El dogmatismo se refiere, de un modo general, a la tendencia de asumir ciertos principios o
doctrinas de un modo absoluto y tajante, sin admitir cuestionamientos.
Ahora bien, un dogma es una tesis aceptada a ciegas, por simple creencia, sin crítica, sin tener en cuenta las condiciones de su aplicación. El dogmatismo es característico de todos los sistemas teóricos que defienden lo caduco, lo viejo, lo reaccionario, y combaten lo nuevo, lo progresista. Son dogmáticas las teorías sociales que ya no encuentran apoyo en la realidad en vías de desarrollo. Una tesis justa en sí, pero aplicada de una manera no dialéctica, sin tener en cuenta los cambios concretos de la situación, puede degenerar en dogma. Marx y Engels no cesaron de recordar que su doctrina no era un dogma sino una guía para la acción. Lenin combatió enérgicamente la vulgarización dogmática del marxismo emprendida por los oportunistas de toda especie empeñados en embotar el filo revolucionario y crítico de esta arma teórica del proletariado. Para la religión, el dogmatismo apunta al conjunto de principios o dogmas que conforma la doctrina cristiana, enseñada y predicada por la Iglesia a sus seguidores y sustentada en el principio de la fe. Su fundamentación proviene de la autoridad suprema de Dios y como tal es irrefutable. Por otro lado; el escepticismo es una corriente de pensamiento que se fundamenta en la duda hecha extensiva a todas las cosas, sensaciones, fenómenos o hechos que se presentan a la conciencia, y que considera que toda información debe ser apoyada por la evidencia. En este sentido, se manifiesta fundamentalmente como una actitud inquisitiva al conocimiento. El escéptico duda de todo, incluso de su propio juicio. Por esto, es característico del pensamiento escéptico no dar por cierta, de buenas a primeras, ninguna verdad ni aceptar dogma alguno, bien se refiera a la religión, bien a los valores sociales establecidos, o bien a fenómenos de otra índole. De allí que presente una postura opuesta al dogmatismo. (Como tal, los principales representantes de esta filosofía fueron Pirrón de Elis y Timón de Fliunte en la Antigua Grecia. Mientras que, durante el Renacimiento, la actividad de Michel de Montaigne dará una nueva dimensión a esta corriente filosófica.) El dogmatismo encuentra su cara opuesta en el escepticismo, siendo que el primero representa la disposición a priori hacia la aceptación de verdades establecidas, y el segundo afirma su autoridad en la capacidad de dudar y cuestionar constantemente. En este sentido, el escepticismo consideraba como “dogmáticos” a todos aquellos filósofos que admitiesen cualquier verdad más allá de la experiencia, y criticaba la ingenuidad de quienes mostraban una adhesión incondicional a dogmas o creencias de sentido común sin fundamentación crítica. De acuerdo al relativismo, lo real no tiene una base permanente, sino que se basa en los vínculos que existen entre los fenómenos. Respecto al conocimiento, el relativismo sostiene que no alcanza lo absoluto: su objeto son las relaciones. En otras palabras, el relativismo cree que el conocimiento carece de una validez absoluta o universal; por el contrario, sólo es válido según el contexto. La construcción de la realidad, de este modo, depende de la subjetividad que, a su vez, surge de las circunstancias. Para el relativismo, la verdad siempre está relacionada al sujeto que la piensa. No existen verdades o conocimientos objetivos ni que sean universales. A partir de esta idea, el relativismo aparece en diferentes ámbitos de la ciencia y del pensamiento. Dentro del relativismo existen diversos tipos o clasificaciones, que se basan en los pilares del mismo pero que lo encaminan o dirigen hacia un punto de vista más concreto. Así, nos topamos con estos: -Relativismo individual. Este se sustenta en el principio fundamental de que la verdad es relativa y que depende de cada individuo. Precisamente por eso, establece que existen tantas verdades como individuos. -Relativismo específico. En este caso, lo que viene a establecerse es que la verdad es relativa porque depende de cada especie. Y cada una de estas tendrá una y vivirá en un mundo diferente en base a sus circunstancias. -Relativismo de grupo. Como es de imaginar, esta otra vertiente se encarga de determinar que la verdad es relativa porque depende de cada grupo. A su vez cuenta con cuatro tipos diferentes: relativismo de grupo por civilización, por clase social, por sexo y por edad. Estos vienen a establecer que la citada verdad es relativa en base a que varía en función de cada civilización, clase social, sexo o grupo de edad, respectivamente. El criticismo es un sistema de pensamiento que se propone examinar los fundamentos del conocimiento como condición para cualquier reflexión filosófica. Como tal, es una doctrina de orientación epistemológica, crítica del empirismo y el racionalismo. Su mayor exponente es Immanuel Kant. El criticismo no niega que el hombre pueda acceder al conocimiento, a la verdad, pero considera necesario que haya un examen atento y una justificación racional de la forma en que se alcanza ese conocimiento. Para el criticismo, la investigación del conocer está por encima de la investigación del ser. En este sentido, es una doctrina que se caracteriza por asumir una actitud crítica y reflexiva ante las afirmaciones de la razón humana, de allí su espíritu cuestionador. No obstante, no debemos confundir esta postura crítica y reflexiva del criticismo con la actitud incrédula y ultra cuestionadora del escepticismo. Así como tampoco podemos relacionarlo con el rigor religioso del dogmatismo. El criticismo ocupa, en este sentido, una postura intermedia entre ambas.