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8.5.5. Otras clases de instrumentos.

8.5.5.1. Prueba por informes.

La prueba de Documentos está contenida en el Código Procesal Civil y Mercantil, en los artículos
comprendidos del 177 al 190, que incluye una amplia gama de los mismos con sus variantes, y de tal
regulación informa: La prueba de documentos es definida por el Diccionario Jurídico Espasa, como “El
conjunto de actividades dirigidas a convencer al juzgador de la certeza positiva o negativa, de unos
hechos mediante la apreciación de objetos que incorporan la expresión escrita de pensamientos
humanos”.43 Al respecto, se refiere el autor Manuel Ossorio, que la prueba documental o instrumental
es “La formada por los documentos que las partes tengan en su poder y que presenten en el juicio
dentro del término procesal oportuno; o que, estando en poder de la parte contraria, se intime a éste
para su presentación cuando por otros elementos de juicio resulta verosímil su existencia y contenido.
8.5.5.2. Prueba telefónica.

En el caso de las conversaciones telefónicas, es necesario acudir a la prueba pericial, con la finalidad de
acreditar la verdadera identidad de la voz, debido a que actualmente no existen métodos científicos
realmente capaces del aseguramiento con total certidumbre de dichas circunstancias y de que, en
consecuencia no cabe descartar la posibilidad de imitaciones, o voces que sean iguales y que provengan
de distintas personas. Cuando se trate de comunicación telefónica que sea gravada en la presencia de
testigos, entonces es admisible el testimonio de los mismos para que aseguren la autenticidad del
registro.
8.5.5.3. Prueba fotográfica.

Las fotografías son aquellas que reproducen la imagen de las personas y cosas, a través del sistema
técnico correspondiente. Cuenta con la virtud, de ser aprovechadas totalmente en lo relativo a los
medios de prueba, de complementar o sustituir por completo el reconocimiento judicial, ya que, dejan
huella permanente en el expediente de aquellos datos que han sido completados de manera directa por
el juzgador y por las partes litigantes.

La prueba fotográfica, efectivamente puede llevar evidencia ante el juez, no obstante la cantidad de
peligros que encierran los engaños fotográficos que se pueden lograr mediante las cámaras, debido a
que las fotografías se toman en distintos ángulos pueden generar una realidad distinta a la realidad que
es fotografiada. Por ello, dicha prueba es admitida con alguna reserva, y siempre debe ser comprobada
su autenticidad, por algún otro medio, como por ejemplo el reconocimiento judicial. Sin embargo, no se
puede negar el alto grado de utilidad práctica que tiene dicha prueba fotográfica.
8.5.5.4. Prueba fonográfica.

Los requisitos fonográficos, son aquellos elementos de la técnica y de la ciencia en donde el sonido
queda grabado, y los cuales permiten la reproducción que corresponde; tal es el caso de las cintas
magnetofónicas y los discos. El fonógrafo, es aquel aparato que permite el registro y reproducción de los
sonidos. En dicha clase de prueba, la dificultad consiste en la identificación de la voz de una persona, la
cual habla mediante una grabación. Pero, si existe la posibilidad de la obtención de su reconocimiento
por aquellos testigos que se encuentren presentes en la grabación.

Cuando se refiere a registros de orden fonográfico de expresiones vertidas por cualquiera de las partes,
fuera de juicio, en principio es admisible que se disponga su citación, durante el período señalado de
prueba, para reconocer la voz que se le atribuye.
8.5.5.5. Prueba video grabada.

Es aquella que consiste en el arte de la reproducción fotográfica de imágenes que se encuentran en


movimiento, destinadas que sean proyectadas en una pantalla. La cinta cinematográfica puede aportase
como medio científico de prueba en los procesos relacionados a los derechos de autor.
8.5.6. Autenticidad e impugnación de los documentos

La legislación procesal civil y mercantil en el Artículo 186 segundo párrafo establece que los documentos
privados son auténticos, siempre y cuando cumplan con el requisito de estar firmados por la parte o partes
que lo hayan faccionado, y que de igual forma, admiten prueba en contrario. El Código Procesal Civil y
Mercantil establece como regla general, que los documentos tanto públicos como privados, revisten la
presunción de autenticidad. Sin embargo, para el caso de los documentos privados, la hipótesis de la
autenticidad, funciona estrictamente, si dichos documentos en su contenido se encuentra asignada la
firma de su o sus autores a quien se atribuye. Así la suscripción del documento privado, se hubiere hecho
de otra forma, ello obligaría a realizar el procedimiento del reconocimiento de tal documento.
8.6. Indicios y presunciones.

