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OBJETIVOS GENERALES

Establecer estrategias de capacitación en base al diagnóstico, causas, efectos y prevención de la


hipertensión arterial.

Proporcionar los cuidados de enfermería adecuado en el control de hipertensión para manejar la


calidad de la vida en los abuelos, logrando un mejor equilibrio físico.

Construir el mejoramiento de los adultos mayores en condiciones de abandono brindándoles


protección.

OBJETIVOS ESPECIFICOS

Encontrar personas con hipertensión arterial.

Aprender sus costumbres raíces y toda su historia.

Analizar factores que limiten la hipertensión arterial

Determinar la relación del consumo del tabaco y alcohol con la hipertensión arterial en adultos
mayores.
JUSTIFICACION

El presente proyecto es realizado con el fin de determinar de qué manera incide la hipertensión
arterial en las personas adultas, así como conocer las causas y efectos de esta patología,
reconociendo lo más significativo de esta dolencia y cómo prevenirla, en caso de que la padezca.

La presión arterial es una medición de la fuerza ejercida contra las paredes de las arterias a medida
que el corazón bombea sangre a través del cuerpo, ésta se debe principalmente a la mala
alimentación, falta de ejercicios y a la genética familiar.

Es de mucha validez obtener este conocimiento, por la importancia que tiene, ya que en la
actualidad existen confusiones por la falta de información o por la mala comunicación y esto
produce la incertidumbre de esta patología en los pacientes. Si aumenta la presión arterial aumenta
los latidos cardiacos y puede provocar un infarto al miocardio o un paro cardiorrespiratorio, y puede
producirle la muerte.
DEFINICIÓN Y CLASIFICACION

La hipertensión arterial (HTA) es una de las enfermedades más importantes en el mundo por ser un
importante factor de riesgo para sufrir otras; como enfermedad coronaria, falla cardíaca,
enfermedad renal crónica y trombosis o sangrado cerebral.

La HTA es una enfermedad crónica que la persona no percibe inicialmente y se presenta cuando la
fuerza generada por el corazón para bombear la sangre a cada parte del cuerpo, es excesiva. Sus
causas están asociadas a tener sobrepeso, ser fumador, sedentario, al consumo de alimentos con
exceso de sal, padecer enfermedad renal crónica, apnea del sueño, diabetes, tener problemas con
colesterol y triglicéridos y antecedentes familiares. Se considera más frecuente en personas
mayores de 40 años y en hombres, pero cualquier persona está en riesgo de padecerla. El desarrollo
y evolución de la HTA es muy variable de unos pacientes a otros, por lo que los consejos al volante
se deben adecuar a las características individuales del conductor.

HTA lábil: oscilaciones transitorias y ocasionales sin repercusión clínica. Con frecuencia, se observa
en periodos de estrés o en personas con ansiedad.

HTA límite: la presión arterial (PA) se mantiene en el límite sin requerir tratamiento, pero obligando
a un control periódico.

HTA leve o moderada: se controla con dieta hiposódica, pérdida de peso y/o tratamiento médico a
dosis bajas.

HTA grave: las cifras de PA diastólica son superiores a 115 mmHg, precisan dosis altas de medicación
y requieren un seguimiento estricto de las posibles lesiones en los órganos diana.

HTA refractaria: no se controla a pesar de seguir tratamiento con al menos tres fármacos.

HTA maligna: a las cifras elevadas de PA se asocia lesión generalizada de arteriolas por necrosis
fibrinoide y en ocasiones con sintomatología neurológica, afectación de retina, cardiaca y renal.

Crisis hipertensiva urgente: cursa con PA diastólica por encima de 120 mmHg con síntomas o no y
con daño leve o moderado en los órganos diana, sin riesgo vital inmediato.

Emergencia hipertensiva: la elevación de la PA se acompaña de lesión importante en los órganos


diana con mal pronóstico de vida si no se trata inmediatamente.
EPIDEMIOLOGIA

El envejecimiento de la población, la relación presión arterial/Riesgo cardiovascular y la


modificación de las reglas de juego que fijan los límites diagnósticos, ha multiplicado la prevalencia
de HTA en las personas de edad avanzada. Las tasas absolutas de ancianos hipertensos han pasado
de una nada desdeñable tasa porcentual del 40 % hasta cifras absolutas en torno al 60-70 % de esta
población, con progresiva mayor prevalencia en función de los sucesivos tramos de edad. La
prevalencia de la hipertensión arterial sistólica aislada es un 35 % en la población mayor de 65 años.

