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44 Manual de psicopatología, vol.

II

La ansiedad constituye un elemento central en psicopatolo- únicamente el concepto de ansiedad, con sus variantes so-
gía. Es un componente presente en la mayor parte de los mática y cognitiva, algo semejante a lo que ocurre en el ám-
trastornos psicológicos y psicosomáticos. Por otra parte, las bito anglosajón (véase Sandín y Chorot, 1991a).
investigaciones epidemiológicas y clínicas demuestran que La distinción entre ansiedad y miedo es actualmente
los denominados trastornos de ansiedad representan el pro- mantenida por bastantes autores, si bien a nivel operativo
blema mental más frecuente entre todos los trastornos psi- ambos conceptos suelen identificarse. Tradicionalmente, los
quiátricos. Además, la ansiedad es una de las principales términos de miedo y ansiedad se diferencian porque el pri-
causas por las que las personas visitan al médico de atención mero se asocia a algún tipo de estímulo externo amenazante
primaria. Estas deberían ser razones más que suficientes identificable, mientras que la ansiedad no (en este caso se
para que en psicopatología se dedicase una atención especial trataría de un estado emocional más difuso y sin una fuente
a la ansiedad y a los trastornos basados en ésta. externa de amenaza reconocible). Realmente hacer una dis-
El presente capítulo se centra fundamentalmente en la tinción en estos términos resulta por lo menos problemáti-
clasificación de los trastornos de ansiedad. Desde este punto ca, ya que los estímulos externos elicitadores pueden existir
de vista, la ansiedad puede presentar diversas manifestacio- aunque no sean fácilmente identificables. Por otra parte, a
nes, síndromes o cuadros clínicos, más o menos específicos. veces los estímulos inductores de respuestas de miedo/ansie-
La forma en que se han conceptuado y categorizado estos dad son de tipo interno (interoceptivo), generalmente más
trastornos ha variado significativamente a través de los tiem- difíciles de determinar por el sujeto que los estímulos ex-
pos, si bien los cambios más relevantes se han producido ternos.
durante la segunda mitad de este siglo. La clasificación está Tal vez por estos problemas se hayan buscado otras razo-
en el corazón de toda ciencia. Sin alguna ordenación o eti- nes más convincentes para separar el miedo de la ansiedad.
quetación de los objetos o experiencias, los investigadores En concreto, Epstein (1972) ha diferenciado ambos con-
serían incapaces de comunicarse entre sí y el conocimiento ceptos en términos de la acción. Así, según este autor, el
no avanzaría. Cada individuo tendría que desarrollar su miedo puede ser entendido como un drive que motiva la
propia ciencia personal, la cual no sería aplicable más allá de conducta de evitación (o escape) ante la percepción de un
la propia experiencia subjetiva (Barlow, 1988, p. 319). estímulo de amenaza, mientras que la ansiedad sería un es-
En las páginas que siguen veremos algunos de los desa- tado emocional de miedo no resuelto o un estado de activa-
rrollos más significativos relacionados con esta cuestión. No ción que no posee una dirección específica tras la percep-
obstante, previamente describiremos ciertos conceptos bási- ción de amenaza.
cos sobre la ansiedad que están implicados directamente en Más recientemente, y en una línea relativamente seme-
los aspectos clínicos de ésta. jante a la de Epstein, Barlow (1988) ha establecido la nece-
sidad de diferenciar el miedo de la ansiedad o «aprensión
ansiosa» (término preferido por este autor). Barlow señala
I. CONCEPTOS BÁSICOS que el miedo consiste en una alarma primitiva en respuesta
a un peligro presente, caracterizado por elevada activación y
Al ser la ansiedad un concepto muy empleado en psicología, alto afecto negativo. En cambio, la ansiedad es una combi-
su utilización generalmente ha estado asociada al uso de di- nación difusa de emociones (estructura cognitivo-afectiva)
versos términos relacionados, como miedo, fobia, angustia y orientada hacia el futuro. De este modo, mientras que el
estrés. Estos términos unas veces se han empleado con un miedo se caracterizaría por presentar componentes más pri-
significado más o menos equivalente, y otras veces no. Esto, migenios, biológicos y en cierto modo automáticos (reaccio-
lógicamente, además de crear confusión confiere ambigüe- nes de alarma-defensa), y una orientación hacia el presente,
dad al término ansiedad. Merece la pena, por tanto, que la ansiedad («aprensión ansiosa») es fundamentalmente de
aclaremos este problema antes de continuar con otros pun- naturaleza cognitiva y de marcada orientación más hacia el
tos del Capítulo (aquí vamos a analizar únicamente los con- futuro (véase Sandín y Chorot, 1991a, para una presenta-
ceptos de ansiedad, angustia, miedo y fobia; el concepto del ción más extensa sobre la teoría de la ansiedad de Barlow).
