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“El contrato social”

Jean Jacques Rousseau

Materia: Dimensión ético político de la praxis docente


Profesora: Conde, Cecilia.
Alumnas:
 Aldecoa, Silvina
 Coria, Laura
 Juchani, Verónica
 Kessy, Sofía
 Rodríguez, Elisabeth
 Sansevich, Macarena
Biografía:
Jean-Jacques Rousseau nació el 28 de junio de 1712 en Ginebra, Suiza y
falleció en Ermenonville, Francia, el 2 de julio de 1778.
Fue un filósofo social, teórico político y escritor suizo. Fue considerado uno de
los principales filósofos de la Ilustración y precursor del Romanticismo. Sus
ideas influyeron en la Revolución Francesa. En su obra más importante «El
Contrato Social» desarrolló su concepción de que la soberanía reside en el
pueblo.

Jean-Jacques Rousseau nació en Ginebra, Suiza, el 28 de junio de 1712. El hijo


de un relojero calvinista quedó huérfano de madre al nacer. En 1722, quedó
huérfano a causa de un padre que no se preocupaba por la educación de su
hijo. Fue educado por un pastor protestante. En 1724, a la edad de 12 años,
comenzó sus estudios. En esa época, ya escribía comedias y sermones. Llevó
una vida errante en un intento de afirmarse en una profesión: era relojero,
aprendiz de pastor y grabador.

En 1728, a la edad de 16 años, Jean-Jacques Rousseau fue a Saboya, Italia. Sin


los medios para mantenerse, buscó una institución católica y expresó el deseo
de convertirse. A su regreso a Ginebra, conoció a Madame de Varcelli, una
ilustre dama que se ocupaba de su manutención. Con su muerte, decidió
viajar por Suiza en busca de aventuras.

Entre 1732 y 1740 vivió en Francia, cuando se involucró con Madame de


Warens en Cambéry, época en la que conquistó, como mujer autodidacta,
gran parte de su educación. En 1742, fue a París, donde conoció a un nuevo
protector que le nombró secretario del embajador francés en Venecia.
Observó los defectos del gobierno de Venecia y comenzó a dedicarse al
estudio y la comprensión de la política.
Presentación del libro:
En 1762, Jean-Jacques Rousseau publicó una de sus obras maestras: “El
contrato social: o los principios del derecho político”. Se trata de una obra de
la filosofía política en la que Rousseau habla sobre la igualdad y la libertad de
todos los ciudadanos dentro de un Estado formado por medio de “un contrato
social” entre los que lo componen.

La obra comprende 4 libros, aunque hay autores que piensan que es una obra
inacabada. El primer libro establece la tesis de que los hombres nacen libres e
iguales, aunque enfatiza que el pacto social es lo que iguala a todos. Rousseau
hace referencia al estado originario de los seres humanos, donde la familia era
“el primer modelo de la sociedad política”, y distingue entre tres tipos de
libertades: la libertad natural, la libertad civil y la libertad moral.
El segundo libro se ocupa de la “voluntad general”. Según Rousseau, el ejercicio
de esta voluntad es lo que se llama “soberanía”. Es el momento en el que el
pensador concede al pueblo la potestad de mandar sobre la nación. En ella
establece que el fundamento legítimo de la sociedad reposa en un contrato que
liga al pueblo consigo mismo. Rousseau opone “lo que puede ser”, entendido
como la justicia como norma; a “lo que es”, es decir, el derecho. El autor
demuestra cómo el pueblo constituye el único origen posible de un gobierno
legítimo que pueda mantenerse y perdurar muchos años.
El tercer libro, por su parte, es el más extenso de todos. Habla de las diferentes
formas de gobierno que pueden existir. Rousseau acaba por concluir que el
gobierno no es otra cosa que “el ejercicio legítimo del poder ejecutivo”. Es muy
crítico respecto a la extensión y poderes que puede alcanzar el ejecutivo, ya
que para él: “Cuanto más crece el Estado, más disminuye la libertad”. Además,
establece cuáles son las características básicas de un buen gobierno y arremete
contra las letras y las artes, a las que culpa de “traer la decadencia a los
pueblos”.
Por último, el cuarto libro habla de la bondad humana y la rectitud de los
hombres de a pie. Destaca la habilidad de aquellos sin preocupaciones para
resolver los problemas y hace una larga reflexión sobre la historia de Roma.
Como colofón, ataca a la religión cristiana, ya que la entiende como algo
incompatible con la república. Rousseau aboga por profesar una fe
completamente civil, en lugar de las creencias de la Iglesia.
Desarrollo:

Ideas principales del contrato social:

Libro I (Contiene 9 capítulos)

Introducción: aquí manifiesta que desea unir lo que permite el derecho con lo que dicta el
interés, para no separar utilidad de justicia.