8.6.1. Concepto.

“Operación intelectuales y volitivas, imperadas o permitidas por el Derecho positivo o consentidas por el
buen sentido de un hombre experimentado, que consisten en tener como cierto un hecho (el hecho
presunto) a partir de la fijación como cierto de otro hecho (el hecho indicio o base).

El mecanismo de la presunción es, pues una labor deductiva que se funda en un juicio de probabilidad
cualitativa sobre el enlace o el nexo entre un hecho y otro”.

Las presunciones pueden clasificarse: a) en presunciones legales, que son las que autorizan o imperan en
determinados supuestos del derecho positivo, y b) presunciones judiciales (o presunciones hominis), que
son las que el juez realiza, al amparo de una norma legal general, porque su buen sentido se lo
aconsejan. En las primeras, la ley recoge el enlace entre un hecho o situación fáctica y otro. En las
segundas el enlace lo forma el Juez. En derecho civil se entiende por presunción la averiguación de un
hecho desconocido, deduciéndolo de otro conocido o juicio lógico que liga unos con otros los
acontecimientos naturales y humanos para inducir la existencia o modo de ser de un determinado hecho
que nos es desconocido.

Guillermo Cabanellas, que la presunción es “Conjetura, suposición, indicio, señal, sospecha, decisión
legal, excepto contraria prueba, inferencia de la ley que no cabe desvirtuar, vanagloria.
8.6.2. Definición.
De la presunción decían las Partidas que quería decir tanto como sospecha, que en algún caso vale tanto
como averiguamiento de prueba, en la doctrina moderna se considera también como verdad legal
provisional o como consecuencia que la ley o el juzgador saca de un hecho conocido para establecer otro
desconocido”

Según Caravantes, mencionado por Cabanellas: “la palabra presunción se compone de la preposición
prae y el verbo sunco, que significan tomar anticipadamente; porque por las presunciones se forma o
deduce un juicio u opinión de las cosas y de los hechos, antes que éstos se nos demuestren o aparezcan
por sí mismos” . De la Plaza expresa que “la presunción es el resultado del proceso lógico que consiste
en pasar de un hecho conocido a otro desconocido; indicio es el hecho conocido de que se parte para
establecer la presunción; la conjetura, arguye una vacilación en la exactitud del hecho inicial , que puede
trascender a la formación legítima de la presunción” .
8.6.3. Presunciones legales.

“Las presunciones legales son aquellas que autoriza o impera en determinados supuestos el derecho
positivo”. En las presunciones legales “la ley recoge el enlace entre un hecho o situación fáctica y otro”.
La presunción es un supuesto de presumir, es decir, que el juzgador presume como cierto un hecho
derivado de otro o de otros.

La presunción legal es aquella que por precepto de ley se reputa como verdadera mientras no exista
prueba en contrario, por lo tanto la presunción legal es considerada como la acción que le da facultad al
juez para presumir hechos no probados pero que a su juicio y conforme la ley puede resultar verdadera
por la lógica de la secuencia procesal derivada de los hechos y las pruebas materiales que se presenten
en el juicio.
8.6.4. Presunciones humanas o judiciales.

Estas también llamadas presunciones judiciales (presunciones Hominis), “esta son las que el juez realiza,
al amparo de una norma legal general, porque su buen sentido se lo aconseja” . En las presunciones legales
la ley recoge el enlace entre un hecho o situación fáctica y otro; en las presunciones humanas el enlace lo
formula el juez, es decir, que el criterio del juzgador se pone en práctica enlazando los hechos según su
propia lógica. La presunción humana es valorada por el juez cuando una norma establecida le da esa
facultad, de lo contrario deberá basarse en la prueba directa que señala la ley. En consecuencia se puede
decir que las presunciones humanas son aquellas pruebas que el juez valora mediante la deducción lógica
de un hecho comprobado, valiéndose de su experiencia para hacer las deducciones que el caso requiera,
y llegar a fallar en uno u otro sentido.
8.6.5. Clases de indicios.

la mala reputación del sospechoso;

• el haber estado en lugares sospechosos en relación con el crimen;

• el parecido con el autor;

• la relación frecuente con los autores de hechos similares;


• la probabilidad de móvil;

• la declaración del herido o del querellante, motivada o hecha bajo juramento;

• la huida.

