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México, con tan sólo 8 meses de participar en este hermoso movimiento que lo veo más como una
asociación importante para adorar a nuestro Señor en la Eucaristía, te escribo a ti hermano y
hermana que tienes en tus pensamientos de alejarte de Adoración Nocturna.
Te contaré como llegué aquí, me había alejado de la Iglesia, hice cosas que uno nunca se pueda
imaginar, es una larga lista, la vida me pegó tan duro y sobre todo al perder a la mujer que amo,
no murió, pero descubrí que por desgracia nos habían puesto un trabajo de santería para
separarnos, la forma como lo descubrí fue una especie de premonición estando en el Santísimo de
la Parroquia en la comunidad donde pertenezco, en pocas palabras el enemigo me la quitó y si no
crees en la brujería déjame decirte que por desgracia si existe y si daña, soy victima y testimonio,
estaba tan hundido en la melancolía y en el desprecio a la vida que sólo llevaba en mente el
suicidio, regresé de nuevo a la Iglesia, fue ahí el momento en que descubrí el motivo de la
separación, y me entregué a nuestro Señor, actualmente llevo tres años que el amor de mi vida
me devolvió el anillo de compromiso y lleva un espíritu de odio que hizo odiarme sin motivo
alguno; si eres de los que vas a lectura de cartas, a que te pasen albarca por todo el cuerpo ritual
llamado limpia o veneras a la mal llamada "Santa" Muerte, quiero decirte que estás mal, Dios no
maneja magia de ningún color, ni esotéricos, aunque sean imágenes de nuestros Santos y nuestro
Señor, es el enemigo disfrazado, te dañas a ti mismo y a la persona que estés trabajando o
pagando quien te lo trabaje, daña a las personas que viven en pecado y no se acercan a la misa ni
de broma, católicos de palabra y casa.
Quiero citar un parte de un escrito que mandó el Consejo Superior Diocesano de Tabasco que
recibí el día de hoy 18 de Septiembre del 2016: "Arrepentirse de ser Adorador Nocturno del
Santísimo Sacramento, sería menospreciar el invaluable tesoro que encierra una noche o una
tarde en presencia del Señor. Sería como decir que no ha servido de nada pasar horas y horas
delante de Él y que no has obtenido ningún beneficio. Sería como encerrarse una noche al mes en
un cuarto oscuro con alguien a quien no vemos, ni conocemos, ni hablamos, mucho menos
escuchamos ¿Puedes imanar eso? Una noche desperdiciada".
Gracias a este escrito me inspiro con el Espíritu y escribo la siguiente carta, hermano o hermana,
no caigamos en tentación, no te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien. (San
Pablo a los Romanos 12,21). Se que a veces la vida está llena de tribulaciones que el enemigo nos
pone en el camino para alejarnos del Señor y poner pretextos para no asistir a nuestro turno, a la
Vigilia o al velorio de un hermano difunto, no lo engañamos a Él, nos engañamos a nosotros
mismos y a los hermanos de nuestro movimiento; recuerda lo que dijo San Ignacio de Loyola: "En
tiempo de tribulación no hay que hacer mudanza".
El Señor está con todos nosotros en momentos de tribulación, es Él quien nos da la fortaleza de
seguir adelante, es por eso que no hay que tomar nuestras maletas y mudarnos a la desesperanza,
porque es nuestro Señor quien nos levantará y con fe y confianza debemos dejarnos guiar en su
Luz y su Sendero, aceptar su voluntad, porque es Él la Luz, el Camino y la Verdad.
¡Firmes en nuestro movimiento y devoción! Hagamos nuestra vida adorando y alabando a nuestro
Señor que está realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar, somos una asociación
que oramos y estamos directamente con el Señor en su Presencia más intima en la Eucaristía,
alabándolo y amándolo; entrégate a Él no le tengas miedo, vive en oración pidiendo que te ilumine
y te quite la pereza espiritual, es la mejor opción que podemos tomar en nuestra vida. Un fuerte
abrazo y bendiciones para todos los hermanos que logren leer esta carta. ¡Viva Cristo Rey!
Los Adoradores Nocturnos son todos los hombres, mujeres y niños, que
voluntariamente juraron a Jesús Sacramentado, ofrecerle cada mes una noche de
amor y sacrificio ante su Santísima presencia, en reparación de sus faltas y las del
mundo entero.
Por una tradición cristiana antigua, el Oficio Divino está estructurado de tal manera
que la alabanza de Dios consagra el curso del día y de la noche y cuando los
sacerdotes y todos aquéllos que han sido destinados a esta función por institución
de la Iglesia, cumplen debidamente ese admirable cántico de alabanza, o cuando
los fieles oran junto con el sacerdote en la forma establecida, entonces es en
verdad la voz de la misma Esposa (La Santa Madre Iglesia) que habla al Esposo;
más aún, es la oración de Cristo, con su Cuerpo, al Padre”