estrés se ha expuesto en el capítulo anterior). La realidad es que, en términos generales, el miedo y la
Los términos de ansiedad y angustia derivan de la raíz ansiedad vienen utilizándose de forma equivalente. De he-
indogermánica angh, que significa estrechez y constricción, cho, por ejemplo, los miedos y fobias suelen considerarse
y también malestar o apuro. A partir de la influencia latina como problemas o trastornos de ansiedad. Por consiguiente,
(distinguió entre anxietas y angor), y posteriormente me- en lo que sigue del capítulo asumimos que miedo y ansiedad
diante el influjo de la psiquiatría francesa, que diferenció poseen de forma general un significado semejante. Única-
entre anxieté (malestar e inquietud del espíritu) y angoisse mente entenderemos la separación entre ambos conceptos,
(sentimiento de constricción epigástrica, dificultades respi- en los términos que arriba hemos establecido, cuando sea
ratorias e inquietud), se estableció en nuestro país (tradición preciso tenerla en cuenta por necesidad de las características
psiquiátrica española) la separación entre ansiedad (predo- del problema que sea tratado.
minio de componentes psíquicos) y angustia (predominio La separación conceptual entre miedo y fobia es algo
de componentes físicos). En la psicología española, no obs- que, desde el punto de vista psicopatológico, necesariamen-
tante, no suele asumirse esta distinción, permaneciendo te debe establecerse. A este respecto, suelen aceptarse aún
Capítulo 2 Concepto y categorización de los trastornos de ansiedad 45

los criterios referidos por Marks (1969) en su clásico libro se anticipa un peligro irreal. Dicho en otros términos, la
Fears and phobias. Este autor señaló que las fobias deben ansiedad no siempre varía en proporción directa al peligro
cumplir los siguientes requisitos para poder ser conceptua- real (objetivo) de la situación, sino que puede ocurrir de
das como tales: forma irracional, esto es, produciéndose ante situaciones de
escaso peligro objetivo, o bien que carecen de peligro real.
1. Existencia de miedo desproporcionado en relación con Como puede deducirse a partir de lo que hemos expues-
el carácter amenazante de la situación. Es decir, el miedo es to, la ansiedad puede ser entendida bien como una respues-
claramente superior al que cabría esperarse dadas las de- ta normal y necesaria, o bien como una respuesta desa-
mandas situacionales. daptativa (ansiedad patológica). ¿Qué es lo que establece la
2. El miedo conduce necesariamente a la evitación de la diferencia entre ambas formas de respuesta? Dicho de otra
situación temida. manera, ¿cuáles son las características de la ansiedad patoló-
3. No existe una posible explicación lógica del fenóme- gica? Algunos autores han indicado que la ansiedad pato-
no. Esto denota el carácter irracional de las fobias (la perso- lógica (o «ansiedad clínica») es una manifestación más fre-
na es consciente de esta irracionalidad). cuente, más intensa y más persistente que la ansiedad normal
4. Sobrepasan el posible control voluntario. (Spielberger y cols., 1984). Es decir, a nivel general la ansie-
5. Producen cierto grado de malestar o sufrimiento. dad patológica se caracterizaría en principio por presentar
ciertas diferencias cuantitativas respecto a la ansiedad nor-
Aun cuando todas estas características son importantes mal (esto es, un nivel más elevado de ocurrencia, intensidad
para definir los comportamientos fóbicos, resulta de parti- y duración).
