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Trastorno por déficit de atención e hiperactividad.

Entre los trastornos de la conducta externalizante, se encuentra el Trastorno por Déficit de


Atención e Hiperactividad (TDAH), siendo el más común en la psiquiatría infantil, y se
caracteriza por la aparición de un patrón de síntomas de desatención, exceso de actividad e
impulsividad, con mayores gravedad y frecuencia de lo que sería esperable para niños de la
misma edad (Vélez, Rojas & Borreo, 2010).

En la historia de la denominación del trastorno se encuentra que los primeros síntomas


fueron descritos por primera vez en 1865, por el Doctor Heinrich Hoffman, en su obra Der
Struwwelpeter (La historia de Felipe el enrredador). En 1902 Still lo describió por primera vez
como un trastorno, que denominó “defecto del control moral”, en un grupo de niños con
incapacidad anormal para mantener la atención y con diversos grados de agresión, hostilidad y
movimientos coreiformes, que planteaba como un déficit en el control de la acción. Se ha
denominado de diferentes maneras, como impulsividad orgánica, el niño revoltoso, el niño
inestable, síndrome de lesión cerebral mínima, disfunción cerebral mínima, síndrome de
hiperexcitabilidad, trastorno por déficit de atención con/sin hiperactividad, entre otros, hasta
llegar actualmente a Trastorno hipercinético del CIE-10 y Trastorno por Déficit Atencional e
Hiperactividad (TDAH) del DSM-V (American Psychiatric Asociacion, (2000), citado en Mayor
y García, 2011).

La Asociación Americana de Psiquiatría (APA, 2014) indicó que el TDAH, Se identifica


por la presencia de síntomas frecuentes de inatención e hiperactividad con intensidad mayor
comparada con niños que no presentan el trastorno de la misma edad y nivel de desarrollo.
Generalmente los síntomas aparecen antes de los siete años en diferentes contextos escolares,
familiares y comunitarios, y durante un período superior a los seis meses e interfieren con las
actividades sociales y académicas del niño (Bará-Jimenez, Vicuña, Pineda y Henao, 2003).

Por su parte Ruiz, 2004, plantea que el trastorno por déficit de atención es un
padecimiento neuropsiquiátrico que se presenta con mayor frecuencia en la edad pediátrica y la
adolescencia, la edad en que se manifiestan los síntomas es variable, habitualmente aparecen a
los 3 y 5 años de edad y se exacerban en la etapa preescolar. También se ha tomado como una
alteración neuroquímica, sobre todo en dopamina y serotonina que se presenta en los lóbulos
prefrontales y ganglios basales del cerebro, produciendo además alteraciones en el
procesamiento de la información, con una notable ausencia de filtro hacia los estímulos y la
incapacidad para distinguir lo importante y lo irrelevante (DSM-IV-TR, 2013).

Los orígenes del TDAH parten desde lo genético y lo no genético, un origen genético
cuando los padres en su infancia lo presentaron la probabilidad de que los hijos lo presenten es
muy alta, sin embargo, aunque exista una predisposición de este tipo, en otros individuos su
origen está influenciado por factores ambientales específicos (Van-Wielink,2006). Algunas de
las causas ambientales pueden ser Prenatales, como la exposición a tabaco, cocaína, alcohol o
plomo en el embarazo y anemia materna; Perinatales, como bajo peso al nacer / prematuridad,
Hipoxia, traumatismo craneoencefálico y Perímetro craneal bajo; Postnatales como desnutrición,
Traumatismo craneoencefálico, Abandono extremo o Deprivación psicosocial. Además, factores
psicosociales como la inestabilidad familiar, problemas con amigos, paternidad y crianza
inadecuada, relaciones negativas padres-hijos, niños que viven en instituciones con ruptura de
vínculos y adopciones tienen un papel modulador en la expresión y afectar la severidad de los
síntomas (Vicario y Soutello, S.f).

