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Como inicio se habla principalmente del inicio u origen del capital corintio, todo
parte de cuando una muchacha de Corinto, lista para contraer matrimonio,
enfermó y falleció.
Vitruvio establece una clara distinción entre el origen del capital corintio de los capiteles jónico y dórico,
además recalca el gesto arbitrario que convirtió un cestillo enriquecido por el acanto en imprescindible
elemento de construcción.
Lo de la muchacha corintia nos dice que cualquier forma puede convertirse en arquitectura.
La arbitrariedad generó una arquitectura, e introducida en el pasado reclama el olvido y toda teoría de la
arquitectura pretende justificar desde la racionalidad, la forma.
En el texto de Vitruvio describe que el capitel corintio es obra de un escultor, de un artista, esta descripción
algunos la entienden como imitación de la naturaleza y también existen opiniones diferentes como la de
John Ruskin, quien ha defendido que la arquitectura radica en el ornamento.
Pero muchos se preguntan ¿Cómo puedo el cestillo de Calímaco convertirse en cuasi – inevitable
modo de coronar la columna?
No existen respuestas inmediatas, pero los tratadistas han manifestado que el capitel corintio resolvia
la solución de esquina en entablamientos y, tanto el capitel dórico como jónico, reducían el fuste de
la columna a pura expresión estática, gravitatoria.
La aparición del capitel corintio implica un cambio sustancial de atribuciones al hacer de nuevo
arquitecto responsable del ámbito ornamental.
La columna y el capitel corintio se convirtieron en canon o así lo definían, pero los constructores y
arquitectos, debieron probar su valía en infinitas ocasiones, hasta llegar a su aceptación de forma
arbitraria.