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El término lenguaje abarca tantos significados que podemos distinguir entre lenguaje humano,
lenguaje animal y lengua; El lenguaje humano es la facultad o capacidad de los seres humanos para
comunicarse a través de un sistema de signos. El lenguaje animal es el medio por el cual los
animales se comunican (o se piensa que se comunican) entre sí; la lengua es el conjunto de sonidos
articulados que posibilitan el lenguaje.
Los animales se comunican mediante signos sintomáticos ligados a estímulos externos (miedo,
peligro, apareamiento...). Son varias las características de este tipo de lenguaje, entre otras:
En 1960 Hockett estableció una serie de diferencias y similitudes entre el lenguaje humano y los
sistemas de comunicación de varios animales; Como punto de partida, tomó trece rasgos que se dan
en la comunicación humana, pero que no siempre están presentes en otros sistemas.
Dicha investigación sentó las bases de la caracterización del lenguaje humano:
3. Carácter discreto. Las unidades lingüísticas del lenguaje humano se pueden aislar y
combinar de diversas formas para constituir nuevos mensajes. Este lenguaje está compuesto
por unidades discretas como son: morfemas, fonemas, sintagmas, palabras...
8. Prevaricación. Los mensajes lingüísticos pueden no coincidir con una realidad concreta,
pueden ser falsos (guarda relación con la característica de desplazamiento: para que algo sea
falso debe estar alejado de los acontecimientos presentes en el momento de la enunciación).
10. Reflexividad. El ser humano emplea este sistema para reflexionar sobre sí mismo.
11. Retroalimentación. Los seres humanos podemos rectificar el mensaje o dar a entender su
comprensión sobre la marcha.
12. Semanticidad. Las palabras tienen significados concretos. Los signos lingüísticos
transmiten el significado mediante asociaciones estables entre significantes, significados y
referentes.
13. Transmisión por tradición. La lengua es una tradición que se transmite y varía a lo largo
del tiempo, según las generaciones. La comunicación entre los humanos es posible gracias a
que compartimos unas pautas comunes que han sido establecidas en nuestra mente a través
de algún mecanismo o cualidad: la genética y la tradición.
Chomsky comparte algunas de estas características; además añade una pauta muy interesante que
nos hace reflexionar; esta es su hipótesis del período crítico que solo se activa con la exposición
de una lengua. En nuestro caso, todos nacemos con una gramática universal, capaces de entender y
comprender dicha lengua desde pequeños, haciendo que quede interiorizada en nosotros.
El período crítico (en torno a los 6 años) es la edad máxima en la que una persona pueda adquirir
una lengua.
La Lingüística es la disciplina que se ocupa del estudio científico del lenguaje humano.
Su aparición como ciencia se produce a principios del siglo XX, con la figura de Ferdinand de
Saussure, considerado el padre de la lingüística moderna. La lingüística ha de tener un objeto de
estudio específico y una metodología concreta. La principal tarea del lingüista debe ser describir los
usos que se dan en la lengua, absteniéndose de emitir juicios.
La doctrina de Saussure aparece recogida en la obra “Teoría del lenguaje y lingüística general”,
producto de las lecciones que el maestro desarrolló durante sus tres años en la Universidad de
Ginebra, donde dos de sus alumnos recopilaron y publicaron sus doctrinas y enseñanzas.
La obra, pretende buscar la estructura interna de la lengua, describir qué elementos la componen y
el valor de estos.
Saussure defiende que la lengua es un sistema estructurado de signos interrelacionados entre
sí que posee una comunidad de hablantes.
Tres son las principales características que definen a la lengua:
• Abstracta: es un sistema mental que cada individuo posee y que comparte con el resto de
la comunidad de hablantes.
• Social: es un fenómeno compartido por la comunidad de hablantes, no pertenece a un
individuo solamente.
• Virtual: se trata de un conjunto de posibilidades virtuales que pueden realizarse en una
situación comunicativa concreta.
