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La cultura como praxis; Bauman, Zygmund (1999); “Capítulo 3 La Cultura como praxis” (245-343)

Dámaris VAFRAN.

La tesis que manifiesta el autor en este capítulo, “es que la controversia entre cultura y estructura
social pertenece orgánicamente a una familia de temas que brota de la experiencia básica de la
naturaleza dual del estatus existencial humano” (pág. 250). Esta dualidad viene dada por la tensión
entre la organización social natural y una estructura social empírica, la dualidad del ser y el deber
ser, de lo empírico y lo subjetivo.

Para comprender el proceso Bauman relaciona la cultura como praxis. El autor define el concepto
de praxis como “oposición al vocablo conducta: la conducta es un concepto etológico o
psicológico; mientras la praxis es un concepto antropológico que presupone la conducta, y aun así
vuelve hacer una nueva forma de conducta cuando [lo cual dice relación con una relectura de lo
tradicional]… la praxis es el resultado de anamorfosis de conductas antes ya establecidas dentro
de las sociedades”. Por otro lado, la cultura es vista como “una dimensión visible y concreta, que
incluye todas las expresiones y disciplinas relacionadas con el arte y el conocimiento” incluyendo
una concepción amplia en donde las ideas, los sentimientos, los valores, las tradiciones y las
normas son compartidas por un grupo representativo de un “nosotros”.

Para comprender la estructura social y la evolución dentro de la sociología y las ciencias sociales,
Bauman realiza un recorrido histórico citando a filósofos, sociólogos, psicólogos, antropólogos, y
cientistas sociales que han desarrollado aspectos fundamentales con respecto a la estructura
social, (incluyendo aquellos autores vistos durante el curso), no obstante, destacaré algunos de
ellos.

En primer lugar, dentro del recorrido histórico para comprender la cultura, Bauman plantea que
Durkheim apuntaba a una reducción inequívoca y exhaustiva de lo cultural a lo social. Una
sociedad no puede crearse ni recrearse, sin crear al mismo tiempo un ideal (pág 254); esto quiere
decir, que el individuo humano, no sería hombre si no existiese un ideal adquirido detrás pre-
existente; vale decir, “ni la sociedad ni la cultura son de hecho primarias, ni lógica ni
históricamente. Se mezclan en una y sólo se pueden describir en los términos de la otra. Los
teóricos de la cultura y la personalidad tomaron la dirección contraria. Trataron de reducir la
totalidad de la cultura a la totalidad de la personalidad humana”.

En el desarrollo teórico del concepto de cultura han existido diversos usos, no obstante el eje
principal que contiene al termino, se basa en el encuentro entre el ser del individuo humano y el
mundo que éste percibe como real, en otras palabras “el concepto cultura es subjetividad
objetivada” (pág. 259).

Dentro del trabajo de Marx, Bauman sostiene que éste, “selecciono cierto número de rasgos
universales (sociabilidad como atributo esencial e inalienable de la naturaleza humana) fijados en
la realidad de la especie, como la precondición de la praxis social […] opuesto a Durkheim, para el
cual todo lo humano es posible siempre que tenga una precedencia social, Marx veía la sociedad
como un factor mediador entre las cualidades humanas universales y la condición empírica del
humano individual” (pág 261), lo cual implica que la praxis social no deviene solo de la sola
existencia de una sociedad como lazo social, sino que se sustenta en la dimensión interna del ser
humano y su dimensión relacional.
Lo cultural y lo natural

“Las estructuras mentales que Lévi-Strauss entiende como subyacentes a toda ordenación
cultural, constituyendo así los verdaderos universales de cultura, son tres: a) la demanda de una
norma; b) la reciprocidad […] c) el carácter sistémico del Don” (pág. 264), en ésta cita, se sustentan
los principios generadores de orden universales y básicos, en donde se asumen acciones
prohibitivas como por ejemplo el incesto; estas tres características ayudarán a Lévi-Strauss a
explicar el paso de una norma natural a la praxis cultural, en donde se generan reglas de exclusión
que conllevan a la creación de una normativa, ya sea entendiendo este proceso como una
condición pre-social o natural, o desde una imposición social de la estructura.

Para la existencia de la regulación societal, se hace necesario la existencia de fronteras que


delimiten las relaciones entre el yo, el nosotros y el ellos; el inconveniente surge cuando los límites
fronterizos son difuminados y no se posee una noción de las limitaciones espaciales, temporales,
personales o colectivas. Bajo estos parámetros aparece el tabú como “un intento de ordenar
significados redundantes o confusos, más que explicar áreas desiertas, culturalmente translúcidas”
(pág 269), lo cual se interpreta como la respuesta institucional que se le da a las incomprensiones
culturales o las desviaciones producidas por lo borrosa de las líneas divisorias entre los aspectos
empíricos y teóricos de la sociedad. Este problema se situó con el advenimiento del mundo
moderno, altamente inestable y constantemente en cambio, en el cual ya no se pueden dar por
sentada una estabilidad perpetua de los tipos y las clasificaciones de individuos. (especialmente
para aquellos que se representan con actitudes desviadas). (pág. 283)

Bauman, asocia a las acciones naturales que se alejan del orden como algo “viscoso”, “lo viscoso
es como un liquido visto en una pesadilla donde todas sus propiedades están animadas por una
clase de vida y se vuelven contra mí […] tocar lo viscoso es arriesgarse a disolverse en la
viscosidad. La trampa de lo viscoso está en su fluidez, esencialmente ambigua” (pág 287); en este
punto realiza su vez una analogía de lo viscoso con babosas o organismos vivientes gelatinosos.