La elevación de las cifras de presión arterial es una constante con el paso de los años. Sin embargo,
tal aserto necesita ser matizado:

a) La elevación de las cifras de presión arterial en función de la edad es muy evidente en los países
con mayor desarrollo, pero existen comunidades con formas de vida muy primitivas en las que no
se produce este hecho. Ello permite, cuando menos, tener ciertas dudas sobre el carácter fisiológico
del incremento de los niveles de presión arterial en los diferentes segmentos de edad.

b) El aumento de las cifras de presión arterial es muy evidente para los niveles sistólicos (PAS) y
notoriamente más acusado en las mujeres.

c) En los tramos de edades más avanzadas, el hecho no se produce, manteniéndose e incluso


descendiendo los niveles de presión arterial. El dato es más claro para la presión arterial diastólica
(PAD), que desciende ligeramente a partir de los 60-65 años, que para la PAS que, sin embargo,
también sigue la misma tendencia a partir de los 80 años.
EFECTOS DE LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL EN LOS ÓRGANOS DIANA Y OTROS FACTORES DE RIESGO
CARDIOVASCULAR EN EL ANCIANO

La fuerza de la asociación entre PA y riesgo de enfermedad cerebrovascular (ECV), isquémica y


hemorrágica, se incrementa con la edad, siendo la HTA sistólica aislada un importante componente
del riesgo de ECV relacionado con la PA. Los beneficios, en términos de disminución de incidencia
de ECV en pacientes ancianos y muy ancianos, han sido demostrados por numerosos estudios (SHEP,
PROGRESS, Syst-Eur, HYVET. La HTA es considerada también un factor de riesgo para el desarrollo
de demencia vascular y enfermedad de Alzheimer, pero los resultados de varios estudios no han
sido concluyentes en relación con una disminución de la incidencia de demencia con el tratamiento
antihipertensivo; así, mientras que en los estudios Syst-Eur y PROGRESS, en el grupo de tratamiento
se objetivó una reducción en la incidencia, en los estudios SCOPE, SHEP e HYVET estas diferencias
no fueron significativas.

En pacientes ancianos la prevalencia de enfermedad coronaria es superior en los hipertensos


respecto de sus controles normotensos, perdiéndose a estas edades las diferencias de incidencia en
función del sexo. A pesar de ello, la relación positiva entre PAS y riesgo absoluto disminuye por cada
década de aumento de edad, por lo que el beneficio absoluto de disminuir una PAS determinada
parece reducirse en los muy ancianos. Existe una relación positiva entre edad y HTA con la
insuficiencia cardíaca. El desarrollo de hipertrofia ventricular izquierda (HVI), la alteración en el
llenado del ventrículo izquierdo, y el incremento en el grosor de la pared ventricular que se
producen en la HTA preceden a la insuficiencia cardíaca. La asociación entre HVI y eventos
cardiovasculares es especialmente intensa en los ancianos. La regresión de la HVI mediante
tratamiento antihipertensivo ha demostrado una reducción en la aparición de nuevo de
insuficiencia cardíaca. La fibrilación auricular incrementa su incidencia de forma clara en los
pacientes octogenarios. La fisiopatología de la fibrilación auricular se relaciona con la rigidez arterial
y la reducción en la capacidad de relajación ventricular, ambos hechos habitualmente precedidos
por la HTA. El tratamiento de ésta ha demostrado reducir la aparición de fibrilación auricular16. Los
datos sobre qué clase de antihipertensivos reducen más el riesgo de aparición de fibrilación
auricular son contradictorios.
La HTA, la edad y la proteinuria tienen un impacto negativo sobre la evolución de la enfermedad
renal crónica que, a su vez, se asocia con un mayor riesgo cardiovascular. La PAS es un marcador
independiente del empeoramiento de función renal entre los ancianos con HTA sistólica aislada.

En relación con los cambios en el fondo de ojo, hay que tener en cuenta que la especificidad de los
cambios en la retina disminuye con la edad, por lo que, en los ancianos, los cambios en los vasos de
la retina son poco fiables como indicadores de la duración de la HTA.

En los pacientes ancianos hay que tener muy en cuenta la calidad de vida, y se ha demostrado que
una reducción excesiva de la PA es causante de la aparición de síntomas (hipotensión ortostática,
hipotensión posprandial), que repercuten negativamente en la calidad de vida.

