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Pablo R. Andiñach
E l p r e s e n te c o m e n ta rio a l lib ro d e l É x o d o se
su sten ta en la n ec esid a d siem p re renovada de leer
los antiguos textos fu n d a c io n a le s de nu estra fe . C u
rio sa m en te el tiem po tra n scu rrid o desd e su red a c
ción no los ha deteriora d o , sin o que han g anado en
sig n ifica ció n , p o n ie n d o de relieve que, aunque m u
chas cosas cam bian con las cu ltu ra s y e l d ev en ir de
los años, hay p re g u n ta s y situ a cio n e s p ro fu n d a s que
p erm a n ecen y revelan que la aven tu ra hum ana y los
textos p o r ella p ro d u cid o s son tan fa sc in a n te s com o
insondables.
EDICIONES SÍGUEME
SALAMANCA
2006
Cubierta diseñada por Christian Hugo Martín
ISBN: 84-301-1606-0
Depósito legal: S. 338-2006
Fotocomposición: Rico Adrados S.L., Burgos 2006
Impreso en España / Unión Europea
Imprime: Gráficas Varona S.A.
Polígono El Montalvo, Salamanca 2006
CONTENIDO
Prefacio .............................................................................................................. 9
Siglas y abreviaturas ....................................................................................... 11
Introducción ...................................................................................................... 13
B ibliografía........................................................................................................ 483
Indice g e n e r a l................................................................................................... 493
PREFACIO
Agradecimientos
Introducción al texto
Análisis detallado
ser muchos causa alegría entre un pueblo que lucha por darse su lu
gar en la historia, pero es percibido como amenaza por aquellos que
lo sojuzgan. La expresión «la tierra estaba llena de ellos» debe leer
se desde una perspectiva literaria y no literal. No es sólo que «la tie
rra» se refiere exclusivamente al territorio de Egipto, sino que sin
duda no estaba totalmente poblada por los israelitas. El autor quie
re darnos la idea de la magnitud de la bendición de Dios para luego
presentarnos las nefastas consecuencias de ella.
Finalmente debemos notar que los «hijos de Israel» en este v. re
mite a una realidad distinta respecto a la misma expresión que ya
encontramos en el v. 1. Allí son todavía una familia, descendientes
de un mismo padre (Jacob), y se los identifica como cabezas de las
distintas tribus. Ahora son un pueblo y esta expresión no volverá a
utilizarse con el sentido de familia. La división en tribus -tan des
tacada en las narraciones del Génesis- quedará minimizada en Éxo
do6. El v. obra la transición al cerrar la historia de la promesa de fer
tilidad con su cumplimiento y sentar las bases de lo que será el
motivo central de la opresión que se avecina. De la promesa de la
tierra aún no se habla.
Introducción al texto
Análisis detallado
1. J. Pixley destaca que la narración muestra al faraón como el primero que in
tuye el riesgo de que los esclavos huyan del país en busca de liberación de su es
clavitud, cf. Éxodo, una lectura evangélica y popular, México 1983, 20.
2. N. Sarna destaca el carácter recurrente de este verbo otorgándole un valor
particular en la estructuración de los caps. 1-15, cf. Exodus. The Traditional Hebrew
Text with the New Jewish Publication Society Translation, Philadelphia 1991, 5.
Ex 1, 8-14: Análisis detallado 29
reconstrucción del canal que unía el Nilo con el Mar Rojo murieron
120.000 hombres. Por consiguiente, la primera estrategia consiste
en reducir la población a fuerza del agotamiento físico y la desmo
ralización. La combinación de ambas cosas los haría menos fértiles.
Pero no es así, y el texto destaca que a más angustia y opresión, más
crecían los israelitas.
-14 En estos vv. se presentan en cinco oportunidades palabras cons
truidas con la raíz hebrea abad. Esta raíz evoca un universo de con
ceptos como siervo, esclavitud, trabajos forzados. En la traducción
castellana no resulta posible reproducir este efecto, pues provocaría
redundancias inaceptables. Pero el sentido que el texto quiere trans
mitir es que hay una sobrecarga de opresión y angustia en el trato
que los israelitas reciben. Hemos traducido dichas palabras de la si
guiente manera:
13 E sclavizaron los egipcios a los hijos de Israel con crueldad, 14 y
am argaron sus vidas con trabajos p esa d o s h aciendo b arro y ladri
llos, y con todo trabajo de cam po. Y en todo trabajo con el que los
esclavizaron los trataron con crueldad.
Aspectos teológicos: I s r a e l s o m e t id o a e sc l a v it u d
7. Cf. Ch. Eyre. Work and the Organization ofWork in the New Kingdom, en
Marvin Powell, Labor inAncient Israel, 189-190. Este estudio muestra que las ca
racterísticas del trabajo en ese período se asemejan a lo descrito en la narración
bíblica.
32 La esclavitud de Israel (I, H-14)
Introducción al texto
do era leída por la tribus israelitas ya asentadas en Canaán como una gesta revolucio
naria contra el poder opresor cananeo; cf. Éxodo, una lectura evangélica y popular, 22.
34 Las parteras hebreas (1, 15-22)
Análisis detallado
1. Cf. G. Davies, Israel in Egypt. Reading Exodus 1-2. 73, quien adapta un es
quema de J. Ch. Exum.
Ex I, 15-22: Análisis detallado 35
2. Se ha querido ver en la palabra hebreo una forma afin a la palabra acadia ha-
piru, que designa en fuentes del antiguo Cercano Oriente a grupos marginales que
desafiaban el poder de los reyes locales. Sin embargo, tal asimilación tiene dificul
tades lingüísticas y sociológicas. Para una evaluación, cf. el importante trabajo de
N. Lanche, Early Israel. Anthropological and Histórical Studies on thè Israelite So
ciety befare thè Monarchy, Leiden 1985; de forma condensada, cf. del mismo autor
el articulo Hapiru en ABD.
3. Israelitas designó a todo Israel con excepción del período de la división del
reino (928-722 a.C). En ese entonces se convirtió en un gentilicio para el reino del
norte. Así pues, «Israel» denominaba sólo a ese sector. Con la caída de Samaría se
vuelve a utilizar para todo Israel, pero hay mucha literatura biblica -especialmente
profètica- donde quedó con ese sentido restringido. «Judíos» es una denominación
postexílica gestada al calor de la comunidad restaurada que se limitaba al territorio
original de la provincia de Judá.
36 Las parteras hebreas (1, 15-22)
I 1. J. Ch. Exum, You Shall Let Every Daughter Live: A Study o f Ex l:H-2:!0:
Scmeia 28 (1993) 63-82, en este artículo analiza el protagonismo de las mujeres en
la narración.
B
Introducción al texto
Análisis detallado
\
44 Nacimiento de Moisés (2, 1-10)
3. Las nodrizas eran tenidas en gran estima y ejercían tareas educativas sobre
el niño, cf. la información sobre la nodriza de Rebeca en Gn 24, 59; 35, 8. ,
46 Nacimiento de Moisés (2, 1-10)
Aspectos teológicos·. L a ir o n ía c o m o r e c u r s o l it e r a r io
L a s n a r r a c io n e s d e l a in fa n c ia d e M o is é s y d e o t r o s h é r o e s
ANTIGUOS
Introducción al texto
Análisis detallado
Aspectos teológicos·. M o is é s c o m o fu g it iv o p o l ít ic o
A. M urió el rey
B. G em ían
los hijos de Israel
por el trabajo
Clam aron
Lloraron
a Dios
por el trabajo
C. Oyó Dios el lamento
Se acordó Dios del pacto con Abraham
Vio Dios a los hijos de Israel
Supo Dios de ellos
Ex 2, 11-25: Aspectos teológicos 63
Visión de conjunto
1 1. Véanse los casos de Isaías (6, 1-13) y Jeremías (1,4-10); para un estudio
minucioso, cf. G. del Olmo Lete, La vocación de! líder en el Antiguo Israel, Sala
manca 1973, 53-100.
12. Cf. F. García López, El Moisés histórico y el Moisés de la Jé: Salm 36
( 1989) 7-21; obsérvese que Dt 18, 15-22 es una relectura en clave profètica de la
personalidad de Moisés y que, en un contexto distinto. Os 12, 13 habla de Moisés
como profeta en el marco de la liberación de Egipto.
Ex 3, 1-10: Introducción al texto 65
Introducción al texto
remos más adelante. Así, vemos que esta escena actúa como antici
po de lo que vendrá, presentando a Moisés en un primer encuentro
personal y sorpresivo con Dios, que luego se repetirá en un marco
mucho más estructurado y formal.
Los vv. 7-10 presentarán el proyecto de Dios para su pueblo. Es
tos vv. poseen una delicada estructura que permite descubrir la inten
ción de Dios y el mensaje que deberá portar Moisés ante el faraón.
Análisis detallado
cf. BDB, 351; Th. Booij analiza el sentido de los términos Horeb, Sinaí y Monte de
Dios, Mountain and Theophanie in the Sinai Narralive: Bib 65 (1984) 1-26.
Ex 3, 1-10: Análisis detallado 69
8. Para textos que claramente expresan la conquista hay que ir hasta 23, 23.28;
33, 2; 34, 11.
74 La zarza que arde (3, 1-10)
palabras: «Higueras y vides hay en ella. Hay en ella más vino que
agua. Abundante es su miel y abundantes sus olivares. Toda clase de
frutos crecen en sus árboles. Cebada y trigo hay allí. No hay límite
para el ganado»10. También autores de la antigüedad, como el histo
riador romano Tácito y el judío Flavio Josefo, describen esta tierra
en sus obras como plena de frutos y vitalidad.
La tercera interpretación es más teológica. Se asume que la leche
y la miel eran alimentos de los Dioses o típicas ofrendas a los Dioses
cananeos. Israel habría tomado de esas religiones la imagen de la le
che y la miel y la habría aplicado a su propia teología. Si esto es así,
la expresión es una forma de comparar la tierra prometida-con el jar
dín primordial, aquel lugar donde mora Dios y donde todo es acorde
a su voluntad, pero también con la promesa mesiánica de los últimos
tiempos. Hay algunos indicios en el AT que apuntan a esta lectura,
como el hecho de que el futuro Mesías se alimentará de leche y miel
(Is 7, 15.22; sin embargo, en estos casos para «leche» se utiliza je
ra ’ah, una palabra hebrea de otro cuño) o que la leche es mencionada
en el contexto de los tiempos en que Dios bendecirá a los pueblos (Is
51, 1). También J1 4, 18 menciona la leche entre los elementos pre
sentes en los días últimos en que Dios redimirá la tierra. Así, la era
mesiánica está relacionada con la miel y la leche como productos es
cogidos y significativos de la generosidad de Dios. En la literatura ju
día tardía esta idea estuvo presente y se refleja en obras como Enoch
(8, 5ss) y los Oráculos Sibilinos (III, 744; V, 281). Interesante como
es, esta interpretación adolece del hecho de que no encontramos en
los textos bíblicos datos textuales firmes que apunten en esa direc
ción. Dado que hay veinte menciones de esta frase se esperaría algún
tipo de información que corroborara esta lectura desde dentro de los
textos mismos, pero parece no haberla. Si originalmente hubo esa
vinculación, en nuestros textos se ha perdido o ha quedado sepulta
da por una redacción que no dejó huellas significativas de ella.
En cuarto lugar queremos ofrecer nuestra propia aproximación
a este problema. Consiste en entender la tierra aludida como un lu
gar donde con esfuerzo y dedicación al trabajo se pueden extraer los
alimentos necesarios para la vida. No sería un lugar donde la abun
dancia elimina la necesidad del trabajo, sino todo lo contrario; allí
la naturaleza invita a cultivar y a criar el ganado necesario para ob
tener la leche y producir la miel, así como todo el resto de los ali
mentos imprescindibles para la vida. Leche y miel son productos
del esfuerzo humano, y como tales evocan la voluntad de Dios de
que las personas se desarrollen en un ambiente de trabajo y de sa
no intercambio con la naturaleza11. En Lv 26, 3-4 se menciona la ta
rea de cultivar la tierra prometida con la naturalidad de quien nunca
consideró que otra cosa era lo que lo esperaba en ese lugar.
Introducción al texto
cera («¿Quién soy yo...?»), que debe entenderse como: «¿Con qué
autoridad iré al faraón...?». La respuesta consiste en dos partes: una
afirmación y un signo. La afirmación es que la autoridad le vendrá
de la compañía de Dios en todo momento. El signo apunta a las con
secuencias de la aceptación de la misión a la que lo llama.
La segunda objeción tiene que ver con la pregunta por la identi
dad de Dios. No se refiere a su nombre propio -dado que éste ya
era conocido desde el Génesis-, sino a su carácter, a lo que Dios era
como voluntad. La respuesta muestra que lo que Dios revela es su
decisión de estar con su pueblo y acompañar a Moisés en la gesta
de liberación.
Análisis detallado
coherencia de esta opinión señalando que hay fuentes egipcias y acádicas premo
saicas con expresiones de esta naturaleza, cf. Éxodo, en R. Brown (ed.), Comenta
rio Bíblico San Jerónimo, Madrid 1971, 157-207; para una discusión exhaustiva de
los aspectos lingüísticos, cf. R. De Vaux, Historia Antigua de Israel I, Madrid
1975,330-347.
4. Los LXX traducen «yo soy el que es», y la Vulgata (ego sum qui sum) lite
ralmente dice: «yo soy el que soy». Sin duda, estas versiones han influido en las tra
ducciones a las lenguas modernas. Pero el hecho de que varias versiones antiguas
dejaran la frase sin traducir es un indicio de que ya desde aquellos tiempos era pro
blemática su interpretación; en esa situación están el Targum Onkelos, el Targum
Pseudo Jonatan, el Targum Samaritano y la traducción siriaca Peshita. Por otro la
do, las versiones de Aquila y Teodocio coinciden en traducir «yo seré el que seré».
5. La conclusión de C. Den I lertog de que esta forma («yo soy») es un segun
do nombre de Dios que relativiza la denominación de Yavé porque esta última con
el tiempo habría perdido significación no resulta convincente desde el momento en
que constatamos que no se impuso como un nuevo nombre de la divinidad, cf. The
Prophetic Dimensión ofth e Divine Ñame: On Exodus 3:14a and its Context: CBQ
64(2002) 213-228.
80 ¿El nombre de Dius? (3, 11-15)
Aspectos teológicos·. S o b r e el s ig n o en 3, 12
serán signos (Ex 13, 21-22). En cambio, aquí se trata de que cuan
do al cabo de un tiempo vuelva Moisés con el pueblo a servir en ese
monte a Dios comprobará que las palabras del Señor eran verdade
ras. En este caso el signo parece más una promesa que una garantía
de la palabra empeñada. Dada esta situación textual, se han busca
do alternativas para comprender a qué refiere la mención del signo.
En las narraciones bíblicas se encuentran dos modelos de signos da
dos a determinados personajes'’. Por un lado, tenemos aquellos en
los cuales el signo confirma una palabra dada por el profeta que se
ha de realizar en el futuro (cf. 1 Sm 2, 34; 1 Re 13, 3). En este caso
el signo es un hecho histórico que sucederá antes del cumplimien
to de lo dicho para confirmarlo y anticiparlo. Se utiliza la fórmula
«esto será para ti la señal». El otro modelo resulta menos habitual,
y consiste en un signo que respalda el envío de un profeta y está
vinculado con la aceptación de una vocación. En este caso el signo
confirma el oficio del profeta o del enviado de Dios. Es el caso de
Gedeón en Jue 6, 17, donde éste solicita una señal de confirmación
de su llamada, no de que su tarea será cumplida. Esta señal debería
ser un gran evento o un portento verificable en el momento. Una
lectura cuidadosa de Ex 3, 12 muestra que ninguno de estos mode
los coincide con la narración, y lo que es más probable es que nos
encontremos ante un texto que perdió algunos de sus elementos du
rante el proceso de redacción. Esta hipótesis ha llevado a sugerir
que la señal aludida es la zarza ardiente misma y que se han perdi
do algunas palabras del texto que lo indicarían claramente67. Sin em
bargo, esta posibilidad no explica el texto actual, que tuvo y tiene
sentido en sí mismo.
Si éste es el caso, se requiere una aproximación más hermenéu
tica al problema preguntándonos cómo leyeron el texto aquellos
que le dieron su forma final. Desde el punto de vista narrativo y
gramatical, no hay dudas de que el texto dice que el regreso del
pueblo a ese lugar para adorar a Dios será la señal que confirme el
llamado. Pero ese mismo contexto narrativo (3, 1-4, 17) ofrece
otros signos de la veracidad de la llamada y la misión a que es con
S o b r e e l n o m b r e d e D io s en 3, 13-14
10. H. Kosmala señala que «yo soy» en este caso significa que Moisés no de
be hablar de Dios en tercera persona como hacen otros en su ausencia, pues serta
una forma de cosificarlo, cf. The Ñame o fth e Lord (YHWH and MU), en Stndies,
Essavs and Reviews I, Leiden 1978, 1-4; C. Houtman ofrece la más amplia presen
tación de hipótesis y alternativas, Exodus 1, 94-100.
