Vous êtes sur la page 1sur 18

PROGRAMA DOCTORAL LATINOAMERICANO

ENSAYO

La relación entre la teología y las ciencias sociales y su pertinencia al


tema de la Missio Dei para una pastoral integral en un contexto de
migración.

Requisitos parciales sometidos a consideración del Comité de Trabajos


Finales para optar al grado de Doctor en Teología

Por

David Antonio Ceceña Ramos

Tutor (es)

Dr. Carlos Van Engen

Dr. José Pacheco

Los Mochis, Sinaloa. México. Agosto de 2019


INDICE DE CONTENIDO

Introducción .......................................................................................................................... 3

1. La teología, una ciencia con alcances prácticos ................................................................ 4

1.1 Teología y misionología ....................................................................................... 8

2. La teología y las ciencias sociales como aliada. ................................................................ 9

2.1 Contribuciones de las ciencias sociales. ............................................................ 11

2.2 La teología y ciencias sociales en el tema de migración humana. .................... 14

Conclusiones ........................................................................................................................ 15

Bibliografía ........................................................................................................................... 17

2
Introducción

“La buena teología es la que concibe y vive la universalidad de Dios en las


particularidades de la vida, y la eternidad de Dios en las vicisitudes de la historia”
(González, 2008, p.33).

Al hablar de teología lo primero que nos puede venir a la mente es la figura de


un sacerdote, un pastor o un conocedor de la biblia con relación a sus estudios en un
seminario, dando una cátedra de orden religioso con tintes éticos o morales. Sin
embargo, hay mucho más que eso para considerar en cuanto al estudio de la teología.
Este ensayo tiene como objetivo promover y fundamentar la base e importancia de los
estudios teológicos desde una interrelación y dialéctica con las ciencias sociales. El
interés se muestra porque considero que las ciencias teológicas tienen –y deben tener-
un alcance práctico el cual permita expresar, contribuir y proponer con relevancia y
pertinencia a los actuales desafíos éticos y morales que se presentan en la sociedad –
de manera especial- en el tema de una pastoral integral en un contexto de migración
humana. Este ensayo tratará de responder a los siguientes cuestionamientos iniciales
¿Es la teología una ciencia que pueda abordar aspectos prácticos de la vida? ¿Cómo se
pueden relacionar las ciencias sociales y la teología y cuáles pueden ser sus
contribuciones en el tema de una pastoral de migración?

Se busca fundamentar que la teología puede ser práctica usando como puente
de enlace a la misionología. La misionología, a su vez, se considera la rama de la
teología que tiene como objeto específico la misión, especializándose desde la Historia
eclesiástica con carácter científico en su enlace de hechos e ideas al igual que su
desarrollo con otras ciencias su etimología, historia y relación como lo hace ver Santos
Hernández (1961). Por lo tanto, un misionólogo es alguien que está ligado al estudio de
Dios (contemplación) que:

Como teólogo especializado no debe contentarse con un conocimiento práctico


demasiado universal. Ha de hacerlo más práctico aún, más apto para dirigir la
actividad misionera y para dirigirla más de cerca. Con la ayuda de otros
conocimientos, aunque guiado siempre por los principios teológicos primeros,
ha de procurar elaborar para las misiones unas metodologías más concretas y
mejor adaptadas (Santos, 1961.p.235)

3
Lo primero a tomar en cuenta es el marco teórico ofrecido por la teología en
su ortodoxia, y segundo considerando sus prácticas tomando como eje auxiliar a las
ciencias sociales por medio de la ciencia de la misionología –o Teología de la misión,
como también se le puede conocer-.

Para Scheneider (1998) América Latina representa un gran desafío al considerar


la teología práctica, su función y su relación con las teologías tradicionales. Debe
entenderse que hay una tensión y distanciamiento entre la pastoral practicada en las
iglesias locales y la formación ofrecida en los seminarios e institutos teológicos. Esto
implica que el resultado de hacer teología desde la teoría se vuelve irrelevante para la
vida común de los creyentes y esto nos lleva a un interés por profundizar en este tema.
Se levanta una gran necesidad de ser congruentes y relevantes en nuestro contexto en
cuanto a una pastoral integral.

