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LA QUÍMICA DEL CEREBRO

El cerebro, el tejido más noble de nuestro organismo, donde se


procesa nuestra experiencia, nuestras percepciones, nuestros
sentimientos y nuestra identidad tiene un funcionamiento
electroquímico al igual que el resto de las células del cuerpo.

La evolución ha dado lugar a un complejo sistema de


comunicaciones entre los millones de células de los organismos
pluricelulares. De esta manera, cada grupo celular especializado
actúa de manera coordinada como una única entidad y pueden
establecerse conversaciones entre diferentes órganos o tejidos que
ordenan o responden órdenes en un círculo de interacción sin fin.

Si profundizamos en la manera en que las neuronas se comunican,


encontramos que la actividad eléctrica que las activa o las inhibe
precisa de unos mediadores químicos para atravesar el abismo
sináptico que hay entre ellas, imposible para la corriente eléctrica,
algo sencillo para los neurotransmisores.

Estos mediadores químicos son producidos en el soma de la


neurona emisora y almacenados en pequeños depósitos,
recorriendo la célula hasta la unión sináptica donde son segregados
mediante un mecanismo llamado exocitosis, en el que esas
vesículas se liberan a la sinapsis para generar una acción en la
neurona destinataria actuando sobre unas estructuras específicas,
los receptores. La mayoría de esos receptores son inotrópicos
abriendo o cerrando canales transmembrana a iones que entran o
salen de la célula generando un efecto específico, cambiando el
potencial eléctrico y producido potenciales de acción que transmiten
el impulso nervioso, todos los impulsos nerviosos tienen un
funcionamiento semejante.
Los neurotransmisores son pequeñas moléculas de diversas
categorías y con diversas funciones desde colinérgicos como la
acetilcolina a adrenérgicos, sean catecolaminas, como adrenalina,
noradrenalina y dopamina; o indolaminas como serotonina,
melatonina e histamina.
Pueden ser también aminoacidérgicos como GABA, taurina, glicina,
beta alanina, glutamato y aspartato; peptidérgicos como endorfinas,
vasopresina, oxitocina, neuropéptido Y, sustancia P,
somatostatina, colecistoquinina, neurotensina, etc, etc.

Están compuestos básicamente de nitrógeno, oxigeno, carbono e


hidrogeno y su acción se limita a la neurona contigua, lo que las
diferencia de otras secreciones como las hormonas que tienen una
acción mucho más amplia sobre tejidos u órganos completos.

Veamos algunos:

El glutamato: es el principal neurotransmisor excitatorio e interviene


de manera muy especial en las funciones cognitivas como el
aprendizaje, o la memoria.
El GABA, acido gamma amino butírico: Se opone en sus funciones
al anterior ya que su misión es fundamentalmente inhibitoria o
sedante de la actividad neuronal, interviene en la regulación de la
ansiedad, la conciencia y en parte en el control motor y en la visión.
La acetil-colina, es el neurotransmisor del aprendizaje, se libera en
la unión neuromuscular, a nivel de los ganglios del sistema nervioso
autónomo y en el cerebro participa en la regulación de la atención,
la motivación, la memoria y el aprendizaje, aunque su acción más
general está en el movimiento. Los nervios motores la emplean
como neurotransmisor.

La serotonina, producida en los núcleos del rafe del tronco cerebral,


se relaciona con el estado de ánimo, neurotransmisor de la
felicidad, participa en los ritmos circadianos, la alimentación, el
sueño y la vigilia.

La dopamina, es el neurotransmisor que media los fenómenos de


recompensa y placer, en los fenómenos de adicción el
comportamiento y en el movimiento y se altera de forma dramática
en la enfermedad de Parkinson.

Las endorfinas son los opioides naturales, endógenos y regulas en


cerebro y médula espinal bloqueando el dolor y el estrés aunque
implican también control de la conciencia o la respiración.
Hay muchas más sustancias implicadas como determinados iones
como sodio, potasio, calcio, magnesio, radicales libres, hormonas
como tiroideas o sexuales, adrenalina o noradrenalina, oxitocina y
factores de crecimiento o inflamatorios TNF-alfa, etc.