11. T. Freiheim, interpreta bellamente este pasaje diciendo: «Las preguntas hu
manas conducen a una mayor revelación de Dios. Dios se revela no sólo por su di
vina iniciativa, sino en interacción con las preguntas que vienen de los seres huma
nos». Al final concluye diciendo: «La revelación de Dios está entonces vinculada
directamente a la situación humana», Exodus, 62.
84 ¿El nombre de Dios? (3, 11-15)
12. Cf. Sal 23, 3 «...m e guiará por sendas de justicia, en razón de (heb. le-
m a’an) su nombre»; aquí el nombre de Dios es interpretado como significando
«justicia».
13. Cf. Eva (Gn 3, 20); Abraham (Gn 17, 5); Moisés (Ex 2, 10); los hijos de
Oseas (Os 1, 4.6.8), etc.
14. Esta es la interpretación de S. Croatto; para una ampliación, cf. su artículo
Yavé, el Dios de la «presencia» salvífica: Éx 3:14: RevBibl 43 (1981) 153-163.
Ex 3, 16-22 H5
Introducción al texto
Análisis detallado
Dios le dice a Moisés lo que debe anunciar a los ancianos de Is- 16-1
rael. Es básicamente el contenido de lo ya revelado en los vv. 7-10.
El término «ancianos» (zeqenim) se refiere a un papel social y no
debe vincularse con una edad en particular. Se empleaba esta pala
bra para las personas que tenían posesiones y que eran indepen
dientes económicamente, con lo cual se erguían como responsables
2. Cf. el artículo «pala'» en TLOT II, 984, donde se señala que el AT no defi
ne lo maravilloso en términos de violación de las leyes naturales; también TDOT
XI, 540, los describe como actos de Dios que resultan humanamente inexplicables,
pero que se viven como eventos extremadamente eficaces.
Ex 3, 16-22: Análisis detallado 91
4. Sin embargo, la décima plaga - a diferencia de las otras- supone que egip
cios e israelitas comparten el vecindario, cf. 12, 13.
5. N. Sarna destaca que la exégesis judía (Jubileos 48, 18; Filón de Alejandría;
el Talmud) considera este hecho como una compensación merecida por los años de
Ex 3, 16-22: Análisis detallado 93
tuación. Hubo quienes afirmaron que, dado que todo bien pertenece
a Dios, sacárselo a los egipcios no implicaba ninguna falta moral.
Otros consideran que después de las plagas los egipcios tenían plena
conciencia de que los israelitas se iban definitivamente, y al entregar
sus pertenencias actuaron a sabiendas y no engañados. Otra interpre
tación supone que los israelitas pidieron prestados los objetos de oro
y plata y los vestidos, pero que en el devenir de los hechos el contex
to de paz en que se había solicitado el préstamo cambió radicalmen
te en un clima bélico y hostil que impidió la devolución, o que de
acuerdo con las leyes de la guerra ya no fuera necesario devolverlo.
Hasta aquí lo dicho por diversos autores. Nuestra propuesta es la
siguiente. En los ejemplos presentados lo que se busca es justificar a
Dios de una supuesta inducción al pueblo a la mentira en la que esta
ría implicado. A nuestro entender, por muchos esfuerzos de interpre
tación que se hagan, no se puede eludir el hecho de que la narración
muestra tanto a Moisés como a los israelitas conscientes desde un pri
mer momento de que están siendo convocados a salir en forma defi
nitiva de la tierra de esclavitud. Además, el v. 22 habla de despojar a
los egipcios, de modo que no hay dudas de que se trata de infligirles
un daño económico por medio de un ardid. La dificultad del texto es
objetiva, pero puede abordarse también desde otra perspectiva. Es di
fícil encarar este problema si se hace desde un ángulo estrictamente
moral que, por otra parte, es ajeno a la narración. El texto no está ha
ciendo consideraciones morales ni estableciendo patrones de con
ducta, como lo hará luego en los Mandamientos y en el llamado Có
digo de la Ley (caps. 20-23). No es un texto legal, sino una narración
cuyo fin es establecer el alcance del apoyo de Dios a su pueblo y cuán
bendecidos serán los israelitas en esta gesta. En ese marco práctica
mente no hay límite para exaltar las dádivas de Dios. Los enemigos
serán engañados, los pobres vestirán sus ropas, los hambrientos se
llevarán su oro y su plata. Y quienes han sido despojados hasta la
muerte ahora despojarán a quienes los trataron con violencia. Esto
puede sonar a nuestros oídos como algo moralmente reprobable por
vengativo y por cruel, pero es la forma en que se expresa buena par
te del pensamiento semita de la antigüedad y así quedó grabado tam
bién en el texto bíblico6. La acción bondadosa de Dios para con su
trabajos forzados, cf. Exodus. The Traditional Hebrew Text with the New Jewish Pu
blication Society Translation, 19.
6. Sólo a modo de ejemplo cf. Sal 137, 8-9; 139, 21-22; Abd 8-9; Nah 3, 5-7.
94 No me creerán (4, 1-9)
pueblo era constatada en acciones como ésta. Quizás quepa decir que
difícilmente este tipo de acción se haya cumplido nunca en la histo
ria, y que su función es más literaria que sociológica. Expresa los na
turales deseos de un pueblo largamente humillado de ver que sus
opresores experimentarán la angustia que ellos padecieron.
Introducción al texto
Análisis detallado
1. Lv 13-14; nótese que es a las enfermedades de la piel a las cuales se les de
dica mayor espacio en la legislación sobre la pureza; es más del doble que la dedi
cada a la mujer parturienta (Lv 12, 1-8) y a la impureza derivada de la actividad se
xual (Lv 15).
2. M. Noth, Exodus, London 1962, 45-46, reconoce la diversidad de fuentes,
pero no analiza el contexto literario de este pasaje.
96 No me creerán (4, 1-9)
Introducción al texto
Análisis detallado
Introducción al texto
Análisis detallado
1. Los LXX y Vulg buscan evitar ambigüedades y precisar más el sentido y tra
ducen «mis palabras».
104 Envía a otro (4, 13-17)
2. En Zac 12, 8 se dice que la casa de David será «como un Dios» (ke ’elohim)
para las naciones, con el sentido de que las dominará y vencerá.
Ex 4, 18-31 ¡05
Introducción al texto
Análisis detallado
3. C. Houtman señala que la intención del texto es mostrar que el faraón «actúa
dentro de los límites puestos para él por Yavé», cf. Exodus I, 432.
no Regreso o Egipto (4, 1R-3I)
4. Las más completas síntesis sobre este texto las encontramos en C. Houtman,
Exodus I, 432-449 y en B. Childs, The Book ofExodus, Louisville 1976, 95-101.
Debe agregarse la interesante opinión de J. Pixley, quien señala que el texto mues
tra que «no era inconcebible en Israel atribuirle a Dios un lado demoníaco», recor
dando la lucha con Jacob (Gn 32, 22-32) y la petición a Abraham de sacrificar a su
hijo (Gn 22), cf. Exodo, una lectura evangélica}’popular, 61-62.
Ex 4, 18-31: Análisis detallado 111
etc.)· Los ancianos creen después de que escuchan y ven las seña
les. Esta doble actividad es importante desde el momento en que no
sólo se limitan a contar un hecho, sino que muestran los signos con
cretos que Dios les ha concedido. La palabra de Dios queda respal
dada con actos visibles que revelan el poder y la voluntad de libe
rar a su pueblo.
Se asombran al constatar que Dios había «visto su angustia»
(heb. oní), quizás porque no esperaban que tal cosa pudiera suceder
en verdad. En respuesta se utilizan dos verbos distintos al final del
v. 31 para indicar que se postraron en adoración. El verbo qadad
(postrarse) y el verbo jawah6 (postrarse en adoración) se encuentran
juntos en varias oportunidades (Gn 43, 28; 1 Cr 29, 20, 30; Neh 8,
6), en todos los casos con el mismo sentido de «postrarse y adorar».
Cuando se los utiliza unidos indica un alto grado de convencimien
to de que Dios está detrás de tal misión. Así, la respuesta del pueblo
al anuncio de Moisés es un respaldo a su gestión que quizás él mis
mo no esperaba.
Dios, para que no venga sobre nosotros con peste o con espada.
4 Les dijo el rey de Egipto: Moisés y Aarón, ¿por qué distraéis
al pueblo de sus tareas? Volved a vuestros trabajos. 5 Dijo tam
bién el faraón: El pueblo de la tierra ahora es numeroso y voso
tros lo apartáis de sus tareas.
Introducción al texto
Análisis detallado
jos de Israel que todo iba mal cuando les dijeron: «No se dis
minuirá la cuota de ladrillo de cada día». 20 Y encontraron a
Moisés yAarón parados esperándolos cuando salían de ver al
faraón. 21 y les dijeron: Que Yavé os mire y juzgue, pues nos
habéis hecho odiosos ante los ojos del faraón y de sus siervos; y
les habéis dado la espada en la mano para que nos maten.
Introducción al texto
Análisis detallado
-9 Estos vv. nos dan una idea de la estructura social montada para
dominar a los esclavos hebreos. Hay dos niveles de dirigentes: los
cuadrilleros (heb. nogsim), cuya raíz hebrea se relaciona con los
sentidos de «presionar» y «acosar»; y los capataces (heb. shotrim)
de la raíz shatar (escribir), por lo cual parece que eran quienes tam
bién tomaban nota de la producción y elevaban informes escritos.
Es de notar que los cuadrilleros eran egipcios, mientras que los ca
pataces eran hebreos. De este modo los esclavos no entraban en
contacto con los egipcios, y recibían las instrucciones y los castigos
directamente de sus jefes israelitas. También de este modo se divi
día a los esclavos entre sí al crear un sector de israelitas privilegia
dos y exentos de los trabajos más duros2.
La estrategia del faraón es absurda desde el punto de vista de su
propio interés y refleja la desesperación oculta detrás de la arrogan
cia. Por ese camino no logrará otra cosa que la desaparición de sus
esclavos por muerte o deserción. A la vez el relato muestra que el
autor tenía claro que para el opresor no había dudas de que lo que
estaba en juego era la existencia misma de su poder y sus privile
gios económicos. El faraón no cree que realmente estén ociosos ni
que las palabras de Moisés sean mentirosas. Pero presenta las cosas
de ese modo para desarticular el proceso de liberación. Su interpre
tación del deseo de ofrecer sacrificios a Dios como producto de la
pereza es una típica actitud de los opresores que ven en cada cosa
que hacen los oprimidos una amenaza a su poder. Endurecer las
condiciones de trabajo como medio para alejarlos de las palabras de
Moisés puede parecer un error, pero funcionó muy bien de acuerdo
con los vv. 20-21.
Los capataces transmiten al pueblo la orden del faraón y les en- 10-14
cargan que la cumplan aun sabiendo que es imposible hacerlo. La
gente se esparce buscando la materia prima necesaria para producir
los ladrillos, y por lo tanto producen menos cantidad que antes, lo
que conduce a que los cuadrilleros egipcios azoten (heb. vuku del
verbo nakah, «golpear con saña», el mismo verbo que se emplea en
2, 11-12) a los capataces hebreos en represalia. Los cuadrilleros son
egipcios que deben informar al faraón; el hecho de que la produc
ción ha disminuido es probable que les traiga problemas también a
ellos mismos. Ellos son responsables de llevar adelante la estrategia
de exigir más de lo posible para luego acusar de no haber cumplido;
esta estrategia es propia de los sistemas de explotación que entran
en crisis, pero que en ocasiones no se percatan de ello sino hasta
más avanzado el proceso de liberación. En la práctica los pobres no
tienen alternativa, pero llega un momento en que el opresor tampo
co la tiene, ya que se verá obligado o a encarcelar al infractor -y por
lo tanto dejará de producir para él-, o tendrá que abandonar dicha
política, con lo cual parece que ha perdido poder ante sus súbditos.
Es una estrategia desesperada, aunque llevada a cabo como si el
opresor estuviera en total control de la situación.
Es curioso notar que los capataces tenían acceso al faraón de 15-19
forma directa. Le llevan su queja y se denominan a sí mismos «tus
siervos» (heb. abadeka), aunque no parece que sea una estrategia,
sino la forma protocolar de dirigirse al rey. Van y denuncian que sus
cuadrilleros los están azotando y que la orden es imposible de cum
plir: sin paja no pueden hacer los ladrillos. La respuesta del faraón
es confusa en un sentido y nítida en otro. En vista de lo que había
dicho a Moisés y Aarón en 5,4-5, resulta claro que no piensa que los
hebreos estén ociosos o que no quieran trabajar. Allí acusó a Moisés
y su hermano de distraer a la gente de su trabajo. Es en consecuen
cia un argumento tendencioso que busca responsabilizar a los es
clavos de la baja en la producción. Es -ya lo hemos señalado- un
argumento sin base y sin futuro, que a medio plazo socavará su pro
pio poder. Pero por el momento le sirve para acusarlos y para ca
racterizar su petición de adorar a su Dios como el resultado de dis
poner de demasiado tiempo libre. Es llamativo que la religión que
ha obrado como legitimadora de sistemas opresivos a lo largo de la
historia aquí aparezca denunciada por el opresor mismo. El faraón
construía su poder sobre la fe popular de que él era un semidiós en
124 Endurecimiento del trato a Israel (5, 6-21)
Introducción al texto
Análisis detallado
El hilo del relato continúa con la narración anterior sin interrup- 22-
ción. Ahora Moisés se dirige a Dios asumiendo las quejas de los ca
pataces (v. 21). Sus palabras reflejan una profunda crisis de identi
dad y vocación. ¿Para qué me enviaste? ¿Por qué haces mal a este
pueblo? Son preguntas que remiten al origen de la llamada, pero con
la carga de frustración de haber creído y encontrarse ahora con que
el proyecto de Dios, más que ayudar a su pueblo, lo está conducien
do a la ruina. Lo que más confunde a Moisés es que cuando fue al
faraón lo hizo en nombre de Dios (heb. bishmeka, «en tu nombre»),
y ésa, que debería ser la fórmula que abriría las puertas, no ha dado
el resultado esperado y la situación del pueblo continúa deteriorán
dose, mientras que la promesa de liberación se posterga y no parece
que se llegue a cumplir (3, 17).
Dios insiste a Moisés con su anuncio de la inminente liberación. 1-4
Contesta a Moisés que ante sus próximos pasos el faraón los dejará
ir. Por primera vez se menciona que no sólo los dejará ir, sino que
los expulsará (heb. yegarshem), acción que posteriormente se con
cretará en 12, 31-32. Luego se abre un nuevo tema cuando se dice
que la aparición a los padres Abraham, Isaac y Jacob fue bajo el
nombre de «El Shaday»1y no con el nombre con el que Moisés lo
conoce, el cual no fue revelado a los padres. Esta afirmación ha da
do mucho que hablar y requiere que la analicemos. En primer lugar
constatamos que el nombre Yavé se viene utilizando desde los pri-
meros caps, del Génesis, y por lo tanto en el nivel del relato era co
nocido por los patriarcas2. Luego se alterna con El Shaday y encon
tramos que en Gn 17, 1 se revela a Abraham con ese nombre; y en
28, 3 y 35, 11 es a Jacob a quien se da a conocer con el nombre de
El Shaday. Pero en ningún caso se lo opone al otro nombre, con lo
cual es probable que estemos ante un tejido de tradiciones muy an
tiguo que en el momento de la redacción ya no resultaban incom
patibles. Sin embargo, debemos notar que el texto resultante asume
que el nombre era Yavé y que así se le denominaba desde antaño.
La exégesis que considera la división de fuentes como una clave
central en la interpretación de los textos señala que, mientras la re
velación a Moisés en 3, 1-4, 17 corresponde a la combinación de
las fuentes yavistas y elohístas, en 6, 2ss estamos frente a un texto
de la fuente sacerdotal. Las características literarias hacen esto evi
dente e incontestable3, pero las conclusiones a que nos lleva tal afir
mación son diversas. Se suele hablar de «otra llamada» a Moisés o
de una «segunda llamada», o de una segunda versión de la misma
llamada. En cualquier caso, desde una perspectiva narrativa no es
correcto asumir una repetición sin más. Si se retoma un tema, ya se
hace en un estadio narrativo diferente del primer momento y por lo
tanto con consecuencias semánticas distintas. Estaremos dentro de
un mismo universo temático, pero habiendo ya recorrido un trecho
que nos hace leer esta nueva página no en paralelo ni como alterna
tiva a la anterior, sino como segunda página4. El lector ya conoce la
primera y ese conocimiento es parte del bagaje con el cual se apro
ximará a la segunda página.