1. La teología, una ciencia con alcances prácticos.

La teología es considerada la ciencia que estudia a Dios – por simple definición


del Theos y Logos- desde su etimología, esto se ha hecho por antonomasia y parece
sencillo llegar a esas conclusiones; sin embargo, es una definición mucho más difícil de
lo que parece ¿cómo podemos estudiar a alguien que es un ser supremo? ¿Cómo
podemos poner en una balanza las ideas de aquel que sobrepasa nuestras propias
ideas? ¿Qué implicancias tiene ese estudio respecto a la realidad del hombre? Bajo
estos cuestionamientos se han hecho los primeros intentos de explicar que la teología
también tiene como objeto de estudio la creación pues son los “cielos que cuentan la
gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos” (Salmos 19.1, NVI) las
Escrituras Sagradas al ser aceptadas como re-velación divina se someten a un
escrutinio donde convergen lo sagrado con lo divino, Dios y el hombre, la teología y la
antropología; o sea que, estudiar a Dios es también estudiar al hombre, Roldán (2011-
b) “Las Escrituras constituyen el texto de la teología, porque el tema de esta ciencia no
es Dios en absoluto sino Dios en su revelación” (p.30).

Entonces ¿qué estudiamos? ¿Cuál es el alcance del estudio teológico? Son los
rasgos, los sesgos, las acciones o hechos de un ser divino que ha dejado plasmada su
4
huella en su paso por este mundo en la historia humana. Por lo tanto, podemos
deducir que el estudio teológico radica en lo que Dios ha hecho y ha expresado, sus
prácticas y dichos. La teología estudia esa interacción del Creador con su creación; es
decir, podemos seguir el trazo de sus intervenciones porque la teología tiene
diferentes acercamientos y postulados que puede hacer como ciencia y de igual forma
puede ser relevante para el diario vivir como lo menciona Roldán (2011-a) quien habla
respecto de la teología y la esfera sociopolítica como una acción paralela coexistente:

Este es un aspecto bastante ignorado por las teologías evangélicas, conservadoras y


fundamentalistas que todo reducen a “lo espiritual” desconociendo que la vida no
se vive en una esfera etérea, sino en un tiempo y un espacio y en medio de las
contradicciones de la historia. Y que esa vida también se vive dentro de marcos
teóricos que pueden ser filosóficos, teológicos, políticos y económicos que nos
afectan (p. 13).
Para desarrollar la propuesta de Roldán podríamos encontrar un hilo conductor
en cuanto a los paradigmas de Zabatiero (2005) quien desarrolla tres paradigmas que
se han gestado en la historia de la teología como lo son: paradigma de la teología
habitual, paradigma de la teología científica y el paradigma de la teología disciplinar.
Para efecto de este ensayo sólo desarrollaremos lo relacionado al paradigma
disciplinar, reconociendo que, en el quehacer de una teología existe una carencia de la
praxis. Esta teología se caracteriza por su subordinación ante los imperativos del
mundo académico debido a la pérdida de prestigio y poder de las iglesias en el campo
universitario y del saber en general. Eso convirtió a la teología en un sistema disciplinar
de conocimiento dividido en disciplinas particulares (Hansen, 2005). En otras palabras,
se dividió a la teología en cuatro grandes ejes: teología sistemática, teología histórica,
teología bíblica y teología práctica.

La teología en general tiene sus áreas de estudio y desarrollo, en otras palabras


su propia metodología. Es decir, existe un evangelio que es un mensaje que necesita
ser comunicado, que se encuentra en un contexto en particular, en un idioma
particular y que se recibe con un sentimiento especial.

La teología llegó a ser práctica porque el objetivo último de la reflexión y


construcción teológicas es práctico, no especulativo. Entendamos que, se antepone un
compromiso de caridad, de servicio –por así decirlo- y la reflexión teológica viene
5
después, es un acto segundo. Si tomamos en cuenta que existe una crisis del
paradigma disciplinar moderno nos permite entonces, iniciar una caminata rumbo a
una nueva comprensión de la teología cristiana: esencialmente una teología de acción,
relevante y puntual no yuxtapuesta a las diferentes ciencias sino como aquella que
encuentra un balance con los medios de comunicación social, ciencias políticas, la
sociología, la economía y la cultura (Hoch, 2005), si entendemos que ninguna de las
disciplinas académicas son estáticas, sino que cada una se expande en su base teórica
y los resultados de cada disciplina aplicada en la misionología traerá nuevas ideas, por
lo que, “se verá mejorado el estudio de y la voluntad de Dios en la Missio Dei”
(Elliston, 2011, p.126)

