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El Señor de la Sangre (Viru)

Cada primera semana de Julio, la provincia de Viru celebra una de sus fiestas más
tradicionales, la del señor de Huamazaña, mejor conocido como el Señor de la Sangre.
La leyenda relata que la primera iglesia en la que esta imagen se destruyo debido a un
dantesco incendio, puesto que la iglesia estaba hecha a base de esteras y caña, pero la
imagen sobrevivió, por lo que los pobladores decidieron trasladarla a otro lado junto con
otras imágenes que también sobrevivieron al incendio. La imagen de San Juan Bautista se
quedó en Viru pero la del Señor de Huamazaña siempre regresaba a su lugar de origen.
Viendo que la imagen había escogido ese como su lugar de residencia le edificaron
una nueva iglesia y es ahí donde reposa hasta la actualidad.
La celebración es llevada a cabo por 4 mayordomos que trabajan en pares: el primer
mayordomo con el Sindico y el segundo mayordomo con el alcalde, aunque para la
organización de la fiesta y toda la comida los pobladores también ayudan regalando víveres
como muestra de su devoción.
El potaje típico que se prepara en esta festividad es llamado «boda» que es un potaje
compuesto de ajíes, mollejitas, garbanzos, pepian de arroz, carne sancochada, la boda (que
en este caso es pan con azafrán, no el condimento «azafrán» de la selva, sino una planta
de la localidad) y encima chicharrón.
Respecto al lado artístico 2 danzas de la localidad hacen acto de presencia: la Diablada de
Viru y los Serranitos
Virgen de la Puerta
Los habitantes de Trujillo quedaron evidentemente atemorizados con la aproximación
de esa flota y enviaron emisarios a todas las ciudades y villas de la región, entre ellas a
Otuzco, situada en la sierra, a 70 Km. de distancia.
Los vecinos quedaron preocupados y, no disponiendo de murallas ni contando con
ninguna posibilidad de defensa, decidieron recurrir a Aquella que la Sagrada Escritura
llama “terrible como un Ejército en orden de batalla”. Así, como recurso extremo,
decidieron colocar en la puerta de la ciudad una imagen de Nuestra Señora de la
Concepción, devoción que las Órdenes religiosas habían popularizado mucho antes de
la proclamación de su dogma por Pío IX, en 1854.
En Otuzco, había una ermita dedicada a la Virgen de la Concepción, debida a la
devoción de una ilustre dama, Doña Florencia Mora de Sandoval, célebre por los
incontables actos de caridad que practicó.
Curiosamente no fue esa imagen, Patrona de la ciudad, la que se colocó en la puerta,
pues una costumbre del Virreinato exigía que ella saliese de su altar en la iglesia
solamente para la procesión en el día de su fiesta. Muy respetuosos de las costumbres
vigentes, los habitantes de Otuzco no quisieron retirar a la Patrona de su lugar, ni
siquiera ante esa inminente calamidad.
Así, quedó defendiendo la puerta de la ciudad otra imagen de Nuestra Señora de la
Concepción, traída años antes de Venezuela para realizar procesiones de la Inmaculada
fuera de los días de fiesta oficial. Tal imagen tiene un metro de altura, y se halla asentada
sobre un trozo de roca de un palmo de alto, toda forrada de plata.
Después de colocarla precisamente en el lugar donde, en cualquier momento, se
esperaba la aparición de los piratas, la población estaba compenetrada de que sólo les
quedaba rezar y confiar en la protección maternal de María Santísima. Tres días y tres
noches permanecieron los habitantes orando juntos en la puerta de la ciudad, a los pies
de la imagen, aguardando el temido ataque.
Sucedió que los protestantes holandeses no desembarcaron. En la actualidad, ningún
historiador ha podido presentar una explicación natural convincente para el hecho.
Trujillo, Huanchaco y Otuzco fueron preservados del ataque de los temidos piratas.
Señor de los Milagros
Como cada mes de octubre, el Perú se viste de morado para rendirle culto al Cristo de
Pachacamilla, más conocido como el Señor de los Milagros, cuya prodigiosa imagen es
adorada por miles de fieles quienes visten sus hábitos morados, escapularios y detentes
para pedir por sus milagros, convirtiéndose así en una de las manifestaciones religiosas
más populares del mundo.