En esta perspectiva es interesante observar no sólo los parecidos
sino las diferencias entre 3, 1-4, 17 y 6, 2-13. Los parecidos prin
cipales son que en ambos casos es Dios quien se revela espontánea
mente a Moisés aduciendo haber oído los gemidos de su pueblo5.
En las dos narraciones está enjuego el nombre de Dios y ambas tie
6. Para que el sentido etimológico de las palabras tenga valor semántico en una
narración particular debe evaluarse el contexto literario en que se encuentra y bus
car indicios que aludan a ese sentido. En ocasiones no está contemplado el sentido
etimológico como referente del discurso o se crea una etimología artificial y cir
cunstancial (cf. 2, 10).
7. Es una expresión típica de la literatura de Canaán, que habla de que los Dio
ses «recuerdan» sus promesas, cf. G. Del Olmo Lete, Mitos y leyendas de Canaán
según la tradición de Ugarit, 261.
130 Moisés clama a Dios (5, 22-6, 13)
to fue de 430 años, de modo que el tiempo del relato marca esos
años entre el liderazgo de Jacob y el de Moisés. Es el mismo verbo
que se utiliza en 2, 24 y supone una actitud muy propia de la men
talidad concreta de la cultura bíblica: durante la esclavitud Dios se
«olvidó» de su pueblo. A nuestra sensibilidad actual puede sonar
extraño y hasta injusto para con Dios, pero para el modo de percibir
la relación con la divinidad en aquellos tiempos y la liberalidad con
que se le atribuían caracteres humanos este modo de expresarse era
razonable y claro*.
Las sucesivas menciones de «Yo soy Yavé» (heb. ’ani yhwh) su
ponen que el pueblo identificaría el nombre con la acción de libera
ción. Todo indica que hasta ese momento no era así; sin embargo
tampoco se puede descartar que estemos ante un vaticinio ex even-
tu, por el cual una vez establecidos en Canaán se relee la historia y
se identifica el nombre de Dios con la promesa ya cumplida. Que el
redactor haya colocado en el nombre Yavé un contenido que no te
nía cuando supuestamente estos hechos se llevaron a cabo no debe
asombrarnos, ya que en líneas generales dentro del devenir herme-
néutico ésta es la regla y no la excepción. El texto se presenta como
antiguo - y en lo anecdótico puede serlo- pero es refundido en una
teología posterior que incorpora también nuevos elementos lingüís
ticos y literarios.
A fin de convencer a Moisés, el resto del texto insiste en las pro
mesas ya hechas. El tiempo futuro de los verbos del v. 7, «os toma
ré como mi pueblo y seré vuestro Dios», vuelven a plantearnos la
pregunta por la relación de Dios durante el tiempo en Egipto. La na
rración asume sin angustia que ahora Dios está promoviendo crear
esa relación que parece haber estado ausente hasta el momento. Dos
elementos debemos tener en cuenta a este respecto. El primero es
que en el paso de las narraciones del Génesis al Éxodo se ha produ
cido un cambio de actor: los israelitas han pasado de ser una fami
lia a ser un pueblo (cf. 1,7), y por lo tanto las relaciones deben aco
modarse a esa nueva realidad. El autor puede estar queriendo
indicar que ahora el vínculo es distinto y que requiere una afirma
ción que lo actualice. Lo segundo es que la expresión puede tener
un contenido teológico y no histórico, es decir, no remite a una si
tuación histórica de ser pueblo de Dios o no serlo, sino a una actitud8
14 Éstos son los jefes de sus casas paternas: los hijos de Ru
bén, el primogénito de Israel: Hanoc y Falú, Hezrón y Carmi;
Éstas son las familias de Rubén.
15 Los hijos de Simeón: Jemuel, .lamín, Ohad, Jaquín, Zohar
y Saúl, hijo de una cananea. Éstas son las familias de Simeón.
16 Éstos son los nombres de los hijos de Leví por sus genera
ciones: Gersón, y Coat, y Merari. Los años de vida de Leví fue
ron ciento treinta y siete años.
17 Los hijos de Gersón: Libni y Simei, por sus familias.
18 Los hijos de Coat: Amram, Izhar, Hebrón y Uziel. Los
años de vida de Coat fueron ciento treinta y tres años.
19 Los hijos de Merari: Mahli y M usí. Éstas son las familias
de los levitas por sus generaciones.
20 Y tomó Amram por mujer a Jocabed, su tía, la cual dio a
luz a Aarón y a Moisés. Los años de vida de Amram fueron cien
to treinta y siete años.
21 Los hijos de Izhar: Coré, Nefeg y Zicri.
22 Los hijos de Uziel: Misael, Elzafán y Sitri.
23 Y tomó Aarón por mujer a Elisabet, hija de Aminadab,
hermana de Naasón, la cual dio a luz a Nadab, a Abiú, a Eleazar
y a Itamar.
24 Los hijos de Coré: Asir, Elcana y Abiasaf. Éstas son las fa
milias de los coreítas.
25 Y Eleazar hijo de Aarón tomó para sí una mujer de las hi
jas de Futiel, la cual dio a luz a Finees. Éstos son los jefes de los
padres de los levitas por sus familias.
26 Éstos son Aarón y Moisés, a quienes Yavé dijo: Sacad a los
hijos de Israel de la tierra de Egipto por escuadrones.
27 Éstos fueron quienes hablaron al faraón, rey de Egipto, pa
ra sacar a los hijos de Israel de Egipto. Ellos son Moisés y Aarón.
Introducción al texto
Análisis detallado
14-25 La genealogía incluye sólo los tres primeros hijos de Jacob. Si
guiendo Gn 46, 8-11 se anota a Rubén y a Simeón, incluyendo los
nombres de sus hijos. Copiando el texto de Gn se menciona que Ru
bén era el primogénito y que el último hijo de Simeón era hijo de
una mujer cananea. Uno puede inferir que se está diciendo que no
se eligió la sucesión del primogénito para esta misión y por lo tan
to que Dios también considera otras características en el momento
de buscar quién lo represente1. En cuanto al hijo cananeo de Simeón,
es probable que la mención esté destinada a mostrar que, si bien hay
impurezas en la línea levítica (por ejemplo, el casamiento de Am-
ram con su tía o la esposa madianita de Moisés), ésta no es la úni
ca tribu que carga con faltas en su ascendencia. No queda claro por
qué se menciona tan sólo a Rubén y Simeón y no la lista completa
1. Cf. 4,22.
Ex 6, 14-27: Análisis detallado 125
Finees
2. La denomina dodah que significa tanto «tía» como «amada». Pero la tra
ducción «tía» tiene el apoyo de los LXX, Vulg y Pesh; también el Targunt Onkelos
y el Targum Pseudo Jonatán la entienden de ese modo.
3. Ese es el sentido de la expresión bíblica que dice que Dios castiga al pecador
«hasta la tercera y cuarta generación» (cf. 20, 5; 34, 7); quiere decir que la dimen
sión del pecado de una persona llega a manchar a los descendientes al legarles un
nombre desprestigiado por tal acción.
Ex 6. 14-27: Análisis detallado 137
sidera que Leví vivió 80 años en Egipto, luego se suman los 133 años
de Coat, después los 137 años de Amran y finalmente los 80 años de
Moisés al momento del comienzo del Éxodo (7, 7): esto suma 430
años. Los 80 años de Leví surgen por comparación con Moisés y por
aplicación de la estructura de inclusión (80, 137, 133, 137, 80). A
pesar de que lo artificial de esta cuenta se percibe con la simple lec
tura, pues las edades de padres e hijos se superponen en buena par
te de sus vidas y por lo tanto no se pueden sumar sin más, es posi
ble que el autor no estuviera pensando en una cadena histórica sino
semántica, y en ese sentido bien puede aceptarse esta explicación.
La artificialidad también se observa en el hecho de que se estable
cen cinco generaciones entre Jacob y Moisés (Jacob, Leví, Coat,
Amram y Moisés) para cubrir un período de cuatro siglos, lo que re
vela que en realidad se están mencionando las figuras principales
de cada período de la historia de la familia y no la sucesión natural de
padres e hijos.
Otra alternativa para interpretar estas cifras es considerar que
están en relación con la edad de Jacob, quien cumplió 147 años (Gn
47, 28), mientras que luego su hijo Leví (137) y su nieto Coat (133)
fueron disminuyendo su edad en función de su importancia decre
ciente en el esquema familiar. Amran habría cumplido más años de
bido a que es el padre de Aarón y Moisés. Es evidente que ambos
análisis no se excluyen y es muy probable que ambos estuvieran en
el pensamiento del autor bíblico.
3. Llama la atención el lugar secundario de Moisés en esta ge
nealogía. Su esposa Séfora no es mencionada y tampoco lo son sus
hijos ni su hermana, la cual tuvo un papel central en el rescate de su
vida en 2, 4ss. Dado el lugar que ocupa en todo el libro, es perti
nente la pregunta: ¿por qué Moisés es dejado de lado? Al menos es
preciso comentar dos hechos textuales que pueden ayudar a com
prender esta situación. En primer lugar, la escuela sacerdotal res
ponsable de la edición del Éxodo se identifica con la línea del sa
cerdocio aaronita. En ese sentido opta por destacar la figura que
hasta este momento ha jugado un papel accesorio en la narración y
que de esta manera se lo ubica en el centro de la escena. En 40, 12-
15 Moisés ungirá a Aarón y a sus hijos como sacerdotes de Yavé, y
es de notar que no se dice que Moisés lo fuera. De hecho, no será
considerado sacerdote por la literatura bíblica posterior. Por consi
guiente, el texto está destacando la figura de Aarón para otorgarle
Ex 6, 28-7, 7 139
Introducción al texto
Análisis detallado
2. Nótese que el Salmo 8, 6 dice refiriéndose al ser humano: «lo has hecho ca
si (me'at) como un Dios» o «lo has hecho como un pequeño Dios». La traducción
«como los ángeles» es incorrecta.
142 Continuación del envío a faraón (6, 28-7, 7)
Las primeras nueve plagas4 tienen una estructura que las distin
gue de la décima, aunque en la redacción final se vinculan estre
chamente. Con el fin de facilitar la lectura vamos a leerlas y pre
sentarlas de una en una, pero resulta imprescindible para entender
el mensaje y la dinámica que al final se analice el conjunto de las
nueve primeras y su relación con la décima. Esa síntesis y análisis
lo llevaremos a cabo más adelante, en el apartado «Las diez plagas
en Egipto».
Introducción al texto
ce darse cuenta del símbolo que esconde el hecho de que sus ser
pientes sean vencidas por la de Aarón2. Por el contrario, su actitud
de negarse a escuchar (aquí «escuchar» significa «aceptar» y «re
conocer») es utilizada por el texto como justificación al comienzo
de las plagas (cf. 7, 14). Tan clara es esa intención que el texto ol
vida dar cuenta de lo que sucedió con el bastón de Aarón una vez fi
nalizado el enfrentamiento con las demás serpientes. En 2, 4 se na
rra que vuelve a su estado anterior, pero aquí no se dice nada. Por 7,
15 asumimos que ése fue el caso aquí también.
El hecho de que los sabios egipcios puedan hacer la misma señal
que Aarón es un efecto literario de alta calidad. El lector acaba de
ser sorprendido con el hecho de que el bastón de Aarón se ha con
vertido en serpiente. Eso ya de por sí es un portento impresionante
y parece incontestable. Sin embargo, la transformación de la reali
dad y la realización de signos sorprendentes no son un don exclusi
vo de los siervos de Dios, y así quienes hacen una opción social en
defensa de la opresión y la esclavitud también disponen de poderes
asombrosos. Sus bastones se transforman en serpientes para de
mostrar a los líderes de los esclavos que en realidad no tienen nin
guna fuerza superior que los respalde. Si vosotros hacéis esto, no
sotros también podemos hacerlo. El lector ha pasado del entusiasmo
a la desazón. Luego se alcanza la culminación del relato: las ser
pientes no son iguales ni poseen la misma fuerza. La de Dios se tra
ga a las demás.
Análisis detallado
Dios adelanta a Moisés la solicitud que hará el faraón. Este tiene 8-9
la intención de ridiculizar a Moisés y Aarón delante de su pueblo. El
rey confía en que a la primera prueba la debilidad de los líderes de
los esclavos se tornará evidente y su proyecto quedará descalificado.
La estrategia del faraón es -como en otros casos ya vistos- brillan
te. Pero la respuesta indicada también lo es: el prodigio consistirá en
la conversión del bastón en serpiente. Esto evoca en el lector un he-
2. J. van der Palm -un autor del siglo XIX citado por C. Hutman, Exodits I,
537- ofrece la sagaz opinión de que el faraón persiste en su actitud debido a que
consideró que Moisés y Aarón no demostraron otra cosa más que ser mejores he
chiceros que los egipcios.
146 El bastón se convierte en serpiente (7, 8-13)
Introducción al texto
Análisis detallado
4. J. Newsome (Exodus, 31) a este detalle agrega que Moisés desciende por
tando el bastón que había sido convertido en serpiente (4, 3), con lo cual se esta
blece una continuidad literaria entre los caps, anteriores y las plagas.
Ex 7, 14-25: Análisis detallado 151
5. C. Houtman también sugiere que el sentido puede ser que la fuerza del bas
tón de madera es capaz de atravesar las paredes de los edificios de piedra o madera
[la de los palacios y fortalezas], Exodus II, 37.
6. La expresión que aquí traducimos como «prestar atención» es literalmente
en hebreo «poner su corazón» (shat libo), lo que lo emparenta con 9, 14, donde se
atacará «el corazón» del faraón.
152 La plaga de las ranas (7, 26-8, 11)
Introducción al texto
Para entender la gravedad de esta plaga hay que recordar que las
ranas pertenecían al grupo de animales impuros y que contagiaban
su impureza a quien los tocara. Lv 11,9-12 establece que los ani
males acuáticos que no posean escamas o aletas son impuros1. Se
I. B. Childs señala que ésta es la más inofensiva de las plagas debido a que las
ranas «no muerden ni destruyen la propiedad»; sin embargo, el autor no percibe la
Ex 7, 26-8, 11: Análisis detallado 163
Análisis detallado
Dios envía a Moisés ante el faraón por segunda vez a que repita
la orden dada en la primera plaga: shalaj 'et ami («deja ir a mi pue
blo»: 7, 16). La forma literaria hace evidente que no se espera una
gravedad de la tragedia ritual que produce la impureza inherente a esta plaga, cf.
The Book ofExodus, 155.
2. A este respecto se han preguntado cómo hicieron los magos para obrar el fe
nómeno y cómo se podrían distinguir las ranas «de Aarón» de las de los magos; otros
pensaron que los magos sólo produjeron una pequeña cantidad de ranas en el agua de
los estanques (sic). Para G. Hort las ranas son consecuencia de la inundación y des
borde del Nilo durante la plaga anterior, cf. The Plagues ofEgvpV. ZAW 69 (1957) 94-
96. Felizmente este tipo de preocupación no ha prosperado entre los comentaristas.
154 La plaga da las ranas (7, 26-8, 11)
respuesta favorable, pues se amenaza con enviar ranas sin más di
lación. Las ranas estarán «en todo tu territorio» y serán criadas por
el río. Se prevé desde el comienzo una producción masiva de ranas
que invadirán todo, incluyendo los lugares más inesperados como
las camas y los hornos. Ya señalamos el carácter impuro de estos
animales; a eso hay que agregar que un predador de las ranas son
las serpientes, y que éstas eran uno de los símbolos de la corona
egipcia. De hecho el faraón adornaba su diadema con la imagen de
una cobra erecta. De modo que las ranas son más que unos simples
animalitos en expansión; se convierten en un símbolo de las fuerzas
contrarias a la corona.
1-3 Siguiendo la orden de Moisés, Aarón cumple su tarea y al ex
tender su bastón se multiplican las ranas. La tierra queda cubierta
de estos animales. Pero otra vez los magos egipcios repiten la prue
ba. El texto los presenta actuando de manera mecánica, sin pensar
en las consecuencias. Parecen querer demostrar que ellos pueden
hacer lo mismo sin importar de qué acción se trate ni cómo afecta
rá al pueblo. Además de esto, es notable que el faraón no los men
ciona ni los busca para que lo protejan, sino que da la sensación de
ignorarlos.