Los principales factores de riesgo cardiovascular asociados a la HTA en los ancianos son los mismos
que en pacientes más jóvenes, con ciertas particularidades. Así, la relación entre riesgo
cardiovascular y la historia familiar de enfermedad cardiovascular precoz parece atenuarse en
pacientes mayores. La dislipemia, la diabetes mellitus y la obesidad son factores de riesgo
cardiovascular que comúnmente acompañan a la HTA. La microalbuminuria ha demostrado ser en
ancianos un marcador de episodios cardiovasculares incluso en ausencia de diabetes. Mención
especial merecen la hiperuricemia que, de forma independiente, predice el riesgo de episodios
cardiovasculares en pacientes con HTA sistólica aislada y la osteoartritis degenerativa y la artritis
reumatoide, que pueden conducir a una mayor rigidez arterial debido al estado inflamatorio que las
acompaña y al frecuente tratamiento con antiinflamatorios no esteroideos (AINE) que puede
empeorar el control de la hipertensión. La elevación de la PA en relación con el tratamiento con
AINE es proporcional a las cifras de PA antes de iniciar el tratamiento, y además hay que tener en
cuenta que otros fármacos habitualmente utilizados para el tratamiento de la artritis reumatoide
como los inhibidores de la ciclooxigenasa, los glucocorticoides, ciclosporina y leflunomida también
pueden incrementar las cifras de PA.
DIAGNÓSTICO

Medición de la presión arterial

Para medir tu presión arterial, el médico o un especialista generalmente colocará un brazalete


inflable alrededor del brazo y medirá tu presión arterial mediante un medidor de presión.

La medición de la presión arterial, que se da en milímetros de mercurio (mm Hg), consta de dos
números. El primero, o mayor, mide la presión en las arterias cuando el corazón late (presión
sistólica). El segundo, o menor, mide la presión en las arterias entre los latidos del corazón (presión
diastólica).

Las mediciones de presión arterial entran en cuatro categorías generales:

Presión arterial normal. Tienes presión arterial normal si el número está por debajo de 120/80 mm
Hg.

Presión arterial elevada. La presión arterial elevada es una presión sistólica entre 120 y 129 mm Hg
y una presión diastólica por debajo de 80 mm Hg. La presión arterial elevada tiende a empeorar con
el tiempo a no ser que se tomen medidas para controlarla.

Hipertensión en etapa 1. La hipertensión en etapa 1 es una presión sistólica entre 130 y 139 mm Hg
o una presión diastólica de 80 a 89 mm Hg.

Hipertensión en etapa 2. La hipertensión en etapa 2, una hipertensión más grave, es una presión
sistólica de 140 mm Hg o mayor, o una presión diastólica de 90 mm Hg o mayor.

Ambos números en una medición de presión arterial son importantes. Pero después de los 50 años
de edad, la medición sistólica es incluso más significativa. La hipertensión sistólica aislada es un
trastorno en que la presión diastólica es normal (menor que 80 mm Hg), pero la presión sistólica es
alta (mayor que o igual a 130 mm Hg). Se trata de un tipo de presión arterial alta frecuente entre las
personas mayores de 65 años.

El médico probablemente te tomará dos o tres mediciones de presión arterial en cada una de las
tres o más consultas antes de diagnosticarte presión arterial alta. Esto se debe a que la presión
arterial normalmente varía a lo largo del día, y puede ser más alta durante las visitas al médico
(hipertensión de bata blanca).
EVALUACIÓN DEL PACIENTE HIPERTENSO

La evaluación del paciente hipertenso anciano tiene seis puntos principales:

1. Efectuar una valoración geriátrica integral del paciente que contemple, junto a los aspectos
clínicos (comorbilidad, polifarmacia), la situación funcional (dependencias tanto de origen físico
como mental) y los condicionantes sociales (aislamiento, economía, vivienda), todos ellos factores
claves a considerar a la hora de planificar la intervención terapéutica.

2. Confirmar y definir gravedad de la elevación de la presión arterial según los niveles.

3. Detectar factores de riesgo cardiovascular. Las siguientes medidas son imprescindibles en todos
los pacientes:

-Investigar el consumo de tabaco y de alcohol.

-Medir el perímetro abdominal del paciente (es patológico > 102 cm en el varón y > 88 cm en la
mujer).

-Determinar glucemia, colesterol total y fracciones, así como trigliceridos. Se considera patológico
un colesterol total > 250, un colesterol-LDL > 155 o un colesterol HDL <40 en el varón o <48 en la
mujer.

4. Evaluar la intensidad del daño de órgano diana. Ocasionalmente la detección de la hipertensión


arterial puede coincidir con un acontecimiento agudo o subagudo (infarto de miocardio, aneurisma,
accidente vascular cerebral, HTA maligna) que requiera ingreso. En el resto de los casos será preciso
investigar la presencia de lesiones en órganos.

