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La peruanidad, como concepto, es una abstracción, un sentimiento que está presente en los peruanos,
pero que no puede materializarse en una imagen concreta. Por ello existen símbolos que permanecen
a lo largo del tiempo, pero hay otros que aparecen de pronto y nos acompañan día a día.
La peruanidad se expresa de muchas formas, algunas nos parecen comunes y corrientes, pero a los
ojos del mundo son consideradas como maravillas.
El Perú tiene sus símbolos oficiales decretado por el Estado, estos nos han representado a lo largo de
la historia. Sin embargo existen otros símbolos que los peruanos hemos creado
y los seguiremos formando a partir de nuestra tradición y creatividad: son
nuestras danzas, nuestra música, nuetras tradiciones, etc
2. ¿Qué es la Peruanidad?
En la Peruanidad se hallan las expresiones más puras del espíritu como la cultura, el arte, el folclor y
todas las vivencias que contribuyen a solidificar la idea de lo que es el Perú en su integridad total.
Buscar la excelencia en todos los campos para ser fuertes y realmente independientes,
contribuyendo al prestigio del país como conjunto homogéneo y crisol de historia, costumbres,
tradición, realidad presente y responsabilidad para enfrentar al futuro.
FUNDAMENTOS DE LA PERUANIDAD
- La riqueza natural
- La historia nacional
Es tradición todo aquello que una generación hereda de las anteriores y, por estimarlo valioso, lega a
las siguientes.
* El arte y la artesanía,
Es el conjunto de inclinaciones y de usos que forman el carácter distintivo de una nación o de una
persona. ej.: las costumbres de su casa son muy extrañas.
La corrida de toros, las peleas de gallos, la pachamanca, el “piqueo”, las “jaranas “, el caballo peruano
de paso, las comidas y las bebidas típicas, etc
Sin embargo, es importante ir a las causas y entender qué ha fallado al intentar inculcar este importante valor en
ellos. El sentido de pertenencia está íntimamente relacionado con la identidad (quién soy y de dónde vengo) y con
la autoestima (me siento orgulloso de quién soy y de dónde vengo). Y por esto, el sentir que “no se pertenece” o
peor aún, rabia en vez de arraigo, son males que nos urgen a reflexionar como padres, familia extendida, barrios y
nación, en torno a este valor que cobra cada vez más importancia en un mundo globalizado e individualista.
Una hermosa reflexión en torno a la familia dice que ésta nos da identidad y nos instala en la realidad. Nos da
identidad a través de nuestro nombre y al conectarnos con nuestras raíces, con la historia de nuestros padres,
abuelos y antepasados, con los lugares en donde ellos vivieron y los oficios que desempeñaron. Y nos instala en la
realidad paulatinamente, enseñándonos a movernos dentro de todos los espacios que habitamos, con sus cosas
buenas y malas, mostrándonos lo bello y también los peligros.
Muy conectado a lo anterior aparece el valor de “pertenencia”, que apunta a un tipo de amor y respeto, cuidado y
servicio, por aquello que reconocemos importante para nuestra identidad y arraigo. ¿Por qué es un valor? Porque
es un hábito que se aprende y se imita y que al ejercitarlo, repetirlo y vivirlo se transforma en algo valioso para
nuestro carácter y para nuestro entorno; enriquece la convivencia y mejora la vida social.
• La empatía: Saber ponerse en el lugar del otro, entender cómo piensa y respetar cómo siente. El sentido de
pertenencia hace posible que surjan vínculos fuertes entre las personas, la lealtad y la capacidad de resolver
conflictos de modo sano y positivo.
• La reciprocidad: Reconocer que recibimos y a la vez podemos entregar. Conocer la historia de una familia, un
colegio, un barrio, una ciudad, permite entender los que otros hicieron para construirlas y lo que podemos hacer
ahora por continuar con esa construcción.
• La generosidad: Entender que convivir implica muchas veces entregarse por la felicidad de los demás. En todo
grupo humano al que pertenecemos el espíritu de servicio es fundamental para el bienestar y la felicidad de todos.
• Desde que nacen, el apego tiene entre sus múltiples expresiones el ser capaces de transmitirles que estamos
cerca para acogerlos, contenerlos, cuidarlos. Detrás de algo tan sencillo como cantarle la misma canción de cuna
que nos cantaba nuestra madre estamos cultivando el valor de la pertenencia.
• Desde muy pequeños podemos integrarlos a nuestra cultura familiar: haciéndolos partícipes de nuestro gusto por
la música, el deporte, la naturaleza.
• Mostrándole fotos y contándole historias de sus abuelos y bis abuelos. Integrándolos a la familia extensa.
• Celebrando fiestas nacionales, religiosas y ritos familiares. Así les transmitimos nuestras creencias y valores.
• Saliendo de casa con ellos no solo para entretenerse y tomar aire, sino para que conozcan sus entornos, yendo
cada vez más lejos: la casa de los abuelos, la plaza, el zoológico, el centro de la ciudad… Y contándoles historias de
cada lugar y sus convenciones, como hacer una fila, pagar un boleto, usar los basureros…
• Enseñándoles a amar sus escuelas y su barrio, y lo que hay en ellas. Tenemos que ser coherentes con lo que
hacemos y decidimos al respecto, dando el ejemplo en acciones y palabras.
• Permitiéndoles y fomentando que asuman mayor protagonismo en actividades de sus escuelas y barrios, ya sea
de voluntariado, deportivo o artístico.
• Cultivando las conversaciones de sobremesa, para hablar del barrio y el país, de deporte y cine, de música…,
todo esto les permite expresar sus posturas éticas y críticas y desarrollar habilidades de pensamiento para
interpretar la realidad.
• Comentando con ellos las noticias y la actualidad, con altura de miras, pensando siempre que si les transmitimos
solo críticas es casi imposible que de frutos el valor de la pertenencia.
Algunas ideas:
• Siempre permitir que los alumnos elaboren proyectos y enseñarles a presentarlos y defenderlos.
• Asignarles encargos dentro de la escuela que no tengan que ver directamente con la vida académica: cuidar una
huerta a los más chicos, organizar trabajos sociales a los más grandes.
• Generar espacios de discusión dentro la escuela: video debates, seminarios, charlas…, donde ellos puedan
expresar sus ideas y sentir que su opinión es válida por el hecho de formar parte de esa comunidad.
• Celebrar ritos y saber transmitir la memoria colectiva de la escuela, contando su historia, invitando ex alumnos,
editando sencillos medios de comunicación, etc.
ACTIVIDAD N°___
4. ¿Qué otras habilidades que no están el texto se deberían de desarrollar para tener un
verdadero sentido de pertenencia?