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Los vientos

29 de Noviembre de 2017.
Introduccion.
En meteorología se suelen denominar los vientos según su fuerza y la dirección desde la
que soplan. Los aumentos repentinos de la velocidad del viento durante un tiempo corto
reciben el nombre de ráfagas. Los vientos fuertes de duración intermedia
(aproximadamente un minuto) se llaman turbonadas. Los vientos de larga duración tienen
diversos nombres según su fuerza media como, por ejemplo, brisa, temporal, tormenta,
huracán o tifón. El viento se puede producir en diversas escalas: desde flujos tormentosos
que duran decenas de minutos hasta brisas locales generadas por el distinto
calentamiento de la superficie terrestre y que duran varias horas, e incluso globales, que
son el fruto de la diferencia de absorción de energía solar entre las distintas zonas
geoastronómicas de la Tierra. Las dos causas principales de la circulación atmosférica a
gran escala son el calentamiento diferencial de la superficie terrestre según la latitud, y la
inercia y fuerza centrífuga producidas por la rotación del planeta. En los trópicos, la
circulación de depresiones térmicas por encima del terreno y de las mesetas elevadas
puede impulsar la circulación de monzones. En las áreas costeras, el ciclo brisa
marina/brisa terrestre puede definir los vientos locales, mientras que en las zonas con
relieve variado las brisas de valle y montaña pueden dominar los vientos locales. En la
civilización humana, el viento ha inspirado la mitología, ha afectado a los acontecimientos
históricos, ha extendido el alcance del transporte y la guerra, y ha proporcionado una
fuente de energía para el trabajo mecánico, la electricidad y el ocio. El viento ha
impulsado los viajes de los veleros a través de los océanos de la Tierra. Los globos
aerostáticos utilizan el viento para viajes cortos, y el vuelo con motor lo utilizan para
generar sustentación y reducir el consumo de combustible. Las zonas con cizalladura del
viento provocado por varios fenómenos meteorológicos pueden provocar situaciones
peligrosas para las aeronaves. Cuando los vientos son fuertes, los árboles y las estructuras
creadas por los seres humanos pueden llegar a resultar dañados o destruidos.
Los vientos
El viento es el flujo de gases a gran escala. En la Tierra, el viento es el movimiento en masa
del aire en la atmósfera en movimiento horizontal.

En el espacio exterior, el viento solar es el movimiento de gases o partículas cargadas del


Sol a través del espacio, mientras que el viento planetario es la desgasificación de
elementos químicos ligeros de la atmósfera de un planeta hacia el espacio. Allí, los vientos
se suelen clasificar según su dimensión espacial, la velocidad, los tipos de fuerza que los
causan, las regiones donde se producen y sus efectos. Los vientos más fuertes observados
en un planeta del sistema solar se producen en Neptuno y Saturno.

En meteorología, se suelen denominar los vientos según su fuerza y la dirección desde la


que soplan. Los aumentos repentinos de la velocidad del viento durante un tiempo corto
reciben el nombre de ráfagas. Los vientos fuertes de duración intermedia
(aproximadamente un minuto) se llaman turbonadas. Los vientos de larga duración tienen
diversos nombres según su fuerza media como, por ejemplo, brisa, temporal tormenta,
huracán o tifón. El viento se puede producir en diversas escalas: desde flujos tormentosos
que duran decenas de minutos hasta brisas locales generadas por el distinto
calentamiento de la superficie terrestre y que duran varias horas, e incluso globales, que
son el fruto de la diferencia de absorción de energía solar entre las distintas zonas
geoastronómicas de la Tierra. Las dos causas principales de la circulación atmosférica a
gran escala son el calentamiento diferencial de la superficie terrestre según la latitud, y la
inercia y fuerza centrífuga producidas por la rotación del planeta. En los trópicos, la
circulación de depresiones térmicas por encima del terreno y de las mesetas elevadas
puede impulsar la circulación de monzones. En las áreas costeras, el ciclo brisa
marina/brisa terrestre puede definir los vientos locales, mientras que en las zonas con
relieve variado las brisas de valle y montaña pueden dominar los vientos locales.

