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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ

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ESTUDIOS GENERALES LETRAS
ARGUMENTACIÓN (HUM113) | 2018-2 SEDANO ARÉVALO,LUCÍA

RÚBRICA DEL ENSAYO FINAL

Indicadores
Área Bien Regular En proceso Insuficiente Total
El/la estudiante…
Introducción
… propone una contextualización que permite conocer la controversia en
torno al tema, presenta su postura con claridad y anticipa adecuadamente
los argumentos que la sustentan sin desarrollarlos. Hasta 2 Hasta 1 Hasta 0.5 0
Organización Cierre
textual … recapitula los argumentos y reafirma su postura con claridad; asimismo,
propone una reflexión final sobre el tema desarrollado.
Desarrollo
...desarrolla los argumentos con solidez en un texto correctamente Hasta 4 Hasta 2 Hasta 1 0
estructurado: respeta la coherencia lineal, global y pragmática del texto.
 … recurre a distintas estrategias argumentativas y
contrargumentativas (refutación constante de las ideas contrarias a su Hasta 5 Hasta 2.5 Hasta 1.5 0
Contenido postura) en sus argumentos.
 … demuestra un conocimiento amplio del tema, lo cual le sirve para
Hasta 5 Hasta 2.5 Hasta 1.5 0
fundamentar contundentemente su postura.
… cita de manera pertinente; las citas contribuyen con la argumentación y
Hasta 2 Hasta 1 Hasta 0.5 0
están integradas adecuadamente al texto.
Uso de citas y
bibliografía
… incluye por lo menos diez fuentes bibliográficas académicas; sigue el
Hasta 2 Hasta 1 Hasta 0.5 0
estilo de citado de la Guía PUCP (citado interno y bibliografía).
De 10
Convencione … sigue las convenciones normativas de la lengua española: uso de signos De 2 a 3 De 4 a 5 De 6 a 9
errores a
s normativas de puntuación, reglas ortográficas y reglas de construcción oracional. errores errores errores
más
del español (criterio cuantitativo: tipo de error) Hasta -1 Hasta -2 Hasta -3
Hasta -4
… cumple con las disposiciones relacionadas con la extensión del ensayo:
SÍ NO
Extensión el trabajo, sin contar carátula ni bibliografía, se desarrolla entre 3000 y
0 Hasta -2
4000 palabras.
NOTA FINAL 0
Código: 2 0 1 8 0 1 4 8
(Escriba aquí su código con números grandes y legibles.)

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ


ESTUDIOS GENERALES LETRAS

TRABAJO INDIVIDUAL

Título: Ensayo Argumentación

Nombre: Lucía Sedano Arévalo

Curso: Argumentación
Profesor: Helguero
Jefe de Práctica: Jorge Zagal

2018-2

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ENSAYO FINAL

FORMATO-RÚBRICA

Apellido y nombre: Sedano Arévalo Lucía

Código:20180148

PRIMERA PARTE. TEMA Y POSTURA

Tema específico:

Justicia juvenil: Modificación del Código Penal del Perú sobre la inimputabilidad de los
menores de edad.

Postura:

La inimputabilidad establecida por el Código Penal hacia los menores de edad no


debe ser modificada.

SEGUNDA PARTE. ESQUEMA ARGUMENTATIVO

Razón: El sistema penitenciario peruano para mayores de edad es ineficiente como medio
de rehabilitación y afectaría de manera negativa al menor de edad.

● Respaldo: La convivencia y contacto con personas sentenciadas por delitos


mayores potencia el perfil criminal del menor de edad.8
● Respaldo: La conducta de los menores de edad y su condición psicosocial es
diferente a la de las personas adultas, y la mejor opción son los medios
especializados en la regulación del proceso de responsabilidad penal en los
jóvenes menores de edad: Centros Juveniles (CJ) y Centros Juveniles de
Diagnóstico y Rehabilitación (CJDR)

Razón: La incrementación de una pena no disuade a la realización de actos penados por


la ley.