“Gorphe, que ha estudiado a fondo este activo tema de los indicios en la investigación, declara que tal
medio de prueba consiste en recoger e interpretar cuadros hechos y circunstancias conduzcan al
descubrimiento de la verdad. Comprende toda acción o circunstancia relacionada con el hecho
investigado y que permitan inferir la existencia o modalidades de este último. El término de
9. Fin de la relación procesal.

Para el estudio del fin del proceso, se han agrupado las doctrinas en dos corrientes fundamentales, la
subjetiva y la objetiva. La corriente subjetiva es la que propiamente corresponde a lo que se ha
denominado concepción privatística del proceso, porque lo considera como una institución de derecho
privado que tiene por objeto definir las controversias entre partes, o sea, se

concibe al proceso como la discusión sostenida por dos o mas personas con intereses opuestos; con
arreglo a las leyes, y con respecto a sus correspondientes derechos y obligaciones. Esta era la opinión de
los españoles, en los casos en que no existía controversia no podía darse el proceso sino un simple acto de
jurisdicción voluntaria. En este caso el interés público representado por los órganos jurisdiccionales solo
intervienen para imponer ciertas normas para que aseguren la libertad de los debates, el régimen de las
pruebas y la decisión judicial. La doctrina objetiva, estructura la concepción del proceso sobre la base de
que tiene por fin la actuación del derecho sustancial. Sin embargo, se ha dicho, debe tenerse en cuenta,
que no es indispensable la existencia del proceso para que el derecho objetivo o sustancial se manifieste,
puesto que esta actuación puede obtenerse sin necesidad de recurrir al proceso como sucede en los casos
de cumplimiento voluntario de la obligación. “El verdadero fin del proceso dice Alsina puede inducirse
considerando la actuación del juez y de las partes en el mismo. Indudablemente el juez desarrolla una
función pública y esta procura el restablecimiento del orden jurídico mediante la actuación de la ley: su
misión consiste en declarar si una voluntad abstracta de la ley ampara una situación concreta y en su caso
hacer efectiva su realización por todos los medios posibles incluso la fuerza pública. Por eso es acertada la
opinión de Chiovenda de que el proceso tiene por objeto la protección del derecho subjetivo mediante la
actuación del derecho objetivo y en su regulación debe tenerse en cuenta tanto el interés privado de los
litigantes como el interés público en el mantenimiento del orden jurídico. No es otro en realidad el alcance
de la famosa expresión de Carnelluti según el cual el proceso se hace para la justa composición de la litis,
y su objeto es: paz en justicia” No obstante los principios que actualmente imperan en el proceso, muchos
códigos dice Alsina regulan todavía el proceso como un debate en el que su conducción esta

confiada a la voluntad y ala pericia de los litigantes. El proceso moderno continua afirmando Alsina por el
contrario considera la litis como un fenómeno social y reconoce en el juez el ejercicio de una función
pública en la que como el legislador busca garantizar la efectividad de los principios que hacen posible la
convivencia de los individuos. No es la habilidad ni mucho menos la mala fe sino la razón jurídica, la que
debe determinar la sentencia para que esta sea justa y satisfaga el interés colectivo. Dice Guasp citado por
Mario Aguirre Godoy, ya aclarado el concepto y la naturaleza jurídica del proceso es necesario determinar
su fin. Seria erróneo creer en efecto que las diversas conclusiones antes apuntadas sirven plenamente
para caracterizar el fin del proceso; cuando se dice que el proceso tiende a la actuación de una pretensión,
se alude al sentido de las actividades procesales, no a su finalidad. Ante esto Guasp citado por Mario
Aguirre Godoy, responde que la finalidad del proceso es el mantenimiento de una paz justa en la
comunidad, en esencia el fin del proceso lo constituye el mantenimiento de la paz social; esta consecuencia
es lógica porque el proceso resulta para canalizar un litigio, cuya solución no es permitida en virtud de una
actividad meramente privada. Pero si en virtud del proceso se va a lograr el mantenimiento de una paz
social en la comunidad, no es menos cierto que esa paz debe estar basada necesariamente en la justicia.
Por eso dice Guasp “la finalidad del proceso no es, pues, el mantenimiento de una paz justa sin más, sino
el mantenimiento de una paz justa; por ello, el órgano jurisdiccional no actúa toda clase de pretensiones,
sino solo las pretensiones fundadas. Ahora bien: el que se diga una paz justa y no una paz legal, no significa
que las soluciones obtenidas en un proceso puedan contradecir las soluciones dadas por la ley, o. en
general, por el derecho positivo vigente, sino simplemente que puedan ser distintas de esas soluciones
porque lo necesario para el fin del proceso se logre no es llegar a una paz conforme en absoluto con el
derecho vigente, sino a una paz conforme con la justicia.
9.1. Modos anormales de terminación de la relación procesal.