la Liga Latinoamericana para el Estudio del TDAH (LILAPETDAH) en 2009, planteo


que el TDAH está entre los primeros problemas de salud mental que afecta a la población de
niños, que se manifiesta desde la infancia y tiene un curso crónico con expresiones a lo largo de
la vida y hasta en un 60% de los casos puede continuar en la adultez, que si no es tratado
adecuadamente conlleva riesgos y complicaciones que ponen en peligro la integridad física y
mental de niños, adolescentes y adultos ya que incrementa el riesgo para desarrollar accidentes,
fracaso escolar, problemas de autoestima y se relaciona con mayor consumo de tabaco, alcohol y
substancias ilícitas, inestabilidad laboral y fracaso en las relaciones de pareja. (De la Peña,
Palacio & Barragán, 2010).

Este trastorno ha sido reconocido por la Organización Mundial de la Salud señalando que
existe una prevalencia entre ocho y doce por ciento de niños y adolescentes con TDAH (OMS,
2017). En Latinoamérica existen al menos treinta y seis millones de personas con TDAH y
menos de un cuarto de los pacientes se encuentran bajo tratamiento multimodal; entre estos, solo
el 23% tiene un apoyo terapéutico psicosocial y el 7% tratamiento farmacológico adecuado. (De
la Peña, Palacio, Barragán, 2010). En Colombia, El Ministerio de Salud en su Boletín de Salud
Mental No 4, Salud mental en niños, niñas y adolescentes reportan que el TDAH es el trastorno
mental que más se presenta en niños y adolescentes, con una con una frecuencia del 3%
(IC95%:2,1%- 4,1%). En el TDAH vemos algunas diferencias por género, la relación
varón/mujer varía según los estudios desde 6/1 a 3/1, se presenta mayormente en hombres
(Vicario & Soutullo, s.f). Estas cifras sugieren una alta demanda a la atención del trastorno, su
estudio y tratamiento.

Para su diagnóstico de TDAH se debe esperar hasta los 6 o 7años, de tal forma que tenga
la oportunidad de madurar cerebralmente. Los síntomas que se presentan en los más pequeños
son: suelen ser más inquietos, impulsivos, se les dificulta la coordinación motora, les cuesta
mucho la adaptación en cualquier ámbito, su conducta suele ser negativa, mientras crecen se les
va generando conflicto en su vida escolar, suelen ser impacientes, se les dificulta organizarse y
presentan una baja autoestima debido a que sienten que todo lo hacen mal (Roselli, 2011). El
diagnóstico del TDAH se basa en una historia clínica detallada y observación directa por los
padres, profesores y profesionales (Vicario y Soutullo, s.f).

Normalmente los niños TDAH están desorientados en el aula de clases, al principio no


presentan conductas explicitas (distraído) y en algunos casos se muestra silencioso, no completa
sus trabajos a tiempo y es fácil confundirlos con niños con bajo rendimiento, también suelen ser
lentos al dar una respuesta, se le dificulta focalizarse ante una actividad, se fatigan fácilmente
ante las tareas, no suelen atender respuestas ante un llamado, olvidan y pierden sus cosas
frecuentemente y sienten la necesidad de estar en varias tareas al mismo tiempo (Areanas, 2016).

Debe evaluarse al niño en su conjunto, incluyendo factores médicos, psicológicos,


psiquiátricos, familiares, ambientales, escolares, y sociales, así como conocer bien el desarrollo
evolutivo del niño desde la concepción hasta la actualidad (factores pre y perinatales, etc.). Es
importante obtener información de varias fuentes, de los padres, del niño, de nuestra exploración
del niño, de los profesores, de otros profesionales que hayan evaluado anteriormente al niño.
Además, es imprescindible obtener registros de síntomas mediante cuestionarios para evaluar la
gravedad o intensidad de los síntomas y su presencia en varios ambientes (Vicario y Soutullo,
s.f).