Hace referencia al derecho de votar que tiene como ciudadano y ama a su país por ello.

En total son cuatro libros, de varios capítulos.

El libro 1 consta de 9 capítulos.

CAPÍTULO I: Asunto de este primer libro.

Comienza con la siguiente ironía de “El hombre ha nacido libre, pero en todas partes se halla
entre cadenas”. (No puede hacer lo que quiere porque si y listo.) Sino que se encuentra en un
orden social, con un derecho sagrado que sirve de base a todos los demás. Este derecho no es
natural se funda en convenciones.

Capítulo II: De las primeras sociedades.

La sociedad más antigua de todas y la única natural es la FAMILIA, hace la analogía entre familia
y sociedad.

JEFE: la imagen del padre.

HIJOS: el pueblo, nacidos iguales y libres. Solo enajenan su libertad por cierta utilidad.

CAPÍTULO III: Del derecho del más fuerte.

El más fuerte no lo es jamás bastante, para ser siempre amo o señor, sino transforma su fuerza
en derecho y la obediencia en deber.

CAPÍTULO IV: De la esclavitud.

¿Qué es enajenar? Dar o vender.

Un hombre que se hace esclavo de otro no se da a este; sino que se vende para atender su
subsistencia.

Renunciar a la libertad es renunciar a la calidad de hombre, a los derechos de la humanidad y a


sus mismos deberes.

“Despojarse de la libertad, equivale a despojarse del ser moral”.

CAPÍTULO V: De cómo es preciso elevarse siempre a una primera convención:

La convención mencionada aquí, es la ley de pluralidad fijada en los sufragios, vemos que
debido a ella se da el hecho de una minoría a vivir sometida a una mayoría por obligación.
Aunque no podríamos comparar el hecho de un pueblo que se somete a su jefe, sin antes haber
tenido un convenio.

CAPÍTULO VI: Del pacto social.

Unir las fuerzas de cada persona, en una asociación común para todos. Donde se vele por la
fuerza común y los bienes de cada uno en particular. Aquí aparece “El contrato social” (el
producto de la unión de todos). Se llamaba ciudad ahora República.

A la cual sus miembros llaman Estado cuando es pasivo, Soberano cuando es activo y potencia
comparándolo con sus semejantes.

CAPÍTULO VII: Del soberano:

Cada miembro de una sociedad adquiere voluntad para actuar sobre la inconformidad, pero la
deliberación puede obligarle a mantener un respeto hacia el soberano.

Para que el pacto social no sea en vano, se da un compromiso de fuerza, para que no se niegue
la voluntad de un pueblo; porque sería obligado por fuerza mayor y por todo un grupo de
normas y valores, obligándolo a ser libre.

CAPÍTULO VIII: Del estado civil.

Aquí habla del tránsito del Estado Natural al Estado Civil. El hombre cambia instinto por justicia,
dando a sus acciones la moralidad que antes le faltaba.

El hombre se ve precisado a obrar según otros principios y a consultar con su razón antes de
escuchar sus inclinaciones.

Lo que el hombre pierde por su contrato social, es su libertad natural y un derecho ilimitado a
todo lo que intenta y puede alcanzar. Lo que gana es libertad civil y la propiedad de todo lo que
se posee.

Gana también la libertad moral, que es la única que hace al hombre verdaderamente dueño de
sí mismo.

CAPÍTULO IX: Del dominio real.

El pacto sustituye a una igualdad natural, al contrario, una igualdad moral y legítima. Todos los
hombres son iguales ante el derecho.