Los vientos pueden dar forma al relieve a través de una serie de procesos eólicos como la
formación de suelos fértiles (por ejemplo, el loess) o la erosión. El polvo de desiertos
grandes puede ser movido a grandes distancias desde su lugar de origen por los vientos
dominantes, y los vientos que son acelerados por una topografía agreste y que están
asociados con tormentas de polvo han recibido nombres regionales en diferentes partes
del mundo debido a su efecto significativo sobre estas regiones. El viento afecta la
extensión de los incendios forestales. También dispersa las semillas de determinadas
plantas, y hace posible la supervivencia y dispersión de estas especies vegetales, así como
las poblaciones de insectos voladores. En combinación con las temperaturas frías, el
viento tiene un efecto negativo sobre el ganado. El viento afecta las reservas de alimento
de los animales y sus estrategias de caza y defensa.
Tipos de vientos según el alcance
Para comenzar a clasificar los vientos es necesario tener en cuenta cuál es el alcance del
viento. Dentro de esta clasificación podemos encontrar tres tipos.

1) Vientos planetarios, suceden como consecuencia del movimiento de rotación terrestre.


Estos vientos circulan ocupando grandes extensiones de la superficie de la Tierra, donde
se caracterizan por mantener su constante dirección y facilitar así el transporte de gran
cantidad de energía calórica.

2) Vientos regionales, son aquellos en los que su dirección no permanece constante, sino
que cambia de acuerdo a las estaciones del año, aunque a veces también pueden cambiar
dependiendo el momento del día, y les da la característica de periodicidad.

3) Vientos locales, que son precisamente locales, es decir, que se sienten en un solo área
de la Tierra y, por lo general, se rigen por las grandes masas de agua que atraviesan.

Vientos planetarios
Dentro de los vientos planetarios, podemos encontrar tres grandes clasificaciones.

1. Vientos alisios comprenden una zona que va desde los trópicos hacia el
Ecuador. Al ser su recorrido lo bastante extenso como para atravesar gran
cantidad de superficie oceánica, cargan con bastante humedad que resulta
en lluvias. El movimiento por el que se rigen es el de rotación de la Tierra,
que determina su dirección -constante-, que puede ser noroeste o
sudoeste.
2. Vientos contralisios también comprenden desde los trópicos, pero, a
diferencia de los vientos alisios, los vientos contralisios se dirigen hacia los
círculos polares. Estos vientos son cálidos, aunque guardan una gran
cantidad de humedad y también provocan lluvias.
3. Vientos circumpolares circulan desde los polos de la Tierra, hacia los
círculos polares. Esto resulta en que sean vientos muy fríos, que se originan
en la inclinación del eje de la Tierra.
Vientos Reginales
Dentro de los vientos regionales podremos encontrar cuatro grandes clasificaciones.

1. Brisas, por ejemplo, llevan como acompañamiento el lugar en el que se originan


(oceánicas, continentales, etcétera). Las brisas oceánicas se producen en todas las
costas del mundo y se caracterizan por inducir una gran diferencia de temperatura.
Las brisas continentales son típicas de regiones más alejadas de las corrientes
marinas, y cambian de dirección entre el día y la noche, lo que genera ondas
circulares, así también como la existencia de heladas.
2. Ciclones, temidos ya por su nombre, se originan en torno a áreas de presión
atmosférica baja, lo que atrae vientos con masas de aire más calientes que
ascienden al estar en una temperatura más elevada que su entorno. Esto produce
vientos arremolinados que, por lo general, son húmedos y cálidos. Existen
clasificaciones de ciclones, entre los que destacamos los térmicos y los dinámicos.
La dirección de los ciclones en el hemisferio sur es horaria, mientras que en el
hemisferio norte lo realizan de manera antihoraria.
3. Anticiclones son característicos en áreas de presión atmosférica alta y que
expulsan vientos de aire que desciende. De igual manera que los ciclones, estas
reacciones pueden darse por cuestiones térmicas o dinámicas, lo que diferencia
entre que provoque una catástrofe o no. Dentro de las cuestiones dinámicas,
podremos encontrar anticiclones que provoquen un viento más gélido y no
provocan el mal tiempo. Los anticiclones no traen precipitaciones, pero sí alteran
las corrientes marinas.
4. Monzones se observan al cambiar de temperatura más rápido que el agua. Esto se
da porque en verano el aire provoca un área de presión atmosférica baja, como
resultado del aire que empieza a ascender sobre la superficie terrestre. Esto da
origen a la formación de un ciclón estacional que hace que el viento, en verano,
sople de sur a norte y llegue con gran cantidad de lluvias. En invierno, los vientos
proceden del interior y son secos y fríos. Los monzones aparecen en determinadas
regiones con un régimen bastante general. (