El hombre sin duda alguna ha sido un ser que necesita socializar; debe vivir, compartir, relacionarse con
sus semejantes. El ser humano tiene interese propios los que no siempre puede llevar a cabo al afectar
los intereses de otros seres humanos dirigiendo su actuar a crear un conflicto de intereses. Para poder
regular las relaciones entre humanos se han creado normas o conjunto de reglas de conducta cuyo
cumplimiento son obligatorias y cuya observancia puede ser impuesta coactivamente por una autoridad
legitima creada por el Estado, como lo es un órgano jurisdiccional; cada una de esas normas se
encuentran contenidas en una ciencia llamada ciencia del derecho, aplicándo también el llamado por los
filósofos y especialmente por Kelsen, Ius Positivismo. El proceso se convierte en una solución imparcial
del litigio, que persigue una solución justa y pacífica, del mismo, por parte de una institución pública del
Estado, como lo es el órgano jurisdiccional. Todo proceso conlleva un procedimiento, que da por
terminado normalmente con una sentencia ya sea esta declarativa, constitutiva o de condena, logrando
con esta el fin último del proceso, el bien común, la paz entre las partes. Pero además de la forma
normal de terminar un proceso civil, existen otras formas de terminar el mismo, las cuales se nombrarán
como excepcionales, logrando éstas también el fin último que se menciona.
9.1.1. Desistimiento.

9.1.2. Renuncia.

9.1.3. Conciliación.

Etimológicamente proviene de la palabra "Conciliare", voz latina que quiere decir componer, ajustar los
ánimos de quienes están opuestos entre sí. También se afirma que el verbo proviene del latín
"Conciliato", que significa composición en ánimos en diferencia. Conciliar significa el avenimiento de
intereses contrapuestos de dos o más personas, que sostienen posiciones distintas.

Es éste un proceso preliminar cuya finalidad es la eliminación misma del proceso principal. Sostiene
Guasp que el derecho positivo ha considerado que es una función procesal digna de regulación, aquella
que tiene por objeto evitar la instauración de un proceso posterior, de carácter más trascendente. En
ello existe una contradicción ya que el derecho procesal, mediante este instituto, trata precisamente, de
evitar el proceso; y de esta contradicción teórica nace seguramente la infecundidad práctica del instituto
que él afirma. La conciliación previa sería, pues, para Guasp, y el criterio puede perfectamente
compartirse aquel proceso preliminar, de conocimiento, por lo que se tiende a eliminar el nacimiento de
un proceso ulterior, también de conocimiento o de cognición, mediante el intento de una avenencia o
arreglo pacífico entre las partes.
9.1.4. Transacción.

Según el artículo 2151 del código civil la transacción es un contrato por el cual las partes, mediante
concesiones recíprocas deciden de común acuerdo algún punto dudoso o litigioso, evitan el pleito que
podría promoverse o termina el que esta principiado. Es importante hacer referencia que en legislación
española la transacción es estudiada desde un punto de vista judicial y considerada como una forma
anormal de terminación del proceso regulada en el artículo 19,2 de LEC, así como en preceptos variados
de esta misma norma y, de manera especial, estableciendo los perfiles de lo que es un negocio jurídico
celebrado entre ambas partes y que compone el conflicto entre ellas, haciendo innecesaria una resolución
judicial que conozca el fondo del asunto. La transacción judicial es, pues, un negocio jurídico que extingue
el proceso por concurrir un acuerdo entre ambas partes acerca de lo que constituye el objeto del litigio.
Así mismo la legislación española coincide con la legislación guatemalteca al momento de determinara la
transacción como un contrato, tal y como se establece en la LEC en su artículo 215: “La transacción es un
contrato por el cual las partes, mediante concesiones recíprocas, deciden de común acuerdo algún punto
dudoso o litigioso, evitan el pleito que podría promoverse o terminan el que esta principiado”
9.1.5. Caducidad de la instancia.

