Vous êtes sur la page 1sur 6

Cantos de Vida y Esperanza.

Cantos de vida y esperanza, los cisnes y otros poemas (Madrid, España 1905) es el más importante
de sus libros en verso. Dice Rubén que Azul... es la obra de su primavera artística; Prosas profanas,
la de la preña floración, y Cantos de vida y esperanza el fruto de su otoño. Dice el poeta:

"Si Azul... simboliza el principio de mi primavera, y Prosas profanas mi primavera plena, Cantos de
vida y esperanza encierra las esencias y savias de mi otoño".

El libro está estructurado en tres secciones, de acuerdo con el título: Cantos de vida y esperanza, Los
cisnes y Otros poemas.

La primera sección, Cantos de vida y esperanza, está dedicada a José Enrique Rodó y consta de
catorce poemas; Los cisnes, la segunda, comprenden cuatro poemas y está dedicada a Juan Ramón
Jiménez, y Otros poemas, la última sección, incluyen cuarenta y un poemas.

El volumen se inicia con el poema sin título, que se inicia con el verso "Yo soy aquel que ayer no más
decía" y se cierra con un poema de sufriente angustia metafísica sobre el destino del hombre: "Lo
fatal".

EL libro, a diferencia de Azul... Prosas profanas en los que el propio Rubén incluía importantes
adiciones y novedades en sus ediciones inmediatamente posteriores, se caracteriza por su plena y
definitiva unidad. Rasgos importantes que le confieren la coherencia unitaria en toda la arquitectura de
la obra: la conciencia hispanista y la recurrencia de los temas que, abordan muchos de sus poemas
como el amor, la vida, la muerte, el misterio, el más allá...

Contexto histórico-social

El 3 de diciembre de 1898, Rubén parte de Buenos Aires rumbo a España. Un hecho histórico de grave
trascendencia había ocurrido en la Madre Patria: la guerra hispano-yanqui. Rubén había sido enviado
por la Nación, como corresponsal para informar sobre las consecuencias, políticas y sociales de la
desastrosa Guerra

En un principio, ésta era una guerra entre España y Cuba. Las islas de Cuba —la más grande del
Caribe y Puerto Rico, pertenecientes a España, dominaban y controlaban la entrada al Caribe y las
vías de acceso desde la costa atlántica de Estados Unidos al istmo de Panamá. El interés de los
Estados Unidos era el de apoderarse de las posesiones españolas en el Caribe y en el Pacifico,
especialmente el propio archipiélago de las Filipinas.

En los inicios del año de 1896 comienza la lucha de Cuba por la independencia de España, lucha en
la que muere José Martí. El 15 de febrero de 1899 se produce una explosión en el Maine, buque
estadounidense enviado a La Habana en muestra de amistad, y mueren 266 tripulantes. Los dos
países o, mejor dicho, las dos potencias, rompen relaciones diplomáticas y se declaran la guerra. La
victoria es de los Estados Unidos, quienes arrebatan a España las islas de Cuba, Puerto Rico y las
Filipinas.

El desastre de la guerra hispano-yanqui hunde a la sociedad española en la más ruinosa


desmoralización. La derrota es sentida en toda América y sus hermanos de raza y de lengua, solidarios
se aprestan a enfrentar ahora la amenaza del naciente imperio norteamericano más auténtica voz de
un continente—, la que se alza primero en contra esa guerra y sobre todo de su vencedor. Rubén
asume su posición antiimperialista. "A Roosevelt", "Los cisnes" y otras composiciones de esta época
van a reflejar esta actitud, porque el poeta "se descubre americano" —identificación plena con su
raza— y "no puedo, no quiero estar de parte de esos búfalos de dientes de plata", dice en "El triunfo
de Calibán". Y agrega: "Son enemigos míos, son los aborrecedores de la sangre latina, son los
Bárbaros... enemigos de toda idealidad...