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● Respaldo: Existen otras motivaciones como las emociones, la impulsividad, la
presión o la necesidad, que les hagan dejar de lado la cuestión de la severidad de
la sanción a la hora de tomar la decisión de delinquir.
● Respaldo: Se ha evidenciado, en el ámbito internacional, que los casos en que la
pena es más severa no generaron una disminución significativa de los delitos
penados: Estados Unidos y la pena de muerte.
● Respaldo: En el Perú, al no existir una educación de calidad para todos, es común
que la ciudadanía (y en este caso los jóvenes) no tengan conocimiento de la
concreta severidad o certeza de una sanción penal.

Razón: Juzgar a un menor como un adulto atenta con los tratados internacionales a los
que Perú pertenece: Convenio Internacional de Derechos del Niño (CIDN).

● Respaldo: En este convenio se indica que los adolescentes que infringen la ley
penal se les juzgará mediante un proceso penal especial: Código de
Responsabilidad Penal de Adolescentes.
● Respaldo: Según la CIDN los menores de edad sólo deben ser privados de su
libertad como último recurso y por el tiempo más breve posible.
● Respaldo: El artículo 3° de la CIDN indica que los órganos legislativos de cada
estado parte deben considerar si las leyes que se adoptan beneficiarán a los niños.

TERCERA PARTE. REDACCIÓN DEL ENSAYO

Justicia juvenil: Una realidad necesaria

El Perú es un país que presenta altas tasas de delincuencia e inseguridad, las cuales se
manifiestan de diferentes maneras y son sancionadas según la gravedad del acto ilícito
realizado. Sin embargo, existe una diferenciación de pena según la edad, es decir, los
jóvenes poseen inimputabilidad. Esta significa que el sujeto que ha cometido un acto
ilícito queda redimido de responsabilidad penal general y se le otorga una especial
conforme a su condición. Esta eximición se encuentra regulada en el artículo 20° inciso
2 del Código Penal.

En la actualidad, es notable el aumento de los actos delictivos por parte de la población


joven en el Perú, en especial los casos de sicariato realizado por estos, a pesar de su corta
edad. Uno de los sucesos más emblemáticos fue el del trujillano apodado “Gringasho”, el

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cual era un menor de edad que pertenecía a una banda delictiva, en la cual se dedicaba al
sicariato desde los 13 años. Ante esta situación y por casos similares, se ha generado
enfrentamientos entre altos funcionarios del Estado por la modificación de la
inimputabilidad de los jóvenes con el fin de que puedan ser juzgados en el fuero común,
es decir, sin los privilegios que le otorga su condición, y, por ende, que la pena que reciban
sea más severa en comparación a la que se les otorga en la actualidad. Los Proyectos de
Ley presentados son muchos y en sí buscan reestablecer el límite de edad de
inimputabilidad establecido (18 años). Por ejemplo, el Proyecto de Ley n° 1951/2012-cr
de febrero de 2013, el cual fue propuesto por el Partido Político Fuerza Popular, en este
se promulga que la edad máxima de inimputabilidad debería ser 15 años si es que los
jóvenes cometen actos ilícitos graves (Young 2017:26).

Ante esta coyuntura, sostengo que la modificación del Código Penal no se debe realizar,
pues sería contraproducente para el desarrollo de la sociedad y no proporcionaría una
solución certera al problema de la inseguridad ciudadana en el Perú. Para sustentar mi
opinión, me basaré en tres argumentos: primero, me respaldaré en el sistema penitenciario
peruano para mayores de edad y cómo este no es eficiente como medio de rehabilitación
para delincuentes juveniles; segundo, explicaré por qué el incremento de una pena no
implica que el acto ilícito deje de realizarse; y por último, detallaré cómo la modificación
de la inimputabilidad atenta contra los tratados internacionales que el Perú ha aceptado
(Convenio Internacional de los Derechos del Niño).