Cuenta la historia que aquella imagen pintada por Benito de Angola en la zona de
Pachacamilla (donde actualmente yace la iglesia de las Nazarenas), resistió un fuerte
sismo en 1655 que derrumbó ciento de casas y mansiones. Sin embargo el débil muro
de adobe donde se hallaba la santa imagen permaneció intacto.
Luego del suceso, las personas que vivían en la zona de Pachacamilla tuvieron que
retirarse, dejando en abandono la imagen. Pasaron 15 años para que Antonio León,
quien sufría de un tumor maligno encontrara la pintura y comenzara a venerarla,
implorando su cura, deseo que le fue concedido. Desde ese entonces nace en él una
firme convicción religiosa que difundió entre sus conocidos, sin imaginar que en poco
tiempo la devoción al sagrado Cristo crecería hasta el día de hoy.
Con el pasar de los años se le fueron atribuyendo distintos milagros a la imagen y si
bien, en un inicio, La Iglesia no aprobó la adoración, finalmente se logró con el virrey
Don Pedro Antonio Fernández de Castro.
Santa Rosa de Lima
Isabel Flores de Oliva nació en el barrio de Monserrate (Lima) el 30 de abril de 1586,
siendo sus padres don Gaspar Flores (arcabucero español) y doña María de Oliva
(costurera indígena). Tuvo 12 hermanos. Entre los 10 y 15 años de edad vivió en Quives
(camino a Canta), donde fue confirmada en la fe católica por Santo Toribio de
Mogrovejo.
A los 20 años se incorporó como Terciaria del Convento de Santo Domingo. En su casa
de Lima mortificaba su cuerpo con rudos castigos y penitencias, para acompañar la
pasión de Cristo y expiar los pecados de la humanidad.
Ayudaba a su familia hilando y bordando ropas para su venta. También acudía a los
hospitales para atender a los enfermos. Cuando tenía 31 años cayó gravemente
enferma y falleció en Barrios Altos (Lima) el 24 de agosto de 1617. Sus restos reposan
en el Convento de Santo Domingo.
Santa Rosa de Lima fue beatificada por el Papa Clemente IX en 1668 y canonizada por
el Papa Clemente X en 1671.
Legado
Rosa de Lima fue objeto de una fuerte devoción desde el mismo momento de su muerte.
Recibió la beatificación el 12 de marzo de 1668. Posteriormente, es canonizada el 12
de abril de 1671, mismo año en que fue declarada Patrona de las Américas.
Santa Rosa de Lima, siendo la primera religiosa nacida en el Nuevo Mundo en ser
declarada Santa, goza de gran devoción en toda hispanoamérica, España y Filipinas.
Su festividad se celebra el 30 de abril, ya que un registro erróneo estableció ese día
como su fecha de nacimiento; y para cuando se hizo la corrección, la fecha equivocada
ya tenía tradición.
SAN MARTÍN DE PORRES
San Martín de Porres es el santo de la humildad. Popularmente conocido como Fray
Escoba, este dominico originario de Lima, Perú, fue el primer mestizo canonizado por la
Iglesia. Por medio de su sencillez y servicio logró superar las diferencias y unir a las tres
culturas que convivían en su época, a pesar de los conflictos que dificultaban la
coexistencia en la sociedad limeña del siglo XVII. Murió en 1639. Fue canonizado por
Juan XIII en 1962 y declarado patrono de la justicia social.

Martín de Porres nació en Lima el 9 de diciembre de 1579. Fue hijo de Juan de Porres,
caballero español de la Orden de Calatrava, y Ana Velázquez, negra libre panameña. A
los doce años empezó a aprender los oficios de peluquero, asistente de dentista y
medicina natural.

Más tarde, llegó a ser cirujano. La casa de Martín se llenó de mendigos y personas
que no tenían la capacidad económica, pues eran atendidos gratuitamente y con mucho
esmero por el famoso barbero y cirujano de Lima.

A todos amaba y curaba sin distingo de su procedencia étnica

Martín decide entrar al convento de Nuestra Señora del Rosario en Lima. Sin embargo,
debido a su condición de mulato, ingresa a la comunidad como “donado”. En el convento
se le confió el oficio de la limpieza; su escoba fue, con la cruz, la gran compañera de su
vida. De ahí que fuera popularmente conocido como Fray Escoba. El 2 de junio de 1603,
hizo su profesión religiosa y fue hermano cooperador. Martín se destacaba por el
cuidado que brindaba a los enfermos. A todos amaba y curaba sin distingo de su
procedencia étnica (indígenas, españoles y negros). Por sus cuidados pasaban todos
los sectores de la sociedad limeña. Fue un verdadero ejemplo de unidad en una
sociedad fracturada por diversos conflictos. Martín de Porres falleció en 1639. Sus
restos se encuentran en la Basílica de Santo Domingo en Lima. San Martín es patrono
de los hermanos cooperadores dominicos y de la Justicia Social. También, su
patronazgo se extiende a los pobres, los peluqueros, el gremio de la limpieza pública,
farmacéuticos y enfermeros y es patrón de Cáritas.

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