La teología cuando es integral tiende a ser práctica con un discurso crítico y


constructivo sobre la acción cristiana en el mundo “la cuestión de la relación entre la fe
y la cultura ha sido siempre uno de los temas fundamentales de toda teoría y práctica
misiológicas” (González, 2008.p.30). Además de ser un discurso, es acción
comunicativa, actividad comunitaria y no es individual ni aislada (Marcos 1.16, 17) lo
que podemos deducir que al hacer teología de acción cristiana al mundo, se puede
hacer en permanente “co-relación” discursiva con el mundo. Su discurso crítico, asume
riesgos con los saberes producidos fuera de la iglesia o comunidad de fe. Este
paralelismo existencial de acción y reflexión considera la vida, la creación y no se
queda ciega ante las injusticias humanas en el acontecer diario de las cosas ni busca
una dualidad existencial separada.

La teología está en constante tensión en su tarea de llevar a cabo su misión de


contribuir y transformar la realidad del ser humano, puede tomar el rol de espectadora
o puede ser aquella que participa y propone que en palabras de Juan A. Mackay podría
ser aquella teología del “balcón o del camino”. Tomemos el ejemplo el fenómeno de la
migración humana en la biblia ya sea forzada o voluntaria bajo las condiciones de
pobreza, pérdida de estatus y otras desventajas sociales. Empecemos con el ejemplo
del Génesis que contempla una serie de historias de vida de personajes migrando,
como la primera pareja humana Adán y Eva (Génesis 3) que su puede considerar como
la primera escena de migración -conectado con el concepto del pecado original-; acto

6
seguido, tenemos Génesis 4 donde Caín es exiliado como un -vagabundo y fugitivo-
por matar a su hermano Abel. En el caso de Génesis 11 se puede observar el resultado
de la Torre de Babel como otra migración, en este caso, forzada. De ahí pasamos al
caso de Abraham y su familia en situación migratoria, sin dejar de mencionar la
experiencia de José en el capítulo 37 de Génesis. No todo es desilusión, pobreza,
esclavitud o castigo referente a la migración en la biblia. También tenemos riqueza y
carreras interesantes como resultado de migración, ejemplo de ello es Daniel,
Nehemías en Babilonia o Persia. Por consiguiente, en el Nuevo Testamento podemos
sumergirnos en los escritos de los Hechos, las cartas de Pablo, los escritos de 1 Pedro o
Apocalipsis donde cada uno de esos libros describirá migraciones, exilios o movilidad
humana. Christoph Stenschke cataloga con mucha peculiaridad un “discipulado
migrante” en aquéllos que siguieron a Jesús como Señor errante que dijo “las zorras
tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; más el Hijo del Hombre no tiene dónde
recostar su cabeza” (Lucas 9.57-62).

De igual forma Fabbio Baggio (2005) considera que la migración como campo
tiene todo el derecho de ser estudiado desde la teología, en particular de la pastoral.
Por consiguiente debemos considerar las palabras de Alberto Ares (2018) “La Teología
analiza la realidad social en un forma crítica a través del referente primario de la
Revelación Divina, con el objetivo de dar testimonio de nuestra fe” (p.6)(La traducción
es del autor) Dios mismo se identifica con esta condición y realidad de su pueblo (Deut.
26.5) Es nuestra labor como portadores de Su Palabra y escritos expresados, no sólo
de identificarnos con la problemática de migración como bien lo hace la teología desde
un marco teórico sino que, debemos dar testimonio de nuestra fe en medio de esto y
otras problemáticas sociales. Analicemos la realidad migratoria a la luz de lo que sigue
expresando en su obra Alberto Ares en cuanto a que “hay alrededor de 232 millones
de migrantes…equivalente al 5to país más poblado del mundo…65 millones son
forzados a irse por conflictos armados, violencia o desastres naturales…21 millones son
refugiados…38 millones desplazados internamente…y 3.2 millones han aplicado por
asilo” (Ibid). Las cifras descritas anteriormente fueron tomadas hasta el año 2016, eso
nos permite cuestionar cuánto se han incrementado esas cifras hasta este año en
curso de 2019. Si esa es la realidad mundial respecto a las migraciones ¿es justo
7
considerar sólo los números? ¿Qué de la sociedad, cómo es afectada por este
fenómeno? La teología por su cuenta analizará, considerará los valores espirituales que
se suscitan en este tipo de fenómenos sociales, que se asumen por una espiritualidad
que ha sido abruptamente invadida por el pecado y que implica una separación de la
raza humana entre sí y que tiene su origen en una separación con Su Creador. La
teología no sólo tiene un objeto de estudio sino una misión específica de
transformación de orden espiritual para el individuo con implicancias sociales.