“Ángel Rama, en su conocido estudio Rubén Darío y el modernismo, resume las connotaciones de la
actitud de Darío y los hispanoamericanos frente a la guerra hispano-yanqui y la intromisión
norteamericana:

- Condena a guerra colonizadora de Estados Unidos

- Utilización por primera vez del concepto de Latinoamérica, para referirse a esta parte del continente;

- Conciliación espiritual con España, que había sido rechazada por los modernistas en la fase inicial
del movimiento;

- Interpretación de la cultura expresada en la oposición: valores culturales-valores materiales y


pragmáticos, para referirse a la contraposición identificada entre la cultura latinoamericana y la sajona.

Yo sé que hay quienes dicen: ¿Por qué no canta ahora, con aquella locura armoniosa de antaño?

En “Canción de otoño en primavera” nos confiesa su nostalgia por la edad pasada:

Juventud, divino tesoro,


¡Ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro…
Y a veces lloro sin querer
La melancólica otoñal es la nota que predomina, como en este poema-prologo, llamado así porque
inicia su libro:
Yo supe de dolor desde mi infancia;
Mi juventud… ¿fue juventud la mía?
Sus rosas aun me dejan su fragancia,
Una fragancia de melancolía.
Conciencia hispánica
Es un canto al renacer de la esperanza, la fuerza de la unión y la solidaridad de los pueblos hispánicos.
“salutación del optimista” condensa las más hondas esperanzas de su canto cifradas en el trabajo
como fuente de riqueza, la fe y el progreso de las naciones:
Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda, espíritus fraternos, luminosas almas, ¡salve!

“Un continente y otro” España y América han de renovar “las viejas prosapias” y unidos en “espíritu y
ansias y lengua” cantaran “nuevos himnos”, y la gran raza latinoamericana vera el amanecer con
esperanzas renovadas:
Antimperialismo

El impulso avasallador del naciente imperialismo norteamericano no dan pábulo para los temas y
elementos de la poesía política dariana y particularmente antiimperialista. De su conciencia
americanista deviene su reacción o mejor, su posición firme frente al coloso del Norte, pero matizado
de un tono de optimismo y de esperanza en el porvenir esencialmente americano. En la celebrada oda
“A Roosevelt”, Rubén expresa en admirable síntesis la oposición entre los “materialistas” del Norte y
los “espiritualistas” del Sur; y empieza por reconocer al “futuro invasor”:
Eres los Estados Unidos
eres el futuro invasor
de la América ingenua que tiene sangre indígena,
que aun reza a Jesucristo y aun habla en español

Y pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!


El poema, convertido en el más ferviente clamor continental, recorrió todos los diarios y revistas de
nuestra América llamando al espíritu de la raza a la unión y a la protesta anti-anglosajona.

Otro poema en el que su antiimperialismo aparece nítidamente definido es Los cisnes, en el que
advierte a la América Española y la "España entera" de la amenaza nórdica.

El cisne no es ya el ave-símbolo del erotismo de sus poemas anteriores, sino el heraldo, el mensajero
de la esperanza para salvar nuestra raza y nuestra cultura. El poeta interroga a la Esfinge con la mirada
fija en el porvenir que espera:
¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?
¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?
¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?
¿Callaremos ahora para llorar después?
Preocupación existencial

Los grandes problemas existenciales del hombre, Rubén los aborda con profundidad en esta obra: el
tiempo, el placer, el amor, la muerte son temas que recorren sus Cantos como un peregrinar poético,
un ir y venir hasta dar con la angustia metafísica de "no saber a dónde vamos, ni de dónde venimos".

El tiempo vital de Darío está lleno de presente, de eternidad sin tiempo en Azul... y en Prosas profanas.
Dice en "Leconte de Lisle":
De las eternas musas el reino soberano
recorres, bajo un soplo de vasta inspiración...

En cambio, en Cantos de vida y esperanza el tiempo ha cambiado para el poeta que ha entrado al
otoño y echa su mirada atrás, a su nostálgica primavera ya pasada, al "tesoro" de su juventud ida para
no volver". Pero es también el tiempo de la esperanza en el futuro, no para morir sino para renacer y
renovarse:
El dolor de vivir se expresa como amargo vaticinio" ante su pequeño hijo:
Tarda en venir a este dolor adonde vienes,
este mundo terrible en duelos y en espantos;
duermes bajo los ángeles, sueña bajo los santos,
que ya tendrás la vida para que te envenenes...
(“A Phocás el campesino")
En Rubén, la preocupación por la muerte es angustia y obsesión, terror del instinto primitivo y vital.
Rubén confiesa que desde los comienzos de su vida, ha existido en él "la profunda preocupación del
fin de la existencia, el terror a lo ignorado, el pavor de la tumba" que le turba la tranquilidad porque se
acerca "la certeza tenebrosa del fin". Su canto no oculta ese "horror de sentirse pasajero, el horror":
...de ira tientas en intermitentes espantos
hacia lo inevitable desconocido y la
pesadilla brutal de este dormir de llantos
de la cual no hay más que Ella que nos despertará.
("Nocturno")

