Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
armario' en Barcelona
Un premio municipal, con jurado profesional, busca impulsar la cocina
poco conocida de todos los distritos
L'Anxoveta de Sants despunta tanto por sus vermuts como por ser un
punto de encuentro en el barrio
Los finalistas elegidos hace varias semanas fueron, siguiendo el orden de las tres
categorías, en el Eixample, La Foga, Mian y Rosie’s Good Things; en Les
Corts, Atenea, La Riera y Bendita Helena; en Gràcia, Mala Hierba, Sporting y La
Torreta de Gràcia; en Sants-Montjuïc, Bar Bodega Bartolí, L’Anxoveta de Sants y
Bodega Monumental; en Horta-Guinardó, La Cuineta Guinardó, Ginesta y Des Tapa’t;
en Nou Barris, La Esquinica, Cinco Hermanos y Txapeldun Egarri; en Sant Andreu,
La Cuineta de l’Angelica, Santana y Can Roca; en Ciutat Vella, un Sagardi, Bidasoa y
Norai; en Sant Martí, Sant Martí Restaurant, Juncà y Els Tres Porquets; y en Sarrià-
Sant Gervasi, La Xarxa, Casa Joana y Bambarol.
A base de empeño
Cuando en julio del 2016 el ayuntamiento aprobó una medida de gobierno para dar un
impulso a la restauración local, esta fue una de las primeras ideas consensuadas. Lo
aplauden los diversos candidatos consultados, que casi siempre tienen una historia
de tenacidad, superación o creatividad detrás. Angelina Rodríguez no solo sabe
cocinar sino que despunta en aritmética tras nueve años modelando menús diarios de 9
euros (13, los domingos!!). Estar junto a un polígono implica muchos trabajadores con
apetito y economía cronometrada, y también conquistar al vecino: “Hay que trabajar
mucho para que salgan los números”, confiesa.
La Cuineta de l'Angelina, en Lima, 14. / ricard fadrique
Los argumentos de las nominaciones son variados. Al bar bodega Bartolí de Sants, le
reconocen ser un referente del barrio pero difundir una comida casera de “altísima
calidad”; al Sant Martí, en el Pont del Treball Digne, 11, el poderío de su surtido de
tapas; al Mian, el encaje de la cocina china tradicional en pleno Eixample derecho; a La
Riera, en Les Corts, su precocidad como vegetariano (1988) “referente del barrio” en
comida sana y natural; al Sporting de Gràcia, familiar, su papel de núcelo social y el
fomento de la interrelación entre entidades culturales.
Las historias de unos y otros son dispares. El Mala Hierba, que no hace más que
encajar elogios como secreto compartido, ha despuntado pese a estar escondido en el
barrio de El Coll-La Teixonera. Roser Asensio venía del ámbito de las terapias naturales
y su pareja de la hostelería. Aunaron intereses e ilusión en este local que se desmarca
por una cocina aplaudida (de temporada y proximidad, de vegetales a carnes eco y
pescados, con ingredientes de producción propia), donde no se despachan refrescos
industriales y el agua es filtrada y gratuita. Su público es del barrio, de jóvenes a
abuelos, pero el “boca a oreja” –sin más aditivos- les inyecta ya comensales de toda la
ciudad y más allá.
Esos encuentros