5. Decidir la indicación de tratamiento en el enfermo.

6. Valorar la posibilidad de una hipertensión arterial secundaria.

Las causas de HTA secundaria en el anciano no son diferentes de las que ocurren en otros grupos de
edad, aunque quizás la incidencia de hipertensión arterial vasculorrenal y adenoma suprarrenal
pueda ser más elevada y deba sospecharse cuando aparece abruptamente una HTA grave. La
ecografía doppler puede ser útil para el despistaje de la hipertensión vasculorrenal. La
angiorresonancia sería la exploración ideal cuando se sospechen estos casos dado el descenso de la
función renal que presentan muchos ancianos y la demostrada sensibilidad y especificidad de la
técnica.

4.- Aumento de la ingesta dietetica de calcio (100 gr de queso proporcionan entre 700 y 1.180 mg
de calcio dependiendo del tipo).
TRATAMIENTO

El objetivo del tratamiento es reducir la presión arterial de tal manera que tenga un menor riesgo
de presentar problemas de salud causados por la presión arterial elevada.

Cuando se considere cuál es el mejor tratamiento para la presión arterial alta, usted y su proveedor
deben considerar otros factores como son:

Su edad

Los medicamentos que toma

Los riesgos secundarios de los posibles medicamentos a tomar

Otras afecciones médicas que pueda tener, como antecedentes de enfermedad cardíaca, accidente
cerebrovascular, problemas renales o diabetes

Si su presión arterial es entre 120/80 y 130/80 mm Hg, usted tiene presión arterial alta.

Muy pocas veces se utilizan medicamentos en esta etapa.

Si su presión arterial es mayor de 130/80, pero menor de 140/90 mm Hg, está en la etapa 1 de
presión arterial alta. Al pensar en el mejor tratamiento, usted debe considerar:

Si no tiene otras enfermedades o factores de riesgo, su médico puede recomendar cambios en su


estilo de vida y repetir las mediciones después de unos cuantos meses.

Si su presión arterial se mantiene arriba de 130/80, pero abajo de 140/90 mm Hg, su médico puede
recomendar medicamentos para tratar la presión arterial alta.

Si tiene otras enfermedades o factores de riesgo, es muy probable que su médico inicie un
tratamiento con medicamentos a la vez de recomendarle cambios en su estilo de vida.

Si su presión arterial es mayor de 140/90 mm Hg, usted tiene presión arterial alta en etapa

2. Es muy probable que su médico inicie un tratamiento con medicamentos y recomiende cambios
en el estilo de vida.

Antes de hacer el diagnóstico final ya sea de presión arterial elevada o de presión arterial alta, su
médico debe pedirle que se haga mediciones en casa, en la farmacia o en algún otro lado que no
sea ni el consultorio médico ni en el hospital.
ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO Y APOYO

La presión arterial alta no es un problema que se puede tratar y luego ignorar. Es un trastorno que
debes controlar durante toda la vida. Para mantener la presión arterial bajo control, debes hacer lo
siguiente:

Toma los medicamentos de forma adecuada. Si los efectos secundarios o los costos representan
un problema para ti, no debes suspender la toma de los medicamentos. Consulta con tu médico
sobre otras opciones.

Programa consultas regulares con el médico. Se necesita un esfuerzo de equipo para tratar la
presión arterial alta con éxito. Tu médico no puede hacerlo solo, y tú tampoco. Trabaja con tu
médico para llevar tu presión arterial a un rango normal y para mantenerla allí.

Adopta hábitos saludables. Consume alimentos saludables, baja el exceso de peso que tienes y
realiza actividad física de modo regular. Limita el consumo de alcohol. Si fumas, deja de hacerlo.

Controla el estrés. Rechaza las tareas adicionales, libérate de los pensamientos negativos, mantén
buenas relaciones, y continúa siendo paciente y optimista.

Realizar cambios en el estilo de vida puede ser difícil, en especial, si no ves o no sientes los síntomas
de la presión arterial alta. Si necesitas motivación, recuerda los riesgos asociados a la presión arterial
alta no controlada. Tal vez, te ayude también contar con el apoyo de tu familia y de tus amigos.
CUIDADOS: CAMBIOS DEL ESTILO DE VIDA

Usted puede tomar muchas medidas para ayudar a controlar su presión arterial, como:

Come alimentos saludables. Sigue una dieta de alimentos saludables para el corazón. Intenta el
enfoque alimentario para detener la hipertensión (enfoque “DASH”, por Dietary Approaches to Stop
Hypertension), que se centra en frutas, verduras, granos integrales, carne de ave, pescado y
alimentos lácteos con bajo contenido graso. Consume mucho potasio, que puede ayudar a prevenir
y controlar la presión arterial alta. Consume menos grasas saturadas y grasas trans.