4 Por primera vez el faraón llama a Dios por su nombre. Lo más
notable es que pide a Moisés y Aarón que oren para que Dios aleje
de él y su pueblo las ranas. En este v. se puede decir que el faraón
ha reconocido de dónde viene la fuerza de estos esclavos. Siendo
que él no es parte del pueblo de ese Dios, necesita -de acuerdo con
la concepción antigua de que los Dioses lo eran «de un pueblo»- de
un miembro de ese pueblo para que se dirija a la divinidad y sea es
cuchado3. Sin embargo, falta mucho para que exprese verdadero te
mor y respeto por el Dios de Israel. De hecho, aquí promete algo
que inmediatamente va a olvidar y no cumplirá.
5-7 Más que una fórmula de cortesía, las palabras iniciales de Moi
sés parecen cargadas de ironía. Al solicitarle cuándo debe orar por
él le está ofreciendo al faraón establecer el momento en que cesará
la plaga. En ambos casos parece que el faraón tiene el poder de de
cidir, aunque de hecho éste no es real en ninguno de esos casos. En
este diálogo se percibe la identidad creciente entre la voluntad de
3. Lo opuesto sucede con los marineros que acompañan a Jonás (1, 14), quie
nes se dirigen a Dios en forma directa, pero debe notarse que no había rivalidad en
tre ellos y Jonás como la hay en este caso.
Ex X, 12-25 155
4. S. Croatto señala que la palabra del opresor ante los emisarios de Dios es de
rechazo, de astucia, o es falsa, pero nunca solidaria porque en su reclamación los
esclavos cuestionan su poder, cf. Liberación y libertad. Pautas hermenéuticas, 46.
156 La plaga de los piojos (8, 12-25)
Introducción al texto
Análisis detallado
mensión divina. Por otro lado, por primera vez reconocen que lo
que está sucediendo es algo que trasciende una simple competición
entre magos. Hay dudas sobre si los magos reconocen que esta ac
ción viene del Dios Yavé de los israelitas o si lo que afirman es que
el fenómeno no es de naturaleza humana, y por lo tanto no es reali
zado por personas como ellos1. De cualquier manera, al reconocer la
naturaleza divina de los fenómenos ya están aceptando la injerencia
del Dios de Israel. En la plaga anterior el faraón había reconocido
que Yavé estaba detrás de los portentos. Ahora lo hacen los magos.
1. Este problema lo vio el TPsJ, que pone en boca de los magos: «esto es obra
de YHWH; no es obra de Moisés y Aarón».
Ex 8, lfi-28: Introducción a! texto 159
Introducción al texto
Análisis detallado
2. Los LXX utilizan una expresión que se puede traducir como «moscas
agresivas».
Ex 8, 16-28: Análisis detallado 161
rirse que en las anteriores los israelitas padecieron las plagas junto
a los egipcios. Buscar ese tipo de representación de lo que sucedió
es fútil y empobrece el mensaje. Aun cuando se puede pensar que
todo sucedía en torno a las ciudades egipcias y no en Gosén, cabría
todavía preguntarse por Moisés y Aarón que, según la narración, es
taban junto al faraón en estos días. La respuesta es que estamos an
te efectos literarios y no ante una crónica histórica, y éstos tienen la
intención de resaltar la vocación de Dios de hacer todo lo posible
para que su pueblo sea liberado de la opresión.
Al final se dice que la presencia de las moscas arruinó la tierra,
lo que debe entenderse tanto en el sentido físico de perder fertilidad
como en el sentido social de que el país entró en una situación de
caos social.
El faraón llama a Moisés y Aarón para comunicarles que acepta 21
parcialmente la solicitud (v. 21) y proponerles que salgan a servir a
Dios, pero que lo hagan dentro del país. La respuesta de Moisés es
que no conviene que así sea, pues sus sacrificios ofenderán a los
egipcios, ya que serían una abominación (heb. to'bah) para ellos.
Los egipcios se verían obligados a apedrearlos por tal acción. No
queda claro en qué consistiría la ofensa, y los diversos comentaristas
coinciden en que no es posible determinarlo con seguridad3. Tampo
co queda claro si el autor estaba realmente preocupado por lo que los
egipcios podían considerar una ofensa a sus sentimientos, ya que
después de todo el proyecto de abandonar el país era ya de por sí
más agraviante que un puntual sacrificio religioso. Se han ofrecido
algunas respuestas, tales como que los israelitas sacrificarían ani
males que serían sagrados para los egipcios (bueyes o corderos), o
que el mismo derramamiento de sangre resultaría ofensivo.
El diálogo es enigmático. Por un lado, a esta altura de los acon
tecimientos el faraón sabe que no se trata solamente de ir a cumplir
con ciertos ritos religiosos en el desierto, sino de partir para no re
gresar a la esclavitud. Por eso ofrece adorar en el país. Por el otro,
Moisés también lo sabe pero no lo dice, y argumenta con una excu
sa -que pudo ser cierta, pero es en todo caso una excusa desde el
3. N. Sarna interpreta que los israelitas no sabían qué tipo de animal demanda
ría Dios para el sacrificio y que en caso de que fuera uno de los que eran sagrados
para los egipcios hubiera sido una provocación y un sacrilegio. Por eso debían ado
rar lejos de ese lugar, en el desierto, cf. Exodits. The Traditional Hehrew Text with
lite New Jewish Puhlication Society Translation, 43.
162 La plaga de moscas (8, 16-28)
Introducción al texto
Análisis detallado
2. Esta palabra expresa algo muy nocivo; en los LXX es traducida siempre co
mo thanatos, muerte; cf. TDOT III, 125.
Ex 9. 8-12 165
Introducción al texto
Análisis detallado
Introducción al texto
Análisis detallado
-14 Al igual que las otras primeras plagas de cada serie (7, 15; 8, 16)
se comienza de mañana y en presencia del faraón reclamando que
deje salir al pueblo. Luego se anuncia la plaga (heb. magepahf, pe
ro esta vez -y por única vez- se hace en plural. Por el contexto se
entiende que remite a las que aún vendrán, pero ha de notarse que
de ese modo se da por supuesto que no habrá arrepentimiento del
faraón. Es importante recordar en este momento que estamos ante
una composición literaria que tiene como fin llegar a la décima pla
ga, donde se mostrará el inmenso poder de Dios. Las nueve prime
ras buscan mostrar la dureza del faraón, que terminará por justificar
la última. Si fueran un registro histórico, este plural no tendría nin
gún sentido o sería un prejuicio inaceptable.
El fin de la plaga aquí es «que entiendas que no hay otro como
yo en la tierra». Este fin ya ha sido expresado en 7, 17; 8, 6.18, mos
trando que se busca cambiar el pensamiento del faraón. En los cua
tro casos el interés es mostrar que Yavé es el Señor de toda la tierra
y que todo se le somete a él45. Esto era no sólo una novedad para el
faraón, sino un sinsentido desde el momento en que para él los Dio
ses más poderosos eran los suyos, y si a nadie se le permitía cues
tionar su poderío, menos aún se podían tolerar esas palabras del
Dios de los esclavos. La tierra y sus habitantes pertenecían a él, no
al Dios de los hebreos.
21 El anuncio de la plaga se combina con la amenaza de exterminar
el poder del faraón. Es la primera vez que se dice que el faraón mis
mo será eliminado (heb. kajad), lo que muestra el crecimiento de la
intensidad de las plagas. Hasta ahora había afectado a distintos ele-
6. C. Houtman señala que esta plaga concuerda con las características climáti
cas de Canaán y que fue redactada pensando en el impacto en el lector y no en los
actores del relato, cf. Exodos 11, 84.
¡72 La plaga de! granizo (9, 13-35)
7. Se ha postulado que estos vv. son una adición cuya intención es la de dejar
ciertos cultivos para que tenga lugar la plaga siguiente de langostas (cf. 10, 5); tam
bién que los vv. 31-32 deberían ir a continuación del v. 24. donde su presencia se
ria más lógica; cf. J. I. Durham, Exodus, Waco 1987, 126-129.
8. El episodio de Amos con el sacerdote del palacio Amasias (Am 7, 10-17) es
un desenmascaramiento de las mentiras del rey y su sacerdote; Jeremías dice que en
base a las mentiras de los falsos profetas los sacerdotes dominan al pueblo (5, 31).
9) La plaga de langostas (10, 1-20)
1 Yavé dijo a Moisés: Ve ante el faraón, porque yo he endu
recido su corazón y el corazón de sus siervos, a fin de mostrar
en medio de ellos mis señales, 2 para que cuentes en el oído de
tu hijo y del hijo de tu hijo los portentos que hice en Egipto y las
señales que hice entre ellos, y así sepáis que yo soy Yavé. 3 Fue
ron Moisés y Aarón ante el faraón, y le dijeron: Así dice Yavé, el
Dios de los hebreos: ¿hasta cuándo no querrás humillarte de
lante de mí? Deja ir a mi pueblo para que me sirva. 4 Y si aún
rehúsas dejarlo ir, mañana yo traeré la langosta sobre tu terri
torio, 5 la cual cubrirá la faz de la tierra, de modo que no pue
da verse la tierra. Comerá lo que escapó del granizo; comerá to
do árbol que crece en el campo. 6 Llenará tus casas, las casas de
todos tus siervos y todas las casas de Egipto, como no vieron tus
padres ni los padres de tus padres, desde que ellos están sobre la
tierra hasta hoy. Y se dio vuelta y salió de la presencia del fa
raón. 7 Le dijeron los siervos del faraón: ¿Hasta cuándo será
este hombre una amenaza para nosotros? Deja ir a estos hom
bres, para que sirvan a Yavé su Dios. ¿Acaso no sabes que Egip
to está destruido? 8 Hicieron regresar a Moisés y Aarón ante el
faraón, y les dijo: Ve, servid a Yavé, vuestro Dios. ¿Quiénes son
los que han de ir? 9 Moisés respondió: Hemos de ir con nuestros
niños y con nuestros ancianos, con nuestros hijos y con nuestras
hijas; con nuestras ovejas y con nuestras vacas hemos de ir, por
que es nuestra fiesta para Yavé. 10 Él les dijo: ¡Así sea Yavé con
vosotros! ¿Cómo os voy a dejar ir con vuestros niños? ¡Ved el
mal en vuestro rostro! 11 No será así; id los hombres y servid a
Yavé; esto es lo que pedisteis. Y los echaron de la presencia del
faraón. 12 Y Yavé dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre la tie
rra de Egipto, para que la langosta suba sobre el país de Egipto
y consuma todo lo que el granizo dejó. 13 Extendió Moisés su
vara sobre la tierra de Egipto, y Yavé trajo un viento del orien
te sobre el país todo aquel día y toda aquella noche; y a la ma
ñana, el viento del oriente trajo la langosta. 14 La langosta su
bió sobre todo el territorio de Egipto y se asentó en todo el país
de Egipto en tan gran cantidad como no la hubo antes ni la ha
brá después; 15 cubrió la faz de todo el país y oscureció la tie
rra; devoraron toda la hierba de la tierra y todo el fruto de los
árboles que había dejado el granizo; no quedó cosa verde en los
174 La plaga de langostas (10, 1-20)
Introducción al texto
del este y luego del mar -lo que no resulta muy claro y lo analiza
mos en el v. correspondiente- para arrojar las langostas en el Mar
de los Juncos, ofreciendo un adelanto de lo que será la muerte en el
mar del ejército egipcio (14, 28). El viento es el instrumento de
Dios que ejecuta su voluntad. A lo largo de las Escrituras se volve
rá muchas veces sobre el poder de Dios ejecutado por el viento o
ejercido sobre él'.
Análisis detallado
El envío ante el faraón para obrar «mis señales» (heb. ’ototay) 1-6
tiene ahora una segunda intención: la de rememorar lo hecho por
Dios para liberar a su pueblo de la esclavitud. Los padres deberán
contar a sus hijos y éstos a los suyos las maravillas de Dios a favor
de los oprimidos. También en el libro del profeta Joel encontramos
la misma indicación referida a una plaga de langostas, lo cual pue
de estar sugiriendo que habría un vínculo literario entre ambos tex
tos12. Esto se refuerza por el hecho de que en el v. 6 se repite la es
tructura sintáctica ahora referida a los padres. Es de notar que es la
primera vez que se establece en Éxodo la necesidad de gestar una
memoria. Normalmente, cuando se vive un proceso histórico verti
ginoso no se piensa en su registro para la posteridad; sólo desde la
distancia se suele descubrir la significación de un hecho y la nece
sidad de preservarlo como testimonio. El autor está en este caso
procurando preservar la memoria de hechos que serán resignifica
dos en tiempos posteriores.
Esta primera escena muestra a Moisés y su hermano yendo has
ta el faraón; sin preámbulo alguno le recriminan su tozudez y le
anuncian la plaga de langostas. Como en los otros casos donde los
afectados son los productos agrarios, el efecto principal es económi
co, ya que Egipto obtenía sus recursos de la producción de alimen
tos. Desde un aspecto teológico se señala que Dios domina sobre los
animales y que aun estas tragedias obran a favor suyo. La pregunta
1. Cf. Gn 8, 1; Job 1,19; Sal 104, 3-4; 135, 7; Prov 30, 4; Jon 1, 4; también
ejerce una función vivificadora como en Ez 37, 1-10.
2. Cf. J1 1, 3-4. Nuestra tesis postula que el texto de Joel se refiere a las lan
gostas de forma simbólica, siendo en realidad una alusión a la invasión de un ejér
cito militar extranjero, probablemente asirio; cf. P. Andiñach, The Locust in the
Message ofJoel: VT XL11 (1992) 433-441.
176 La plaga de langostas (10, 1-20)
Introducción al texto
Análisis detallado
7. Para textos sobre el «día de Yavé», cf. J1 2, 2; Zac 1, 15; cf. P. Andiñach, El
día de Yavé en la profecía deJoel: RevBibl 57 (1995) 1-17; también en RIBLA 48
(2004)62-75.
8. La palabra hebrea («/'(«niños») es un sustantivo colectivo. H. Cassuto ha
querido interpretarla como «dependientes», de modo que así incluiría a mujeres y
ancianos junto a los niños, pero esa traducción es dudosa desde el momento que en
Dt 29, 1 1 y Jos 1, 14 se la utiliza junto a «y vuestras mujeres», cf. A Commentary
on the Book ofExodus, 125.
Ex 11, 1-10 1X1
raón y a los ojos del pueblo. 4 Dijo Moisés: Así ha dicho Yavé:
durante la medianoche yo atravesaré el país de Egipto, 5 y mo
rirá todo primogénito en tierra de Egipto, desde el primogénito
del faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la
sierva que trabaja en el molino, y todo primogénito de las bes
tias. 6 Y habrá un gran clamor por toda la tierra de Egipto, cual
nunca hubo ni jamás habrá. 7 Pero contra los hijos de Israel, ni
un perro moverá su lengua, tanto al hombre como a la bestia,
para que sepáis que Yavé distingue los egipcios de los israelitas.
8 Vendrán todos estos tus siervos hacia mí, y postrados me di
rán: vete, tú y todo el pueblo que camina contigo. Y después de
esto me iré. Y salió de la presencia del faraón muy enojado. 9
Dijo Yavé a Moisés: El faraón no os oirá, a fin de que se multi
pliquen mis maravillas en la tierra de Egipto. 10 Y Moisés y Aa-
rón hicieron todos estos prodigios delante del faraón; Yavé ha
bía endurecido el corazón del faraón, y no dejó a los hijos de
Israel salir de su país.
Introducción al texto
Análisis detallado
Introducción al texto
las fuentes, sino a preguntarnos por qué las ordenaron de este mo
do. En este caso la pregunta es: ¿Por qué se buscó vincular la pas
cua, los ázimos y las ofrendas de primogénitos a la liberación de
Egipto y no a otro evento (por ejemplo, la teofanía de la zarza que
ardía sin consumirse [3, 1-6] o el nacimiento de un niño excepcio
nal [2, 1-10])? La respuesta es hermenéutica: porque la experiencia
de liberación de la esclavitud fue considerada más importante que
otras experiencias y más rica en sentido para proyectarla hacia el fu
turo. Y porque siendo Israel un pueblo pobre, la experiencia de la
opresión no se limitó a la memoria de lo ocurrido en Egipto4.
Análisis detallado
Introducción al texto
Análisis detallado
-20 Esta unidad está compuesta por dos partes (vv. 14-16 y 17-20)
en las cuales se repiten los mismos temas e incluso palabras. Des
de el punto de vista de la historia de la redacción es probable que
respondan a dos fuentes diversas. Pero resulta interesante observar
que si ambos textos se han preservado, es porque algunos elemen
tos presentes en ellos no debían caer en el olvido. En un texto orga
nizado de esta manera es importante ver qué elementos se repiten y
sobre todo qué los diferencia. Porque son las diferencias lo que dan
sentido a la repetición. Si colocamos los textos enfrentados en co
lumnas, será más fácil identificarlas.