1.1 Teología y misionología.

Quiero iniciar este apartado diciendo que a la Misionología se le puede


denominar como “ciencias de misión o Teología intercultural”, dicha nomenclatura la
rescata Stefan Paas (2016) de una cosmovisión de las facultades teológicas alemanas.
Con lo anterior se refleja la relación del Cristianismo con las religiones No-Cristianas y
sus cosmovisiones. De igual forma, este nombre dado a la misionología como el de
“teología intercultural” refleja los cambios de un mundo globalizado y un creciente
pluralismo religioso. Para comprender lo anterior de una forma más profunda,
tenemos los aportes de Samuel Escobar y otros autores en los esfuerzos hechos en la
consulta de Iguazú (Guillermo, 2000), a partir de aquí se asientan de manera amplia y
profunda los primeros esfuerzos y situaciones que originaron a una misionología que
se conecta tanto al cientificismo como a la teología. En esta consulta se hace un
recuento de cómo toma lugar la misionología después de la mitad del siglo pasado -
estrictamente toma forma, aunque su esencia se puede rastrear desde el siglo 19 como
una teoría sistemática de misión postulada por el escocés Alexander Duff- con el
argumento de hacer misiones, plantar iglesias y hacer evangelismo bajo la apremiante
necesidad espiritual y vacío religioso presente, principalmente en las regiones del
Tercer Mundo. A partir de aquí, la teología en su relación con la misionología toma una
mayor relevancia porque se puede observar que a la par de la necesidad espiritual se
estaba desarrollando un avivamiento de las alas conservadoras del cristianismo
evangélico y, simultáneamente se reanuda la vida igualmente evangélica universitaria
en Europa con un fervor misionero. En otras palabras, los estudios teológicos y la
erudición fueron representadas en todos estos estudiantes europeos quienes unieron

8
fuerzas para las misiones con lo que se impulsó y trabajó hasta el punto de consolidar
alianzas evangélicas con un alcance mundial. El mejor ejemplo de todo esto es el Pacto
de Lausana, mismo que propuso realzar el concepto de una misión integral.
Consideramos pues que la misionología desde su génesis pretende ser integral
tomando en cuenta lo teológico, social y la -ética de la creación- de tal forma que
pueda lograr sus objetivos y metas; de lo contrario, caería en un orden de corte teórico
o inclusive en un tipo de espiritualidad superflua, como fue considerado el
fundamentalismo evangélico en el mero nacimiento de la misionología en siglo 19. Se
debe tener claro que la misionología tiene una metodología definida de acción por lo
que Johannes Verkuyl (1978) es quien describe que “la tarea de la misionología en
todos los tiempos es el de investigar científica y críticamente los presupuestos,
motivos, estructuras, métodos, patrones de cooperación y liderazgo que las iglesias
trazan para su mandato” (p.5) es decir, la tarea o la misión de Dios (Missio Dei) tal
como la describe el quehacer teológico comprende una acción inherente y de mucho
significado en el quehacer de la iglesia cristiana evangélica a llevar a cabo en el mundo,
con implicancia de orden teórico y práctico con una finalidad –telos-, siendo relevante
al contexto o la cultura. Para ello, se requiere que la misionología se comprenda
tridimensionalmente, compuesta por tres áreas de estudio como lo es la teología,
ciencias sociales y sus estrategias como lo propone Jorge Barro en su trabajo de
“enfoques disciplinares em resposta a realidade atual da América Latina” (Bullón,
2015).Si concluimos que la misionología es una rama de la teología en acción y que
esta a su vez tiene como virtud ser multidisciplinaria en la búsqueda del cumplimiento
de sus objetivos, entonces podemos estar confiados que la teología desde la
misionología apela y es congruente para dar respuesta a la necesidad de cooperación
social y teológica en la elaboración de una pastoral integral en un contexto de
migración.

2. La teología y las ciencias sociales como aliada.

Si buscamos comprender cuáles son las aportaciones de las ciencias sociales


para la teología, debemos primeramente considerar cómo se ha gestado el estudio de
Dios en la historia. La teología en los primeros siglos de desarrollo se hizo acompañar

9
de la filosofía griega que, ha manera de sincretismo se fundamentó lo filosófico
influenciando con una perspectiva monolítica y absolutista según lo redacta Paredes
(2000) en su cita a Padilla exponiendo que la fe cristiana adopta la “epistemología
racionalista, individualista, pragmatista, materialista y una clara atomización de la
realidad” (p.22); la teología al verse influenciada por elementos culturales contrajo una
dificultad para que la fe cristiana comulgara con su realidad circundante socavando
cualquier intento de las ciencias sociales por entender esas experiencias humanas.