Si la red neuronal, descrita por Cajal como constituida por células


individuales es extremadamente intrincada, con miles de millones
de sinapsis que pueden variar su configuración, la complejidad de
los procesos se incrementa al analizar cada uno de los múltiples
actores neuroquímicos implicados, sujetos a infinidad de otras
interacciones.

Todo esto explica lo complejo del funcionamiento cerebral, la


cantidad ingente de actores involucrados y lo difícil que puede llegar
a tratar el dolor de forma satisfactoria frente a todas estas variables.

3 modos de equilibrar la química cerebral para afrontar la


depresión

Salir a caminar media hora al día puede ser una forma ideal de
equilibrar la química cerebral y favorecer la producción de
serotonina para sentirnos mucho mejor
La química cerebral nos predispone hacia determinados estados de
ánimo. Cualquier alteración puede hacernos experimentar la más
elevada motivación o la más desesperante tristeza.

Se sabe, además, que la depresión se vincula a determinados


aminoácidos y neurotransmisores como la serotonina y la
dopamina.

En resumen: la química cerebral determina nuestro estado


emocional. Si bien en muchos casos no hay más opción que recurrir
a psicofármacos, hoy queremos hablarte de algunas estrategias
complementarias.

1. Déficit de dopamina y depresión

Un nivel bajo de dopamina se traduce en apatía, cambios de humor,


pérdida de intereses y tendencia a la depresión.

La dopamina es uno de los neurotransmisores más importantes


para el cerebro, ya que media en la comunicación de las neuronas.

Asimismo, se sabe que tiene una función esencial a la hora de


generar nuestra motivación para relacionarnos con nuestro entorno.

Descubre cómo mejorar nuestro ánimo con remedios naturales

¿Cómo puedo aumentar de forma natural los niveles de dopamina?

Hay un aminoácido esencial para aumentar la dopamina: se trata de


la L-fenilalanina Nuestro cuerpo no puede sintetizarla de forma
natural y, por tanto, debemos obtenerla de los alimentos. Es
entonces cuando se convierte en tirosina y genera la producción de
dopamina.

Podemos obtener este aminoácido con los siguientes alimentos:

• Carne
• Productos lácteos

• Frutos secos como las almendras y las nueces

• Semillas (sésamo, girasol y calabaza)

• Plátanos

• Remolachas

• Chocolate

• Té verde

• Jugo de arándanos

• Jugo de noni

• Té verde

Asimismo, prácticas como la meditación o el deporte moderado


también nos permiten equilibrar la química cerebral.

2. Serotonina, la hormona de la felicidad

Un nivel bajo de serotonina se traduce en estrés, aparición de


pensamientos negativos y desesperanza.

Por ello, gran parte de los antidepresivos actúan evitando que una
serie de inhibidores frenen la producción de serotonina.

No obstante, es importante saber que también nosotros podemos


potenciar su producción.

Cómo elevar nuestros niveles de serotonina

• Mejora tu alimentación aumentando el consumo de bananas,


de chocolate negro, aguacates, pollo, sandía, leche…

• Practica una nueva afición: apúntate a clases de pintura, de


baile, de yoga…

• Escucha música para generar emociones positivas

• Sal de casa y conoce gente nueva


3. Para equilibrar la química cerebral debes dormir de forma
adecuada

Un mal descanso tiene serias consecuencias. Una de ellas es el


descenso de la serotonina. Dormir bien ayuda a que los
neurotransmisores se regulen y favorezcan un estado emocional
más estable.

Descubre 9 hábitos que te producen ansiedad

Cómo dormir mejor para cuidar de nuestra salud cerebral

• Sigue unos mismos horarios para tus actividades cotidianas

• Dos horas antes de acostarte, reduce la exposición a los


aparatos electrónicos

• Realiza ejercicio por la tarde, pero nunca antes de acostarte.

