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Dentro de ellos se cuenta la propia norma que origina a la ley penal, la que
en combinación con otras disposiciones jurídicas del orden civil, administrativo,
constitucional, etc., crea o da lugar al estado de Derecho, mediante el cual las
sociedades y los individuos pueden convivir.
Así los delitos y las penas requieren, para su existencia, de la ley penal, en
ello radica precisamente su importancia.
1
Cuello Calón, Eugenio, Derecho Penal, Ed. Nacional, 9ª ed., México, 1961, p. 69
2
Feuerbach, Lehrbuch des gemeinen in Deutschland gültigen peinlichen Rechts, 20, 12ª
ed., Giessen, 1836, p. 29.
3
Jiménez de Asúa, Luis, La Ley y el Delito, Ed. Sudamérica, Buenos Aires, 1990, p. 92.
3
Tal opinión -buena o mala- expresada por el más alto tribunal de nuestro
país, debe ser seguida, aceptada y aplicada por los organismos inferiores sujetos
a su jerarquía.
En sentido habitual la ley es una regla que procede del poder público, cuyas
características principales son la de ser general, abstracta, permanente y
coercible. Es general porque va dirigida a todos sin distinción alguna; abstracta
porque implica que no va dirigida a nadie en especial, es decir, de manera
indefinida hasta que la misma sea revocada por los mecanismos adecuados.
Además de estas características, debemos agregar la de estar provista de una
sanción, pues la ley se define como una regla obligatoria emanada del poder
estatal y que en nuestro país, sólo la pueden elaborar órganos de carácter
legislativo.
a) formal, y
b) material.
La ley penal como única expresión del Derecho Penal tiene una misión muy
importante que cumplir, la de permitir la grata convivencia social; en esa medida,
como dice Reinhart Maurach,5 “no existe ninguna otra rama del Derecho con
recursos, superiores en alcance, a los que tiene el Derecho Penal”.
5
Maurach, Reinhart, Tratado de Derecho Penal, Ed. Ariel, Barcelona, 1962, p. 111.
7
Para concluir, podemos afirmar que la ley penal tiene la importante misión de
proteger bienes jurídicos vitales para la convivencia humana como lo son: la vida
humana, la integridad corporal, el patrimonio, la libertad personal, la paz pública, la
seguridad interior y exterior de una nación, etc. Esa protección se hace al través
del poder coactivo del Estado, valiéndose de las penas y medidas de seguridad.
En líneas precedentes se dijo que la ley penal tiene una función protectora
de bienes jurídicos, pero tal función sólo podrá tener éxito en la medida que se
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Cuando en un estado por todo y para todo la autoridad quiere aplicar leyes
penales, provoca una situación de tensión social sumamente perniciosa, le resta
respetabilidad a la ley penal y la sociedad ve con indiferencia, o bien, con
verdadero pánico, como, por cualquier e insignificante motivo, se aplica una ley
penal.
Los derechos humanos son principios por los cuales se asegura la libertad
de los individuos, misma que requieren para garantizar la plena existencia de su
personalidad. Cuando se dé un exceso en la aplicación de la ley penal,
necesariamente se afectan los derechos humanos. Ese abuso al que nos hemos
referido provoca también la existencia de un régimen injusto, contrario al estado
de Derecho, el cual nunca debe de abandonar sus principios de legalidad y excluir
el abuso en la imposición de las leyes penales.
Penal, considera hasta qué límite puede extenderse el legislador el Derecho Penal
para no restringir la esfera de libertad del ciudadano más allá de lo absolutamente
indispensable, y examina sí el Derecho Penal material se encentra configurado de
manera que pueda realizarse en el proceso penal”, como piensa.6
6
Hans-Heinrich, Jescheck, Tratado de Derecho Penal, Parte General, 4ª ed., Edit.
Comares-Granada. 1993, p 18.
7
Hans-Heinrich, Jescheck, op. cit., p. 18.
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Principio de irretroactividad
Este principio está contenido en el artículo 14, párrafo inicial de nuestra Carta
Magna, el cual reza: “A ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de
persona alguna.
delito, no debe crearse apoyado en su similitud con otro; es decir, un hecho que
no está plenamente contenido en un tipo penal, no debe pensarse que es
semejante a otro, o bien, no debe buscarse otro que se le parezca, cuando no se
integre el tipo.
Merced a esto, se excluyen del ámbito penal los actos internos, cogitationis
poenan, nemo patitur (el pensamiento no delinque).
Principio de culpabilidad
No hay pena sin culpabilidad. Entiéndase como quiera este elemento del
delito, o se afilie a la postura que sea (causalista o finalista), este principio excluye
penar por la conducción de vida o carácter del agente (criterio de peligrosidad).
Principio de retribución
Como respeto a la dignidad de la persona humana, sólo cabe aplicar pena a
todo acto culpable. Toda pena debe ser proporcional al grado de culpabilidad.
Principio de humanidad
En virtud al mismo, el Estado debe apoyar a sus gobernados a su realización
como personas; readaptación social, libre disposición hacia la ayuda y decidida
voluntad de recuperar a los condenados, son los más importantes límites al
derecho a castigar
CONCLUSIÓN