Todos los casos anteriores basan la terminación de la instancia en el poder de disposición de las partes y
en la realización de un acto positivo por una o por las dos partes. La caducidad por el contrario, supone
la terminación de la instancia por la inactividad de las partes durante el lapso de tiempo fijado por la ley,
y responde a la idea de que la litispendencia no puede prolongarse indefinidamente lo que llevo a que
fuera regulada en los artículos 588 al 595 del código procesal civil y mercantil guatemalteco.

La caducidad de la instancia supone la extinción o conclusión del proceso por inactividad de las partes
prolongada durante el tiempo establecido por la ley. La caducidad es una de las especies del concepto
más general de terminación anormal del proceso, que tiene lugar cuando el proceso finaliza sin que haya
cumplido su fin, esto es sin que se haya decidido sobre la pretensión planteada. En este caso la
conclusión del proceso se produce por la simple inactividad de los sujetos parte en el proceso, por tanto
sin que tenga lugar ningún acto, sino por el mero transcurso del tiempo sin realizar actividad procesal. Se
trata por tanto en una institución que se fundamenta subjetivamente en una presunción de abandono
de la pretensión hecha por las partes litigantes y que tiene como finalidad evitar la excesiva prolongación
de los procesos.

La caducidad de la instancia se configura así con un legitimo presupuesto procesal que no lesiona, a sí
mismo el derecho a la tutela judicial efectiva, habida cuenta de que no puede dejarse al arbitrio de las
partes el cumplimiento de los requisitos procesales ni la disposición del tiempo en que estos han de
cumplirse, acción esta extensible al mismo ejercicio en las acciones en el proceso. Con esta institución se
pretende que el proceso tenga un tiempo prefijado y que su duración no puede ser nunca indefinida, ya
que limita los fenómenos temporales de suspensión y quedan recluidas las actuaciones cuando no se
realizan en el plazo legalmente fijado.
9.1.6. Allanamiento.

De acuerdo con el diccionario jurídico temático de derecho procesal civil, el término allanamiento
proviene del latín Applanare acción y efecto de allanar o allanarse. Acto de conformarse con una
demanda o decisión. Es decir conformarse, adherirse, avenirse alguna cosa. El concepto de allanamiento
involucra diversas cuestiones fundamentales del proceso, que aún no ha sido sistematizado legalmente,
de ahí lo delicado y lo provisorio de la definición.

El maestro Eduardo Pallares en su libro derecho procesal civil sostiene que el allanamiento es el acto
procesal mediante el cual el demandado reconoce expresamente la procedencia de la acción intentada
en su contra. El concepto que el maestro Eduardo Pallares proporciona es correcto mas no completo;
correcto en relación con la actitud del sometimiento del demandado frente a la demanda, pero
incompleto ya que omite hacer referencia a la conformidad que el actor puede manifestar respecto a la
contestación de la demanda, o bien la sumisión a la reconvención que se pueda plantear en su contra.
Así el allanamiento puede formularlo tanto el demandado (respecto a las pretensiones del actor
expresadas en la demanda) como el actor en relación con lo expresado en la contestación de la demanda
por su contraria, ya sea como excepción o como acción en la reconvención). Por ello el allanamiento
puede ser de dos tipos: Del demandado, cuando se conforma con las pretensiones expresadas en la
demanda. Del actor, en caso de que manifieste su conformidad con la contestación de la demanda que
formule la parte demandada o con la reconvención planteada. En términos generales el allanamiento se
produce cuando una de las partes acepta y reconoce la procedencia de las pretensiones de la contraria.
De lo anterior se deduce que el allanamiento constituye una forma procesal autocompositiva para
resolver los conflictos, caracterizada porque una de las partes somete su interés al de la contraparte, a
fin de solucionar la controversia. Carlos Arellano García sostiene que el allanamiento implica un
sometimiento expreso a todas y cada una de las pretensiones que ha reclamado (la contraparte), por
tanto no requiere la confesión de los hechos y del derecho que se ha desglosado, basta con que se
sometan las reclamaciones.
9.1.7. Confesión.

