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¿Qué son las adicciones?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la adicción como una enfermedad


primaria, progresiva, incurable y mortal, que afecta a la persona física, mental, emocional y
socialmente.

Se dice que la adicción es una enfermedad (según la OMS), en tanto que refiere una
alteración en el funcionamiento normal de un organismo o de alguna de sus partes debido
a causas externas y/o internas, generalmente multifactorial, manifestada en síntomas y
signos característicos cuya evolución es previsible. La adicción es primaria en tanto que
necesita de la inmediata intervención médica entre otros ámbitos; progresiva puesto que irá
en aumento mientras no tenga el tratamiento adecuado; incurable porque se necesitará de
por vida del tratamiento holístico pertinente; mortal dado que la muerte prematura será el
puerto seguro al que conduce la práctica de conductas mal sanas.

Así pues, las adicciones son enfermedades que tienen efectos intra e interpersonalmente.

Las causas de las adicciones son multifactoriales e involucran factores biológicos,


psicológicos y sociales. Los estudios biológicos sobre las adicciones demuestran
que en el cerebro se produce la liberación de sustancias, como la dopamina, y se
estimulan ciertos circuitos que refuerzan esta clase de comportamientos. Respecto
a los factores psicológicos, influye mucho la actitud que la persona tiene frente a su
adicción. Por ejemplo, existen personas que consumen alcohol como una forma de
lidiar con sus problemas, así le otorgan a la sustancia la cualidad de ser un paliativo
para una situación en la que no quieren tomar el control. Por el lado del factor social,
existen ciertas situaciones que preparan el terreno para que se genere este
comportamiento. Este es el caso de los hogares disfuncionales, por ejemplo, ya que
en ellos no existen actitudes correctas con respecto a la disciplina y las relaciones
afectivas.
CAUSAS BIOLOGICAS.

Científicos financiados por los NIH trabajan para aprender más sobre la biología de
la adicción. Han demostrado que la adicción es una enfermedad del cerebro
compleja y de larga duración, y que los tratamientos disponibles en la actualidad
pueden ayudar a las personas a controlar sus adicciones. Pero incluso para aquellos
que logran dejar de consumir, siempre existirá el riesgo de que la adicción regrese,
lo que se conoce como reincidencia.

La base biológica de la adicción ayuda a explicar por qué las personas necesitan
mucho más que buenas intenciones o fuerza de voluntad para romper con sus
adicciones.

"Una idea común y equivocada es que la adicción es una elección o un problema


moral, y que lo único que hay que hacer es dejar de consumir. Pero nada más
alejado de la verdad", dice el Dr. George Koob, director del Instituto Nacional de

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Abuso de Alcohol y Alcoholismo (NIAAA por sus siglas en inglés) de los NIH. "De
hecho, el cerebro cambia con la adicción, y se necesita mucho trabajo para lograr
que vuelva a su estado normal. Cuanto más alcohol o drogas usted haya
consumido, más se verá afectado el cerebro."

Los investigadores descubrieron que buena parte del poder de la adicción está en
su capacidad de secuestrar e incluso destruir regiones cerebrales fundamentales
que se encargan de ayudarnos a sobrevivir.

Un cerebro sano recompensar los comportamientos sanos, como hacer ejercicio,


alimentarse o crear lazos con los seres queridos. Para ello, enciende circuitos
cerebrales que hacen que usted se sienta maravillosamente bien, lo que lo motiva
a repetir esos comportamientos. Por el contrario, cuando usted está en peligro, un
cerebro sano empuja al cuerpo a reaccionar rápidamente con miedo o alarma, de
modo de que usted se aleje de las fuentes perjudiciales. Si usted se siente tentado
por algo cuestionable — como tomar helado antes de la cena o comprar cosas que
no puede pagar — las regiones frontales del cerebro le ayudarán a decidir si las
consecuencias de esos actos valen la pena.

Pero cuando usted se está volviendo adicto a una sustancia, ese "cableado" normal
de procesos cerebrales que salen en su ayuda, pueden empezar a funcionar en su
contra. Las drogas y el alcohol pueden secuestrar los circuitos de
placer/recompensa del cerebro y "engancharlo" para que quiera más y más. La
adicción también puede sobrecargar los circuitos emocionales que activan la
sensación de peligro, lo que provoca sensaciones de ansiedad y estrés cuando no
se está consumiendo alcohol o drogas. En esta etapa, las personas suelen usar las
drogas o el alcohol para no sentirse mal, en lugar de usarlas para buscar los efectos
placenteros.

Además, el consumo repetido de drogas puede dañar el centro esencial de toma de


decisiones en la parte frontal del cerebro. Esta zona, conocida como corteza
prefrontal, es justamente la zona que debería ayudarle a reconocer el daño que
provoca el consumo de sustancias adictivas.

"Los estudios de imagenología del cerebro de las personas adictas a las drogas o
al alcohol muestran menor actividad en la corteza frontal", dice la Dra. Nora Volkow,
directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA por sus siglas en
inglés) de los NIH. "Cuando la corteza frontal no funciona de manera correcta, las
personas no pueden tomar la decisión de dejar de consumir la droga — incluso si
se dan cuenta de que el precio que deben pagar por consumirla es extremadamente
alto, y de que podrían llegar a perder la custodia de sus hijos o terminar en la cárcel.
Aun así, la consumen."

Los científicos aún no entienden por qué algunas personas se vuelven adictas y
otras no. La adicción tiende a ser hereditaria, y se han relacionado determinados
tipos de Genes con diferentes formas de adicción. Pero no todos los miembros de
una familia afectada son necesariamente propensos a la adicción. "Al igual que con
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las enfermedades cardíacas o la diabetes, no hay un gen particular que te vuelva
vulnerable," dice Koob.