Aunque Saussure centró su teoría en el estudio de la lengua, también estableció algunas pautas
acerca del habla. El habla está constituida por la manifestación y realización concreta de la lengua
en cada situación comunicativa. El habla es la materialización mediante sonidos o grafías del
mensaje virtual que teníamos en la mente.
Las principales características que definen al habla (como oposición a la lengua) son:
La norma (primer grado de abstracción) es la aplicación colectiva del sistema que representa un
conjunto de usos lingüísticos normales en una determinada comunidad de hablantes.
Dependiendo de la colectividad a la que afecte, podremos diferencial entre:
Conocemos como signo (segundo grado de abstracción) a todo fenómeno visual que nos conlleva al
conocimiento de otra realidad, en virtud de una relación que lo liga a ella. Estos signos tienen una
codificación de un elemento real que tiene una representación en la mente. Se estudia mediante la
semiología y la semiótica. Son múltiples los signos que nos rodean y, consecuentemente, las
tipologías y clasificaciones que de ellos se han realizado. Distinguimos así:
• - Indicios: señales inintencionadas que presentan una conexión física con el objeto denotado.
(huella de un perro).
• - Iconos: señal intencionada que guarda una relación de semejanza con la realidad
representada. (símbolo de los baños)
• - Símbolos: señal intencionada en la que no existe ningún tipo de relación de semejanza
entre el signo y la realidad representada (símbolo de la mujer).
Para Saussure, el signo lingüístico es una entidad puramente psíquica (no es física) que está
compuesta por dos caras: imagen acústica (significante) e imagen mental o concepto (referente).
Esta unión entre imagen acústica e imagen mental es lo que se conoce como significación.
Señala Saussure que el significante es no es el sonido mismo, sino la representación mental que
tenemos de él; y que el significado no es la cosa, sino la imagen mental que tenemos de ella.
La idea de que nombre y realidad están estrechamente unidos, viene ligada a los tabúes
lingüísticos, palabras que no suelen nombrarse por X motivos (por ejemplo, la palabra cáncer).
• Arbitrariedad. El signo lingüístico es algo aleatorio que no tiene por qué guardar ninguna
relación con la realidad que representa. La mayoría de los signos empleados en las lenguas
son arbitrarios y convencionales, aunque hay que señalar que también se da la presencia de
indicios y de iconos en la estructura lingüística.
• Carácter lineal. Sus elementos aparecen en una cadena hablada o escrita de forma lineal,
uno detrás de otro. La posición que ocupe cada uno de estos puede ser pertinente y
distintiva; no es lo mismo saco que cosas.
- aspectos lingüísticos: dominio de las reglas gramaticales, evitar usos léxicos inadecuados
para el contexto, como los insultos en una situación formal, dominio de las reglas
ortográficas, evitar las repeticiones que no aporten información nueva...).
El plano biológico es la facultad de hablar que posee el ser humano, que puede verse alterado por
trastornos del lenguaje (tartamudez, dislexia... ) localizados en distintos planos: neurológico,
psicológico y cognitivo.
El plano cultural es el dominio técnico del lenguaje y su manifestación en las lenguas. Para llegar a
conseguir este dominio es preciso poner en práctica estrategias de aprendizaje y de mejora continua
para adquirir progresivo perfeccionamiento.
Según Coseriu, este dominio técnico, dará lugar a tres niveles del lenguaje que, a su vez, se
relacionan con tres saberes lingüísticos, los cuales deben adecuarse a tres niveles de corrección:
1. El nivel universal del lenguaje se refiere a la facultad de hablar que posee el ser humano,
sea cual sea su manifestación en cualquier lengua. En este entorno se sitúa el saber
elocutivo (capacidad de emitir producciones lingüísticas que se ajusten a las normas
universales para hablar) y se establece como criterio de corrección la congruencia, es decir,
que lo que se diga tenga sentido. Por ejemplo (incongruencias): “Juan, sube para arriba”;
“La víctima tenía setenta años de edad”; “prever con antelación”.
