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TUTOR:
Uriel Ignacio Espitia
ESTUDIANTE:
Numero de grupo 50001A-614
Luz Hasbleydy Chavarro
Diana Marcela Castiblanco Talero
Leomary Gonzalez
Liliana Marcela Barajas
LEOMARY GONZALEZ
Contar con unos padres que nos orientan y nos hagan personas de bien, es un gran
privilegio. En mi formación personal, quiero destacar el gran esfuerzo de mi madre, la
señora Belesa Badillo Acevedo, una mujer temerosa de Dios, que siempre me inculco los
buenos valores y me enseño la importancia del respeto, hacia uno mismo, y con los
demás y lo más relevante el temor a Dios. Aunque mi ambiente familiar estuvo enmarcado
en muchas ocasiones por la escasez, siempre estaban allí las manos de una gran mujer
virtuosa y trabajadora que hacía de lo poco abundancia, para brindarnos lo que
necesitáramos. No contó con oportunidades para estudiar, pero, siempre me inculcó el
deseo de ser alguien en la vida y que las metas, se logran con esfuerzos, responsabilidad,
esmero y sobre todo humildad.
En mi vivencia tengo guardado en mí memoria aquella ocasión en que uno de mis primos,
entró a una casa vecina y tomó unas monedas de una alcancía y a ella llegaron las quejas.
Mi madre nos reunió, a mis hermanos y a mí y nos decía que las cosas ajenas se respetan y
que robar era pecado y esto ofendía a Dios, que era preferible pedir las cosas. Ese día mi
primo fue castigado y aprendí que las cosas que anhelemos, se deben ganar con esfuerzos,
más no robarlas.
Crecí en una pequeña y humilde familia conformada por mamá y tres hermanos varones.
Mi madre siempre ha sido una mujer llena de valores y virtudes, una mujer honesta y
servicial. Desde que tengo uso de razón, siempre nos inculco buenos modales como el de
saludar, responder “si señor” “no señora”, en fin. Recuerdo una vez que yo a la edad más
o menos de 7 años, me gustaba comerme las pastillas de chocolate, los pedacitos de la
panela y la nata que le salía a la leche que se hervía para que durara al menos 2 días, ya
que vivíamos en el campo y no teníamos una nevera.
Yo esperaba en la noche que todos se fueran a dormir y entraba a la cocina y me sacaba la
pastilla de chocolate o panela, de lo primero que pudiese coger. Resulta que una vez me
quede dormida comiendo un pedazo de panela. Mi madre al siguiente día muy temprano
entro a levantarme para ir a la escuela y ¡oh sorpresa! Me ha sabido descubrir con un
pedazo de panela en la boca. El regaño fue monumental delante de mis hermanos, me decía
que eso se llamaba robo, me dio a entender que era una egoísta, una glotona que comía de
más y una mentirosa ya que hacia esas cosas a las escondidas. Para rematar se fue
conmigo a la escuela y le conto a mi profesora, ya se habrán imaginado de que trato ese día
la clase de valores en la escuela. Ese día comprendí y aprendí a no tomar nada sin permiso
y a no comer demás si ya me encontraba satisfecha.
Gracias madre mía por tantos regaños, tantas enseñanzas y lo más importante gracias por tu
ejemplo.
Los padres generan e implementan unos hábitos de crianza que son los que se
reflejan en cada actitud o situación frente a cualquier momento de la vida que les
indicara o preverán como debe ser su comportamiento en cada uno de los contextos
donde pueda relacionarse. Es decir que estas pautas ya predispuesta en familia y que
se hacen entender para que sea de comprensión total para cada niño o niña moldea
las reglas que tiene en torno y que son para cumplir en su vínculo familiar. También
existen pautas de crianza no tan efectivas a la hora de educar al niño o la niña y que
si los padres o cuidadores no saben llevar, no será la mejor crianza o desarrollo de
sus habilidades.
LILIANA BARAJAS
DIANA M CASTIBLANCO
Varela, S., Chinchilla, T., Murad, V. (2015). Prácticas de crianza en niños y niñas
menores de seis años en Colombia. Revista del Instituto de Estudios en Educación
Universidad del Norte, 22. Recuperado
de http://rcientificas.uninorte.edu.co/index.php/zona/article/view/6129