Disminuye el consumo de sal de tu dieta. Trata de limitar el consumo de sodio a menos de 2300
miligramos por día. Sin embargo, una ingesta de sodio menor, 1500 miligramos o menos por día, es
ideal para la mayoría de los adultos.

Además de reducir la cantidad de sal que consumes al dejar de lado el salero, también deberás
prestar atención a la cantidad de sal en los alimentos procesados que consumes, como sopas
enlatadas o comidas congeladas.

Mantén un peso saludable. Mantener un peso saludable o perder peso si tienes sobrepeso u
obesidad, puede ayudarte a controlar tu presión arterial alta y disminuir el riesgo de tener
problemas de salud relacionados. En general, puedes reducir tu presión arterial en
aproximadamente 1 mm Hg con cada kilogramo que pierdas (alrededor de 2,2 libras).

Aumenta la actividad física. La actividad física regular puede ayudarte a bajar la presión arterial,
controlar el estrés, reducir el riesgo de tener varios problemas de salud y mantener tu peso bajo
control.

Intenta realizar al menos 150 minutos por semana de actividad aeróbica moderada o 75 minutos
por semana de actividad aeróbica intensa, o bien una combinación de actividad moderada e intensa.
Por ejemplo, intenta caminar a paso ligero durante alrededor de 30 minutos casi todos los días de
la semana. También puedes probar con el entrenamiento por intervalos, en el cual se alternan
períodos breves de actividad intensa con períodos cortos de recuperación de actividad más ligera.
Trata de hacer ejercicios para fortalecer los músculos al menos dos días a la semana.

Limita el consumo de bebidas alcohólicas. Incluso si estás sano, el alcohol puede aumentar la
presión arterial. Si bebes alcohol, hazlo con moderación. Para los adultos saludables, beber con
moderación significa una bebida al día para las mujeres y hasta dos bebidas al día para los hombres.
Una bebida equivale a 12 onzas (350 ml) de cerveza, 5 onzas (147 ml) de vino o 1,5 onzas (44 ml) de
licor con graduación de 80 grados.

No fumes. El tabaco puede dañar las paredes de los vasos sanguíneos y acelerar el proceso de
acumulación de placa en las arterias. Si fumas, pídele al médico que te ayude a dejar de fumar.

Controla el estrés. Reduce el estrés lo más que puedas. Practica técnicas de superación saludables,
como relajación muscular, respiración profunda o meditación. También puede ayudar hacer
actividad física de manera regular y dormir lo suficiente.

Controla tu presión arterial en el hogar. El control de la presión arterial en el hogar puede ayudarte
a controlar de cerca tu presión arterial, ver si la medicación está funcionando, e incluso alertarlos a
ti y a tu médico sobre posibles complicaciones. El control de la presión arterial en el hogar no
sustituye las visitas al médico, y los medidores de presión arterial para el hogar pueden tener
limitaciones. Incluso si obtienes lecturas normales, no dejes ni cambies tus medicamentos ni
tampoco alteres tu alimentación sin hablar primero con el médico.

Si tu presión arterial está controlada, consulta al médico respecto de con qué frecuencia debes
controlarla.

Practica técnicas de relajación o respiración profunda lenta. Practica respirando lento y hondo para
relajarte. Hay algunos dispositivos disponibles que estimulan la respiración lenta y profunda. De
acuerdo con American Heart Association, la respiración guiada con dispositivo puede ser una opción
no medicamentosa razonable para disminuir la presión arterial, en especial cuando la ansiedad
acompaña la presión arterial alta o cuando los tratamientos tradicionales no se toleran bien.
CONCLUSION

Con la realización de este trabajo se concluye que:

La hipertensión es una enfermedad muy seria, que se presenta por el aumento de la expulsión de
sangre por parte del corazón.

Esta enfermedad conlleva a trastornos y dificultades, las mismas que deben ser tratada por un
médico constantemente, debido a que pueden alterar el funcionamiento normal del cuerpo y
provocar incluso hasta la muerte.

El enfermo debe controlar su presión diariamente, para cerciorarse de que no se den


complicaciones en la circulación sanguínea, además consumir medicamentos debidamente
recetados por el galeno que tengan el conocimiento del grado de la patología que tenga el paciente.
BIBLIOGRAFIA

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https://www.sanitas.es/sanitas/seguros/es/particulares/biblioteca-de-salud/tercera-
edad/control-patologias-cronicas/hipertension-arterial.html

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