Al considerar la problemática social nos da pie para tomar en serio lo que las
ciencias sociales pueden aportar; primero que nada, reflexionemos que hay casi 7 mil
millones de personas en el mundo que tienen su propia personalidad, estilos de vida e
idiosincrasia. Existen grupos, etnias, pueblos, familias, etc., los cuales conforman la
cultura, esto nos pone en la condición de estar necesitados de comprender y estudiar
cada uno de esos subgrupos de una forma objetiva. En otras palabras requerimos
estudiar y conocer su culturalidad -término construido por el Dr. David Sills-
(Armstrong-McClellan-Sills, 2011) y debemos considerar como legítimo el uso de las
ciencias sociales para esta tarea, mismas que a su vez pueden ser el vehículo que
puede ayudar a responder acertadamente cualquier problemática social que se
suscite. Podemos reflexionar que, con el simple hecho de vivir en el mundo se
demanda una respuesta a las problemáticas existenciales –especialmente de los
evangélicos y de su teología en la interacción con las ciencias sociales en su quehacer
socio-antropológico, situación que se da de forma directa o indirecta; o sea, existe un
desafío latente y una necesidad apremiante para que los aportes de todas las ciencias
contribuyan para dar respuesta a las necesidades inherentes del ser humano y de su
realidad circundante; en particular al tema de la migración ya que sin lugar a dudas es
uno de los problemas humanos más complejos en la actualidad.

Debemos tomar en cuenta que las corrientes y fuerzas modernistas hicieron de


la razón algo universal a tal punto que canoniza la verdad y el conocimiento –sin dejar
por un lado que -es la teología la primera víctima de la jerarquización- (Hansen, 2005).
En el evento histórico de la modernidad es donde se da paso al dominio de la ciencia
(ciencias naturales) mismo que concibe un divorcio entre dos culturas como resultado,

10
en este caso: humanidades y las ciencias experimentales. Lo anterior resultó en una
reducción de la realidad en partes. Ahora, el conocimiento ya no es más jerárquico
sino holístico. Como resultado, la lucha del conocimiento se encuentra en la dinámica
de una tarea de asociación y relación necesitando contextos más amplios y
transdisciplinarios. Lo anterior supone una nueva realidad multidimensional, por lo
que ahora se considera lo objetivo y subjetivo de la naturaleza junto con lo sagrado;
por lo que se cree que este es el mejor momento para que la teología emerja
creativamente en este escenario abierto.

Si consideramos nuestra realidad histórica y actual, observamos que cristianos


y no cristianos reconocen que hay una tensión en la relación de la fe y ciencia. Sin
embargo, Paredes (2000) comenta lo siguiente “en vez de una guerra entre fe y ciencia
podemos ver una colaboración, complementación y respeto mutuo” (p.15). La
pregunta que surge de este sentir es ¿Hasta dónde se puede dar esa colaboración y
complementación?

2.1 Contribuciones de las ciencias sociales.

La realidad sociocultural de un pueblo o comunidad es sumamente compleja y


las dimensiones que la componen son la ideológica, sociológica, tecnoeconómica,
ecológica, dimensión del tiempo, la persona y su ciclo vital, y entorno sociocultural, por
lo que cualquier modificación o cambio en alguna de las dimensiones afectará también
las otras con efectos positivos o negativos. De igual forma damos por sentado que un
acercamiento al texto bíblico traerá a la luz su trato con el hombre pero también con
sus estructuras sociales, desde las ciencias sociales y la teología se puede observar un
objetivo común, el conocer más del hombre ya sea en su relación con el otro, con la
creación o con Dios. Con lo anterior, se deduce el aspecto donde el hombre pecador
crea estructuras pecaminosas, esto considerando la parte espiritual o teológica. Lo
anterior no debe crear prejuicios para acercarse a la cultura, de lo contrario, el
investigador o teólogo hace una intervención o comprensión de la cultura o aspectos
socio-antropológicos que apelen a un balance e interacción con las ciencias sociales
con el cuidado debido de no hacer una dicotomía de la realidad sino de presentar una
visión integradora del mundo y del hombre. En otras palabras, la realidad sociocultural
11
debe ser entendida dentro de su propio marco de referencia y no “juzgándola” desde
el punto de vista de otras realidades. Este es un acercamiento funcionalista-relativista
que no pone un valor ético sobre una acción o gesto cultural sino que recae dentro de
un valor académico de orden investigativo. Sin embargo, sí es legítimo hacer juicios de
valor y comprometerse en la transformación de la realidad social, hasta en un punto,
debe ser imperativo; así como mantener la objetividad requerida al acercarse a
cualquier cultura.