2. El nivel histórico se refiere a la plasmación del lenguaje en una lengua particular. Este
escalón del lenguaje se corresponde con el saber idiomático (manejo adecuado de las
normas que regulan el habla y la escritura de una lengua). Su criterio de corrección es la
corrección idiomática (adecuación de los textos a las normas de la lengua).
3. El nivel individual hace referencia a la puesta en práctica del hablar en una situación
comunicativa concreta. Para ello, el hablante emplea los recursos lingüísticos que tiene a su
alcance en un momento y un lugar específicos, es decir, el saber expresivo.
El criterio de corrección en este tipo de saber es la adecuación, es decir, que nuestro texto se
adapte a las circunstancias comunicativas en las que se produce.
TEMA 2: LA COMPETENCIA COMUNICATIVA
El enfoque teórico de Saussure da lugar a una Lingüística inmanente que se pone de manifiesto en
varios modelos teóricos que surgen durante la primera mitad del siglo XX:
• Generativismo - Pretende conocer los procesos mentales que los seres humanos
utilizan para generar secuencias gramaticales y aceptables en cualquier lengua.
1. Sociolingüística Pone en relación los hechos de la lengua con los rasgos sociales de los
hablantes.
2. Lingüística del Texto Se centra en el texto como producto lingüístico ya elaborado y analiza
las relaciones que se establecen entre los elementos que lo forman (cohesión y coherencia).
3. Análisis del Discurso Se basa en el estudio del discurso teniendo en cuenta todos los
factores que intervienen en su producción y en su recepción.
4. La Pragmática Estudia los fenómenos lingüísticos en su contexto real de producción, dando
cuenta de todas las informaciones y contenidos implícitos y no convencionales que se
actualizan en el intercambio comunicativo. Se ocupa de estudiar la competencia
comunicativa.
2.2- La pragmática.
No existe una única interpretación del término Pragmática, sino que, de forma general, se
advierte la existencia de dos interpretaciones:
- En una interpretación más amplia o global, se entiende la Pragmática como una nueva forma de
mirar el hecho lingüístico, en el que intervienen todos los factores integrantes del intercambio
comunicativo y en el que se toma como punto de partida situaciones comunicativas reales.
- Hay interpretaciones más restringidas que consideran la Pragmática como el estudio de los
sentidos implícitos que se actualizan en las situaciones comunicativas, más allá de la información y
de las significaciones que nos ofrece el código lingüístico.
2.3- Las funciones comunicativas y los actos de habla .
A partir de los seis elementos del esquema de la comunicación, Jakobson propone seis funciones del
lenguaje, las cuales no se dan todas en estado puro, sino que suele predominar una de ellas:
Existe la Teoría de la Enunciación, la Polifonía (múltiples voces): cuando alguien habla, no solo
transmite un mensaje propio, sino que emite todos los mensajes previos que ha recibido, es decir, en
un mensaje caben muchas voces distintas.
Ejemplo
-> En el plano del emisor distinguiremos entre la entidad emisora, el locutor y el enunciador.
-> En el plano del receptor distinguimos instancia receptora, alocutario y enunciatario (target).
La teoría de los actos de habla tiene sus inicios en las ideas del filósofo inglés J. L. Austin.
Las reflexiones de Austin suponen un cambio en la forma de abordar los problemas de la
significación; El lenguaje no solamente sirve para describir realidades sino también para realizar
acciones. Consiste su positivismo lógico en que el contenido oracional dependía de las pruebas de
verdad o falsedad. Al hilo de estas reflexiones, en un primer momento Austin distinguió entre:
• Enunciados constatativos: Son aquellos que describen estados de cosas y sobre los que
puede determinarse si son verdaderos o falsos.
• Enunciados realizativos o preformativos: Implican una acción. No serán verdaderos ni
falsos, sino que serán adecuados o no según el contexto en que se emitan.