El artículo 140 del código procesal civil regula la que llama terminación del proceso por confesión y con
ello introduce en un grave elemento de confusión al no distinguir entre admisión de los hechos y
allanamiento. La doctrina guatemalteca estima que debe distinguirse entre:

1. La confesión como medio de prueba: Es la que se hace en la prueba de declaración de las partes
al contestar una de estas a las posiciones que le formula la contraria, o la que puede obtenerse sin
posiciones, al ser un medio de prueba he de valorarse por el juez en el momento de dictar
sentencia.
2. La confesión que termina el proceso: Es el reconocimiento que hace el demandado de todos los
hechos que fundamentan la pretensión del actor y lleva, a solicitud de parte, a dictar sin más
tramite sentencia. Esta es la confesión del artículo 140 del código procesal civil y mercantil y es
aquí donde se ha incurrido en una grave confusión. Con relación a los hechos afirmados por el
actor en su demanda y que son la causa de pedir (causa pretendi) elemento objetivo que sirve
para delimitar su pretensión, el demandado puede:
 Negarlos en la contestación de la demanda, con lo que convierte a los hechos en
controvertidos, es decir, en necesitados de prueba, y esa prueba puede ser la de
declaración de parte.
 Negar unos y admitir otros, con los que parte de los hechos quedarán sin necesidad de
prueba (los admitidos) y otros seguirán como hechos controvertidos (necesitados de
prueba)
 Admitir todos los hechos, con lo cual no será necesaria la prueba pero podrá oponerse a
la pretensión del actor con base en la aplicación de la norma jurídica.
 Allanamiento: (o desistimiento total del demandado) que, como antes se ha visto implica
la voluntad de éste de no formular oposición o resistencia la demanda o de abandonar la
oposición o resistencia ya formuladas, que conduce a que el juez dicte una sentencia
estimatoria de la pretensión del actor, condenando al demandado.
9.2. Modo normal de terminación de la relación procesal.

9.2.1. La sentencia.

9.2.1.1. Concepto.

El concepto que al respecto maneja Guasp, citado por Enrrique Tarigo; la sentencia es el acto del órgano
jurisdiccional, del tribunal, por el cual este emite su juicio acerca de la conformidad o disconformidad entre
la pretensión de la parte y el derecho objetivo y, en consecuencia, actúa dicha pretensión o se niega a
actuarla. Al descomponer en sus diversos elementos este concepto analítico; la sentencia es naturalmente,
un acto procesal y dentro de las diversas categorías de actos procesales cabe encuadrarlo, desde luego,
entre los actos provenientes del tribunal, del órgano jurisdiccional, a tal punto que bien puede
considerárseles el más característico de ellos. Dentro de la clasificación de los actos procesales que
distingue acto de iniciación. De desarrollo y de terminación del proceso cabe situar a la sentencia entre
estos últimos. Los actos de terminación del proceso pueden a su vez subdividirse en actos de decisión y
actos de extinción del proceso. La sentencia es el acto de terminación del proceso por decisión del mismo,
en tanto que el concepto de actos de terminación del proceso por extinción cabe reservarlos a aquellos
que con mayor habitualidad se denominan modos anormales o anómalos de terminación del proceso. Y
mediante este acto el órgano jurisdiccional emite su juicio sobre la conformidad o no de la pretensión
hecha valer en el proceso con relación a las normas del derecho objetivo. Y tan es así que en las viejas
leyes de partidas la palabra Juyzio equivalía a sentencia.

En función de ese juicio, de esa sentencia ya sea que acoja o deniegue la pretensión formulada en el
proceso, se satisface la misma, por cuanto satisfacer la pretensión procesal tal como sostiene Guasp, no
significa acogerla, sino recogerla, examinarla, estudiarla y actuar o denegar su actuación según la misma
se considere fundada o infundada.

En el artículo 198 del código procesal civil y mercantil se establece que, efectuada la vista o vencido el
plazo del auto para mejor fallar, se dictara la sentencia conforme a lo dispuesto en la ley del organismo
judicial y esta dice: 1. En su artículo 142 se establece que la sentencia se dictará dentro de los quince días
después de la vista, y en su artículo; 2. 141 inciso c que las resoluciones judiciales son sentencias cuando
deciden el asunto principal después de agotados los trámites del proceso y aquellas que sin llenar estos
requisitos sean designadas como tales por la ley. Con esta base normativa puede doctrinariamente decirse
que la sentencia civil es el acto procesal del juez o tribunal en que se decide sobre la estimación o
desestimación (total o parcial) de la pretensión ejercida por el actor con base con su conformidad o
inconformidad del ordenamiento jurídico.8 Toda actividad procesal desarrollada por quienes acuden a los
tribunales esta dirigida por el carácter práctico del proceso, a obtener una resolución que resuelva sobre
lo solicitado y resistido, y que por ello, ponga fin al litigio para dar solución a las controversias que
constituyeron su fuente de origen. La sentencia es una resolución judicial que cumple con la función
señalada y que como tal dota de sentido a la existencia misma del proceso y evita que éste se convierta
en un simple ejercicio intelectual.