Para el estudio o campo bíblico teológico, es de suma importancia la


comprensión de la cultura al igual que las ciencias sociales, por lo que hay
acercamientos que se pueden hacer en común para el desarrollo dicha tarea
metodológica. Primero pondremos por base que hay cinco especialidades o disciplinas
académicas generalmente aceptadas que ya se han implementado en los cursos o
programas de misiones o escuelas teológicas como son la antropología, linguística,
comunicación, sicología y sociología. Desde la perspectiva de Enoch Wan (2005) cada
una de estas disciplinas contribuyen en el estudio de misión, por ejemplo:

 En las escuelas bíblicas en su área de misión ofrecen cursos de antropología,


como una ciencia interdisciplinaria la cual dará mejor noción de lo que encierra
el aspecto cultural y social respecto al hombre en determinado entorno para
que pueda –en lo posible- tener una mejor interpretación y aplicación del texto
bíblico a nuestros días.

 Los candidatos a misioneros son evaluados mediante pruebas sicológicas y de


igual forma son preparados con técnicas sicológicas para empleo en la
consejería cristiana en búsqueda del mejoramiento de las personas que asiste o
ayuda.

 El entrenamiento en idiomas para misioneros con perfil de lingüistas. También


el estudio de los idiomas son empleados en el proceso de interpretación
hermenéutica.

 La enseñanza de uso de tecnologías para misioneros a través de instrumentos


de comunicación.
12
 La integración de excelencia académica en la integración ciencias sociales por
parte de eruditos cristianos. La sociología en particular ha permitido
comprender los problemas de pobreza, analfabetismo, enfermedad y
sufrimiento por medio de investigaciones estadísticas que permiten a la misión
cristiana no solo emplearse en la esfera del no alcanzado sino conocer su
situación real de vida.

Si hacemos la integración de esas disciplinas antes mencionadas nos arrojará


como resultado una mejor comprensión aplicación en cuanto al mandato del Señor
Jesús hecho en el evangelio de Mateo 28:

19
Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles a obedecer
todo lo que les he mandado a ustedes.

En los versos anteriores tenemos un mensaje que se comunica en las distintas


regiones de la tierra –todas las etnias-. Nuestra tarea obliga saber comunicar de forma
eficaz, conocer idiomas, saber de usos y costumbres, entender el entorno social y
geográfico de las personas que queremos alcanzar. Por lo que podemos observar es
imperativo la especialización, aplicación y uso de las ciencias sociales. Todo lo anterior
es parte de la cultura por lo que González (2008) menciona que “es Dios quien
participa con el ser humano en la creación de la cultura” (p.53) podemos estar de
acuerdo con esta aseveración ya que el texto bíblico no desacredita a las personas y
busca establecerse con su mensaje transformador respetando la idiosincrasia, el
idioma, y prácticas propias de las personas, por lo que podemos decir que Dios no
elimina el contexto cultural ni lo pasa desapercibido; sino más bien, se les configura un
nuevo significado para su cultura y de igual forma está supuesto a darse este proceso
en la realidad que nos encontramos, esto hace alusión a una descripción de la tarea de
un proceso hermenéutico puro. De lo contrario, esto derivaría una aplicación directa
de un mensaje que no respeta “a esas naciones”. En otras palabras no podría evitar un
acercamiento prejuicioso, sin relevancia ni significado. Cabe señalar una advertencia,
las ciencias sociales no son la panacea para labor misionera. Cada uno de los
elementos propuestos por las ciencias sociales debe ser evaluado a la luz de las

13
Escrituras y el debido sometimiento a la oración en búsqueda de procesos y decisiones
sabias.

2.1 La teología y ciencias sociales en el tema de migración humana.

Iniciamos con las palabras de Daniel Groody (2009) quien expone la gran
necesidad de un acercamiento teológico en el tema de la migración y propone que sea
haga una investigación con un abordaje amplio e interdisciplinario puesto que el tema
de la migración es un problema humano tan complejo, que muchos han considerado el
siglo 21 como la “era de las migraciones”.

