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El desarrollo y los actores rurales

La concepción de desarrollo, se encuentra anclada en los discursos sociales,


económicos, políticos y de sentido común, en ámbitos locales y mundiales, siendo
una de sus principales características la afirmación de que es necesario promover
ciertos cambios que posibiliten mejoras en las formas y condiciones de vida de los
habitantes y sus poblaciones.

La construcción de la palabra desarrollo se la relaciona con bastante frecuencia


con el crecimiento, maduración, progreso y avance hacia un estado superior (el
desarrollo describe todo aquello que confluye hacia una estado ideal); también
hace referencia a los fenómenos que configuran las sociedades (de allí que se
hable de desarrollo político, económico, cultural, social, etc.); y, principalmente se
refiere a los procesos que conducen a esos estados óptimos (adquisición de
habilidades y prácticas, conocimientos, saberes, acceso a servicios, que
generalmente terminan enmarcándose en las concepciones de calidad de vida).

La complejidad en las maneras de abordar las concepciones de desarrollo


muestra que sobre el mismo no existen convenciones, y que, más bien, se habría
producido un vaciamiento conceptual. “Esta sobrecarga de sentidos terminó por
disolver su significado preciso.” (Sachs, 1996,p. 58).

Sin embargo, pese a las infinitas re-significaciones que puede asumir el término
desarrollo, es posible identificar dos grandes dispositivos que influyen en la
“aceptación generalizada” del mismo:
a) uno que es de carácter de conocimiento general y que opera
directamente en la concepción de la historia como proceso progresivo y
lineal;
b) otro que es de carácter reclamador, que opera en diferentes contextos de
la vida cotidiana, y que justifica las acciones de las personas, sus
organizaciones y sus sociedades en nombre del desarrollo.
Los lineamientos del desarrollo a partir del gobierno central propone un patrón de
desarrollo a cambio de un modelo de desarrollo:

<<La nueva política propone el concepto de “patrón de desarrollo” en


oposición al “modelo de desarrollo” porque no sigue ni utiliza un prototipo
probado y validado, sino que plantea construir un nuevo patrón de
desarrollo en sustitución del primario exportador. Parte de la convicción de
que en un país diverso, multicultural y plurilingüe, el desarrollo sólo puede
ser un proceso plural, conjunto, colectivo, atento a la diversidad y
pronunciado en distintas lenguas y concepciones del mundo.
Sin negar la importancia de las “necesidades básicas” es necesario
comprender el desarrollo como un proceso de participación, deliberación y
emancipación donde las comunidades y los pueblos deciden las
prioridades, los contenidos y las expectativas de su futuro desde sus
valores culturales y su imaginario social. En este contexto, el respeto a los
derechos humanos, el sentido de pertenencia, la seguridad, el respeto a las
formas de organización social y los derechos de las minorías tienen un
valor central.
El patrón de desarrollo se define como una estructura fundamental que va
más allá de la acumulación económica y está relacionada esencialmente
con la libertad cultural para decidir, el respeto a la diversidad, la diferencia,
la heterogeneidad social y con la forma en que se organiza la vida, la
sociedad y el Estado>>. (DECRETO SUPREMO Nº 29272, Gaceta oficial
de Bolivia, P. 15)

La nueva visión de desarrollo a partir de las comunidades, prioriza al actor social


desde la comunidad con igualdad de oportunidad de participación en las
decisiones a nivel local y nacional, dando valor a la organización comunal y
sindical, como elemento fundamental hacia la integración social y cultural.

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