En primer lugar, en la actualidad, la idea de introducir a los jóvenes en el sistema


penitenciario peruano no es conveniente para los sujetos en mención y puede ser
contraproducente en la sociedad. Se puede afirmar ello debido a que este mecanismo es
ineficiente como medio de rehabilitación y puede afectar negativamente a los jóvenes,
pues la coexistencia pacífica o los tratamientos de inserción son nulos por falta de
funcionarios y por la masiva cantidad de presos en las cárceles del Perú. Por ende, los
menores tendrán que aprender a “sobrevivir” en un ambiente “donde impera la violencia
física y/o psicológica; donde día a día se evidencian actos de corrupción y abuso de poder,
no sólo entre las autoridades y los internos/as, sino también entre las mismas personas
privadas de libertad” (Comisión Episcopal de Acción Social 2005:5) y, por ello,
desarrollarán prácticas socialmente conocidas como malas o que disturban a la sociedad
(peleas, robos, chantajes, extorciones, etc). Es decir, la convivencia con personas

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sentenciadas por delitos mayores podría potenciar el perfil criminal del menor de edad y,
por lo tanto, este sería una amenaza mayor para la sociedad en comparación con su
historial delictivo anterior. Esta consecuencia desfavorecedora no solo afectaría a la
sociedad expuesta a una mayor inseguridad o al menor de edad corrompido, sino también
a las organizaciones del Estado, puesto que la población presentaría descontento y
desconfianza hacia ellos, por ende, el caos y la incertidumbre inmersos no dejarían que el
país se desarrolle a plenitud. Además, los problemas psicosociales de un joven son
diferentes a los de un adulto. Por ello, estos necesitan centros de rehabilitación que les
otorguen los medios para lograr su reinserción, como los Centros Juveniles (CJ) y Centros
Juveniles de Diagnóstico y Rehabilitación (CJDR), los cuales están personalizados y
enfocados en las diferentes condiciones que los adolescentes puedan presentar, pues,
según el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y el Programa Conjunto de las
Naciones Unidas para la Seguridad Humana, la instrucción de los menores debe ser
diferenciada según sus perfiles psicosociales, ya que cada uno de estos poseen sus propias
singularidades, provienen de diferentes contextos socioeconómicos y, lo más importante,
los delitos que han cometido no son iguales en la mayoría de los casos (2017:113). Por
ejemplo, el enfoque del tratamiento de una persona que ha cometido un acto delictivo por
necesidad económica no puede ser el mismo que el que recibe uno que viola la ley por
razones derivadas de aspectos psicológicos del joven, ya que los motivos para realizar
estas actividades son diferentes y, por ende, para poder rehabilitar al menor se debe
realizar un seguimiento personalizado. Asimismo, estos establecimientos les ofrecen
diferentes tipos de actividades para que los menores puedan desarrollarse, integrarse y, lo
que es más importante, que tengan medios para poder subsistir. Brindan programas de
computación, gastronomía, manualidades, etc., acompañados de actividades cognitivas
(baile, deporte, etc.) para lograr su pleno desarrollo. Por lo general se cree que “No sólo
tiene que ver con acceso a educación, oportunidades [...], sino que ya involucra una
cultura delictiva por parte de los menores, que toman las salidas más fáciles, antes que las
mejores” (Gallego 2011:78). Es decir, se plantea que las personas que cometen actos
ilícitos los realizan debido a que esta es una acción propia de su personalidad, y por ello,
la mejor solución para la inseguridad ciudadana será su permanencia en prisión por largos
periodos de tiempo, pues es probable que no modifique las actitudes negativas que posee.
Sin embargo, y precisamente de lo que parten estos centros es de la idea de entender que
la adolescencia es la época en la que se va resolviendo la crisis de identidad de la persona,
ya que se definen los comportamientos aprendidos durante la niñez y por ende una de las

