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Mecanismos de control contra el lavado de activos.

Actividad 4 - Evidencia Ensayo

SERVICIO NACIONAL DE APRENDIZAJE.

SENA.

2019
El lavado de activos, la financiación del terrorismo y de la proliferación de armas de
destrucción masiva son fenómenos que afectan a escala global. La utilización, deliberada o
no, del sistema financiero en actividades delictivas motivó al Comité de Supervisión
Bancaria de Basilea (BCBS) en 1988 a promover la aplicación de políticas y procedimientos
de prevención del lavado de activos (LA) y contra la financiación del terrorismo (CFT). Desde
entonces, evitar la utilización abusiva de los servicios financieros constituye uno de los
Principios Básicos para la Supervisión Bancaria eficaz.

El BCBS además contribuyó a la revisión de las normas internacionales expedidas por el


Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) para combatir el LA, la FT y la PADM
publicadas en febrero de 2012. Tanto los principios básicos de Basilea como las normas del
GAFI son complementarios. Es decir, la sólida gestión del riesgo de LA/FT está en
consonancia con el propósito de afianzar la estabilidad financiera global, al proteger la
reputación de las entidades del sistema y disuadir la utilización del sector como un canal
para blanquear fondos provenientes de actividades ilícitas o movilizar recursos para
financiar el terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva.

Inicialmente se encuentra oportuno mencionar que las primeras disposiciones encaminadas


a reprimir el lavado de activos fueron expedidas en 1970 en los Estados Unidos de América
, contenidas en la denominada “Ley del Secreto Bancario.”

El 20 de diciembre de 1988 se suscribió en Viena la “Convención de las Naciones Unidas


contra el tráfico Ilícito de Narcóticos y Sustancias Sicotrópicas”, comúnmente conocida
como la “Convención de Viena”, aprobada en Colombia por la Ley 67 del 23 de agosto de
1993, declarada exequible por la Corte Constitucional mediante Sentencia C - 176 del 12 de
abril de 1994. Esta Convención apuntaba a promover la cooperación entre las partes con el
fin de hacer frente con mayor eficacia al tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias
sicotrópicas, así como a incentivar la expedición de normas de orden legislativo y
administrativo.
Desde la declaración de principios del BCBS del 12 de diciembre de 1988, la comunidad
internacional, adoptó una serie de medidas rectoras, que aunque no tenían carácter
vinculante, estaban encaminadas a impedir que los establecimientos financieros fuesen
utilizados para canalizar transferencias o depósitos de procedencia ilícita.

En la XV Cumbre Económica Mundial o Grupo de los Siete celebrada en Grand Arche – París,
del 14 al 16 de julio de 1989, se creó un mecanismo intergubernamental de desarrollo y
promoción de políticas para combatir el blanqueo de activos denominado Grupo de Acción
Financiera Internacional GAFI (o por su nombre en inglés Economic Summit Financial Action
Task Force on Money Laundering (FATF)), inicialmente conformado por Estados Unidos,
Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá, así como por el Presidente de la
Comisión de la Comunidad Europea. En 1990, el GAFI estableció las 40 recomendaciones
que hoy constituyen el estándar internacional sobre la lucha contra el LA, el FT y la PADM,
y evalúa las medidas que los países deben adoptar como fundamento para un sistema
ALA/CFT/CPADM eficiente.

El Consejo de la Comunidad Europea a través de su directiva del 10 de junio de 1991, relativa


a la prevención de la utilización del sistema financiero para el blanqueo de capitales
(91/308/CEE), adoptó entre las determinaciones más importantes las siguientes: (i) los
estados miembros deben velar para que el blanqueo de capitales quede prohibido, (ii) las
entidades de crédito y las instituciones financieras deben exigir documentos para identificar
a sus clientes, (iii) aprobar medidas para obtener información sobre la identidad de las
personas por cuenta de las cuales actúan los clientes, (iv) conservar documentación sobre
la identificación de sus clientes y de las transacciones, (v) examinar transacciones
susceptibles de blanqueo y, (vi) brindar colaboración a las autoridades.
En 1992, la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) aprobó
el reglamento modelo de una de sus instancias, la CICAD (Comisión Interamericana para el
Control del Abuso de Drogas), en cuya redacción participó Colombia, y recomendó su
incorporación en la legislación interna de los países miembros.

Las principales sanciones establecidas por el Estado Colombiano en relación con el


incumplimiento de las normas establecidas contra el lavado de activos y financiación del
terrorismo están señaladas en:

El Artículo 323 del código penal donde define y tipifica el lavado de activos, donde de ser
hallado culpable incurrirá en una pena en recinto carcelario de 10 a 30 años y una multa de
hasta 50.000 SMLMV.

En el Artículo 345 del código penal fija una pena de prisión por la financiación del terrorismo
entre 13 a 22 años y una multa de hasta 15.000 SMLMV.

Con estos artículos se busca castigar a todas aquellas personas que se vean beneficiadas
por querer legalizar y financiar grupos al margen de la ley con dineros provenientes de
actividades ilícitas y los cuales se balen de ciertas artimañas para hacerlos para por dineros
lícitos, por eso el gobierno trabaja de la mano con las empresas y organismos
internacionales para detectar cualquier señal de alerta y prevenir el avado de activos.

Cuando se detectan estas actividades inusuales el gobierno implementa sobre estos bienes
y fondos una política como son;

Congelamiento: Estos bienes y fondos siguen siendo de la persona investigada,


administrados por la entidad financiera en la cual están, pero no puede hacer uso de ellos
hasta que culmine la investigación.

Decomiso: los recursos siguen siendo de la persona investigada, pero no pude hacer uso
de ellos y el gobierno es el encargado de la administración de dichos bienes o fondos
mientras culmina la investigación.
Confiscación: en este caso los recursos confiscados pasan a ser de propiedad del estado y
la persona dueña de estos recursos pierde cualquier tipo de reclamación y será juzgado de
acuerdo con la legislación colombiana.

Las entidades han creado una serie de políticas para preservar y conservar la información
tanto de su empresa como de sus clientes ya que se pueden presentar ataque de jaker los
cuales se encargan de extraer esta información para su propio beneficio o para crear pánico
dentro del sistema financiero, este tipo de ataques genera grandes costos para las empresas
por lo que a diario deben de estar reforzando su seguridad informática para porvenir estos
ciber a taques.

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