Introducción al texto
Análisis detallado
3. J. I. Durliam muestra esta posible pérdida de una parte del texto, Exoclus,
162-163; cabe señalar que aun así el texto ofrece un argumento coherente.
4. C. Houtman señala que este personaje ya fue mencionado en 12, 13 y que
por esa razón es evocado aquí; sin embargo en aquel texto la forma es algo distin
ta (lemashjit) y es mejor traducirla como sustantivo abstracto: «destrucción»; cf.
Exoclus 11, 195.
Ex 12, 21-28: Análisis detallado 199
Introducción al texto
1. T. Fretheim considera que toda la unidad debe leerse como el paso de la os
curidad y la muerte a la luz y la vida, cf. Exodus, 140-142.
2. Varios autores han observado que, de haber sido histórica esta matanza, ten
dríamos que encontrar registros tanto arqueológicos como textuales de ella. Su mag
nitud no hubiera pasado inadvertida para los historiadores y poetas. Sin embargo, na
da se ha encontrado en fuentes egipcias o del Cercano Oriente que la confirme.
202 Décima plaga y anuncio de la salida de Egipto (12, 29-36)
Análisis detallado
3. W. Propp va más allá y sugiere que «bendecir» (heb. beraka) puede signifi
car también, dependiendo del contexto, «maldecir» (1 Re 21, 10.13; Job 1,5.11; 2,
5.9); por lo tanto, estaríamos ante un juego de palabras cargado de ironía, cf. Exodus
1-18,411.
204 Décima plaga y anuncio de la salida de Egipto (12, 29-36)
4. Una situación parecida se da en Esd 1,4, donde Ciro ordena a los vecinos de
los israelitas proveer de oro, plata y ganado a los cautivos que parten hacia Jerusalén.
Ex 7, 8-13, 16: Aspectos teológicos 205
novena -los extremos- son las más explícitas respecto al ataque con
elementos que aluden a las divinidades egipcias, en estos casos san
gre y tinieblas. La derrota de los Dioses egipcios por parte de Yavé
se sugiere al comienzo y se confirma al final, a la vez que se dice
que en el primer caso los magos egipcios pudieron reproducir el fe
nómeno, pero en el último su actuación ya ha quedado fuera de la
narración.
De los tres grupos, el del centro tiene a Dios como ejecutante de
las dos primeras plagas y a Moisés obrando la última, siendo esto
una forma de introducir y reforzar su protagonismo en la serie final.
En el grupo primero había sido Aarón y en la tercera serie lo será
Moisés. Se observa un traslado en la conducción de las plagas que
va de Aarón hasta Moisés, reservándose las plagas cuarta y quinta
para Dios (dicen: «lo hizo Yavé» cf. 8, 20; 9, 6), como un indicio
más entre otros que preparan al lector para la décima plaga, que se
rá enteramente suya.
Tras la novena plaga, donde el Dios solar egipcio ha quedado
vencido, el texto se torna litúrgico y legal. Esto indica que la déci
ma plaga no es de la misma naturaleza que el resto7. Allí se con
centrarán y resolverán elementos que estaban embrionarios en las
primeras. La tensión acumulada por las tres series sucesivas, donde
la última lleva la narración hacia un instante inminente y catastrófi
co, no deriva en un final apresurado, sino que por el contrario con
duce a un momento que será sabiamente demorado. El contexto li
túrgico le otorga a la décima plaga la dimensión trascendente y la
ubica más de cara al futuro que al presente. La muerte de los pri
mogénitos señalará el punto máximo de demostración de la sobera
nía de Dios sobre la vida y la muerte. Lo que se halla enjuego es el
nacimiento de un pueblo que abandonará la esclavitud para encarar
la vida en libertad. No puede entonces sorprendernos que la última
oración de este largo pasaje diga que estos eventos deberán estar en
la mano y en la frente de todos los redimidos y sus descendientes
(13,16).
Introducción al texto
Análisis detallado
2. W. Propp sugiere que, dado que 430 años fue también el período que duró en
pie el templo de Salomón y también la duración de la monarquía judaíta desde Sa
lomón hasta Sedequías (con precisión 433 y medio), esta cifra de 430 años podría
ser una sutil comparación entre esos eventos y el tiempo de la esclavitud en Egip
to, cf. Exodns 1-13, 413-416.
Ex 12, 43-51 217
Introducción al texto
Análisis detallado
de ser desconocida por sus integrantes y que esta fiesta debe ser re
conocida por todos. Desde un punto de vista práctico se asegura así
la continuidad de la memoria a través de las generaciones y de este
particular rito como su actualización.
-51 Los dos primeros vv. insisten en la circuncisión y establecen que
la normativa es la misma para nacionales y extranjeros. Esto mues
tra el fuerte sentido inclusivo de estas leyes, las cuales contrastan
con la teología expuesta en Esdras y Nehemías, que restringe la par
ticipación de los extranjeros en el pueblo de Israel.
La claridad con que luego se establece que la pascua fue cele
brada conforme a estas leyes es llamativa. Ya en 12, 28 habíamos
encontrado una frase similar. Más aún, la misma salida de Egipto
es presentada casi como una consecuencia de haber cumplido con
lo prescrito por Dios a Moisés y su hermano. Como ya señalára
mos, esto es así desde el momento en que el texto se genera con el
fin de preservar la integridad del rito y la memoria de los hechos de
liberación que evocan. La ligazón entre lo que se hizo y la pres
cripción dada por Yavé busca dejar establecido un vínculo y asegu
rar su continuidad.
Hacia el final del texto se dice que los israelitas salieron «'al
Izib ’olam», literalmente «sobre sus ejércitos» o «como sus ejérci
tos»; nosotros hemos traducido «en orden de campaña». Es una ex
presión extraña al contexto literario y que no parece cuadrar con la
narración. Se ha visto aquí también una alusión a un posible ejérci
to israelita, el cual sería el responsable de llevar adelante la gesta de
liberación, pero es difícil imaginar que el grupo de esclavos que sa
lieron de Egipto tuviera la capacidad militar y organizativa para cons
tituirse en un ejército formal, aunque fuera de poca magnitud. Es
más razonable atribuir la expresión a la visión postexílica que en
tendía que Yavé tenía su ejército celestial y que de este modo los is
raelitas que eran conducidos por Dios hacia la liberación reprodu
cían el modelo de las huestes del cielo.3
Introducción al texto
Análisis detallado
1-2 Esta sub-unidad es paralela a los vv. 11-16, que ampliarán el te
ma de los primogénitos. Aquí es enunciado de una forma simple y
cercana a 22, 29, aunque allí el verbo es «dar» (heb. natan), mien
tras que en este texto se utiliza el verbo «consagrar» (heb. qadash).
Este verbo remite al ámbito de lo sagrado y puede ser un resabio de
la práctica de sacrificar niños. Si es así, 11-16 tendrá la función se
mántica de erradicar tal lectura.
La ofrenda de animales supone una estructura sacerdotal más
compleja que la que poseía Israel en Egipto y probablemente tam
bién durante el tiempo del desierto. Los sacrificios se efectuaban
en el templo y el animal pasaba a ser propiedad del círculo sacer
dotal, que aprovechaba la carne no quemada y los cueros para su
manutención.
3-8 En relación con 12, 15-20, este texto agrega algunos elementos
ausentes en aquella oportunidad. Nos referimos al vínculo con la
tierra prometida, que ahora aparece como generador de la tradición.
Se comerán los panes ázimos (heb. nialzot) como recuerdo de la en
trega de la tierra. Al igual que en aquel texto, se establece la fecha
precisa de la celebración, debiéndose notar que no es la fecha de
llegada a Canaán, sino la de la partida de Egipto. Esto es así porque
Ex 13, 1-iO: Análisis detallado 223
Introducción al texto
Análisis detallado
Introducción al texto
20-22 Y. 14, 1-4 S, y el resto una combinación de las tres fuentes. Aun asi hay dis
cusión y otros autores han postulado que 13, 20 es redaccional y que 21-22 conten
dría material de la fuente D, la cual seria responsable de la información sobre .losé
y de toda referencia al itinerario; en general no hay acuerdo sobre estos aspectos. B.
Childs asume una distribución como «hipótesis de trabajo» y señala que hay cierto
valor en esta reconstrucción, pero que su análisis lo efectuará sobre el texto final,
The Book o f Exodos, 219-220.
2. Cf. el análisis de B. N. Bachra, quien explora las estructuras lingüísticas y
extrae consecuencias semánticas, Structural Regulations in the Storv ofthe Passage
Throitgh the Sea. Ex 13:17-22 and Ex 14: S.IOT 16 (2002) 246-263.
228 Conclusión (13, 17-19)
Análisis detallado
Introducción al texto
Análisis detallado
Introducción al texto
Análisis detallado
3. Ugarit fue una ciudad costera durante el segundo milenio y capital del reino
de ese nombre. Ubicada en la actual Rash Shambra, al norte del Líbano, se ha des
cubierto en ella uno de los templos a Baal mejor preservados; cf. ABD VI, 702.
Ex 14; 1-14: Análisis detallado 237
pamento de Israel; para aquellos era una nube oscura, pero ilu
minaba a Israel de noche; en toda la noche nunca se acercaron
los unos a los otros. 21 Moisés extendió su mano sobre el mar, e
hizo Yavé que el mar se retirara por medio de un viento oriental
fuerte toda aquella noche. Se secó el mar y las aguas se dividie
ron. 22 Y entraron los hijos de Israel en medio del mar, en tierra
seca, y las aguas eran como un muro a su derecha y a su iz
quierda. 23 Los siguieron los egipcios, y toda la caballería del
faraón, sus carros y sus jinetes entraron tras ellos hasta la mitad
del mar. 24 Y aconteció a la vigilia de la mañana, que Yavé mi
ró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y
nube, y confundió el campamento de los egipcios; 25 trabó ade
más las ruedas de sus carros y se hicieron pesadas. Los egipcios
dijeron: Huyamos ante Israel, porque Yavé pelea por ellos con
tra los egipcios. 26 Y Yavé dijo a Moisés: Extiende tu mano so
bre el mar, para que las aguas se vuelvan contra los egipcios, sus
carros y sus jinetes. 27 Moisés extendió su mano sobre el mar y
al amanecer el mar volvió a su lugar; al huir, los egipcios se en
contraban con el mar. Así derribó Yavé a los egipcios en medio
del mar. 28 Las aguas volvieron y cubrieron los carros y los ji
netes, y todo el ejército del faraón que había entrado tras ellos
en el mar; no quedó ni uno de ellos. 29 Y los hijos de Israel fue
ron por el medio del mar, en tierra seca, y las aguas eran como
un muro a su derecha y a su izquierda. 30 Así salvó Yavé aquel
día a Israel de manos de los egipcios; e Israel vio a los egipcios
muertos a la orilla del mar. 31 Y vio Israel la mano poderosa de
Yavé que actuó contra los egipcios; y el pueblo temió a Yavé, y
creyeron a Yavé y a Moisés, su siervo.
Introducción al texto
1. Obsérvese las muertes durante las plagas: los peces 7, 21, el ganado 9, 6; las
muertes producidas por el granizo 9, 25, la de los primogénitos en la décima plaga,
y finalmente en el mar Rojo.
Ex 14, f 5-31: Análisis detallado 243
Análisis detallado
2. Las obras que mejor presentan y discuten este aspecto son las de B. Childs,
T he B o o k o f E x o d u s ,
221-224 y W. Propp, E x o d u s I-IB, 478-483.
3. Un análisis de cada fuente por separado puede verse en J. Loza Vera. E x o d o ,
en A. Levoratti et alii (eds.). C o m e n ta r io B íb lic o L a tin o a m e r ic a n o I, Estella 2005,
450-451.
244 Cruce del mar (14, 15-31)
4. D. N. Freedman -citado por W. Propp, Exuclus 1-lH, 498- opina que la nu
be se desplaza para ocultar la apertura del mar y darle a los israelitas cierto tiempo
para entrar por ese camino. Esta interpretación es aceptable sólo si se asume como
una indagación de la racionalidad del texto y del modo en que entendía el redactor
la historia, pero no como una explicación de hechos reales que en el texto escapan
a toda racionalidad.
Ex 14, l'5-31: Análisis detallado 245
cuando al ingresar en ella, ésta llegó hasta sus narices. De ese mo
do habría sido una prueba de la fe de los israelitas5.
Un segundo grupo trata de compatibilizar la narración con algu
na forma de fenómeno natural, y suele comentar que la pared de
agua debe entenderse como una metáfora. El mar se abría retirado a
causa de algún fenómeno desconocido (un movimiento de tierra le
jano, una explosión volcánica o una marea excepcional). Debido al
enorme número de personas, se especula también sobre el ancho
del pasadizo, que tuvo que ser considerable, y el tiempo de la aper
tura, suficiente para cruzar a pie el ancho del mar (que va desde al
gunos pocos kilómetros hasta más de cien).
Una tercera postura asume la incompatibilidad entre un viento del
este suficientemente fuerte como para separar las aguas y el pueblo
que camina en dirección opuesta en medio de esa tormenta. Por lo tan
to, tienden a separar las fuentes y a considerar que tenemos dos narra
ciones distintas posteriormente unidas. Así, en una se puede entender
la idea de un viento que separa las aguas y produce un milagro que
asusta a israelitas y egipcios, pero que hace a estos últimos decir que
Dios está con los esclavos (v. 25), y huyen o quedan atrapados por la
confusión, sus carros se golpean y caen al mar, donde mueren. La
otra narración habría considerado sólo la separación de las aguas
-sin viento- y la formación de dos paredes a los lados entre las cua
les los israelitas habrían pasado pisando suelo seco. En esta línea se
asume el texto como legendario y folklórico, sin valor histórico.
Nuestra lectura es de otro signo. Entendemos que al lector de la
antigüedad no le preocupaba la coherencia de los hechos en la na
rración. No sentía como una contradicción que Dios pudiera abrir el
mar por medio de un viento y que a la vez el pueblo caminara en con
tra de ese viento sin problemas. Tampoco se planteaba que hubiera
paredes de agua ni se preguntaba por el ancho de tal camino en el
lecho del mar. Lo que interesa ver es qué le preocupa al texto mis
mo, aquello que expresa lo que el texto quiere decir. Desde esta po
sición entendemos que el cruce del mar es parte de la narración de
los portentos de Dios en defensa de su pueblo6. Pretende mostrar
5. Eso dice el Midrús Exodo Rabbah I, Valencia 1989, XXI, 10; también esta
obra (XXIV, 1) señala que los israelitas se quejaban mientras iban atravesando el
mar diciendo que «en Egipto teníamos barro y ahora aquí también lo tenemos».
( (tras interpretaciones suponen que Moisés fue el primero en entrar en el agua.
6. N. Sarna destaca que este relato dejó una fuerte impresión en la literatura he
brea posterior y se convirtió en paradigma de la futura redención. La mayoría de los
246 Cruce de1 mar (14, 15-31)
hasta dónde puede llegar el poder de Dios y hasta qué límite llega
para liberar a los esclavos de la servidumbre. El texto insiste en que
en el faraón mostrará su gloria (vv. 4.17) y que todo lo hizo Dios.
Nótese que el mar se abre por orden de Dios y no por la acción del
brazo de Moisés, que es sólo su instrumento. No hay batalla entre
los pueblos, sino que incluso la muerte de los soldados será un ac
to totalmente divino (v. 30). En consecuencia, observamos que la
narración obedece al tipo de literatura religiosa que utiliza elemen
tos de la imaginación para generar un texto que exprese el poder y
la voluntad de Dios. Hay una racionalidad interna del texto que res
ponde a sus propias preguntas, pero que no se detiene en otras. Por
ejemplo, la mención de que los egipcios siguieron a los israelitas
por el lecho del mar es una prueba de que la narración no se detie
ne en detalles ni preguntas como si a los egipcios no los atemorizó
ver paredes de agua a sus lados, o si realmente creyeron que el Dios
que abría las aguas para liberar a los esclavos iba a permitir que
ellos también utilizaran ese camino para impedir que huyeran y
oponerse a su plan. El objetivo de la narración se ha cumplido al es
tablecer que la liberación es un regalo de Dios a su pueblo.
La columna ahora es a la vez de «fuego y nube». Se dice que
desde allí Dios confundió el campamento (heb. majaneh, que puede
entenderse también como «el ejército») de los egipcios. La narra
ción gira entonces hacia otra nueva acción de Dios que confunde al
ejército enemigo y actúa sobre las ruedas de sus carros para que no
puedan avanzar normalmente. Es en este momento cuando los egip
cios descubren que Dios está trabajando para sus enemigos, y uno
puede preguntarse si ante las paredes de agua no se habían ya dado
cuenta de que algo sobrenatural estaba del lado de quienes ellos
perseguían. Pero otra vez vemos que para el texto no hay contradic
ción, sino una línea narrativa coherente. Al darse cuenta del verda
dero adversario que tienen delante quieren regresar, pero ya es de
masiado tarde. Dios ordena a Moisés extender su mano y las aguas
regresan a su lugar atrapando a los egipcios.