Para Austin, todos los enunciados tienden a ser realizativos, pues todo texto sirve para algo,
tiene una finalidad. En una segunda época extiende sus explicaciones a un mayor número de
secuencias; Ahora se plantea que en cualquier enunciado se producen tres actos de habla:
Searle toma las premisas de Austin para elaborar su Teoría de los Actos de Habla; Considera que
hablar una lengua es una forma de conducta que está gobernada por un conjunto de reglas; cualquier
hecho de lengua es un acto de habla que ha de producirse en unas condiciones apropiadas.
Según su propuesta, todos los enunciados se pueden clasificar en cinco tipos de actos de habla:
La cadena oracional de Koch y Oesterreicher establece las diferencias entre oralidad y escritura
(como elemento variacional). Parten de Soll, para evitar confusión terminológica, aunque algunas
situaciones pueden alternar rasgos:
No hay nada que sea 100% inmediato ni que tenga un 100% de distancia.
La proximidad comunicativa siempre ha estado más relacionada con lo oral que con lo escrito (más
elaborado y más perspectiva).
La variación de una lengua hace referencia a la existencia de formas alternas para decir lo mismo.
Este fenómeno está determinado por distintos factores: espacial, sociocultural, contextual y
temporal. De este modo, la lengua como sistema de signos se materializa en diferentes subconjuntos
o subsistemas, representados por grupos dispares de hablantes, que se caracterizan por el empleo de
determinadas formas lingüísticas.
Estos subconjuntos reciben distintas denominaciones en función del criterio que los define:
1. Alto grado de nivelación. Un sistema lingüístico debe contar con un conjunto de normas
(de pronunciación, ortográficas, gramaticales y léxicas) que aseguren el éxito de la
comunicación entre todos sus hablantes y que eviten su fragmentación.
2. Diferenciación con respecto a otros sistemas lingüísticos. Es uno de los aspectos más
relevantes para identificar a una lengua. En este sentido puede decirse que las lenguas son
autónomas e independientes.
Coseriu nos habla del concepto de lengua histórica: es la lengua que se ha constituido
históricamente como unidad ideal e identificada como tal por sus propios hablantes y por los
hablantes de otras lenguas. De esta lengua histórica surge una lengua funcional (sintópica,
sinstrática y sinfásica) de la que cada uno hace un uso particular, usando su variedad diatópica.
El término Cubo de Rona manifiesta que la variación lingüística tiene tres niveles de variación:
diatópica, diastrática y diacrónica. Existe una cuarta dimensión, no tenida en cuenta en este cubo, la
diafásica, pues Rona solo menciona aquellas variaciones de carácter general, no las de particulares.
La variación lingüística
Puede manifestarse en todos los niveles de la lengua:
El dialecto es un sistema de signos desgajado de una lengua común, viva o desaparecida, con una
concreta limitación geográfica, pero sin una fuerte diferenciación frente a otros de origen común.
Cualquier lengua procede de un dialecto (así sucedió con el español); hay quienes prefieren definir
las lenguas como un conjunto de rasgos lingüísticos que se combinan de forma diversa en
determinadas zonas geográficas. Los hablantes de una modalidad de habla suelen ser conscientes de
los rasgos lingüísticos que los identifican y que a su vez, los separan de otras zonas de su entorno.
En el habla, los rasgos dialectales se combinan de una forma específica que particularizan el habla
de una zona, diferenciándose de la de otros pueblos de alrededor.
Un aspecto importante que influye en la formación y conservación de las hablas locales es la
actitud que tengan los hablantes hacia ella; una actitud positiva favorecerá su pervivencia; una
actitud negativa o la manifestación de un complejo de inferioridad lingüística, llevará al hablante a
dejar los rasgos propios de su habla local cuando salga de su entorno familiar más cercano.