El autor plantea en líneas genéricas un reordenamiento de la sumatoria de teorías adquiridas por


todas las ciencias sociales, en su relación entre cultura, praxis y estructura social, que se sustenta
en tres dimensiones:

1.- Dimensión “Densidad Cultural”: “en una sociedad compleja, moderna, los espectadores, los
receptores y los sujetos de la representación de un rol por parte del individuo pueden cambiar
cuando dicho rol cambia” (pág. 296), vale decir que el individuo será significante y significado
según la ocasión o la posición de éste lo amerite así.

2.- Dimensión “variación en las reacciones a la viscosidad que se relaciona con el material que se
construyen las señales como ¡cuidado! Carretera viscosa”: Dice relación con la concepciones de
“espacio personal” representado en la seguridad del estatus como en seguridad del cuerpo, y el
“espacio virtual” como representación de la seguridad de las fronteras del grupo y la inviolabilidad
de los territorios que le son propios, vale decir, se sustenta en las relaciones viscosas o de la
realización de la praxis dentro de las relaciones sociales del individuo. (pág.302)

3.- Dimensión “Diferenciación entre individuos y grupos de una misma cultura”: al no ser
homogénea una cultura, existen diferenciaciones dentro de estas, no obstante, no implica que
toda respuesta de incertidumbre o sentimiento de inseguridad sea leído por el resto de la
sociedad como una actitud viscosa, conllevando esta a procesos de intolerancia social (pág 304).

Cultura y Sociología

Bauman parte éste apartado diciendo: “Hay que admitir que la sociología ha maltratado a la
cultura” (pág.315), producto del reduccionismo bajo el cual ha trabajo el tema, dejando de lado el
potencial de éste, el cual llegaría, incluso a una teoría de la cultura (culturología). La existencia de
parámetros y clasificaciones limita el desarrollo histórico y dual de la cultura.

Otro factor relevante, es la visión que plantea Bauman sobre el positivismo y como éste ha influido
en la incapacidad de comprender de una manera holística el concepto cultura, llevándolo como la
corriente indica solo a aspectos empíricos, “en el reino de la ciencia no se niega el estatus del
interés humano: el interés puede ser objeto de investigación científica y, en ese caso, no habrá
quejas sobre su legitimidad (no obstante) el ideal científico consiste en proporcionar al sujeto una
purificación extática de sus pasiones” (pág. 321). El merito que el autor reconoce dentro de la
filosofía positivista, es que ésta determina y refleja fielmente la realidad alienada de los seres
humanos.

“Antonio Gramsci diría que las leyes naturales de la economía funcionan mientras las masas
humanas se comportan según la rutina ordinaria, monótona y superficial de una sociedad
alineada; mientras sea así, se puede confiar en el aparente carácter repetitivo de los fenómenos
observados como el fundamento de un conocimiento de fiar. Pero la base supuestamente segura
se pone patas arriba en cuanto las masas salen de su complacencia comatosa y se embarcan en
aventuras “inusuales”, “ilegales”, “improbables” y sin “garantía alguna”” (pág. 331 ); esto quiere
decir que la ciencia siempre podrá describir lo real, no obstante siempre se quedará corta cuando
se le pida poder comentar sobre lo posible.

La cultura es una oportunidad que permite asumir la flexibilidad y la volatilidad social, siempre y
cuando los seres humanos se suscriban a ella, lo que nos da la consideración de seres humanos en
consideración de Bauman es el carácter cultural, separándonos de los animales, como lo
expresaba de igual forma Marx. (pág.333). “Solo las motivaciones de crecimiento, como la cultura,
son verdadera y específicamente humanas. El ajetreo adaptativo y en pos de la supervivencia del
hombre todavía no es totalmente humano: sus actividades forzadas adquieren significado humano
sólo si se despeja el terreno para la autentica forma humana de estar en el mundo”. Los humanos
son los únicos que buscan elevarse sobre existencia, buscan trascender, y la cultura sería
eventualmente un medio para esto.

“Se puede decir que la cultura es un modo de la praxis humana en el cual el conocimiento y el
interés son uno. Al contrario que la posición de la ciencia positiva, la cultura representa y se
adscribe a la premisa según la cual la existencia real, tangible, sensorial, la que ya se ha realizado,
sedimentado y objetivado, ni es la única ni es la que está dotada de mayor autoridad” (pág. 336)
La praxis no distingue entre el Ser que está “ahí afuera”, poderoso y nada problemático, y el
Debería que está “aquí dentro”, débil y titubeante.
Preguntas para el debate.

Hoy vivimos en una sociedad en donde los cambios son vertiginosos, ¿Cómo la cultura se sustenta
como mecanismo de orden?

¿Cómo se supera la alienación de la sociedad?

¿Que se hace con la viscosidad y la dualidad del ser humano que se tensionan dentro de la
aplicación de la sociología?

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