Se pueden señalar dos puntos llamativos. Por un lado, el texto
está interesado en señalar que todo el ejército del faraón fue cubier-
textos que recuerdan el cruce del mar celebran la soberanía de Dios y omiten la
muerte de los egipcios (cf. Jos 4, 12-24; 9, 9-11; Is 11, 15-16; etc.; en contrario Jos
24. 5-7; Sal 78, 13 y otros); N. Sarna, E x o d u s . T he T ra d llio n a l H e h r e w Te.xt w ith th e
N e w J e w is h P u b lic a tio n S o c ie n · T ra n s la tio n , Philadelphia 1991. 73-74.
' Ex 15, 1-18 247
7. Para una evaluación de las distintas posturas, cf. C. Houtntan, Exodus II.
275; Houtman finalmente asume que el faraón murió en el mar.
248 Cunto triunfal de Moisés (15, 1-18)
Introducción al texto
1. Así opina B. Childs, quien va aún más allá y afirma que «el estilo épico per
mitió al autor ir hacia atrás y adelante, al pasado y al presente sin sacrificar el he
cho de referirse a situaciones históricas concretas»; cf. The Book of Exodus, 249.
2. Es la postura de J. Pedersen. citada por J. I. Durham, Exodus, Waco 1987. 203.
250 Canto triunfaI de Moisés (15. 1-18)
Análisis detallado
pacidad militar, sino que miden ese poder por su inclinación a oír el
clamor de los oprimidos y actuar en su defensa.
La mención de la morada de Dios parece aludir al templo. De
ser así estaríamos ante un retoque del texto en la época posterior a
la construcción por Salomón (siglo X a.C.) o su reconstrucción en
tiempos de Ageo y Zacarías (515 a.C.). Otra posibilidad es que no
se refiera al templo en Jerusalén, sino al período en el desierto y en
particular al monte Sinaí, donde Dios se había aparecido a Moisés y
donde acamparán los israelitas para recibir la Ley. Esto no quiere
decir que el texto sea de aquella época, pero sí que en el contexto li
terario en que está inserto es coherente entender que se refiere al Si
naí y no al templo.
16 Tras lo descrito resulta obvio que los pueblos que se crucen en su
camino sentirán temor de que les suceda lo mismo que a los egip
cios. Esto es también parte de la historia bíblica (cf. Nm 22, 2-6; Jos
2, 8-11), pero lo curioso es que en este caso la mención de los pue
blos de Canaán supone que el redactor habla desde la tierra ya con
quistada7. Los filisteos llegaron a las costas de esa región hacia me
diados del siglo XII a.C., por lo que no fueron de los pueblos que
Israel encontró en su camino a la tierra prometida, al ir por tierra
adentro y en territorio de Edorn y Moab. Desde la experiencia de ha
ber atravesado sus territorios, se dice que temieron al poder de Dios.
Sin embargo luego el poema gira, y ahora clama para que el miedo
inmovilice a los pueblos en el camino hacia Canaán. Nótese que no
pide el triunfo en una batalla, sino todo lo contrario: que el trayecto
sea sin violencia y puedan asi llegar a la tierra prometida sin necesi
dad de pelear.
19 Los vv. 17-18 anuncian el ingreso en la tierra prometida. En es
te caso es difícil no ver que el texto se refiere al monte Sión y al
templo en Jerusalén, con lo cual estamos seguramente ante una re
lectura y ampliación del texto primitivo. La confianza que expresan
estas líneas aporta un elemento teológico fundamental al mensaje
general del poema. La seguridad de que serán conducidos e instala
dos en la nueva tierra y de que allí dispondrán de un santuario para
adorar es un cierre extraordinario para todo el canto, el cual, des
7. Se ha observado que estos vv. son una prolongación del cruce del mar, don
de los israelitas avanzan hacia la tierra prometida mientras que las naciones que en
cuentran en el camino (filisteos, Edom y Moabl tiemblan a su paso; cf. C. Wiener,
El libro del Éxodo, Estella 2000, 26.
Ex 15, 20-21: Introducción al texto 255
Introducción al texto
Análisis detallado
1. Otros casos son Jue 11, 34; 1 Sm 18, 7; 29, 5; 2 Sin 1,20; Jr 31,4; Sal 68, 26.
2. También se ha postulado un origen ugarítico («altura», «eminencia»), o se
ha considerado derivado del antiguo cananeo («ofrenda», «regalo»); para mayor in
formación, cf. W. Propp, Exodus 1-18, 546.
Ex 15, 20-21: Análisis detallado 257
Introducción al texto
Análisis detallado
3. Esta alusión a ciertas leyes (también en 12-13 y 18, 13-14) funciona como
una anticipación de las leyes que se darán en el Sinaí a partir de 20, 1; cf. J. Loza Ve
ra, Éxodo, en A. Levoratti et alii (eds.). Comentario Bíblico Latinoamericano I, 452.
4. Para un análisis pormenorizado de esta frase y la relación entre ellas, cf. W.
Propp, Exodns 1-16, 270-271.
Ex 13, 22-27: Análisis detallado 263
bre a toda esta multitud. 4 Yavé dijo a Moisés: Mira, haré llover
pan del cielo. El pueblo saldrá y recogerá diariamente la porción
de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no. 5 Pero en
el sexto día se prepararán para guardar el doble de lo que reco
gen cada día. 6 Y dijeron Moisés y Aarón a todos los hijos de Is
rael: En la tarde sabréis que Yavé os ha sacado de la tierra de
Egipto, 7 y en la mañana veréis la gloria de Yavé; él ha oído vues
tras murmuraciones contra Yavé; pues ¿qué somos nosotros para
que murmuréis contra nosotros? 8 Y Moisés añadió: Yavé os da
rá por la tarde carne para comer, y por la mañana pan; porque
Yavé ha oído lo que habéis murmurado contra él; pues ¿qué so
mos nosotros? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros,
sino contra Yavé. 9 Y dijo Moisés a Aarón: Di a toda la comuni
dad de los hijos de Israel: «Acercaos a la presencia de Yavé, por
que él ha oído vuestras murmuraciones». 10 Mientras Aarón ha
blaba a toda la comunidad de los hijos de Israel, ellos miraron
hacia el desierto, y vieron que la gloria de Yavé aparecía en la nu
be. 11 Y Yavé dijo a Moisés: 12 He oído las murmuraciones de los
hijos de Israel. Háblales y diles: «Al caer la tarde comeréis carne,
y por la mañana os saciaréis de pan. Así sabréis que yo soy Yavé,
vuestro Dios».
Introducción al texto
1. J. Pixley señala que el pueblo que pudo vencer al tirano ahora no acepta el
sacrificio de construir una nueva sociedad. Las voces disidentes simplemente míen-
Ex 16, I- I2: Análisis detallado 267
ese modo lo entiende Moisés cuando les dice que sus quejas no son
contra él y su hermano -lo que hubiera significado el nivel «mate
rial» de la reclamación, la petición de alimentos-, sino contra Yavé
mismo y en consecuencia contra su plan de redención. La queja se
manifiesta en el alimento pero apunta a todo el plan de Dios. En es
te contexto se debe interpretar la aparición de Dios en una nube. Si
lo que está enjuego es el plan de salvación, no sirve con proveerles
de pan y asegurarles la subsistencia; es necesario que Dios mismo
ratifique con su presencia su voluntad de continuar con el proyecto
ya anunciado.
Análisis detallado
ten al decir que comían carne y que estaban mejor en Egipto, sin mencionar la opre
sión que generó sus gemidos y la respuesta de Dios. Su interpretación es que esta
actitud no expresa sólo una queja por la falta de alimento, sino un rechazo de todo
el proyecto de liberación ya iniciado; cf. E x o d o , u n a le c tu r a e v a n g é lic a v p o p u la r ,
145-146.
2. El trabajo arqueológico más exhaustivo sobre esta cuestión fue conducido
por Yohanan Aharoni en el mismo terreno y concluyó en la imposibilidad de re
construir la ruta tal como la narración la presenta. El único lugar de localización se
gura es Kades Barnea pero el resto de la información es de imposible verificación.
Su sospecha es que hubo varios relatos y quizás varios grupos- que, al querer com-
patibilizarlos en uno, entraron en contradicción geográfica. Pero en un tiempo en
que esta región estaba fuera del dominio de Israel esas contradicciones no fueron
advertidas y no afectaban a la racionalidad del lector; para un estudio completo, cf.
K a d e s h B a r n e a a n d M o u n t S in a i, en B. Rothenberg-Y. Aharoni-A. Hasimsohoni.
G o d ’s W U d ern ess: D is c o v e r ie s in S in a i, New York 1962. 115-170.
268 Las murmuraciones deI pueblo (16, 1-12)
tara. Esta actitud no será la única vez que se dé, sino que se repeti
rá a lo largo del trayecto. Es difícil saber si responde a la totalidad
del pueblo o a grupos reducidos de descontentos. Si bien dice «toda
la comunidad», es difícil pensar que la totalidad del pueblo estuvie
ra en contra del proyecto de liberación y de Moisés, pues de ser así
no habría sido posible llevarlo a cabo.
4-5 La respuesta de Dios debe de haber sonado muy extraña a los oí
dos de cualquiera que la haya escuchado. Porque la reclamación del
pueblo era de lo más razonable, al menos en el sentido de que nece
sitaban alimentarse incluso para poder llevar adelante el plan que
Dios les proponía. La respuesta fue que Dios haría llover pan del
cielo. ¿Podía esto ser cierto? ¿No había agotado Dios su repertorio
de milagros y maravillas con las plagas y el cruce del mar? Sin em
bargo ese es el mensaje y Moisés lo transmitirá a la gente. La indi
cación de que solo recogerán la porción de un día está justificada en
el texto mismo como una forma de prueba. En el desierto la tenta
ción de acumular cuando hay abundancia en función de los tiempos
de escasez probablemente hubiera dejado a otros sin alimentos. La
ley sería en consecuencia violada tanto por no confiar en la protec
ción de Dios como por dejar sin alimentos a otros.
La tradición de que el sexto día era de preparación para el sép
timo se encuentra detrás de esta indicación. Exceder el esfuerzo el
viernes permite descansar el sábado y cumplir con la ley de Dios.
6-8 A falta de una prueba. Dios les dará dos. Por la tarde habrá car
ne y por la mañana pan, lo que debido a que el día comenzaba al
atardecer e iba hasta el siguiente atardecer, significa que ambos ali
mentos serán recibidos en el mismo día. El efecto de colocar las pa
labras de Yavé inmediatamente después de las quejas sirve para ase
gurar que es el discurso de Dios el que prima sobre el anterior. El
lector no tiene tiempo de preguntarse cómo será esto antes de que
Moisés le diga que las quejas y murmuraciones no van dirigidas a él
y a su hermano, sino que van contra Dios mismo. Hasta este mo
mento ha sido Dios quien ha conducido al pueblo y toda queja va en
última instancia dirigida hacia su gestión.
-12 Moisés pide a Aarón que hable a la gente. Parece que esto es así
porque Aarón está ya investido de su función de sacerdote. Es pro
bable que, siendo el relato muy posterior a los hechos, el autor con
siderara a Aarón por la función que iba luego a desempeñar, y por
lo tanto le da ya ese trato.
■ Ex 16, 13-21 269
Introducción al texto
Análisis detallado
Las codornices son aves migratorias que aún hoy surcan el desier- 13-15
to en sus viajes anuales. Sin duda, no son suficientes para alimentar
una población grande ni tampoco aparecen a lo largo de todo el año.
De acuerdo con esta narración, su presencia debe entenderse como
milagrosa en el sentido de que toda persona de la época sabía que no
podía alimentarse todo un pueblo con estas aves. El relato está to
mando un fenómeno natural conocido y lo transforma en un acto mi
lagroso de Dios.
El mismo esquema encontramos al respecto de la secreción que
luego será llamada maná (v. 31). Se refiere a una resina que brota
de ciertas plantas en el desierto por la acción de unos insectos sobre
su corteza; aún hoy los habitantes de esas regiones la consumen, sin
que sea una parte importante de su dieta debido a su escasez y a que
no todos los años se produce su aparición, sino que depende del cli
ma y los insectos. La producción, por tanto, es insuficiente para una
población y tampoco se encuentra en toda la península. Así pues,
también en este caso el relato está tomando un fenómeno conocido
por quienes frecuentaban el desierto y lo está convirtiendo en un
milagro de Dios, que lo provee en una cantidad enorme. Así como
algunos mosquitos o langostas que habitaban Egipto fueron conver
tidos en millones para castigar la tierra, ahora Dios multiplica las
pocas codornices y el maná para que todo el pueblo pueda vivir de
ellos.
La reacción de los israelitas puede entenderse de dos maneras.
Una es asumir que no conocen la sustancia y que se preguntan sin
ceramente por las características del producto. Ellos no eran perso
nas del desierto y pueden no haber tenido noticias de esta sustancia.
A nuestro criterio, la segunda es más sólida textualmente: consiste
en entender que efectivamente sabían de esta sustancia y que al ver
que es a ella a la que se refería Moisés cuando les había prometido
«pan del cielo» expresen su queja y reclamación con la expresión
«¿qué es esto?»1Estarían diciendo: «Nos prometiste pan y nos en-
Introducción al texto
Análisis detallado
Introducción al texto
Análisis detallado
1. Al igual que en otros casos de condena a muerte en las leyes del AT, éste pa
rece estar dirigido más a destacar la seriedad de la falta que a establecer un castigo
concreto; cf. infra, comentario a 21, 12-17 y 22, 18-19, p. 350s y 365.
2. T. Fretheim ha desarrollado esta idea; cf. ExoJus, 185-187.
F
Introducción al texto
1. El hecho de que sean dos nombres puede reflejar la conjunción de dos tra
diciones literarias distintas. Así lo entienden la mayoría de los autores interesados
en distinguir fuentes, lo que explica las repeticiones (vv. 2 y 3) y nombrar corno Ho
reb a Refidim; para una presentación completa de las distintas posiciones cf. C.
I loutman, Exodus II. 357-359.
284 Agua de la roca (17, 1-7)
Análisis detallado
Introducción al texto
La mención de que esta historia debe ser escrita para que las fu
turas generaciones la conozcan suena extraña, desde el momento en
que no se ha dicho lo mismo de hechos como las plagas o el cruce
del mar. Es la primera vez que se pide escribir un hecho sucedido y
esta primera instrucción no es ajena a la formación de la tradición
por la cual Moisés es considerado el autor del Pentateuco. Pero el
mensaje no sólo va dirigido a las generaciones futuras, sino también
a quienes estaban allí mismo, y a fin de alentarlos Moisés debe de
cirle a Josué que su lucha y la de sus soldados no ha sido en vano,
que Dios erradicará a los amalecitas de la historia y que no serán re
cordados jamás. Esta expresión debe entenderse en sentido figura
do, pues por haber registrado esta batalla hoy conocemos la exis
tencia de ese pueblo y algunos aspectos de su historia bélica.
Análisis detallado
Introducción al texto
Análisis detallado
2. B. Childs señala que, aun cuando la aparición de Séfora y los hijos no cuaja
liicn en la historia, el autor los ha introducido a fin de reforzar la idea de que al ca
lió de la gesta de liberación se están evocando sus hechos preparatorios para volver
a presentar a Moisés como un hombre rodeado de su familia y retribuyendo la hos
pitalidad recibida entonces, The Book ofExodus, 327.
294 Jetro visita a Moisés (IX, 1-12)
3. Esta última es la lectura de Flavio Josefo, que busca evitar la mancha de una
familia separada en la vida de Moisés, cf. Antigüedades Judias 111, 63.
Ex 15, 1-12: Análisis detallado 295
4. Esta interpretación es discutida por VV. Propp, quien supone que el texto tie
ne una razón particular para ignorar a Sófora y los hijos. Hasta puede ser que hu
biera algún problema con ella (4, 24-26) o que se quisiera mostrar a Moisés como
un estadista (sacerdote, legislador, juez, profeta, etc.), una figura que estaba más
allá de los sentimientos familiares cotidianos; cf. Exodus 1-15, 635.
296 Jelro visita a Moisés (IS, 1-12)
5. Este hecho fue percibido por varios autores, quienes postulan que esta esce
na originalmente debe de haber estado después de la revelación del Sinaí (cuando
ya había ley y lugar para los sacrificios), pero que habría sido colocada en este lu
gar para evitar el oprobio de un sacerdote extranjero oficiando delante de Aarón;
aquí Aarón todavía no ha sido consagrado sacerdote. Sin embargo, esta propuesta
genera otros problemas, como por qué no se menciona el Sinaí o por qué se habría
esperado tanto para el reencuentro con su esposa e hijos.
