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Desarrollaremos primero un breve análisis de algunas de las teorías que estudian el tema
de las adolescencias.
Una de las características fundamentales que caracteriza al ser humano de otras especies
es el largo período que requiere de desarrollo y aprendizaje, desde que nace, hasta que
adquiere su madurez.
Cuando hablamos de adolescencia nos referimos a una etapa de profundos y cuantiosos
cambios tanto en nuestro cuerpo y mente, como en las relaciones familiares y sociales.
Si bien se suele ubicar a esta etapa en el intervalo temporal de entre los 11-12 años y los
18-20 (en la que podemos diferenciar una adolescencia temprana entre los 11-14 años,
una adolescencia media entre los 15-18, y una adolescencia tardía o juventud, después
de los 18 años), el final de este periodo no está claramente delimitado. Su comienzo se
asocia biológicamente con la aparición de la pubertad (maduración física y sexual), sin
embargo este criterio es uno entre tantos. La adolescencia es un concepto más amplio
que el de pubertad, pues se define además por significativas transformaciones
psicológicas, sociales y culturales.
La adolescencia es una invención cultural en la que cada sociedad determina su modelo
de “adolescente”. Por ejemplo en las sociedades primitivas no existía un equivalente
para el concepto de adolescencia; en Atenas en el siglo V a.C. existían ya instituciones
de formación relacionadas con la adolescencia y juventud (los varones eran entrenados
para la milicia mientras que las mujeres practicaban actividades tales como danza, la
poesía, y la gimnasia), ya se tenía noción de cuestiones que perduran hasta hoy como
ser la sed de conocimiento y los deseos de reforma y belleza; de forma similar la Roma
antigua también marcó la transición entre la infancia y la vida adulta, por medio de una
ceremonia los jóvenes varones se convertían en adultos y las jóvenes lo hacían a través
del matrimonio, mas tarde los varones se incorporaba a la vida adulta a partir de los 25
años, con lo cual la adolescencia tomo un carácter - cercano al actual – de fase de
“subordinación ”
No existe un criterio único por el cual el adolescente pueda notar que ha sido
reconocido como adulto.