cular relevancia el componente de evitación (o escape). De Un sistema categorial, como es el dominante en la ac-
hecho, suele aceptarse que no es posible hablar de una fobia tualidad en psicopatología, implicaría asimismo la existen-
si no existe dicho componente. No obstante, es preciso te- cia de diferencias cualitativas entre los sujetos clínicos y los
ner en cuenta que la evitación no constituye en sí misma un normales, o entre las distintas categorías clínicas (por ejem-
problema clínico, a no ser que existan contingencias de plo, las interpretaciones catastrofistas en el trastorno de pá-
aproximación hacia la situación temida. Si no existieran nico). La distinción entre ansiedad clínica (o patológica) y
contingencias de aproximación no existiría miedo fóbico y, no clínica generalmente se establece en razón a la demanda
por consiguiente, la evitación sería adaptativa. Por tanto, de tratamiento por la propia persona, demanda que puede
para que las fobias posean relevancia clínica deben implicar estar determinada por múltiples factores (características de
el componente subjetivo del miedo (miedo fóbico). Así, por personalidad, creencias personales de enfermedad, presiones
ejemplo, una fobia a los ascensores no tendría relevancia clí- familiares, etc.), aparte de los propios problemas de ansie-
nica para el sujeto si éste pudiera fácilmente prescindir de dad. Por otra parte, muchas de las características clínicas de
ellos. De hecho, no obstante, para el diagnóstico de los tras- los trastornos de ansiedad (ataques de pánico, fobias comu-
tornos fóbicos (véase el Capítulo 3) suele asumirse que, nes, etc.) están también presentes en alto grado en la pobla-
aunque no se produzca conducta de evitación en sentido ción general (población no clínica). Si adoptamos un mode-
estricto, es suficiente como característica central que la per- lo dimensional sobre los trastornos mentales, la diferencia
sona tenga un fuerte deseo de evitar la situación fóbica, o entre ansiedad clínica y normal sería únicamente una cues-
bien que la tolere con elevado grado de ansiedad y ma- tión de grado (mayor grado de manifestación sobre las di-
lestar. mensiones relevantes). En línea con este razonamiento, a
La definición de la ansiedad suele hacerse en términos veces la distinción entre ansiedad normal y clínica resulta
fenomenológicos (subjetivos). Spielberger, Pollans y Wor- particularmente problemática (Belloch y Baños, 1986; Ibá-
den (1984), por citar un ejemplo representativo, definen el ñez y Belloch, 1982); por ejemplo, la separación entre an-
estado de ansiedad como una reacción emocional que con- siedad social normal y anormal es difícil de establecer en la
siste en sentimientos de tensión, aprensión, nerviosismo y población adolescente, ya que el desarrollo de ansiedad so-
preocupación, así como activación o descarga del sistema cial es en cierto grado normal durante este período evolu-
nervioso autónomo (p. 263). No obstante, algunos autores tivo.
que han trabajo en una línea más experimental han preferi- Por tanto, aunque seguiremos, por conveniencia, un
do definiciones más operativas, tal como la referida por punto de vista categorial en nuestro análisis sobre la clasifi-
Wolpe (1979), para el cual la ansiedad puede ser definida de cación de los trastornos de ansiedad, queremos dejar claro
forma tan simplista como la reacción autónoma de un orga- que la separación de entidades clínicas específicas y discretas
nismo tras la presentación de algún estímulo nocivo. posee un elevado grado de artificio, y que es únicamente
Una propiedad importante de la ansiedad es su natura- una solución práctica y necesaria para organizar el conoci-
leza anticipatoria. Esto quiere decir que la respuesta de an- miento. No implica, por consiguiente, que exista una com-
siedad posee la capacidad de anticipar o señalar un peligro o pleta discontinuidad entre lo clínico y lo no clínico. Tampo-
amenaza para el propio individuo. Esto confiere a la ansie- co implica que los sujetos clínicamente ansiosos siempre
dad un valor funcional importante, ya que posee una utili- tengan mayor grado de alteración que otros sujetos no clíni-
dad biológico-adaptativa. Esta utilidad, no obstante, se con- cos, los cuales a veces no son clínicos simplemente porque,
vierte en desadaptativa cuando, como en la ansiedad clínica, por las razones que sean, no han acudido a una clínica.
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II. COMPONENTES DE LA ANSIEDAD nos autores (Hughdal, 1981; Williams, 1987). No obstante,
la disociación entre los tres tipos de respuesta parece estar
A. EL TRIPLE SISTEMA DE RESPUESTA bastante aceptada en el ámbito científico. Un área de inves-
tigación derivada de este fenómeno se relaciona con la bús-
La ansiedad no es un fenómeno unitario (Sandín y Chorot, queda de patrones o perfiles de respuesta diferenciales en los
1986a). Desde hace bastante tiempo se conoce que la ansie- pacientes con trastornos de ansiedad. A este respecto, se han
dad, al igual que cualquier otra emoción, implica al menos señalado perfiles cognitivos, fisiológicos y conductuales de
tres componentes, modos o sistemas de respuesta: subjetivo acuerdo con el predominio de los diferentes sistemas. Rach-
(o cognitivo), fisiológico (o somático) y motor (o conduc- man (1976) refirió ocho patrones de respuesta de la ansie-
tual). De forma resumida, el contenido de la ansiedad según dad, si bien únicamente cuatro poseen valor clínico (por
estos sistemas es como sigue: presentar elevado el componente cognitivo). La relevancia y
utilidad clínica de dichos patrones ha sido documentada
1. Subjetivo-cognitivo. También denominado verbal- por diferentes grupos de investigadores, tales como el grupo
cognitivo, es el componente de la ansiedad relacionado con de Larry Michelson de la Pennsylvania State University (Es-
la propia experiencia interna. Incluye un amplio espectro de tados Unidos), o el de Lars-Göran Öst de la Universidad de
variables relacionadas con la percepción y evaluación subje- Uppsala (Suecia). La importancia de los perfiles de respuesta
tiva de los estímulos y estados asociados con la ansiedad. se ha demostrado: 1) a nivel de diagnóstico (separar grupos
Así, por ejemplo, a esta dimensión pertenecen las experien- de pacientes); 2) implementación de tratamientos (mayor
cias de miedo, pánico, alarma, inquietud, preocupación, eficacia del tratamiento maximizando la consonancia perfil-
aprensión, obsesiones, pensamientos intrusivos, etc. La per- terapia; por ejemplo, en un paciente que exhiba un perfil
sona con ansiedad experimenta subjetivamente un estado cognitivo puede maximizarse el beneficio terapéutico inclu-
emocional desagradable, cualitativamente diferente de la ira yendo técnicas de reestructuración cognitiva), y 3) pronós-
y tristeza y semejante a la experiencia conocida comúnmen- tico (a mayor concordancia, mejor pronóstico terapéutico).