Otros factores también pueden aumentar su probabilidad de volverse adicto. "Haber


crecido con un alcohólico; haber sufrido abuso infantil; estar expuesto a un nivel de
estrés extremadamente alto — todos estos factores sociales pueden contribuir al
riesgo de adicción al alcohol o al abuso de drogas", dice Koob. "Y en lo que respecta
al consumo de drogas y alcohol en menores, cuanto antes comience, mayores serán
sus probabilidades de tener un trastorno de abuso de alcohol o una adicción más
adelante en la vida."

Los adolescentes son especialmente vulnerables a una posible adicción porque sus
cerebros aún no se han desarrollado del todo — en particular las regiones frontales
que ayudan a controlar los impulsos y a evaluar el riesgo. Los circuitos de placer en
los cerebros de los adolescentes también operan a mayor velocidad, lo que hace
que el consumo de alcohol y drogas resulte incluso más gratificante y tentador.

Los NIH están lanzando un nuevo estudio a nivel nacional para aprender más sobre
cómo los cerebros adolescentes se ven alterados por el alcohol, el tabaco, la
marihuana y otras drogas. Los investigadores utilizarán tomografías cerebrales y
otras herramientas para evaluar a más de 10.000 jóvenes en un período de 10 años.
El estudio hará un seguimiento de las relaciones entre el consumo de sustancias y
los cambios cerebrales, los logros académicos, el coeficiente intelectual, las
habilidades de razonamiento y la salud mental a lo largo del tiempo.

Si bien todavía queda mucho más por aprender, sabemos que la prevención es
fundamental para reducir los daños de la adicción. "La niñez y la adolescencia son
momentos en que los padres pueden involucrarse y enseñarles a sus hijos un estilo
de vida y actividades saludables que pueden protegerlos contra el consumo de
drogas", dice Volkow. "La actividad física es importante, así como involucrarse en
un trabajo, en proyectos de ciencia o arte, y en redes sociales que no promuevan el
consumo de drogas."

Para tratar la adicción, los científicos han identificado varios medicamentos y


terapias conductuales — en especial cuando se usan de manera combinada — que
pueden ayudar a las personas a dejar de consumir sustancias específicas y prevenir
la reincidencia. Lamentablemente, en la actualidad no hay ningún medicamento
para tratar la adicción a estimulantes como la cocaína o la metanfetamina, pero las
terapias conductuales pueden ayudar.

"El tratamiento depende en buena medida de la gravedad de la adicción y de la


persona en particular", agrega Koob. "Algunas personas pueden parar de fumar o
de consumir alcohol por sí solas. Los casos más graves puede requerir meses o
incluso años de tratamiento y seguimiento, mediante un verdadero esfuerzo por
parte de la persona, y por lo general una abstinencia completa de la sustancia."

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Investigadores financiados por los NIH también están evaluando terapias
experimentales que podrían mejorar la efectividad de los tratamientos ya en
funcionamiento. La meditación consciente (mindfulness) y la estimulación
magnética del cerebro son dos técnicas cuya capacidad para fortalecer los circuitos
del cerebro dañados por la adicción se está evaluando. Los científicos también
están estudiando posibles vacunas contra la nicotina, la cocaína y otras drogas, que
podrían evitar que la droga entrara al cerebro.

"La adicción es una enfermedad devastadora, con una tasa de muerte relativamente
alta y consecuencias sociales graves", dice Volkow. "Estamos explorando diversas
estrategias para que las personas finalmente tengan más opciones de tratamiento,
lo que aumentará sus probabilidades de éxito cuando intenten dejar de consumir la
droga."

CAUSAS SOCIALES.

Imagen personal: Se pierde la imagen anterior de la persona; se asume la


identidad de consumidor.

Estigmatización: La sociedad lo etiqueta de “drogadicto” y le atribuye otros


comportamientos y características que no necesariamente tiene la persona; por
ejemplo, irresponsable, vicioso, ladrón, delincuente.

Vida familiar: desorganización; las relaciones comienzan a centrarse en la persona


del consumidor.

Rechazo Social: Producto de un cambio en las redes de amistad y de la relación


frecuente con consumidores etc.

Aislamiento: la adicción a sustancias les termina dominando y solo viven para esa
adicción, por lo que les resulta complicado mantener relaciones sociales y de
amistad. Además, en muchas ocasiones, esa adicción les lleva a engañar y/o robar
para poder conseguir droga, en general, a quien pueden robar es a personas de su
entorno, cosa que dificulta aún más las relaciones. Además de esto; una persona
bajo los efectos de las drogas, puede verse involucrada en conflictos e incluso en
algunos delitos con cierta facilidad.

Problemas laborales: en el aspecto laboral, por supuesto un consumidor de drogas


tendrá un bajo rendimiento en el trabajo o en los estudios; ya que tendrá problemas
de concentración. Lo habitual es que sea la adicción la que le reclame toda o gran
parte de su atención y energía.

Problemas económicos: el consumo de drogas suele ser bastante caro; con lo


que, el adicto suele tener problemas económicos que le llevan a robar, y a tener los
problemas sociales de los que hablamos antes.

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CAUSAS PSICOLOGÍCAS.

Efectos psicológicos: y si las consecuencias físicas son muy serias; porque afectan
al sistema nervioso central, y éste es el motor de casi todo, las consecuencias
psicológicas no son menos importantes. Entre ellas podemos nombrar algunas
como: alucinaciones, depresión e ideas paranoides. De hecho, se puede llegar a
desarrollar un tipo de esquizofrenia por consumo de sustancias y la esquizofrenia
es una enfermedad irreversible. Se puede sufrir también de ansiedad y ataques de
pánico. Las drogas pueden afectar también a la memoria, a la concentración y al
aprendizaje.

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