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Dios nos quiere edificar y llevar a otro nivel

Dios no solamente nos ha dado la salvación, sino que también nos ha provisto de poder, para
lograr una vida abundante aquí en la tierra. (2 Pedro 1:3)

La palabra de Dios nos muestra la escalera que debemos ascender para tener un carácter, y una
conducta similar a nuestro Padre. La fe es su estructura, y nos habla de siete poderosas cualidades
para edificar nuestra vida y realizar un compromiso de seguirlo firmemente.

En 2 Pedro 1 5:6 encontramos que la palabra de Dios nos dice:

Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al
entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a
la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.

LA FE es la base, nos enseña que es la garantía de lo que se espera y la certeza de lo que no se ve


(Hebreos 11:1) y es imposible que Dios mienta (Hebreos 6:18). Por difíciles que sean las
situaciones Dios, cumple las promesas; para Él no hay imposibles para quien en Él cree. La fe se
fortalece creyendo.

Ascendemos al siguiente escalón que es la VIRTUD. Me esfuerzo por hacer el bien, lo correcto,
honesto y lograr la excelencia (Filipenses 4:8), La virtud hace visible la fe. Nosotros le llamamos
una persona que tiene moral y es temerosa de Dios.

El siguiente nivel es ENTENDIMIENTO. Procuramos entender a Dios, y Él nos dice en Jeremías


33:3: “clama a mí y yo te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no
sabes.”

No podemos tener fe en lo que no conocemos (Romanos 10:14), hay una frase conocida que: “…la
fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios…” (Romanos 10:17), por tal razón la decisión de
seguirlo va acompañada de acciones, de querer nutrirnos cada día de la palabra de Dios, mensajes
cristianos, predicas cristianas, ir a grupos. Por ejemplo en la iglesia, en células, y grupos de jóvenes
cristianos; rodearnos de personas que compartan nuestro estilo de vida que agrada a Dios, y
tendremos la confianza para obrar en Su nombre.

Estamos cada vez más fortalecidos y ascendemos a un nuevo nivel DOMINIO PROPIO. En
Proverbios 25:28 la palabra de Dios nos dice: “…Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien
no sabe dominarse…”.

Es decidir tener autocontrol ante las diferentes situaciones que se nos presentan a diario,
identificar mi debilidad, orar y pedirle al Espíritu Santo de que nos de conciencia de lo que
hacemos, para así evitar en caer nuevamente en el error.

Subimos luego a otro nivel CONSTANCIA, debo ser paciente, perseverante. En Santiago 1:3
encontramos que la palabra de Dios nos dice:“…La prueba de nuestra fe produce constancia…”
(NTV).
Sembramos nuestra semilla con la certeza de que dará su fruto, no es inmediato, requiere de
nuestro cuidado y de la constancia de cuidar cada día de ella. Así son las pruebas, trabajamos, nos
edificamos y saldremos victoriosos con la confianza de que Dios cumple su palabra.

Un nuevo nivel es DEVOCIÓN A DIOS. Ama al señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma
y con todas tus fuerzas (Deuteronomio 6:5). La devoción es una actitud, primero es el temor a
Dios y amor a Dios. Debemos reconocer que sin Dios no soy nada y con Él lo soy todo.

EL AMOR FRATERNAL (Juan 13:34-35). Amareis los unos a los otros. Pensemos en las personas más
necesitadas, contribuir en la obra de la iglesia, orar por tu hermano, alentar los unos a los otros,
ser compasivos, si alguien dice amo a Dios pero aborrece a su hermano es un mentiroso (Juan
4:20-21).

Llegamos al último nivel EL AMOR. Dios nos ama, Él es amor. (1 Juan 4.7-10) Quien permanece en
amor permanece en Dios, y Dios en Él. El amor es la corona de todas las virtudes.

A pesar de nuestros errores el amor de Dios es incondicional, no se basa en tu perfección, el


verdadero amor te quita el temor.

Dios te dice, crees que te amo, hoy es el día, cuando empiezas amarte, comienzas amarme y
puedes amar a otras personas. No dudes más de mi amor por ti, hice el sacrificio más grande de
amor que fue entregar a mi hijo Jesús para salvarte (Juan 3:16).

Hermano fuiste llamado por nuestro Padre para conocerlo y amar como Él nos ama. Rinde tu
corazón y entrega tus cargas con la seguridad de que nuestro Padre te guiara (Mateo 11:28).

¡Dios te bendiga!

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