Vientos locales
Si bien pueden estar relacionados al circuito anticiclón/ciclón, los factores locales de estos
vientos determinan las particularidades relacionadas a la intensidad y regularidad de los
movimientos del aire. Algunos ejemplos de vientos locales son las brisas marinas y las
brisas del valle, así también como los vientos catabáticos que se registran en los Alpes,
los Andes o el Mar Mediterráneo.

(
Otras clases de vientos
En el resto de nuestro sistema solar, por ejemplo, al hablar de vientos podemos referirnos
a:

1. Vientos solares, que refieren el movimiento de gases y partículas cargadas del Sol
a través del espacio.
2. Vientos planetarios, que se conforman mediante la desgasificación de elementos
químicos de la atmósfera de un planeta hacia el espacio.

En el espacio exterior, los vientos suelen clasificarse según la velocidad, los tipos de fuerza
por los que son causados, las regiones en las que se producen, la dimensión espacial que
poseen y los efectos que causan. Los vientos planetarios más fuertes y más observados
dentro de un planeta del sistema solar son los producidos en Neptuno y Saturno.

Anemómetro
El anemómetro o anemógrafo es un aparato meteorológico utilizado para medir la
velocidad del viento y así ayudar en la predicción del clima .Es también uno de los
instrumentos básicos en el vuelo de aeronaves más pesadas que el aire.

En meteorología, se usan principalmente los anemómetros de cazoletas o de molinete,


especie de diminuto molino de tres aspas con cazoletas sobre las cuales actúa la fuerza del
viento; el número de vueltas puede ser leído directamente en un contador o registrado sobre
una banda de papel (anemograma), en cuyo caso el aparato se denomina anemógrafo.
Aunque también los hay de tipo electrónicos.

Para medir los cambios repentinos de la velocidad del viento, especialmente en las
turbulencias, se recurre al anemómetro de filamento caliente, que consiste en un hilo de
platino o níquel calentado eléctricamente: la acción del viento tiene por efecto enfriarlo y
hace variar así su resistencia; por consiguiente, la corriente que atraviesa el hilo es
proporcional a la velocidad del viento.

Veleta
Una veleta es un dispositivo giratorio que consta de una placa que gira libremente, un
señalador que indica la dirección del viento y una cruz horizontal que indica los puntos
cardinales. El motivo puede ser muy variado (figuras de animales, antropomorfas, entre
otros).

De esta ingeniosa idea tomaron sin duda origen nuestras veletas o giraldillas en forma de
cometa, de gallo, etc. Antiguamente eran en forma de estatuas destinadas a conocer la
dirección de los vientos.
Rosa de los vientos
Una rosa de los vientos es un símbolo en forma de círculo que tiene marcados alrededor
los rumbos en que se divide la circunferencia del horizonte. Su invención se atribuye al
mallorquín Ramon Llull, aunque la descripción pormenorizada que da Plinio el viejo en
libro II1 podría haber sido su referencia básica.

En las cartas de navegación se representa por 32 rombos (deformados) unidos por un


extremo mientras el otro señala el rumbo sobre el círculo del horizonte. Sobre el mismo se
sitúa la flor de lis con la que suelen representar el Norte, que se documenta a partir del siglo
XV.

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