• Sigue un mismo ritual a la hora de ir a la cama: una ducha


caliente, un vaso de leche con miel y un libro

• Procura que la temperatura de la habitación sea la adecuada

Para concluir: equilibrar nuestra química cerebral no depende solo


de los fármacos.

Si deseamos salir de este túnel necesitamos más recursos


psicológicos para poder gestionar nuestras emociones. De la misma
manera, unos buenos hábitos de vida nos ayudarán a generar esos
neurotransmisores

FATIGA MENTAL

El ritmo de vida actual nos empuja a una actividad frenética y


repleta de responsabilidades, que dificulta la gestión de nuestro
tiempo y hace que el estrés sea uno de los protagonistas de nuestro
día a día. De esta forma, en España el 59% de los empleados lo
sufre en su puesto de trabajo.

según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).


El estrés tiene mucha relación con el agotamiento o fatiga mental,
una señal de alarma de nuestro organismo que cada vez es más
común padecer.

"Se trata de una sobrecarga en el flujo de pensamiento normal. Se


produce un estrés que nos lleva a un estado de ansiedad y
cansancio insoportables para la salud mental e incluso física",

¿Qué lo desencadena?

La especialista explica que podemos padecerlo debido a una


situación de tensión puntual. "Por ejemplo, si se juntan una ruptura
sentimental, problemas en el trabajo y la enfermedad de un familiar.
En ese caso, cuando desapareciesen los problemas desaparecería
el estrés", cuenta.

Algunas personas tienen tendencia a crear preocupaciones


innecesarias, a pensar en situaciones futuras o pasadas -que ya no
pueden cambiar- o a asumir cargas que no les corresponden. "El
pensamiento, las ideas, no son siempre útiles. Hay sobrecargas que
no están producidas por problemas reales, sino por nosotros
mismos", asegura Martos.

Agotamiento mental no equivale a depresión

No debemos confundir la fatiga mental con enfermedades mentales


como la depresión.

"En la depresión toda la proyección se hace contra uno mismo. Se


ven afectadas cuestiones como la del autoconcepto, emociones de
asco y desprecio hacia uno mismo, la sensación de la falta de valía
para asumir cualquier reto, la falta de energía no por cansancio sino
por motivación, sin embargo, en el caso del agotamiento mental
volcamos nuestra frustración con los demás, con nuestro trabajo,
con la sociedad, con las redes sociales…", afirma la experta.

Síntomas

Aunque no todas las personas presentan la misma sintomatología,


hay algunos patrones que suelen coincidir. "Habitualmente los
afectados tienen dificultades para dormir, palpitaciones en reposo,
dificultades para mantener la atención y la concentración,
alteraciones digestivas, dolores de cabeza y musculares", dice
Martos.

También hay características referentes a la comunicación no verbal


que cobran importancia. "Todas las señales no verbales
acompañarán y serán coherentes con la sintomatología asociada.
Pueden observarse gestos de dolor -sobre todo referidos a las
cervicales o a la cabeza- y a nivel facial se pueden encontrar signos
de tensión. Si una persona suele ser tranquila y pausada al
moverse o al hablar puede volverse rápida e impaciente, incluso
irascible o agresiva en ciertos momentos. Las personas muy
aceleradas y nerviosas pueden tender a hablar de un modo muy
lineal, con una mayor latencia de respuesta y movimientos más
lentos de lo habitual", asegura la experta.

Cómo evitarlo

Para librarnos de padecer agotamiento mental, debemos controlar


nuestros pensamientos. "Tenemos que evitar los condicionales y
predicciones futuras o darle la vuelta a hechos y actos del pasado
que ya no tienen solución posible. Hay que aprender a relativizar y
priorizar las preocupaciones".

Los expertos recomiendan realizar actividades que nos permitan


desconectar. "Es importante guardar siempre al menos media hora
diaria para la higiene mental con actividades que requieren una
concentración lúdica -leer, ver una película, escuchar música,
bailar...-, actividades que desbloquean las preocupaciones y
resetean el estrés diario-. Puede ser muy beneficiosa la formación
en meditación o en gestión del tiempo, que nos ayudan a dotarnos
de herramientas para combatir ese estrés".