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fases más importantes de su vida (Defensoría del Pueblo 2012:35). Por esta razón, la
principal prioridad debe ser otorgarles los diversos programas educativos que los CJ y los
CJDR ofrecen, y evitar el “rechazo social que recae sobre el infractor, pues complica la
reinserción social por la actitud de desconfianza de la sociedad hacia ellos” (Ministerio
de Justicia y Derechos Humanos y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para la
Seguridad Humana 2017:116). La estigmatización a la que se enfrentan los jóvenes que
han tenido conflictos con la ley puede frustrar su buena disposición para alcanzar un
cambio de personalidad y forma de ser. Por ello, es fundamental que la comunidad en
general no genere un rechazo social hacia los rehabilitados para facilitarles su ingreso a
la sociedad. Un ejemplo claro de hostilidad hacia menores de edad infractores son los
medios de comunicación (radio, televisión, redes sociales), los cuales al poseer un gran
poder en los ciudadanos pueden atribuir ideas que excluyan a los jóvenes, pues “ejercen
una actitud inquisitoria y de condena a los infractores, influyen de manera mediática sobre
la ciudadanía formando opiniones basadas en prejuicios y estereotipos, las cuales
contribuyen a incrementar la distancia entre unos y otros, alejando la posibilidad de
formar actitudes conciliadoras que busquen la reparación del daño o falta
cometido.”(Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y el Programa Conjunto de las
Naciones Unidas para la Seguridad Humana 2017:116)

En segundo lugar, por lo general, se busca disminuir la edad inimputable para que así el
país reduzca sus tasas delictivas. Esto se evidencia de manera clara en la sustentación de
los Proyectos de Ley, por ejemplo, el N° 2455/2018-CR afirma que la modificación
“permitirá activar los mecanismos de disuasión para reducir los actos de violencia sobre
todo contra quienes conforman los sectores de mayor vulnerabilidad” (Letona 2018: 20);
sin embargo, el aumento de la pena no disminuye la realización de estos actos ilícitos.
Esto debido a que existen otras motivaciones como las emociones, la impulsividad o la
necesidad, que guían la acción e ignoran la severidad de la sanción al momento de
delinquir. No necesariamente se hace un análisis de los perjuicios que un acto conlleva,
pues “las estadísticas criminales demuestran que muchos delitos se cometen en el calor
del momento, y es poco probable que la pena influya en su comisión” (Benavidez 2012:
8). Se cree que la disuasión es una presión directa caracterizada por las desventajas que
proporciona a la persona para que esta no realice un acto; sin embargo, no existen pruebas
que aseguren que esta en la práctica sea empíricamente correcta. Por otro lado, en la
actualidad, son reincidentes los actos delictivos después de haber consumido sustancias