Esta igualdad a veces es ilusoria sirve tan solo para mantener al pobre en la miseria, y al rico en
la usurpación.
Libro II: (Contiene 12 capítulos):

Capítulo I: La soberanía es inalienable


El soberano, o el ser colectivo que se presenta por sí solo dentro del poder podrá
transmitirse, pero nunca lo hará su voluntad.
La soberanía es un hecho que no se podrá desnaturalizar en su esencia. En el momento
que hay un “amo” no hay soberano y desde ese instante está destruido el cuerpo
político.
La soberanía es el ejercicio de la voluntad general.
Capítulo II: La soberanía es indivisible.
Además de ser inalienable, la soberanía es también indivisible. No existe división de
poderes por ser ésta un cuerpo compacto, donde todos tienen funciones que
determinan la acción del estado.
Los errores de nuestros políticos son que, al no poder dividir la soberanía, la dividen en
su objeto, en fuerza y voluntad, en poder legislativo y ejecutivo.
Hacen del soberano un ser fantástico formados por distintas piezas, es como si
compusieran al hombre por distintas partes de distintos cuerpos.
Estos errores se cometen por la falta de conceptos exactos sobre la autoridad
soberana.
Capítulo III: De sí la voluntad general puede errar.
El gobierno corrompe al pueblo al engañarlo, esto se plasma en las decisiones erradas
de la voluntad del soberano, ésta tiende a equivocarse, por el simple hecho que no
existe seguridad y en el conjunto de voluntades se teje la inseguridad, esto hace que las
decisiones sean tomadas a priori.
Es necesario que no existan bandos en el estado para asegurar que estos tomen
decisiones particulares.
Capítulo IV: De los límites del poder soberano.
El pacto social da al cuerpo político un poder absoluto sobre todos los suyos. Es éste el
mismo poder que dirigido por la voluntad general, toma el nombre de soberanía.
Además de personas públicas, tenemos que considerar las personas privadas que la
componen, cuyas vidas y libertad son independientes.
El estado a través del soberano no tiene injerencia alguna al adentrarse dentro de lo
individual, esto es hasta el limite de la libertad que por naturaleza lo expone el hombre
común.

Capítulo V: Del derecho de la vida y de la muerte


El hombre tiene derecho arriesgar su propia vida para conservarla.
La pena de muerte infligida a los criminales puede ser considerada para no ser víctima
de un asesino.
El contrato social lejos de pensarse en disponer de su propia vida, solo se piensa en
garantizarla.
Rousseau opina que el delincuente siempre tendrá la oportunidad de volverse bueno
por alguna razón.
En un estado bien gobernado, hay poco castigo, porque hay pocos criminales.
La multitud de crímenes acusa impunidad cuando el estado se debilita o perece.

Capítulo VI: De la ley

Las leyes de la justicia son vanas entre los hombres, ellas hacen el bien del malvado y el
mal del justo.
Es preciso, convenciones y leyes que unan y relacionen los derechos y deberes y
encaminen la justicia hacia sus fines.
El pueblo es quien hace la ley su existencia, esta debería ser necesariamente escrita por
el mismo pueblo.

Capítulo VII: Del legislador


Para descubrir las mejores reglas sociales que convienen en las naciones, sería preciso
una inteligencia superior capaz de penetrar todas las pasiones humanas sin
experimentar ninguna.
El legislador es el mecánico que inventa la máquina, quien la pone en movimiento.
El legislador, es bajo todos los conceptos, un hombre extraordinario en el estado.
Es una función particular y superior que nadie tiene de común con el imperio humano,
porque si el que ordena y manda a los hombres no puede ejercer dominio sobre las
leyes, el que lo tiene sobre estas no debe tenerla sobre aquellos.
El que dicta las leyes no tiene o no debe tener ningún derecho legislativo, y el ismo
pueblo, aunque quiera no puede despojarse de un derecho que es ineludible.

Capítulo VIII: Del pueblo

Un legislador sabio no empieza por redactar las leyes buenas en sí mismas, si no que
examina antes si el pueblo al cual las destina está en el caso de soportarlas.

Capítulo IX: Continuación

El tamaño del estado es para tener en cuenta porque no debe ser demasiado grande
para poder ser gobernado, ni demasiado pequeño para poder sostenerse por sí solo.
Cuando más crece la distancia en el pueblo y el estado; más con administración es
distinta de la provincia/ciudad/pueblo.
Las mismas leyes no pueden convenir a tan diversas provincias con costumbres tan
diferentes, opuestos climas, etc.
Lo que debe buscarse en primer lugar es una constitución robusta y fuerte.

Capítulo X: Continuación

El hombre compone el estado, el terreno es el que alimenta a esos hombres.


La tierra debe poder mantener a esos hombres, y que haya terreno acorde al número
habitantes.
Si esto no ocurre, se produce mal estar.

Capítulo XI: De los diferentes sistemas de legislación

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