En términos de prestigio lingüístico, se suele valorar más una lengua que un dialecto y a su vez, un
dialecto más que un habla. A menudo se suelen evitar rasgos lingüísticos de modalidad de habla
local o dialectal en contextos de distancia comunicativa (formales) como los medios de
comunicación, la docencia... aunque desde el punto de vista lingüístico, ninguna variedad
lingüística es mejor ni peor que otra. Aquí influye de forma decisiva el nivel sociocultural de los
hablantes: cuanto mayor es el grado de instrucción del usuario de una lengua, mayor capacidad
tendrá para manejar distintas modalidades de habla según el contexto comunicativo.
La disciplina que se ocupa del estudio de la variedad espacial de la lengua, es decir, de los dialectos
y de las hablas locales es la dialectología. Por otro lado, la disciplina que analiza los rasgos
lingüísticos de una comunidad de hablantes unidos por factores sociales en común como el nivel
sociocultural, la edad o el sexo es la sociolingüística; La sociolingüística ha enriquecido
enormemente a la dialectología, aportando una mayor cantidad de datos y de información que
permite conocer con más detalle los usos lingüísticos de las comunidades de habla ubicadas en un
espacio geográfico concreto.
En el contexto de elaboración del ALPI (Atlas Lingüístico de la Península Ibérica) indicamos que
la metodología empleada para su realización (que conllevó más de veinte años) fue algo compleja:
De todas las poblaciones se encuestaba a un informante varón, de avanzada edad, que no hubiera
salido nunca de la localidad, y que tuviera una dentadura en buen estado. Estos debían realizar un
cuestionario compuesto por aspectos fonético-fonológicos, léxicos y morfosintácticos.
1. V. Fonológica: se trata del nivel donde es más fácil identificar la variable y donde la
utilización de una u otra variante no supone una diferencia de significado.
• La variable social es la que representa un factor extralingüístico o social. Tiene que ver con
los rasgos que definen a los hablantes. El número de variables sociales puede variar
dependiendo de la investigación: edad, sexo, nivel de instrucción, profesión...
Las marcas del habla fémina son visibles en el uso de ciertos adjetivos que los
hombres tienden a evitar y rechazar porque son marcadamente femeninos (bonito,
mono, divino, ideal, lindo...), el lenguaje de la moda, el cuál está cargado de
expresiones que se asocian a lo femenino o el empleo del diminutivo, que se ha
visto en ocasiones como marca de feminización.
Esto no quiere decir que estos recursos estén ausentes en el habla de los hombres, ni
mucho menos, sino que las mujeres lo utilizan con más frecuencia.
+ El nivel popular está habitualmente asociado a la edad, pues son las personas de
las generaciones mayores las que han tenido más dificultades para el acceso a la
educación, aunque también nos podemos encontrar con personas jóvenes que
muestran rasgos lingüísticos de este nivel.
Denominamos el registro como las manifestaciones de una lengua que se producen en los distintos
contextos comunicativos. El uso del registro deriva del contexto inmediato de producción de un
discurso. Dada la enorme variedad de situaciones comunicativas existentes, tratar de enumerar y
clasificar los registros es una tarea verdaderamente difícil. Para su clasificación pueden emplearse
diferentes criterios como el tema tratado, la relación entre los interlocutores, el medio en el que se
difunde la actividad lingüística, el tipo de discurso...
Por lo general, se diferencian dos grandes registros dependiendo del grado de formalidad del
discurso: el formal y el informal o coloquial.
- Respecto al nivel fónico: la entonación se convierte en un recurso esencial para diferenciar partes
dentro del discurso, para organizar la información, para realzar lo que el hablante considera más
importante, para poner de manifiesto su actitud del hablante...
- Respecto al nivel morfosintáctico: uso de los marcadores del discurso, empleo de conectores que
no solo enlazan unas partes del texto con otra sino que también nos advierten de la actitud del
hablante, carácter dialogado del discurso, falta de elaboración previa, marcas de intensificación que
sirven para exagerar o magnificar el contenido de lo que se dice...