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ilícitas para un menor de edad (drogas, alucinógenos, alcohol). Según el Ministerio de
Justicia y Derechos Humanos y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para la
Seguridad, “las altas cifras de consumo de sustancias, previo a la comisión de un delito,
muestran el cambio en el patrón de la delincuencia de los últimos años: antes se
consideraba importante emprender un ilícito en condiciones de sobriedad”(2017:58), por
lo tanto el efecto de disuasión no podría ser efectivo, ya que “la cocaína es un activador
del Sistema Límbico que está relacionado con la impulsividad o agresividad y el alcohol
inhibe las áreas cerebrales de autocontrol (frenos inhibitorios, según la terminología
jurídica al uso)”(Esbec y Echeburúa 2016: 2). Es decir, los jóvenes al estar bajo los efectos
de diferentes sustancias no asimilan las consecuencias de sus actos y mucho menos los
efectos legales que estos podrían conllevar. Además, se ha evidenciado, en el ámbito
internacional, que en los casos en que la pena es más severa no se ha generado una
disminución significativa de los delitos penados. Por ejemplo, la pena de muerte impuesta
por Estados Unidos no ha logrado una reducción de los actos ilícitos y, si se realiza una
comparación entre los estados que han impuesto sanciones más estrictas con los que no
lo han hecho, en los primeros la cantidad de estos delitos penados es mayor, pues “en el
2004, en Estados Unidos el índice medio de asesinatos en los estados con pena de muerte
fue de 5,71 por cada 100.000 habitantes, pero en los estados sin la pena capital fue sólo
de 4,02”(Benavidez 2012: 8). Se puede añadir que, si tomamos en cuenta la actual
ignorancia respecto a la ley por parte de los peruanos, entonces incrementar una pena no
lograría que se produzca el efecto de disuasión, debido a que es probable que el joven
desconozca esta, ya que posiblemente este no cuente con una educación de calidad que le
permita estar informado sobre cómo se rige la legislación peruana. Es más, la mayoría de
los jóvenes desconocen la inimputabilidad que estos poseen o los Centros Juveniles de
Diagnóstico y Rehabilitación en los cuales los menores serán internados si es que cometen
faltas graves. Esto se evidencia en el libro del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos
y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para la Seguridad Humana, en el cual se
expone la ignorancia de un joven respecto a estos establecimientos especiales: “(E: Antes
de venir acá, ¿tú habías escuchado del centro juvenil?, ¿sabías que existía?) M: No tenía
ni la más mínima idea. O sea, lo que yo sí dije es, lo que en todo momento así dije, ‘no,
yo soy menor de edad, soy menor de edad’, porque un miedo tremendo a ir a un
penal”(2017:106).

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Finalmente, no solo trae consecuencias negativas para el joven, sino también para la
sociedad. Se puede afirmar esto, pues al modificar el artículo que regula la
inimputabilidad de los menores de edad se estaría atentando contra un tratado
internacional con rango constitucional, el cual fue aceptado y firmado por el Perú: el
Convenio Internacional de Derechos del Niño (CIDN). De modo que, “El Perú al firmar
la Convención sobre Derechos del Niño se obligó a respetar los derechos allí incluidos
mediante la adopción de todas las medidas administrativas, legislativas y de otra índole,
necesarias para darle mayor efectividad” y además que incumplir alguno de estos podría
ser motivo de sanción por la comunidad internacional (Acaro 2015: 135). Se dice que la
modificación iría en contra de este convenio, pues en el Artículo 40° está regulado que
los menores de 18 años que hayan realizado alguna acción penada por la ley deben ser
procesados por medio de una legislación especial que garantice sus derechos (UNICEF
2006:28), es decir, estos no pueden ser juzgados de la manera tradicional, sino que las
penas, castigos, sanciones etc., que se les impongan a los menores deben ser diferenciados
y se deben regir por otros medios que no sean los generales, como el Código de
Responsabilidad Social del Adolescente. Este medio, se centra en el joven y especifica la
forma en que este es concebido ante la ley según la condición que posee. Del mismo
modo, se expone en el Artículo 37° que "La detención, el encarcelamiento o la prisión de
un niño se llevará a cabo de conformidad con la ley y se utilizará tan sólo como medida
de último recurso y durante el período más breve que proceda"(UNICEF 2006 :25) y,
como es obvio, juzgar a un menor de edad como adulto implica que su pena sea mayor y
más severa. De este modo se contradice el tratado en mención, pues se le da mayor
importancia a la aparente “solución rápida” para supuestamente disminuir la delincuencia
que a los derechos que debe respetar el país en relación a los menores de 18 años. La idea
que sostienen las personas que desean que se pueda juzgar a los jóvenes como adultos se
centra en el pensamiento de que los adolescentes disfrutan de una plena capacidad y
voluntad para determinar sus acciones, por ello deben asumir las responsabilidades que
estas conlleven. Esta afirmación, según Alfredo Romero Tena, abogado de la Universidad
de Sevilla, es cierta; sin embargo, no se debe olvidar que un adolescente aun cuando posee
“autodeterminación de voluntad, esta todavía continúa siendo incompleta, pues su
capacidad intelectual aún no es plena” (2013: 27) y es por ello que merece ser juzgado de
manera diferenciada, debido a que no goza de las mismas condiciones que un adulto, por
ende, el Estado debe subsidiar esta asimetría. Por último, la Convención Internacional de
Derechos del Niño también exige que las partes cumplan con el Artículo N°3, el cual