DIETA PARA PACIENTES CON DESGASTE CEREBRAL:


El desgaste Cerebral, es una fatiga intelectual que puede ser
causada por una falta de oxigenación, por un esfuerzo mental
continuado, por una alimentación deficiente o por una falta de
reposo.

Normalmente la debilidad mental aparece de una forma lenta,


aunque también puede aparecer de forma brusca. En éste caso
está causada por una fuerte impresión psíquica.

Los síntomas que encontramos en esta enfermedad son el


insomnio, la falta de concentración y la pérdida de memoria, la
palidez en el rostro de la persona que sufre la debilidad y la
presencia de vértigos y mareos.

COMO DEBE ALIMENTARSE:

1. Hacer 5 comidas al día: Es mejor comer poco y varias veces


al día que comer mucho o saltarse una de las comidas. Cuando
comemos en exceso aumentan los niveles de glucosa en el
organismo, lo que nos hace sentirnos más cansados, somnolientos
incluso. Para evitar el cansancio es fundamental establecer unos
horarios de comidas y no saltarse ninguna, 5 al día, ya que de esta
manera no se interrumpe el suministro de energía. Comienza el día
con un desayuno energético: cereales integrales, un lácteo
desnatado y una pieza de fruta.

2. Apuesta por los alimentos ricos en hidratos de carbono: En


concreto, alimentos ricos en hidratos de carbono complejos como
cereales integrales, legumbres, patatas, frutas, verduras y
hortalizas. Alimentos que aportan energía de forma gradual,
especialmente para cuidar la salud del cerebro.

3. Evita los hidratos de carbono sencillos o los azúcares: Como


los dulces, bollería, pasteles… que aportan energía de manera muy
rápida, pero poco después provocan más hambre y cansancio.
4. Incluye vitamina C en la dieta: La carencia de vitaminas es,
precisamente, una de las causas que pueden motivar la sensación
de cansancio. La vitamina C, en concreto, es fundamental para
activar las defensas y favorecer la absorción de hierro, evitando
problemas como la anemia (el cansancio es uno de sus síntomas).
Toma cítricos, kiwis y pimientos.

5. Toma mucho líquido: Hidratarse es fundamental para evitar el


cansancio. La pérdida de agua de nuestro organismo, además de
fatiga, puede ser causa de otras dolencias, como dolor de cabeza.
Toma agua, infusiones, caldos vegetales y zumos de frutas, para
garantizar la actividad del riñón y del intestino, fundamental para
depurar el organismo de sustancias de desecho, y que también
agravan la sensación de fatiga.

RECOMENDACIONES:

1. Lo más importante cómo cualquier patología es conocer bien


las causas que la pueden provocar. Motivo por el cual habrá que
evitar todas las situaciones que puedan dar como resultado el
padecer la enfermedad en cuestión.

2. Hay que llevar a cabo una vida reposada y relajada,


manteniéndose en contacto con el aire libre. Evitando los lugares
contaminados y poco ventilados.

3. Se tiene que realizar ejercicios respiratorios todos los días, así


como gimnasia. De ésta manera aliviarás la debilidad.

4. Hay que seguir una dieta rica en vegetales crudos, caldos de


verduras y apio y en la que también abunden las frutas naturales.
De las cuáles se harán zumos, especialmente de naranja y
manzana.

5. Todos los días tienes que beber en ayunas un zumo de


manzana con una cucharada de lecitina de soja para fortalecer tu
memoria.

6. Para ayudar al sueño puedes tomar una taza caliente de agua


hervida con hojas de lechuga verde.

7. Cada día tienes que darte dos baños vitales, fuera de las
comidas, de unos cinco minutos de duración cada uno.

8. Además dos veces a la semana, tienes que aplicarte un baño


de tronco de 15 minutos cada uno. La temperatura del agua tiene
que ser fría en verano y templada en invierno.

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