Por otro lado, se debe tener en cuenta que el TDAH presenta una alta comorbilidad con
desórdenes disruptivos de conducta, trastornos de ansiedad, desórdenes del ánimo y problemas
de aprendizaje, y hacia la adolescencia y adultez se asocia con uso de sustancias,
comportamiento antisocial y accidentes de tránsito (Mayor & García, 2011 citado en Anaya).

La inestabilidad emocional genera en los TDAH problemas emocionales, dificultades en


la expresión de sus sentimientos, poca tolerancia a la frustración, dificultad para interiorizar sus
emociones, incapacidad para auto motivarse, problemas al superar estados de ánimos negativos y
complicaciones con las redes sociales. Lo que hace necesario ayudar a los padres a comprender
el desarrollo y aprendan el manejo de la afectividad y problemas del comportamiento del niño,
teniendo en cuenta los estilos de crianza (Barkley, 2011 citado en Anaya, 2018)

Para la intervención del TDAH exige una detección temprana, la categorización de las
dificultades en distintos ámbitos que presenta el niño, y el diseño de un programa de trabajo
ajustado a todos los contextos para atenuar la expresión sintomatológica del TDAH (Orjales,
2011). La intervención más adecuada seria realizar procesos terapéuticos con profesionales
especializados hacia esta problemática cuyo objetivo sería incrementar o mejorar la capacidad
del niño para procesar y usar la información adquirida de manera adecuada (Anaya, 2108).

Un plan de tratamiento multidisciplinar para un niño con TDAH y su familia casi siempre
debe incluir 3 aspectos fundamentales: Entrenamiento a los padres, con psicoedución sobre el
TDAH y entrenamiento en técnicas de manejo conductual del niño; Una Intervención a niveles
académico y escolar y un tratamiento farmacológico específico para el TDAH (Vicario y
Soutullo, s.f).
Referencias

Anaya, Y. (2018). Trastorno de déficit de atención e hiperactividad: Evaluación e intervención


psicológica. (Tesis de pregrado). Universidad cooperativa de Colombia seccional Santa
Marta.

APA American Psychiatric Association (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los


trastornos mentales versión 5. E.U: APA.

Bará-Jimenez S, Vicuña P, Pineda D.A, Henao G.C (2003). Perfiles neuropsicológicos y


conductuales de niños con trastorno por déficit de atención/hiperactividad de Cali,
Colombia. Revneurol 2003; 37(7). 608-615.

De la Peña, F; Palacio, J & Barragán E. (2010). Declaración de Cartagena para el Trastorno por
Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH): rompiendo el estigma. Revista Ciencias
de Salud. 8 (1): 93-98.

Ministerio de salud y protección social. (2018). Boletín de salud mental Salud mental en niños,
niñas y adolescentes.

García, R (2013) Mejora de la detección precoz del trastorno por déficit de atención con o sin
hiperactividad (TDAH) tras la implantación de un documento de consenso sobre
actuación asistencial. (Tesis de Doctoral) universidad contémplense -Madrid

Mayor, J y García, R. (2011). Trastorno por Déficit de Atención/Hiperactividad (TDAH)


Revisión ¿Hacia dónde vamos ahora?. Revista chilena de psiquiatría y neurología de la
infancia y adolescencia. Volumen 22, Nº 2.

Orjales, I (2011). Claves para afrontar la vida con un hijo con TDA-H. Madrid: Pirámide.

Vélez H, Rojas W, Borrero J. Fundamentos de medicina: psiquiatría. 5.a ed Medellín: CIB; 2010

De la Peña F, Palacio JD, Barragán E, Declaración de Cartagena para el Trastorno por Déficit de
Atención con Hiperactividad (TDAH): rompiendo el estigma. Rev. Cienc. Salud 2010; 8
(1): 93-98.

OMS Organización Mundial de la Salud (2017). Cifras y datos. OMS. En línea:


http://www.who.int/features/factiles/es/
Vicario, M & Soutullo, C. (s.f) Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
Madrid, España.

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