Consiste en una resolución exclusivamente judicial, indelegable por tanto, expresión de la voluntad del
estado que sujeta por tal razón a los ciudadanos a lo en ella declarado, si bien en un estado de derecho
esa voluntad no puede ser fruto de la arbitrariedad sino que lo es de la aplicación de la ley. Por ser acto de
la voluntad estatal propio del poder judicial que ostenta en régimen de monopolio la potestad
jurisdiccional lo declarado en sentencia se considera determinación definitiva, irrevocable e imperativa
del derecho al caso concreto, salvo en aquellos casos en que la sentencia no entre a resolver el fondo del
asunto por impedirlo la falta de presupuestos procesales o concurrir algún impedimento de ésta misma
naturaleza. 9 En conclusión puede establecerse entonces que la Sentencia es un acto jurisdiccional que
emana de un juez; que pone fin al proceso o a una etapa del mismo, la cual tiene como objetivo reconocer,
modificar o extinguir una situación jurídica así como formular ordenes y prohibiciones. Esta es regida por
normas de derecho público, ya que es un acto emanado por una autoridad pública en nombre del Estado
y que se impone no solo a las partes litigantes sino a todos los demás órganos del poder público; y por
normas de derecho privado en cuanto constituye una decisión respecto de una controversia de carácter
privado, cuyas consecuencias se producen con relación a las partes litigantes. Es importante mencionar
que cuando un proceso finaliza por la sentencia estamos frente a la terminación normal del mismo, y de
no ser así todas las otras formas por las que de por finalizado un proceso son los modos anormales de
finalizar un proceso civil.
9.2.1.2. Clasificación.

Pedagógicamente tiene sentido establecer una breve clasificación de las sentencias por cuanto no todas
tienen el mismo contenido y efecto.

Las sentencias en primer lugar, pueden ser de fondo o procesales, éstas últimas también denominadas
absolutorias en la instancia. Son de fondo aquellas que resulten de forma definitiva sobre la pretensión
ejercitada y la resistencia ofrecida a la misma poniendo fin al conflicto. Son procesales o absolutorias en
la instancia las que dejan imprejuzgada la cuestión de fondo por no concurrir los debidos presupuestos
procesales. Estas sentencias, no obstante no producen los efectos materiales de la cosa juzgada por lo
que nada se opone a la incoación de un proceso posterior sobre la misma cuestión. Las sentencias de
fondo pueden ser a su vez Estimatorias y Desestimatorias. Son estimatorias aquellas que acogen bien sea
totalmente o bien lo sea de modo parcial la pretensión deducida. Son desestimatorias las que rechazan
la pretensión y absuelven al demandado. Las sentencias estimatorias pueden igualmente ser agrupadas
en tres tipos según la naturaleza; declarativas, de condena o constitutivas Por último en atención al
grado de jurisdicción pueden clasificarse en Definitivas o firmes Son definitivas las que ponen fin a una
instancia pero que aun son susceptibles de ser impugnadas ante un órgano superior, Por ejemplo un
sentencia dictada por un órgano jurisdiccional de primera instancia ya que esta puede ser recurrible a
apelación. Son firmes las sentencias que ponen fin al proceso sin ser susceptibles ya de recurso alguno,
resoluciones éstas de las que derivan los efectos materiales de la cosa juzgada. Por ejemplo una
sentencia pronunciada por el tribunal supremo tras agotarse el recurso de casación.
9.2.1.3. Finalidad.

La doctrina procesal distingue varios criterios de clasificación en cuanto a la figura jurídica de la


sentencia, entre las cuales las más importantes las siguientes:

1. Por la Naturaleza de la pretensión que se plantea en el proceso, las sentencias se pueden clasificar en
declarativas, constitutivas y de condena. Las primeras son aquellas que solamente reconocen la
existencia de un derecho, por ejemplo: las que reconocen la adquisición de la propiedad en virtud de
haberse verificado la prescripción positiva; las segundas son las que modifican, crean, o extinguen una
relación jurídica, por ejemplo las resoluciones que decretan la disolución del vínculo matrimonia; y las
terceras son aquellas en las que se ordena a una de las partes llevar a cabo una conducta específica, ya
sea de dar, de hacer o de abstenerse de hacer algo, por ejemplo: cuando se determina que el condenado
le pague al actor por cierta cantidad de dinero.