Y luego, la preocupación por lo que está después de la muerte, lo que vendrá después, el más allá
desconocido y por lo mismo angustiante:
...y no saber a dónde vamos,
¡ni de dónde venimos...!

Algunos rasgos de la versificación en Cantos de Vida y Esperanza


Cantos de vida y esperanza es el libro menos francés que los anteriores porque no hay en él ni
preciosismo, ni fantasía refinada, ni evocaciones del lejano Oriente. Pero encontramos en el técnicas
francesas en la estructura del verso. Contiene gran variedad de metros.
El endecasílabo
En medio del camino de la vida….
El octosílabo
Sobre el jamon de cristal
Hay flores nuevas. Anoche
Hubo una lluvia de besos.

El eneasílabo
¡Mas es mía el Alba de oro!
Exprimamos de los racimos
Amemos la gloriosa vida,
Siempre coronados de flores
¡y siempre la antorcha encendida!
El dodecasílabo de base trisilábica.
El hexámetro
La latina estirpe vera la gran alba futura…
El alejandrino
Veamos un ejemplo de versos alejandrinos en tercetos monorrimos.
Un gran vuelo de cuervos mancha el azul celeste
Un soplo trae amagos de peste.
Se asesinan los hombres en el extremo Este.
(“Canto de esperanza”)
Obra literaria transciende lo hispano, para insertarse en el contexto mundial de la literatura de la más
esplendida. Preñada de profundos aires de renovación y cambio, la poesía de Darío enriquece el
idioma, lo perfecciona: después de Rubén, la lengua castellana no volvió a ser la misma, porque
desenterró la espada lirica de Garcilaso, como dice Vargas Vila, y la unió al bastón peregrino de
Rimbaud. Hoy como ayer, es probable que volvamos a él – eclosión y orbita – como punto de referencia
inevitable.

El vocabulario modernista.

El Modernismo significo también un enriquecimiento del vocabulario, a través del uso no solo de
arcaísmo y neologismos, sino de voces de distinto origen. Veamos.
- Palabras procedentes de la afición por la zoología; cisne, pavo real, mariposa, tórtola, cóndor,
león
- Palabras procedentes de la botánica heráldica y mitológica: lirio, loto, anémona, nenúfar,
acanto, laurel, mirto, olivo, pámpano, adelfa, jacinto.
- Palabras procedentes de la mineralogía y la arquitectura: oro, columnata, capitel, rubí, zafiro,
pórfido, mármol, esmerile, bromuro, talco, opalina.
- Neologismos de origen latino o griego: liróforo, aristo, áptero, apolonida, criselefantino, faunalia,
homérida, ixionida, filial, nictálope.
- Neologismos de origen criollo: tocuyo, retacón, bizquear, proclamista, polla, chanfaina.
- Arcaísmos: jamordar, ansina, rempujar, concubio, arcabuz.
- Palabras extranjeras interpoladas: baccarat, gin.
- Palabras extranjeras castellanizadas: muaré, esplín, cabriolé, champaña, fiacre, bufete.
- Palabras procedentes de la física, la química, la astronomía y la geografía: hidroclórico,
hiperbórea, aerostación, hipermetría, febrífugo, hidrostático, quirúrgico, cosmogonía, redoma.
- Palabras cultas, de origen latino: consuetudinario, febril, azur.
- Palabras que remiten a la afición nobiliaria del Modernismo: heráldica, princesa, paje,
clavicordio, lis, blasón. - Abundancia de sustantivos y adjetivos de calor dorado, violeta, azul.

Vous aimerez peut-être aussi