6. C. Houtman señala que si Jetro después de esta escena se transformó en ado
rador de Yavé, es algo que cae fuera de la preocupación del relato; cf. Exodus II,
411-412.
Ex Ifi, 1-12: Análisis (letallucio 297
Introducción al texto
17, 8-16 Batalla contra Amalee 18, 13-27 Jetro y el sistema judicial
Amalee viene a pelear 17, 8 Jetro viene a traer paz 18, 5 y 7
Moisés se sienta para dar la victoria 17, 12 Moisés se sienta a juzgar 18, 13
Batalla finaliza a la puesta del sol 17, 12 Moisés juzga hasta el atardecer 18, 13s
Los brazos de Moisés son pesados 17,12 La tarea de Moisés es pesada 18, 18
Análisis detallado
no. Esta expresión será propia de los profetas (Jr 37, 7), quienes se
rán consultados en tiempos de problemas pero no en casos de justi
cia cotidiana. Sea cual fuere el caso, hasta el momento en la narra
ción sólo ha ejercido esa función Moisés y a él recurre todo el pueblo.
A la vez hay en esta escena una suma de funciones que caracterizan
la personalidad de Moisés y que no estaban en colisión con su papel
general. Aquí Moisés es juez, es mediador ante Dios, es dador de
las leyes y maestro.
La actitud de Jetro no es de crítica sino de preocupación, debido
a que por ese camino la justicia finalmente no se ejecuta en tiempo
y forma. La gente debe esperar y Moisés se agota en el trabajo. Uno
puede pensar que al comienzo de la travesía los problemas de dispu
tas fueron pocos y de solución inmediata. La preocupación por so
brevivir en el desierto y por ir adaptándose a la nueva forma de vi
da dejaba poco tiempo para pensar en litigar con el vecino. Pero con
el correr de los días aparecen los problemas naturales de todo pue
blo que al cabo de un tiempo comienza a normalizar su vida. Moi
sés no estaba preparado para eso y fue preciso que una persona co
mo Jetro, dirigente con experiencia de un pueblo ya establecido, le
hiciera ver el problema y le sugiriera una solución acorde con la que
se utilizaba en su propio pueblo.
Jetro pasa a aconsejar a Moisés. Muchos comentaristas a lo largo
de la historia se han maravillado con esto. Un sacerdote de otro Dios
aconseja a Moisés, quien recibía cada día las instrucciones de Yavé
mismo y quien hasta el momento era el único que dialogaba con Dios
de forma regular. Se ha interpretado de múltiples maneras. Orígenes
y Clemente vieron aquí un ejemplo de cómo también había sabiduría
entre los paganos -y de ahí que se pudiera buscar la verdad en diálo
go con ellos-; otros entendieron este texto como la confirmación de
una ley natural a la que se llegaba a través de la razón -y que Moisés
pudo evaluar y aceptar sin considerar su origen-; otros -básicamente
la Reforma- vieron aquí un ejemplo de la justicia secular y «política»,
que tiene sus propias reglas y está separada de la justicia «divina»1.
El consejo de Jetro consta de dos partes. La primera consiste en
que Moisés deje en claro ante el pueblo que él es el mediador y el
que presentará los pleitos a Dios. La organización que está a punto
de construir no significa que delegará en otros la función de ntedia-
1. Para una ampliación de este tema, cf. B. Childs, The Book ofExodits, 334.
Ex 1H,-13-27: Análisis detallado 303
Análisis detallado
Introducción al texto
Análisis detallado
2. El problema se percibió desde tiempos antiguos, de tal forma que los targu-
mim recurrieron a ampliaciones y modificaciones para clarificar el sentido. En al
gunos casos se ha traducido «sobre rápidas nubes como si fueran alas de águila»,
con lo cual se asimila la imagen del águila a la de la nube, propia de la presencia de
Dios (16, 10); cf. TPsJyTN f.
314 Preparación de la alianza (19, 3-15)
águila en el AT (Is 8, 8; Jr 48, 40; 49, 22; Ez 17, 3.7; Prov 23, 5) la
que a nuestro criterio nos da la clave para este texto es Dt 32, 10-14
cuando afirma, entre otras cosas, lo siguiente:
Lo halló en tierra de desierto, en yermo de horrible soledad,
[.··]
como el águila que excita su nidada, revoloteando sobre sus pollos,
así extendió sus alas, lo tomó, y lo llevó sobre sus plumas (vv. 11s)3.
4. F.s notable constatar que los targumim vieron un problema en este texto y lo
modificaron: por un lado, TNf y TPsJ dicen «reyes y sacerdotes», mientras que TO
tiene otra redacción que va en el mismo sentido; por otro lado, los tres reproducen la
expresión «pueblo santo», ef. D. Muñoz León, Un reino de sacerdotes y una nación
santa (Ex 19:6): EB 37 (1978) 149-212, esp. 167.
316 Preparación de la alianza (19, 3-15)
Introducción al texto
Análisis detallado
Introducción al texto
Análisis detallado
7. Es muy probable que una concepción estrecha de este mandamiento esté de
trás de la práctica centenaria judía de no pronunciar en ningún caso el nombre de
Dios, hecho que llevó a la pérdida de su pronunciación original y su reemplazo por
la palabra hebrea ’adonai en la lectura regular de la sinagoga. La iglesia cristiana
heredó esta práctica a través de la Vulgata, la cual reemplazó Yavé por dominas, que
será traducido como Señor.
8. El esquema básico que organiza y estructura este mandamiento ha sido to
mado de F. García López, El decálogo, 29.
Ex 20, 1-17: Audi ¡sis detallado 331
12. Para una ampliación y tratamiento exhaustivo de este tema, ct. C. Hout-
man, Exodus III, 39-48.
Ex 20, 1-17: Análisis detallado 333
14. N. Sarna comenta que esas causas deben buscar otros textos bíblicos que
respalden la dignidad humana y la sacralidad de la vida, pero que este mandamien
to no prohíbe matar, sino que tiene como función asegurar que no habrá violencia
desmedida ni injustificada, cf. Exodus. The Traditional Hehrew Text with the New
Jewish Puhlication Society TranslaUon, 113.
15. De acuerdo a T. Fretheim son faltas que tienen que ver con la ruptura del
orden creado por Dios, por lo cual la pena de muerte actúa como restauradora de
ese orden, Exodus, 232-233.
Ex 20: 1-17: Análisis detallado 335
za el castigo cuando se cometía una falta. Hace tres mil años estas
leyes que imponían la pena de muerte eran una sólida afirmación
del respeto a la vida. Aplicarlas hoy como si nada hubiera pasado
desde entonces es una muestra de barbarie.
16. Cf. A. Phillips, Another Look at Adulten''. JSOT 20 (1981) 3-25; H. McKca-
ting. Sanctions against Adultery in Ancient Israelite Society. With Some Reflections
on Methodology in the Study o f Old Testament Ethics: JSÖT 1 1 (1979) 57-72.
336 Los die: mandamientos (20. I-Ì7)
dad de Dios a su pueblo. Por lo tanto, todo acto que implique algu
na forma de mentira es condenado y considerado una falta contra
Dios mismo. En el contexto patriarcal y poligàmico en que surgió
esta ley, el peso caía en forma distinta sobre la mujer que sobre el
varón, pero más allá de la práctica, el concepto en el que se funda es
que la relación de pareja debe construirse sobre la verdad y sobre la
fidelidad mutua. Que en nuestro tiempo el concepto de fidelidad se
haya modificado, siendo algo que es responsabilidad de ambos
miembros de la pareja, no hace envejecer el mandamiento, sino que
lo reformula en un sentido inclusivo y más equitativo.
Introducción al texto
Análisis detallado
Introducción al texto
Análisis detallado
Introducción al texto
Análisis detallado
Introducción al texto
Análisis detallado
Introducción al texto
Análisis detallado
Introducción al texto
ta. Los bueyes eran los animales de trabajo más comunes, pero a la
vez eran animales peligrosos y una cornada suya podía costar la vi
da a la víctima. Eran además muy caros y constituían una parte im
portante del patrimonio de su dueño, por lo cual debían ser cuida
dos con esmero y protegerlos tanto del robo como de que atacara a
otros, con lo podía ser reo de sacrificio. La ley también establece un
castigo para el que por descuido hace morir a un buey o a un asno
ajeno. El hecho de que se le dedique un párrafo tan extenso muestra
la importancia de los accidentes con estos animales1.
Análisis detallado
ovejas por cada oveja robada podemos imaginar que la suma es im
portante y que en muchos casos conducirá a la esclavitud al ladrón.
Se vuelve sobre el robo de animales. La pena es menor si el due- 3
ño puede recuperar sus animales. En este caso, el ladrón devolverá
los animales y pagará el doble del valor estipulado por cada uno.
1. A. Rofé sostiene que este texto era parte de un documento mayor relativo a
leyes sobre la mujer, cf. Family and Sex Laws in Deuteronomy and the Book ofthe
Covenant: Hen 9 (1987)131-159.
2. No tenemos mucha información sobre esta costumbre que parece ser anti
gua, pero luego dejada de lado (Gn 34, 12; 1 Sm 18. 25). Lo poco que sabemos es
por comparación con prácticas árabes actuales que parecen recoger tal tradición, cf.
J. Kinkelstein, Sex Offences in Sumerjan Laws: JAOS 86 (1966) 355-372.
Ex 22. 17-30 363
1. C'f. C. Houtman sostiene esta interpretación y va más allá al decir que la mu
jer aludida no es en verdad hechicera, sino aquella que utiliza la seducción para ena
morar a las víctimas y sacar provecho de ellas, aunque asume que utilizaría encan
tamientos y otros recursos esotéricos, Exodus III, 211-212.
Ex 22, 17-30: Introducción y análisis 365
Lo que genera cierta confusión en esta ley es el paralelo entre los 28-29
primeros frutos y el primogénito (cf. 13, 1-2; 13, 11-16), a lo que
luego se suman también los animales domésticos. Tanto los LXX co
mo los targumim -aunque con variantes- coinciden en el sentido ge
neral del texto, y en el caso de TNf se hace explícito que el primo
génito debe ser el varón: «el primogénito de tus hijos». Pero ¿cuál es
el sentido de entregar al primogénito en conexión con los frutos y
animales desde el momento en que se espera que éstos reemplazaron
a los niños en los sacrificios?3
A nuestro juicio, la consagración de los primogénitos es un re
sabio de prácticas antiguas, donde se buscaba que el alma del niño
sacrificado protegiera la casa y la familia. En el Israel posterior a la
reforma de Josías (621 a.C.) la consagración de niños fue prohibida
y ya no efectuada. En este caso, la consagración fue reinterpretada
como dedicación y no sacrificio.
Resulta difícil determinar si las dos partes de este v. correspon- 30
den a una misma cláusula o a dos separadas. La expresión de 30a:
«hombres santos», tiene todo el aspecto de ser una cláusula de cie
rre de toda la sección, incluso del Código de la Alianza. Si lo fue en
una redacción anterior, ya no cumple esa función en esta posición
literaria. Es de notar que TNf reemplaza la expresión por «pueblo
santo», ampliando el espectro al que se dirige el texto y dándole una
dimensión que no tiene el TM. En 30b se establece que la carne de
animales matados por fieras no debe ser ingerida, sino destinada
para alimentar a los perros. Esto se debe a que el animal muerto no
había muerto de acuerdo a las normas religiosas y, por lo tanto, su
carne no respetaba las leyes de pureza. Es evidente que 30a excede
ampliamente la prescripción de 30b, y por esa razón nos inclinamos
a considerar que ambos textos provienen de diferentes lugares, pero
que fueron reinterpretados juntos, el segundo como consecuencia
del primero.
3. Para una evaluación de los estudios sobre sacrificios infantiles en Israel con
bibliografía, cf. C. Houtman, Exodus II, 164-166.
368 Sobre Ia justicia (23, 1-9)
1. Se discute si son leyes dedicadas a los jueces o a los testigos. Para la prime
ra postura, cf. J. McKay, Exodus X XI I I 1-3, 6-8: A Decaloguefor the Administration
ofjustice in the City Cate: VT 21 (1971)311-325; sostiene lo opuesto a esta idea C.
Houtman -quien defiende que esta colección se dirige a hombres libres que debían
Ex 23, 1-9: Introducción y análisis 369
testificar ante el tribunal-, cf. Exodus 111, 238. J. Pixlcy destaca que estas leyes no
se dirigen a los jueces («los ancianos que están en la puerta»), sino a todo israelita
libre, lo que les da una fuerza aún mucho mayor, Éxodo, una lectura evangélica y
popular, 241.
370 Sobre el año sabático y el sábado (23, / 0-13)
Lv 19, 15). La defensa de los derechos del pobre deben ser resalta
dos, porque normalmente éste no disponía de los medios económi
cos o sociales para asegurarse un juicio justo.
7 Busca preservar a los jueces y testigos de la tentación de mentir
y de condenar al justo. Sorprende que se refiera a la pena de muer
te -que vimos no era común en el Israel antiguo-, aunque quizás
debamos tomarlo como una forma extrema de hablar con el fin de
permitir que la sentencia lo incluya todo. La afirmación final llama
rasha (malvado, criminal, malo) a quien no respete la justicia y dis
torsione la verdad en el juicio.
8 Esta regla elemental de todo juicio debe afirmarse una y otra
vez (cf. 2 Cro 19, 7). Hay numerosos ejemplos en el AT donde se
recuerda que el soborno era algo que sucedía con frecuencia entre
los jueces, tal como se denuncia en Am 5, 12 y Miq 7, 3.
9 Se utiliza el verbo lajatz (oprimir) para indicar que eso no de
be hacerse con el extranjero. Esta ley claramente supone que están
establecidos en Canaán, cuando la memoria de Egipto ya se había
transformado en recuerdo de una época lejana. El texto habla del
«alma» (heb. nefesh) del extranjero y así traducen varias versiones.
Sin embargo, lo que está en juego aquí es poder sentir lo que el
otro siente, evocando una experiencia del pasado; en este caso, la
experiencia de los padres de ser extranjeros. Debe evitarse una es
piritualización de este texto, pues no se refiere a un aspecto inma
terial, sino a la tristeza y problemas de la vida concreta de las per
sonas obligadas por las circunstancias a emigrar y residir como
extranjeros.1
Introducción al texto
que las religiones cananeas eran una tentación muy fuerte y debía
resistirse de todas las formas posibles.
Es evidente que el texto refleja una época en la que Israel esta
ba ya instalado en Canaán y cuyas preocupaciones eran más las re
ligiones de los pueblos que lo rodeaban que la eliminación de esas
naciones. Los límites geográficos que se mencionan son ideales y
nunca llegó Israel a tener soberanía sobre todo el territorio.
Análisis detallado
1. Los textos son 3, 2; 14, 19; 23, 20.23; 32, 34; 33, 2. En ellos Moisés es un
personaje que dialoga con el ángel y por lo tanto no puede asimilarse a él.
Ex 23, 20-33: Análisis detallado 379
ción del texto: Israel no tendrá que esforzarse para poseer la tierra
porque Dios utilizará todos sus recursos a fin de facilitarle la insta
lación. A continuación se mencionan tres pueblos en representación
de los seis antes nombrados, cosa que tampoco tiene una explica
ción. Distintas versiones modifican el número: los LXX agregan a
los amorreos y presentan cuatro pueblos; el Pentateuco Samaritano
menciona seis, como en 23, 23; la Peshita (versión siríaca) ofrece
sólo «cananitas e hititas».
La observación de que no serán expulsados de una vez sino en
etapas parece acercar el texto a la verdad histórica, aunque la expli
cación que se dé para ello es algo artificial. El problema no son los
animales salvajes, sino la efectiva toma de posesión de una tierra
donde hay legítimos habitantes. Desde el punto de vista militar y
geopolítico es impensable invadir, conquistar y sostener la conquis
ta a partir de un pueblo pequeño y sin entrenamiento para la guerra.
Esta información puede arrojar luz sobre la dimensión real de la po
blación israelita, la cual debe de haber sido mucho menor que las
cifras ofrecidas en 12, 37 (600.000 varones, cf. supra, comentario
a Ex 12, 37, página 215). La necesidad de esperar hasta crecer en
número está más cerca de la estimación de los arqueólogos, que ha
blan de 20.000 personas. El v. 30 deja la sensación de que la con
quista se efectuará de forma pacífica a través del crecimiento de
mográfico de los israelitas. Al decir que saldrán de la presencia de
Israel «poco a poco», no está describiendo una guerra, sino un pro
ceso de reemplazo paulatino de un pueblo por otro, el cual quizás
pueda incluir elementos de asimilación2.