Retomemos el ejemplo de la migración humana en un contexto de México,


anteriormente ya hemos considerado lo plausible y conveniente de la teología como
ciencia que estudia la migración y, para comprenderla entramos a entornos muy
particulares como nación y su problemática con migrantes centroamericanos.
Tomemos como ejemplo de acción el esfuerzo de la Suprema Corte de la Nación,
quien recientemente propuso hacer cambios o actualización en el proceso de
aplicación de protocolos para personas migrando que han sido puestas a disposición
de autoridades locales. El gobierno de México en su intento por atender la
problemática del acceso a la justicia por la población migrante –y que podríamos
añadir los problemas psicológicos causados por la separación de familias, el abandono
de sus hogares, la necesidad de refugio, etc.- reconoce que el Instituto Federal de la
Defensoría Pública cuenta con 2600 asesores jurídicos, considerándose el mayor
despacho de abogados de la nación pero que puntualmente cuenta con sólo 10
abogados para migrantes de nacionalidad mexicana que son repatriados por Estados
Unidos hacia México y a su vez cuenta con 11 abogados para migrantes de otras
nacionalidades en su paso por México, y teniendo en su correcta dimensión que la
última caravana registrada en este año de 2019 fue de una cifra de alrededor de 4000
personas, se procedió a la creación de un foro de participación con expertos nacionales
pero, con una relevancia de nivel internacional que exponían su preocupación por el
derecho de esas personas migrando, donde se reconocía que el peor trato dado a una
persona en nuestro país es contra los migrantes ya que de acuerdo al Art. III de la Ley
de Migración indica que dichas personas privadas de su libertad pueden presentar un
14
amparo dentro de los primeros 15 días, pero al mismo tiempo si existe un juicio se le
puede privar de su libertad indefinidamente. De igual forma si se le otorgara la
suspensión de juicio por amparo, de todos modos no se le da la libertad. Lo anterior
pone en perspectiva la necesidad de una comprensión puntual de las ciencias sociales
ya que este fenómeno migratorio ha superado la capacidad de respuesta del gobierno
y de las instituciones de sesgo humanitario o religioso y es la misma realidad a nivel
mundial. Debemos reconocer que estos movimientos migratorios tienen el potencial
de una transformación global contemporánea para afectar la geografía y demografía
de cualquier país; por lo tanto, se requiere de una acción interdisciplinaria que apele
por una dignidad humana, ética social y amor al desprotegido. Se puede considerar
que son estas las condiciones que demandan una interrelación, participación y
aplicación de la teología y las ciencias sociales.

Conclusiones e implicaciones.

A continuación escribiré una lista manera de conclusiones e implicaciones.

 La teología es el estudio de Dios en su relación con el Hombre, misma que


asume la tarea de predicar esa Palabra estudiada con un alcance integral en las
personas. Por lo tanto, deben considerarse los aportes que las ciencias sociales
pueden hacer para la transmisión y aplicación de dicho mensaje de manera más
efectiva.

 Creemos que la fe es un conjunto de principios espirituales dados por la Palabra


de Dios que se construyen y aplican en las personas y en su realidad
circundante. Si existe una problemática como la migración humana debe existir
por parte de la teología –o teólogos, propiamente- un interés por tener
respuestas a las muchas preguntas y acciones prácticas que a veces toman
forma como falta de interés o falta de amor o la necesidad de acompañamiento
pastoral.

 El quehacer teológico implica una acción práctica, el conocer al Dios de amor, el


Dios que “camina” junto al migrante en su condición de desterrado, desvalido o

15
desprotegido, brinda protección, acompañamiento y refugio en el camino, eso
se espera en el proceder de los que “hacen teología”.

 La teología como ciencia debe transitar en la interdisciplinariedad para dialogar


con las distintas realidades humanas para una formulación de respuestas y
acompañamiento en conjunto ante las problemáticas sociales.

 Las ciencias sociales ayudarán en el quehacer teológico a descubrir la cultura, y


de una manera muy puntual las disciplinas como antropología, sociología,
comunicación, lingüística y sicología sensibilizan los factores culturales para una
comunicación más efectiva (se debe aislar de un acercamiento prejuicioso),
identificará los valores o no valores culturales que permitan a la misionología
tener una mejor visión para compartir el Mensaje; de igual forma ayudará en la
formulación de acercamientos pastorales.