te como miedo (Lewis, 1980). A nuestro juicio, el compo- Para una presentación extensa sobre la relación entre perfiles
nente subjetivo es el elemento central, ya que sin él difícil- de respuesta y tratamiento de la ansiedad, véase Sandín y
mente la ansiedad puede tener algún valor clínico. Chorot (1986b).
2. Fisiológico-somático. La experiencia de ansiedad suele
acompañarse de un componente biológico. Los cambios fi-
siológicos más característicos consisten en un incremento de III. NEUROSIS Y TRASTORNOS DE ANSIEDAD
la actividad del sistema nervioso autónomo, que puede re-
flejarse tanto en cambios externos (sudoración, dilatación El concepto que tenemos actualmente sobre los trastornos de
pupilar, temblor, incremento de la tensión muscular, pali- ansiedad, ni es el mismo que existía hace varios años, ni es
dez facial, etc.) como internos (aceleración cardíaca, descen- algo que haya surgido por generación espontánea. Para com-
so de la salivación, aceleración respiratoria, etc.) algunos prender su actual categorización y conceptuación es necesa-
pertenecen a funciones corporales que pueden ser controladas rio tener en cuenta los cambios históricos que se han venido
voluntariamente (agitación, defecación, respiración, etc.) y produciendo en la psicopatología de los problemas emocio-
otros a funciones involuntarias o parcialmente voluntarias nales (véase el Capítulo 1 del Volumen I). En este apartado
(palpitaciones, vómitos, temblor, etc.). La experiencia sub- trataremos de exponer algunos de los fenómenos que han
jetiva de estos cambios orgánicos suele ser percibida de for- ocurrido desde el tradicional concepto de neurosis hasta la
ma molesta y desagradable, pudiendo contribuir de esta ma- aparición de la tercera edición del Diagnostic and statistical
nera a conformar el estado subjetivo de ansiedad. manual of mental disorders (DSM-III; APA, 1980).
3. Motor-conductual. Corresponde a los componentes
observables de conducta que, aparte de implicar variables
como la expresión facial y movimientos o posturas corpora- A. NEUROSIS Y ANSIEDAD
les, fundamentalmente hacen referencia a las respuestas ins-
trumentales de escape (huida) y evitación. Hace más de 2.000 años que los antiguos «médicos» dife-
renciaron muchas de las características clínicas que hoy
identificamos como componentes de los trastornos de ansie-
B. DISOCIACIÓN ENTRE LOS SISTEMAS DE RESPUESTA dad. Como dice el viejo proverbio, la clasificación de los
trastornos de ansiedad tiene un largo pasado, pero una his-
Un amplio número de investigaciones centradas en el triple toria muy reciente. Observaciones sobre conducta fóbica,
sistema de respuesta de la ansiedad tienden a sugerir que las obsesivo-compulsiva y otras manifestaciones de la ansiedad
tres modalidades pueden estar disociadas, esto es, pueden existen desde muy antiguo, pero sólo recientemente se han
no covariar entre sí (fenómeno conocido como fracciona- incluido en los sistemas nosológicos. El término «ansiedad»
miento de respuestas) (Carrobles, 1981; Hugdahl, 1981). La no aparece en la Clasificación internacional de las enfermeda-
asincronía entre los tres modos de respuesta, y en conjunto des (CIE) hasta su séptima revisión, publicada en 1955
el propio modelo, ha sido criticado y cuestionado por algu- (Barlow, 1988).

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