-33 Los límites mencionados son excesivos para describir el verda
dero Israel, aun en su época de mayor expansión durante el reinado
de Salomón. Así como está escrito, la extensión va desde el Mar
Rojo en Egipto hasta el Líbano (el mar Mediterráneo al norte de Is
rael), y desde el desierto -que puede indicar tanto al sur de Israel
(Edom) como al sur del Mar Muerto (la región del Arabá)- hasta
«el río», una forma de designar el río Eufrates3.
2. Así traduce C. Houtman, quien señala que es posible traducirlo tanto «unos
nobles» como «los nobles», optando él por la segunda alternativa, Exodos III, 2S9.
388 Confirmación del pacto (24, 1-11)
3. B. Childs agrega que la escritura y la lectura de las leyes por Moisés son una
forma de reforzar la importancia de conocer claramente las leyes que están acep
tando, cf. The Book ofExodus, 505.
Ex 24, 1-11: Introducción y análisis 3X9
4. Guia de perplejos I, 4.
390 Moisés sube al monte (24. 12-18)
Introducción al texto
Análisis detallado
que el relato está evocando los seis días de la creación. En ese senti
do, es un modo de decir que a partir de la entrega de la Ley estamos
en una nueva etapa de la creación, casi en una nueva creación. Que
los seis días tengan que ver con la necesidad de Moisés de preparar
se para dialogar con Dios no es algo que deba descartarse. A nues
tro entender ambos sentidos están presentes y actúan unidos. Al fi
nal el encuentro se dará en el séptimo día, aquel destacado por su
particular santidad.
El v. 17 interrumpe la narración para describir la presencia de
Dios. Se la describe como un fuego -conforme a 19, 16-20-, pero
en este caso no se detiene en más detalles. Los targumim expanden
el texto para decir «fuego intenso y devorador» (TNf) o «un intenso
fuego con brazos de más fuego que consumían fuego» (TPsJ). El
carácter literario del relato se evidencia en el hecho de que no se en
tiende cómo los israelitas pudieron ver el fuego si Dios estaba en
medio de una nube espesa, justamente para no dejarse ver por ellos.
Es como si se dijera que la prevención de Dios no fue todo lo eficaz
que debiera ser. A fin de justificar el texto se ha dicho que el fuego
era tan intenso que resplandecía a través de la nube.
Por tercera vez en esta unidad Moisés sube al monte, donde per
manecerá por cuarenta días y noches. El número cuarenta tiene una
especial atracción en la literatura bíblica, pero no parece tener un
significado particular. Es probable que haga referencia a la santidad
o a que algo se encuentra completo y terminado en su debida forma1.
Si saltamos hasta 31,18 encontraremos la continuación original de
esta narración.
N o ta so b re la traducción
A sp e c to s h istó rico s
3. C. Houtman señala que hay una antigua tradición samaritana que dice que el
templo en el monte Garizin -e l templo samaritano- fue construido por el sacerdote
Josué y que la tienda del Sinaí con todos sus objetos fue depositada en ese templo.
Esto muestra la importancia que tenía en aquel entonces la acción de legitimar los
nuevos templos con un vínculo directo con la tienda del desierto, cf. Exodus III, 334.
400 Instrucciones y servicios religiosos (25, 1—31, l<S)
Aspectos literarios
Entre estos dos textos (caps. 25-31 y 35—40) hay una relación li
teraria particular que tiene consecuencias hermenéuticas profundas.
Encontrarnos con textos similares puede inducir al error de pensar
que su mensaje es el mismo, que conforman una repetición también
en el nivel semántico. Sin embargo, hay que tener en cuenta que un
texto no significa sólo aquello que dice, sino también por el lugar
en el cual lo dice y por las condiciones literarias que lo rodean. Es
tas también son parte del mensaje y reclaman ser tenidas en cuenta
ños y todo aquel que quiera acercarse a ver qué está sucediendo. A
la santidad del monte se le opone la difícil relación en el campa
mento entre Dios y el pueblo. ¿Son estos israelitas merecedores de
construir en medio de ellos un lugar santo? ¿No debería hacerse en
la cima del monte, donde la santidad es evidente y la polución im
posible? Dios afirma que su Morada se debe construir en medio del
pueblo.
3. Los actores no son los mismos en cada texto. Moisés es el
elegido por Dios para recibir la Ley y el único autorizado a ascen
der el monte ante su presencia. Con él dialoga y a él le muestra su
gloria. Moisés es un hombre probo y fiel que ha demostrado una fe
cuya fortaleza excede lo esperado casi de cualquier persona. Pero
la Morada no será construida por Moisés, y esto es así no porque
él no fuera hábil con sus manos. Tal detalle no hubiera interesado
al redactor bíblico que narró la apertura del mar o los bastones
transformados en serpientes. Lo que se nos dice es que Bezaleel y
Oholiav serán los constructores, y de ellos tan sólo sabemos que
son excelentes artesanos, que Dios los ha elegido para esta tarea y
que ninguno de los dos es levita. Además se dice que ellos dirigi
rán una cuadrilla de obreros de quienes nada más conocemos. Esto
no es accidental, sino que lleva un fuerte mensaje: las manos de los
constructores de la Morada no son distintas a las de todo israelita.
No están elegidas por ser levitas, ni por tener una particular bio
grafía, ni por estar en una relación particular con Dios. Son manos
de hombres y mujeres elegidos de entre un pueblo rebelde que ha
caído en la idolatría, pero en el cual Dios aún confía que puede ser
redimido.
4. Los grados de santidad guiaron la descripción de la Morada.
Se fue desde lo más sagrado (el arca) hacia lo que se alejaba paula
tinamente de ese centro (la puerta del atrio). Hay cierta incoheren
cia cuando en el cap. 30 se describe el altar del incienso y la fuente
de agua después de los vestidos sacerdotales y los demás muebles,
pero eso responde a que el primer texto ya estaba redactado cuan
do se agregaron dichos elementos (cf. infra, comentario a Ex 30,
páginas 427-431). Al narrar la construcción, el orden es totalmente
distinto y nuevamente es preciso insistir en que no lo es por exigen
cia de la realidad (el acto de construir), sino por una intención teo
lógica. Se construye en el orden en que los seres humanos construi
mos las cosas. Así, en 35^f0 primero se convoca a los artesanos (al
E. 25, 1-31, 1K: Sobre la Morada y el templo
y 403
A sp e c to s teo ló g ico s
Comentario
2. Así piensa C. Houtman, quien analiza el Arca por separado de la tapa. Este
autor atribuye la máxima santidad a la tapa y no al Arca misma, cf. E x o d u s ÍII, 365;
también se discute su función, siendo la de un reclinatorio en los LXX, interpreta
ción que asumen la mayoría de las traducciones que rinden «propiciatorio» (Lv 16,
15-16); cf. J. Gutman, T h e S tr a n g e H is to r y o f t h e K a p p o r e t Ritual·. ZAW 112 (2000)
624-627.
3. Cf. R. Friedman, T h e T a b e rn a c le in th e Temple'. BA 43 (1980) 241-247.
408 La lámpara de siete luces (25, íl-4 0 y 5 7 , 17-24)
Comentario
Comentario
3. Pero cf. nuestro comentario a 27. 21-22 sobre el aceite de las lámparas.
412 La Morada: ¡as cortinas, la estructura, el velo (26. 1-37)
Comentario
Comentario
go por 22,5 metros de ancho. Su entrada estará cubierta por una cor
tina que ocupa el centro del lado oriental. El atrio establece el si
guiente espacio de santidad después de los dos primeros lugares de
la Morada.
Los vv. 20-21 parecen estar fuera de lugar, pues se esperaría que
estuvieran ubicados junto a la descripción de la lámpara (25, 31-
40). Quizás esta información se dé aquí porque, siendo el aceite un
elemento accesorio y que se consume, se buscó separarlo de la des
cripción de la lámpara, que podría tener un valor propio más per
manente. De cualquier manera es extraño, ya que, tal como allí vi
mos, la lámpara era en primera instancia un objeto práctico y sin
atribuciones particulares. A esa dificultad debemos agregar que és
te es un texto que no se repite en 35-40, sino en Lv 24, 1-4, lo cual
hace suponer que fue agregado en un segundo momento de la re
dacción. En resumen, debemos decir que la intención a la hora de
ubicar la instrucción sobre el aceite en este lugar no nos resulta cla
ra y genera más interrogantes que respuestas.
La instrucción de que el aceite debe hacerse de olivas prensadas
y puro, y de que Aarón y los hijos encenderán las lámparas cada
atardecer, adelanta la referencia a la unción de Aarón y sus descen
dientes, y refuerza la idea de que durante la noche la luz de la lám
para debía brillar en la Morada en sustitución de la luz natural que
probablemente se colaría entre las cortinas para iluminar el interior
de la Morada.7
Comentario
1. Un amplio estudio y casi único sobre esto es el de C. Van Dam, The Urim
and Thummim, Winona Lake 1997, esp. 164-177.
422 Consagración de Aarón (29, 1-46 y Lv 8, 1-36; Nm 213, 1-8)
Comentario
Comentario
Comentario
que sepáis que yo soy Yavé, que os santifico. 14 Así que guarda
réis el sábado, porque santo es para vosotros; el que lo profane,
de cierto morirá. Cualquier persona que haga alguna obra en él
será apartada de su pueblo. 15 Seis días se trabajará, pero el día
séptimo es día de descanso consagrado a Yavé. Cualquiera que
trabaje en sábado ciertamente morirá. 16 Guardarán el sábado
los hijos de Israel celebrándolo a lo largo de sus generaciones
como un pacto perpetuo. 17 Para siempre será una señal entre
mí y los hijos de Israel, porque en seis días hizo Yavé los cielos y
la tierra y en el séptimo día descansó y tomó respiro. 18 Y dio a
Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte Sinaí, dos ta
blas del Testimonio, tablas de piedra escritas por el dedo de
Dios.
Comentario
Con este texto se cierra toda la unidad 25, 1—31, 18. Se introdu
ce con la fórmula alternativa a la más común, ya encontrada en 30,
34, y que no volverá a aparecer en el texto. Eso indica que el tema
del sábado fue introducido en una segunda redacción a fin de ase
gurar su cumplimiento. Más aún, desde hace mucho se ha notado
que el v. 18 puede ser continuación de 24, 18, y que todo el texto
que va en medio se escribió para dar el contenido de las tablas que
Moisés recibe. La propuesta no es incoherente desde el punto de
vista de la historia de la redacción del texto, pero es preciso señalar
que el texto de las instrucciones ha sido integrado magistralmente
y que en la redacción actual no muestra fisuras, más allá de las ra
zonables en un texto compuesto.
Desde el punto de vista teológico es interesante señalar que la
tensión entre el espacio sagrado y el tiempo sagrado se resuelve fi
nalmente a favor del tiempo1. La construcción de un espacio sagra
do y sus enseres queda establecida, pero sometida a la observación
del descanso semanal. En un texto donde todo lo que se dice supo
ne ponerse manos a la obra para cumplir lo que se ha prescrito, se
recuerda que, llegado el momento de decidir sobre si continuar con
las obras o detenerse para el cumplimiento de las prescripciones re
1. F. Gorman, The Ideology o f Ritual: Space, Time and Status in the Priestly
Theology, Sheffield 1990, 45-52.
434 Descanso sabático y entrega de las tablas (31, ¡2-18)
Comentario
gran poder y con mano fuerte? 12 ¿Por qué han de decir los
egipcios: para mal los sacó, para matarlos en los montes y para
exterminarlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del ardor de
tu ira y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo. 13 Acuérda
te de Abraham, de Isaac y de Israel, tus siervos, a los cuales has
jurado por ti mismo y les has dicho: multiplicaré vuestra des
cendencia como las estrellas del cielo, y daré a vuestra descen
dencia toda esta tierra de que os he hablado, y ellos la poseerán
como heredad para siempre. 14 Entonces Yavé decidió no hacer
el mal que había dicho a su pueblo.
Comentario
Comentario
Comentario
ángel irá delante de ti, pero en el día del castigo, los castigaré
por su pecado. 35 Y Yavé hirió al pueblo a causa del becerro
que hizo Aarón.
Comentario
Comentario
Comentario
1. Así lo entiende J. Pixley, quien agrega que es una forma de mostrar que la
revolución de los esclavos liberados necesita de Dios, pero que no lo controla, pues
el texto muestra la independencia de la divinidad respecto a cualquier forma de po
der humano, cf. Exodo, una lectura evangélica y popular, 212-213.
450 Diálogo de Moisés con Dios (33, 12-23)
haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia a mis
ojos y te he conocido por tu nombre. 18 Dijo Moisés: Por favor,
muéstrame tu gloria. 19 Le respondió: Haré pasar toda mi bon
dad delante de tu rostro y pronunciaré el nombre de Yavé de
lante de ti, pues tengo misericordia del que quiero tener miseri
cordia, y soy clemente con quien quiero ser clemente; 20 pero
no podrás ver mi rostro porque ningún hombre podrá verme y
seguir viviendo. 21 Luego dijo Yavé: Aquí hay un lugar junto a
mí. Tú estarás sobre la peña, 22 y cuando pase mi gloria, te
pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano
hasta que haya pasado. 23 Y apartaré mi mano y verás mis es
paldas, pero mi rostro no lo verás.
Comentario
Comentario
Comentario
1. Cf. Nm 14, 18; Neh 9, 17; Sal 103, 8.17; 145, 8; Jr 32, 18-19; Nah 1, 3 y
también de forma menos evidente Dt 5, 9-10; 1 Re 3, 6; Lam 3, 32; Dan 9, 4.
456 Sobre la ida la Iría (34, 1(1-17)
Comentario
d) Sobre las fiestas anuales (34, 18-26 // Ex 23, 14-19; Dt 16, 1-17)
Comentario
Comentario
Comentario
Comentario
Comentario
Comentario
Comentario
Los vv. 9-20 tienen su texto paralelo en 27, 9-19, al que siguen
en cada detalle. Los vv. 21-31 describen los metales utilizados y no
tiene texto paralelo. La descripción del atrio lo muestra como de
planta rectangular, con la entrada hacia el este y cubierta con una
cortina que no ocupa todo el frente, sino sólo una parte en el centro
de la pared y que cuelga de columnas, del mismo modo que el velo
y la cortina de la entrada de la Morada.
Un dato novedoso es que se dice que la Morada fue confeccio
nada por los levitas bajo la instrucción de Moisés y dirigidos por
Itamar, el cuarto hijo de Aarón (v. 21). De esta circunstancia no te
nemos más información, y cualquier conclusión será altamente es
Ex 39. 1-31 475
Comentario
Comentario
Los vv. 39, 32-43 son paralelos de 35, 10-19, aunque en este ca
so el primer texto no pertenece a las instrucciones, sino a la unidad
de los caps. 35-40, donde se narra la construcción de la Morada.
Allí se enumeraron los objetos a construir y ahora se busca asegu
rar que todo ha sido confeccionado tal como se había indicado. Una
diferencia llamativa es que se denomina «altar de oro» al que en el
primer texto se llama «altar del incienso». La confirmación de que
se refieren al mismo objeto viene en 40, 27, cuando se dice que so
bre ese altar se quemó incienso aromático. El segundo dato que se
destaca es la información de que las lámparas de la menorah debían
mantenerse en orden (v. 37). No sabemos a qué orden se refiere,
pero encontramos una expresión similar referida a las lámparas en
27, 2,1 probablemente aludiendo a que todas deben estar en la mis
ma posición mirando hacia delante y dando una luz de similar in
tensidad. Aquella indicación a Aarón y sus hijos se ve ahora con
firmada por este texto. Al finalizar la lista y habiendo constatado
que todo lo indicado ha sido hecho conforme a la voluntad de Dios,
Moisés los bendice.
A partir de 40, 1 se narra el montaje de la Morada, siendo éste
un texto sin paralelo en 25-31. La narración tiene cierta dificultad,
percibible en el hecho de que se dan dos fechas y que ambas apun
tan a narraciones distintas. En 40, 2 Yavé habla a Moisés y le indica
que el primer día del primer mes deberá erigir la Morada detallando
todos los objetos que ha de tener en cuenta. Luego se mencionan
cada una de sus partes y se concluye con la instrucción de ungir a
Aarón y sus hijos como sacerdotes de Dios. En el v. 40, 17 se narra
480 Entrega de ¡a obra y montaje de la Morada (39, 32-40, 33J
Comentario
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INDICE GENERAL
Prefacio ................................................................................................ 9
Siglas y abreviaturas ............................................................................ 11
Introducción ........................................................................................ 13