- Respecto al nivel léxico-semántico: es el que delata con mayor facilidad la presencia del registro
coloquial. Las palabras cobran una dimensión especial en este contexto comunicativo:
adquisición de nuevas significaciones, cambio de finalidad comunicativa, redundancias léxicas...
Los rasgos del español coloquial pueden emplearse de forma consciente en los medios de
comunicación, con el fin de dar más cercanía al discurso o para captar la atención del espectador.
Así, esta variación no solamente se pone de manifiesto en la conversación informal y no
planificada, sino que se convierte también en un recurso estilístico que se emplea de forma
consciente en determinados contextos periodísticos, entre los que destacan: periódicos estudiantiles
o destinados al público juvenil, titulares de prensa gratuita o las columnas de opinión.
El mosaico de variantes dialectales que conforman el español actual es producto del paso de
distintos pueblos por la Península Ibérica, como los iberos, turdetanos, fenicios, griegos, celtas,
cartagineses... entre otros. Estos pueblos traían consigo sus lenguas, las cuales conocemos como
lenguas prerromanas. El latín se impuso sobre todas estas lenguas prerromanas (a excepción del
vasco) y pasó a ser la lengua general. El asentamiento de los pueblos germanos sirvió para afianzar
el latín en Hispania. Los árabes dejaron en la Península Ibérica influencia en el léxico, la gramática
y la sintaxis, pero su lengua quedó replegada por las lenguas romances que hablaban los
repobladores.
Producto de la importancia cultural, económica, política y social de los nuevos reinos hispánicos, se
formó el mapa lingüístico actual de la Península Ibérica: en los extremos el gallego y el catalán
(distinguidos como lenguas), de forma paralela a estos, el leonés y el aragonés (cada vez más
replegados y desplazados por el castellano) y en el centro el castellano, que se fue extendiendo en
forma de cuña hacia el sur de la Península Ibérica.
Durante la época medieval la lengua hablada era el romance y la lengua escrita de aquellos textos
de relevancia seguía siendo el latín. Por lo tanto, en un principio las lenguas de la Península Ibérica,
las que fueron surgiendo a partir del latín, eran consideradas vulgares y
toscas, no aptas para la escritura.
No podemos decir desde cuándo existe el castellano, pero consta que en el siglo X aparecen las
primeras manifestaciones escritas de este: Glosas Silenses y Emilianenses.
El castellano en el siglo XIII se convirtió en una lengua de cultura. Con la actuación de Alfonso X y
su corte de intelectuales, se produjo un número extraordinario de textos históricos, jurídicos,
científicos, etc. A posteriori, el castellano se convierte en un idioma internacional debido a las
conquistas americanas.
En el siglo XVIII nos encontramos ya con el español definitivamente constituido como lengua
moderna con los rasgos que se van a perpetuar en los siglos posteriores. Sufre un proceso
de homogeneización que lo convierte en una lengua culta, unitaria, compartida por todos sus
hablantes y que la Academia, por medio de Gramáticas, Diccionarios y Reglas de Ortografía se
va a encargar de mantener.
Podemos considerar que tanto Español como Castellano son sinónimos, aunque se tiene una clara
preferencia por la denominación de “español” por su trascendencia internacional.
La preferencia de castellano o español para denominar nuestra lengua depende de diversos factores.
Fue en la Constitución Española donde se originó la confusión, por la desacertada elección del
legislador al preferir castellano en lugar de español para denominar al idioma nacional.
El término español no aparece hasta los últimos años del XV o primeros del XVI. Este neologismo
cuenta entonces con una significación más amplia, pues no alude sólo a la lengua que se habla en
Castilla, sino a la que se habla en el Reino de España, pues el castellano había salido de su territorio
y se había expandido por el centro y sur de la Península. La expansión de España por el mundo
acentúa la preferencia por español, pues castellano era un nombre que había nacido en un ámbito
peninsular.
En conclusión, no parece que ninguno de los términos sea más apropiado que el otro, sino que
cada uno es el más adecuado para expresar la diferente visión afectiva que se tenga del idioma.
