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Dios no solamente nos ha dado la salvación, sino que también nos ha provisto de poder, para
lograr una vida abundante aquí en la tierra. (2 Pedro 1:3)
La palabra de Dios nos muestra la escalera que debemos ascender para tener un carácter, y una
conducta similar a nuestro Padre. La fe es su estructura, y nos habla de siete poderosas cualidades
para edificar nuestra vida y realizar un compromiso de seguirlo firmemente.
Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al
entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a
la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
Ascendemos al siguiente escalón que es la VIRTUD. Me esfuerzo por hacer el bien, lo correcto,
honesto y lograr la excelencia (Filipenses 4:8), La virtud hace visible la fe. Nosotros le llamamos
una persona que tiene moral y es temerosa de Dios.
No podemos tener fe en lo que no conocemos (Romanos 10:14), hay una frase conocida que: “…la
fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios…” (Romanos 10:17), por tal razón la decisión de
seguirlo va acompañada de acciones, de querer nutrirnos cada día de la palabra de Dios, mensajes
cristianos, predicas cristianas, ir a grupos. Por ejemplo en la iglesia, en células, y grupos de jóvenes
cristianos; rodearnos de personas que compartan nuestro estilo de vida que agrada a Dios, y
tendremos la confianza para obrar en Su nombre.
Estamos cada vez más fortalecidos y ascendemos a un nuevo nivel DOMINIO PROPIO. En
Proverbios 25:28 la palabra de Dios nos dice: “…Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien
no sabe dominarse…”.
Es decidir tener autocontrol ante las diferentes situaciones que se nos presentan a diario,
identificar mi debilidad, orar y pedirle al Espíritu Santo de que nos de conciencia de lo que
hacemos, para así evitar en caer nuevamente en el error.
Subimos luego a otro nivel CONSTANCIA, debo ser paciente, perseverante. En Santiago 1:3
encontramos que la palabra de Dios nos dice:“…La prueba de nuestra fe produce constancia…”
(NTV).
Sembramos nuestra semilla con la certeza de que dará su fruto, no es inmediato, requiere de
nuestro cuidado y de la constancia de cuidar cada día de ella. Así son las pruebas, trabajamos, nos
edificamos y saldremos victoriosos con la confianza de que Dios cumple su palabra.
Un nuevo nivel es DEVOCIÓN A DIOS. Ama al señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma
y con todas tus fuerzas (Deuteronomio 6:5). La devoción es una actitud, primero es el temor a
Dios y amor a Dios. Debemos reconocer que sin Dios no soy nada y con Él lo soy todo.
EL AMOR FRATERNAL (Juan 13:34-35). Amareis los unos a los otros. Pensemos en las personas más
necesitadas, contribuir en la obra de la iglesia, orar por tu hermano, alentar los unos a los otros,
ser compasivos, si alguien dice amo a Dios pero aborrece a su hermano es un mentiroso (Juan
4:20-21).
Llegamos al último nivel EL AMOR. Dios nos ama, Él es amor. (1 Juan 4.7-10) Quien permanece en
amor permanece en Dios, y Dios en Él. El amor es la corona de todas las virtudes.
Dios te dice, crees que te amo, hoy es el día, cuando empiezas amarte, comienzas amarme y
puedes amar a otras personas. No dudes más de mi amor por ti, hice el sacrificio más grande de
amor que fue entregar a mi hijo Jesús para salvarte (Juan 3:16).
Hermano fuiste llamado por nuestro Padre para conocerlo y amar como Él nos ama. Rinde tu
corazón y entrega tus cargas con la seguridad de que nuestro Padre te guiara (Mateo 11:28).
¡Dios te bendiga!