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“Forero y Gaviria: un cine que revela lo que a la imagen misma le falta mostrar”
visibilidad de la violencia este tipo de producciones, por medio del ejemplo de dos
películas: Violencia (2015) de Jorge Forero y La mujer del animal (2016) de Víctor
nacional. Teniendo en cuenta que, “en Colombia, el testimonio fue rechazado como una
había ocurrido en los años cincuenta, en cuanto la guerra, los homicidios, y los crímenes”
desde las diversas propuestas de entender a la víctima. Es por eso que se tomará al cine
Cuando la víctima, por su situación de ser “víctima”, se expone entre los medios de
persona afectada por el suceso violento, sino que solamente verá a un grupo masivo de
víctimas, deviniendo así en una dificultad de entender realmente al otro. Del mismo modo,
asimilando el estado en el que “termina” la víctima, gracias a la imagen que se presenta y
genera tensión, puede llevar al espectador a deducir el perder un ser querido o el perjuicio
(León, 2016).
Es por esto que surge la cuestión de si estas prácticas de presentar a la víctima son
de la misma forma siempre y bajo los estándares tradicionales, lo que termina por
invisibilizar al objeto o al sujeto. Además, en cuanto a las funciones de las imágenes, estas
víctima, ni mucho menos asumir la posición del afectado: el efecto que se obtendría sería
todo lo contrario, y esto haría que el hecho en cuestión pueda ser superado, normalizado y
dejado a un lado. La visibilidad real del objeto y el medio aparecerá cuando se piense a
estará expuesta, para que, así, no se espere algo en concreto de ella, sino que se entienda
como ser humano particular con una historia única y bajo circunstancias muy singulares.
(Didi-Huberman, 2008).
largometraje, Violencia (2015). Esta pieza ha sido destacada por ser clave para analizar los
dispositivos bajo los que se han defendido y presentado convencionalmente las víctimas de
manera general. Por un lado, el montaje de la película está organizado a partir de tres
fotografía constan de planos largos y tranquilos, los que quizás, en unos momentos dentro
de la cinta, son necesarios y favorecedores en la trama, para poder establecer una relación
Uno de los principales aspectos que son atrayentes sobre esta cinta, es su título
con lo violento. Se diría que existe en este caso, una relación con el término “sub
exposición” propuesto por el autor Didi Hubermman, no visto desde el sentido de censurar
la imagen en sí mismo, sino como recurso del director que aborda lo que referencia a “los
cineastas en Colombia, que acuden a una nueva estética, marcada por el legado del cineasta
francés Robert Bresson y, por lo tanto, lo implícito, lo tácito, lo sugerido como requisito del
muestra un primer plano totalmente oscuro al protagonista: se alcanza a ver una luz roja
que se proyecta al rostro, y solo se percibe lo que está sucediendo a través del audio de una
pantalla se funde a negro justo cuando la voz del familiar se corta. En el segundo
matar a una mujer con un machete. El plano se mantiene fijo sobre el cuerpo de todos los
soldados y el comandante, pero no exponiendo al soldado con la mujer atada, para que la
ejecuten.
En una entrevista realizada a Forero (2015), (como se citó en Proimágenes, s.f.) se
empatía por el otro a partir del dolor. Por eso Violencia es una película sobre la experiencia
filme, no fue necesario mostrar explícitamente actos violentos, puesto que la violencia es
una “situación” que los colombianos están acostumbrados a “ver” (lo que los lleva a pensar
cotidianidad de los personajes hace que la situación no sea ajena al espectador. No se hace
énfasis en contar una historia en particular, como se haría en un formato tradicional; sin
personajes, tanto en sus aspectos violentos como los que resultan más familiares y
pacíficos.
Ahora, haciendo referencia a otro cineasta, otro ejemplo importante para evaluar la
medio de sus ficciones; en su cuarta película La mujer del animal (2016), narra una
quien fue forzada a ser la mujer de un hombre violento y desmedido, quién nunca reparó en
los daños que podría provocarle. Esta película se centra en las nociones de violencia: señala
ésta genera, se traduce al mismo tiempo en un malestar para el espectador, quien no genera
un rechazo total hacia esta realidad. Como expresó Gaviria (2018) “hay una humanidad que
vive y muta en la película, pero a la vez es cruel en su forma. Dicho de otro modo, es
anécdota, porque este país, desde siempre, produce anécdotas escalofriantes. En la película,
el director intenta mostrar que existe un dispositivo del mal. Gaviria, desde películas
barrios más perjudicados por el conflicto. Su objetivo es mostrar de una forma más humana
cinematográfico del neorrealismo italiano. (Gaviria, 2018). La mujer del animal (2016),
por ser una historia en particular, deja ver más allá del personaje y quizás, también del
problema principal: por ejemplo, la parte en la que “el animal” deja en cautiverio a Amparo
sin alimento o incluso, la escena en la que ella está con la hoja de papel preguntándose
acerca del porqué de su situación. Estos son sucesos en los que, prácticamente, la
protagonista se encontraba sola sin ser agredida, pero era evidente que estaba sufriendo un
tipo de agresión que no se limita a un golpe o actos físicos, sino a una interpelación
Por lo tanto, Violencia (2015) y La mujer del animal (2016) son películas que se
relacionan en la medida en que ambas poseen el interés de construir una mirada o memoria
histórica, y tomar una posición con respecto al conflicto armado que ha influenciado la
y que, por eso, está luchando por reivindicarse con el Estado colombiano. En otras palabras,
este es un cine que rompe con lo establecido, un cine que revela lo que a la imagen misma
le falta mostrar.
torno al problema en el que el país ha estado implicado, o sea, la violencia. En la mujer del
animal (2016), se afirma que el proyecto nació a partir de un testimonio, promoviendo una
relación más explícita con la víctima, porque la exponen de una manera clara y detallada,
Mientras que, Violencia (2015), nació para “generar empatía por el otro a partir del dolor”,
es decir, que su temática es una relación más directa, dado que esta solo seguirá una línea
al sorprender al público con las ocurrencias que son presentadas (quizás una más que la
otra, aunque ambas muestran, de una forma diferente, la realidad colombiana). Gracias a
que las dos buscan un cambio en las presentaciones de las mismas imágenes, en donde se
han expuesto las víctimas. Proponiendo mecanismos diferentes, que tal vez no pasen por el
problema, pero sí por su historia singular dentro del conflicto, asimismo será escuchada y
mostrada. Además, el hecho de que ambas películas sean contemporáneas sugiere que
ambas poseen una clara inclinación por seguir tratando de reflexionar sobre la memoria, el
medio y el objeto, para que así, no solo se pueda disponer de las piezas que en un momento
Guerrero. J, - Matusiak, T. (2018). Los dispositivos del Mal. Una entrevista con Víctor
León, I. (2016). El nuevo cine latinoamericano de los años sesenta. Entre el mito político y
http://www.proimagenescolombia.com/secciones/cine_colombiano/perfiles/perfil_p
ersona.php?id_perfil=3613
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