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implica que las medidas que tomen todas las instituciones deben ser siempre en
consideración del bienestar del menor de edad (UNICEF 2006:10) y con la modificación
del Código Penal no se estaría priorizando esto, dado que el joven estaría expuesto a
diversos daño si este formara parte del sistema penitenciario actual, pues no es el medio
correcto para rehabilitarlo. Esto podría resultar perjudicial en su desarrollo como persona
y en su reinserción a la comunidad como un sujeto capaz de subsistir siguiendo las normas
vigentes en nuestro sistema. En lugar de establecer soluciones perjudiciales, se conoce
que “el medio social constituye un ambiente de gran importancia en el que se puede
desarrollar la criminalidad” (Asociación Civil Derecho & Sociedad 2012:11), es por ello
que el Estado debería centrarse en proporcionar buenas condiciones y políticas de
prevención para que el menor de edad no tenga que realizar actos delictivos debido a su
entorno social.

En conclusión, este ensayo sostuvo que la idea de modificar el Código Penal, con respecto
a la inimputabilidad, no es viable por los problemas sociales que acarrea y las nulas
soluciones que tendrá. En primer lugar, se explicó que el sistema penitenciario para
adultos no es una buena manera de rehabilitar a los jóvenes por la diferenciación entre
estos. En segundo lugar, se planteó que la idea de imponer una pena más severa para que
la seguridad disminuya no es verídica; y, por último, se analizó la propuesta de
modificación del Código Penal y cómo esta atenta con los tratados internacionales
mencionados. Por todo lo antes resaltado, se comprende que el planteamiento de los
congresistas que buscan alterar la justicia juvenil se realiza más con la finalidad de
generar simpatías con la población que con el fin de proporcionar una solución realista
con respecto al problema de la inseguridad, pues como ya se ha expuesto en el presente
ensayo el aumento de una pena no es factible. Del mismo modo, es necesario comprender
que no debemos reducir a una persona a un mero acto delictivo ni pretender que si este
sujeto que comete actos contra la ley está en la cárcel, entonces se está solucionando el
problema de la criminalidad en el país, ya que “disminuir la edad para responsabilizar
penalmente a los menores de edad no solo es la forma más simple de atender el problema,
sino es también la más ineficiente pues no ataca el fondo del asunto”(Asociación Civil
Derecho & Sociedad 2012:33). Si lo que se busca es seguridad ciudadana se debe empezar
con la educación de los peruanos para que estos ya no se vean obligados, por lo menos en
su mayoría, a cometer actos ilícitos. Proporcionarles oportunidades a los jóvenes para que
puedan desarrollarse siempre será la mejor solución para erradicar la delincuencia.

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Además de otorgar educación, es necesario que puedan tener acceso a centros salud de
calidad, sobre todo mental, dado que esta es sumamente importante para poder brindar la
atención necesaria en el proceso de la adolescencia, el cual es un periodo crucial en la
formación de una persona y en el cual los jóvenes se encuentran más desconcertados sobre
su futuro. Se debe dejar de buscar soluciones efímeras para poder enfocar el deseo de una
mejora en una medida con las bases necesarias que logren el cambio que los ciudadanos
de este país tanto buscan. Es decir, es imprescindible enfocarnos en reformas más
complejas y que probablemente tomen mayor tiempo realizar, pero que probablemente
proporcionarán un resultado efectivo, duradero y satisfactorio para el desarrollo del país.

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