2. Por el resultado que se obtenga con la sentencia, esta puede considerarse Estimatoria o
Desestimatoria. Aquellas en las que el juez considera fundada la acción y las prestaciones reclamadas por
alguna de las partes será denominada estimatoria; caso contrario ocurrirá con la sentencia
desestimatoria. Además la sentencia puede ser estimatoria en su totalidad o parcialmente.

3. Por su función en el proceso, las sentencias suelen ser clasificadas en interlocutorias y definitivas: las
primeras son aquellas que resuelven un incidente planteado en el juicio y las segundas las que deciden
sobre el conflicto de fondo sometido a proceso y ponen término a este.

4. Por su impuganabilidad, es decir, si la sentencia puede ser materia de impugnación, se puede tildar de
definitiva o ejecutoria, si es susceptible de modificarse o revocarse con algún medio ordinario de
impugnación; y de firme si no existe dicha posibilidad, de modo que aquella adquiere la categoría de
cosa juzgada, es decir, será la verdad legal que prevalecerá en la controversia planteada.

5. En razón del tribunal que dicta las sentencias, puede establecerse la clasificación entre sentencias de
primera instancia y sentencias de segunda instancia.

6. Finalmente por la naturaleza de la decisión, las sentencias pueden ser de fondo (que resuelven la
cuestión planteada) o de rito (que pone fin a éste sin entrar en la resolución de la cuestión planteada) en
el primer caso se llama también Material y en el segundo Formal. Indudablemente la clasificación más
importante de las sentencias es la que se hace en declarativas, o de mera declaración, de condena y
constitutivas. Couture señala que la clasificación de las sentencias en declarativas, o de mera
declaración, de condena y constitutivas obedece a la determinación de las mismas, en relación al
derecho sustancial o material que ellas ponen en vigor. Las sentencias declarativas o de mera
declaración, son aquellas que tienen por objeto la pura declaración de la existencia o inexistencia de un
derecho. La doctrina según Couture cita, como ejemplos más frecuentes aquellas que tienden a
constatar la falsedad de un documento, la inexistencia de una obligación; la jactancia. Las sentencias de
condena, son aquellas que imponen al cumplimiento de una prestación, ya sea en sentido positivo (dar-
hacer) o en sentido negativo (no hacer abstenerse). Las sentencias constitutivas son aquellas que sin
limitarse a la mera declaración de un derecho y sin establecer una condena al cumplimiento de una
prestación, crean, modifican o extinguen un estado jurídico.
10. Impugnación de las resoluciones judiciales.

10.1. Concepto.

La apelación es un medio de impugnación de las resoluciones judiciales, que al hacerse valer por quien se
estime perjudicado por ellas trae como consecuencia necesaria que un órgano jurisdiccional superior,
unipersonal o colegiado, conozca de lo decidido en primera instancia, a fin de determinar si lo resuelto se
ajusta al derecho aplicable. Al conocer en grado un órgano jurisdiccional, dentro de los límites en que se
ha apelado, puede modificar la resolución impugnada, revocarla o anularla sustituyéndola por otra; o bien
confirmarla por encontrarla ajustada a derecho y a lo actuado en el proceso en que se dictó la resolución
La necesidad de que conozca un órgano superior al que dictó la resolución, perfila una característica
insustituible de la apelación y al agregar el efecto de ésta al ser decidida pueda variar, eliminar o sustituir
la resolución impugnada, se completa el concepto exacto de la apelación.

Naturalmente que la intervención de un órgano jurisdiccional superior, implica aspectos de orden


administrativo que podrán llevar a pensar que se trata de un “control” o “fiscalización” de esa naturaleza.
Guasp desvirtuó esta idea diciendo que por el recurso de apelación “un órgano jurisdiccional inferior ve
revisado sus resultados por un órgano jurisdiccional superior, pero esto no es un control ni una fiscalización
administrativa, sino un reparto de competencias por razones jerárquicas, que respeta en absoluto el
principio básico de la independencia de los tribunales”.

10.2. Características.

10.3. Procedimiento.

10.4. Clases.

10.4.1. Aclaración.

10.4.2. Ampliación.

10.4.3. Revocatoria.

10.4.4. Reposición.

10.4.5. Nulidad.

10.4.6. Apelación.

10.4.7. Recurso de queja.

10.4.8. Casación.

10.4.8.1. Concepto.
10.4.8.2. Características.

10.4.8.3. Procedimiento

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