16
Bibliografía

ARES, A. (2018) Sons and daughters of a pilgrim: towards a theology of migration.


Barcelona, Spain: CRISTIANISME I JUSTICIA

BAGGIO, F. (Ed.)(2005) Theology of migration: Resource guide for the migrant ministry
in Asia, Exodus series. New Manila, Philippines: SCALABRINI MIGRATION CENTER.

BOSCH, D.J. (2000) Misión en transformación: cambios de paradigma en la teología de


la misión. Buenos Aires, Argentina: EDITORIAL DESAFIO.

BULLON, H.F. (2008) Misión cristiana y responsabilidad social: transformación de


América Latina y responsabilidad social. Tomo 3. Bueno Aires, Argentina: KAIROS.

BULLON, H.F. (Ed.)(2015) Misión holística, acción interdisciplinaria y realidad


latinoamericana. Grand Rapids, Michigan. LIBROS DESAFIO

CORWIN, G. & ROMMEN, E. (Eds)(1996) Missiology and social sciences: contributions,


cautions and conclusions. Pasadena, California: WILLIAM CAREY LIBRARY

ELLISTON, E. (Ed.)(2011) Introduction to Missiological Research Design. Pasadena,


California: WILLIAM CAREY LIBRARY

GONZALEZ, J.L. (2008) Culto, cultura y cultivo. Apuntes teológicos en torno a las
culturas. Lima, Perú: EDICIONES PUMA.

GROODY, D. (2009) Crossing the divide: foundations of a theology of migration and


refugees. Theological studies, 70. Recuperado el 15 de agosto de 2019 de:
https://www.semanticscholar.org/paper/Crossing-the-Divide%3A-Foundations-of-a-
Theology-of-Groody/648e309af7b61bdaf8ccd6302f03b9a2ac35fe8a

HANSEN, G. (2005) “El método transdisciplinar y la vocación biopolítica de la teología”,


Cuadernos de teología, vol. XXIII, Buenos Aires: INSTITUTO UNIVERSITARIO ISEDET

HERNANDEZ, Santos (1961) Misionología: Problemas introductorios y ciencias


auxiliares. Santander: SALTERRAE. Recuperado el 27 de julio de 2019 de:
https://archive.org/details/misionologiaprob00sant/page/14

HOEBEL, A. (1973) Antropología: el estudio del hombre. Barcelona, España. EDITORIAL


OMEGA
17
LEE, I (Ed.)(2016) Evangelio holístico. San Cristóbal, Guatemala: SIN EDITORIAL

LOCKARD, A. (2006) Behavioral Sciences and Christian Mission: Implications for cross-
cultural ministry workers. (Thesis for Master Degree) SOUTH AFRICAN
THEOLOGICAL SEMINARY

PASS, S. (2016) The discipline of Missiology in 2016: Concerning the place and meaning
of Missiology in the Theological Curriculum. Calvin Theological Journal, 51: 37-54.
Recuperado el 22 de agosto de 2019 de:
https://pdfs.semanticscholar.org/d13a/a22adf6fa581e14af018920e7f2c3bf9499c.pdf

PAREDES, Tito. (2000) El Evangelio: un tesoro en vasijas de barro. Buenos Aires,


Argentina: KAIROS.

ROLDAN, A. (2011-a) Reino, política y misión: Sus relaciones en perspectiva


latinoamericana. Lima, Perú: EDICIONES PUMA.

ROLDAN, A. (2011-b) ¿Para qué sirve la teología? Grand Rapids, MI: LIBROS DESAFIO

SANTOS HERNÁNDEZ, S. (1961) Misionología: Problemas introductorios y ciencias


auxiliares. Santander, España: EDITORIAL SAL TERRAE

SCHENEIDER_HARPPRECHT, C. (Org.)(1998). Teologia Prática no contexto da América


Latina, São Leopoldo: ASTE-Sinodal,

VERKUYL, J. (1978) Contemporary Missiology: an introduction. Gran Rapids, Michigan:


EERDMANS

WAN, E. (2005) Social Sciences and Mission. Oregon, USA: WESTERN SEMINARY.
Recuperado el 15 de agosto de 2019 de:
http://ojs.globalmissiology.org/index.php/english/article/view/83/244

ZABATIERO, J. (2005) Fundamentos da teología prática. São Paulo: MUNDO CRISTÃO

18

Vous aimerez peut-être aussi