TEMA 4: PROCESOS DE NORMALIZACIÓN Y NORMATIVIZACIÓN EN ESPAÑOL
*Descripción: Representar o detallar el aspecto de alguien o algo por medio del lenguaje.
*Prescripción: acción y efecto de prescribir: preceptuar, ordenar, determinar algo.
La propia naturaleza de las lenguas se basa en la existencia de normas. Las palabras hacen alusión a
unos referentes, algo establecido por convención. Si uno decide emplearlas con significados nuevos,
espontáneos, no está respetando las reglas del sistema y, por tanto, no se podrá comunicar con éxito.
No debe olvidarse que los mismos hablantes necesitan la existencia de una norma a partir de la cual
saber situar lo correcto y lo incorrecto, lo adecuado y lo inadecuado. Otra cuestión es los criterios
que se empleen para constituir esa norma. En lugar de ser unos dictados arbitrarios, impuestos
desde fuera a los hablantes, las normas deben basarse en los usos que los propios hablantes
consideran prestigiosos y correctos. De esta forma se funden descripción (los usos lingüísticos
empleados por los hablantes) y prescripción (usos más prestigiosos se convierten en modelo de
corrección, del buen uso). La norma se nutre de los usos que los hablantes cultos emplean y,
consecuentemente, todas las clases sociales los consideran prestigiosos.
Consideramos norma a el uso lingüístico que los propios hablantes cultos de una comunidad
consideran prestigiosos y correctos, apropiados para la distancia comunicativa.
Para delimitar este concepto de norma, vamos a barajar dos interpretaciones recogidas en la RAE
desde un punto de vista lingüístico:
Por un lado tenemos una norma 1 de carácter prescriptivo, es decir, la que sigue un canon de
corrección al que deben ajustarse los usos lingüísticos de los hablantes en situaciones de distancia
comunicativa. Aunque también existe una 2 norma, consuetudinaria, que ha devenido desde
tiempos lejanos y que es normal es determinadas comunidades, grupos sociales o situaciones de
comunicación. Dentro de la norma consuetudinaria encontramos: norma diatópica (hechos de
habla normales y habituales en comunidades de hablantes localizadas en un espacio geográfico
específico), norma diastrática (según el grupo social) y norma diafásica (según la situación
comunicativa).
En estrecha relación con las distintas concepciones del término norma, se producen los procesos de
normalización y normativización:
- Normalización: Proceso que consiste en regularizar, homogeneizar, crear un modelo lingüístico
uniforme y comúnmente aceptado a partir de las variantes de un idioma, dialecto, habla...
- Normativización: Hecho de establecer los usos considerados correctos dentro de una comunidad
de hablantes.
Para crear la lengua estándar se debe llevar a cabo el proceso de estandarización: procedimiento
mediante el cual se fijan y se reglan la ortografía, pronunciación, morfosintaxis y léxico del modelo
de lengua que se convierte en ejemplar y estándar. Su elaboración puede ser:
Uno de los principales problemas que plantea la creación de la lengua estándar es determinar qué
criterios se emplean para establecer los usos lingüísticos que la conforman. El hecho de que unas
soluciones lingüísticas pasen a formar parte del estándar y otras no se explica a partir del prestigio
social adquirido por las primeras. Lope Blanch considera relevantes en la determinación del
prestigio de una norma los siguientes factores:
• Actitud: valoración de los propios hablantes sobre sus usos lingüísticos. Una valoración
positiva refuerza la permanencia de sus usos particularidades lo que contribuye, en cierta
medida a su prestigio.
• Factores culturales: el auge de las universidades, editoriales, del cine o de la televisión y la
literatura como medios de difusión de una modalidad de habla contribuyen enormemente a
su prestigio social.
• Factores demográficos: el incremento del número de hablantes favorece el incremento de
personas que emplean los usos característicos de una modalidad de habla.
• Factores políticos: la norma culta de la capital de un país goza de mayor prestigio.