dicho sociedad se ubica. Teoría de la fundación o
incorporación: La persona moral es nacional del país de cuyas normas jurídicas sustentaron su
creación. Teoría del control: La nacionalidad de la persona moral se determina por la
nacionalidad de los accionistas que ostenten la mayor parte de las acciones. Teoría del centro
de las actividades económicas:
La nacionalidad de una empresa es la que corresponda al Estado en que se verifiquen las
actividades más importantes de la misma. Nuestra Ley de Nacionalidad en su artículo 8
prescribe que: “Son personas morales de nacionalidad mexicana las que se constituyan
conforme a las leyes mexicanas y tengan en el territorio nacional su domicilio legal”.
Capacidad jurídica
Hemos señalado que la capacidad se define, genéricamente, como la aptitud para ser sujeto
de derechos y obligaciones, o bien, como la facultad para ejercitar dichos derechos y
obligaciones, por lo que de conformidad con el multicitado artículo 22 del código sustantivo
federal, en el caso de las personas físicas la capacidad se adquiere por el nacimiento y
termina con la muerte (capacidad en sentido amplio). Por su parte, afirmamos que las
personas jurídico-colectivas cuentan con la capacidad de goce desde el momento en que se
cumplen las formalidades que la normatividad exige para cada tipo de ente colectivo, en tanto
que la capacidad de ejercicio se ejecuta a través de apoderados que han sido facultadas para
la celebración de determinados actos.
Clasificación de la capacidad jurídica
Definida la capacidad como la aptitud jurídica para ser sujeto de derechos, deberes y
obligaciones y de ejercitarlos, se recapitulan las siguientes especies:
Capacidad de goce:
Aptitud jurídica para ser sujeto de deberes y derechos.
Capacidad de ejercicio:
Aptitud jurídica de ejercitar o hacer valer los derechos que se tengan y para asumir por sí
mismo, deberes jurídicos.
A lo anterior, vale la pena agregar las reglas que rigen la capacidad en materia contractual en
el Código sustantivo para el Distrito Federal, a saber: Artículo 1798.
Son hábiles para contratar todas las personas no exceptuadas por la ley. Artículo 1799.
La incapacidad de una de las partes no puede ser invocada por la otra en provecho propio,
salvo que sea indivisible el objeto del derecho o de la obligación común.
La incapacidad
La incapacidad constituye el aspecto negativo de la capacidad, tal y como prescribe el artículo
450 del Código Civil para la Ciudad de México. Artículo 450.
Tienen incapacidad natural y legal: I. Los menores de edad; II. Los mayores de edad que por
causa de enfermedad reversible o irreversible, o que por su estado particular de discapacidad,
ya sea de carácter físico, sensorial, intelectual, emocional, mental o varias de ellas a la vez, no
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II. Los mayores de edad disminuidos o perturbados en su inteligencia, aunque tengan
intervalos lúcidos; y aquellos que padezcan alguna afección originada por enfermedad o
deficiencia persistente de carácter físico, psicológico o sensorial o por la adicción a sustancias
tóxicas como el alcohol, los psicotrópicos o los estupefacientes; siempre que debido a la
limitación, o a la alteración en la inteligencia que esto les provoque no puedan gobernarse y
obligarse por sí mismos, o manifestar su voluntad por algún medio. […] Y como consecuencia
de dichas incapacidades, el sistema jurídico establece las siguientes hipótesis relacionadas.
Artículo 1306. Están incapacitados para testar:
I. Los menores que no han cumplido dieciséis años de edad, ya sean hombres o mujeres;
II. Los que habitual o accidentalmente no disfrutan de su cabal juicio.
Asimismo, el orden normativo establece un supuesto complementario en su artículo 1307 que
señala: “Es válido el testamento hecho por un demente en un intervalo de lucidez, con tal de
que al efecto se observen las prescripciones siguientes”.
Y en el caso de los emancipados, el artículo 641 prescribe: “El matrimonio del menor de
dieciocho años produce de derecho la emancipación.
Aunque el matrimonio se disuelva, el cónyuge emancipado, que sea menor, no recaerá en la
patria potestad”.
Como consecuencia de dichas incapacidades, el sistema jurídico establece las siguientes
hipótesis relacionadas.
Artículo 1306.- Están incapacitados para testar:
I. Los menores que no han cumplido dieciséis años de edad, ya sean hombres o mujeres;
II. Los que habitual o accidentalmente no disfrutan de su cabal juicio.
Artículo 1307.- Es válido el testamento hecho por un demente en un intervalo de lucidez, con
tal de que al efecto se observen las prescripciones siguientes. Idéntica regulación se presenta
en el supuesto de los emancipados.
Artículo 641.- El matrimonio del menor de dieciocho años produce de derecho la emancipación.
Aunque el matrimonio se disuelva, el cónyuge emancipado, que sea menor, no recaerá en la
patria potestad.
Especial: Esta incapacidad se encuentra prevista en el artículo 176 del código sustantivo
Federal: “El contrato de compra-venta sólo puede celebrarse entre los cónyuges cuando el
matrimonio esté sujeto al régimen de separación de bienes”
Personalidad y representación
Se ha definido la personalidad en apartados anteriores, no obstante, existen conceptos
jurídicos relacionados que deben ser estudiados para una completa comprensión de las
normas aplicables a las personas.
Entre estos conceptos se encuentra la representación, la cual es definida “como la facultad
que tiene una persona de actuar, obligar y decidir en nombre y por cuenta de otro” (Pérez,
2001:3).
Si bien ya se ha tratado este concepto, en el presente apartado profundizarás su estudio,
destacando es que la representación está restringida en actos personalísimos, tal y como
sucede con el testamento.
Por disposición normativa, la representación puede ser:
Voluntaria
Legal
Orgánica
Cuadro 2. Clasificación de la representación por su forma de ejecución
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