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Los vicios de la postmodernidad

La época actual ha supuesto cambios profundos en la sociedad y en la individualidad de los seres


humanos, y estas transformaciones se suceden de manera vertiginosa diariamente. Ante este
panorama todas las disciplinas humanas se han visto afectadas, de manera radical, en sus
cimientos teóricos y en sus actividades investigativas. Esta afirmación polemica tambien es valida
para la psicología, y mas específicamente, influye en su manifestacion practica mas característica
la psicoterapia. La pregunta que emerge a partir de esta premisa puede formularse, entonces, con
los siguientes términos ¿es necesario que la terapéutica atienda a estas mutaciones humanas? O
¿puede ampararse aun en sus viejos esquemas? La respuesta parece obvia, considerando que la
psicoterapia atiende, con un énfasis principal, la subjetividad humana, pero, para plantear

En el presente ensayo se intentara reflexionar sobre la posmodernidad, perspectiva proveniente


de la disciplina filosófica, la influencia que ha tenido sobre las psicoterapias y las consecuencias
resultantes de este influjo. Para empezar, sin embargo, se debe conceptualizar que se entiende
por este término. Según Tarragona Saez (2006) por postmoderno se concibe a un movimiento
filosófico que cuestiona, de manera radical, la naturaleza del conocimiento, y que pone en
evidencia las limitaciones de una epistemología positivista, que ha reducido la experiencia humana
a la frialdad del dato científico y a la generalización des-subjetivante. Esta autora señala que la
aparición de dicha corriente ha generado cambios profundos en el ámbito psicoterapéutico, a la
par que ha conmovido los cimientos de nociones solidas como la identidad, afirmando que esta se
encuentra en constante modificación (pág. 513). Planteadas asi las cosas es imperioso reflexionar
sobre el proyecto planteado por los pensadores de esta corriente filosófica.

Lyotard (1991), principal representante del posmodernismo, ha planteado que este movimiento
filosófico tiene como actitud principal la incredulidad ante los metarrelatos de la civilización
occidental (pág. 4). Estos grandes tópicos han estructurado el saber como se lo ha conocido
tradicionalmente y tienen sus fundamentos en el cristianismo, el marxismo, la ciencia y la
preeminencia de la subjetividad como nocion central del conocimiento humano.

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