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Creo

que el alma tiene un texto y que el cuerpo tiene otro texto.

Creo

que cuando uno lee el otro escucha.

Creo que cuando leen al mismo tiempo

el texto que leen

es el mas maravilloso.

Creo que creer con razón

hace que la razón sea de mármol.

Creo que creer sin razón

hace que creer sea humano.

Creo en el rico que sabe que lo es

y nada tiene

y también creo en el rico

que no sabe que lo es y todo lo tiene.

Todo porque creo que la vida no es breve,

sino que nosotros somos breves.

Creo que huir de mí mismo

es la infidelidad que más lamento.

Creo sentir aún que soy el evadido

más buscado por la realidad.

Creo que llegamos a la vida

sin ser consultados

y que nos vamos de la vida


hartos de ser consultados

sobre lo que hicimos

con nuestra vida.

No creo en la perfección de las cosas

y sí creo en la perfección de los ojos

que ven esas cosas.

Creo

gozar cuando sólo la mitad de lo que doy

es el todo para el otro,

y sufrir cuando el todo del otro

es sólo la mitad de lo que aún ansío del otro

Es así como el deseo satisfecho

suele ser proporcional

a la abstinencia insatisfecha.

Creo en todos los que descreen

porque lo necesitan.

Creo en todos lo que creen

porque también lo necesitan.

Creo que la agresión es una de las orgías

que se permite el alma

y que, cuando nos invita, asistimos.

Creo

que dar al otro los golpes que debiéramos darnos,

esa es la agresión.
No creo

que nada llegue antes o después del tiempo

que ese antes o después tienen.

Lo que llega es sólo

el lugar y el tiempo.

El tiempo borra con las manos

de los que olvidan.

Por que yo soy la medida de mi nada

no creo que nada sea suficiente o insuficiente.

Yo soy la medida

en la medida en que soy capaz

de contraerme o dilatarme.

Creo

que soy muy lento para la prisa

y muy veloz para la tardanza.

Aguardar es mi prisa; caminar mi espera.

La prisa construye atajos.

La constancia caminos.

Creo

que soy rico cuando soy dueño

de todo lo que me falta.

Creo que soy indigente

cuando a todo lo que me sobra le falta un dueño.

Creo que todo lo que sucede es justo,


porque sería injusto que nada sucediera.

Creo que sería justo que nada sucediera

para que no sea repetición de lo justo o de lo injusto.

Será por eso, quizá,

que las únicas profecías que se cumplen

son las de la incertidumbre.

Creo

que amar es una huida hacia el otro

para reconocerse

y que amarse es un regreso

hacia uno mismo, para desconocerse,

ya que nadie puede ir hacia algo

sin dar la espalda a algo.

Creo

que cuando me aman están errados

pero el error me alegra.

Creo

que cuando no me aman aciertan consigo mismo

y también me alegro.

La eternidad es esa fracción de segundos

En la que quisiéramos quedarnos para siempre.

No creo que reine la paz ni la guerra.

Reina la naturaleza del hombre.

Todo porque creo que excepto el Hombre


nada lamenta su destino.

Creo que lo que a mí me falta

no es porque me falte,

sino porque alguien lo tiene.

Si nada me falta, nadie lo tiene.

Creo

que dudo de mi sinceridad

cuando quiere convencer

y confío en ella cuando se ocupa de convencerme.

Creo

que es bueno reírse de uno mismo

pero no reírse de uno mismo

para hacer llorar a los demás.

Es así como todos los extremos de la razón

desbordan hacia el error.

Creo

que en un cuerpo amado se comienza a crear

otro universo dentro del Universo.

Creo

que aprendí demasiado tarde que odiar es estéril,

que amar es solo cercanía

y que vivir es solo un milagro.

Creo

que soportamos que nos aferren para sentirnos algo


y que no soportamos que nos liberen porque nos sentimos nada.

Todo porque creo que la verdad

sólo acompaña a quien delira.

Creo

que la razón del orgullo

está en no repetir el acierto de otros.

Creo

que la palabra Amor es la única palabra

que no se puede borrar sin remordimiento.

El amor es nuestro único

parentesco con la eternidad.

Creo

Que terminado el tiempo de los ídolos

llegará el de nuestros iguales;

y terminado el de los iracundos vendrá la paz.

Terminado el de los sedientos

se abrirán manantiales

y terminado el de los vanidosos

huirán todos los espejos.

Todo porque creo que todos los días

el infinito cierra sus puertas

por falta de curiosos.

Creo

que a nada digo mío por respeto a mi propio espacio,


ya que un pequeño espacio en los demás

es todo lo que ansío

Creo

celebrar el cumpleaños de la Creación

cuando miro una estrella.

Creo

celebrar el mío cuando percibo su lejanía.

Creo

que amar al otro sólo porque es más fuerte

es ser ya su esclavo;

y que amarlo porque es más débil

es convertirse en su amo.

Lo formal no forma.

La intuición es la lectura de un texto no escrito

y lo desconocido sigue siendo

nuestro familiar más cercano.

Creo

que basta con traicionarnos para ser

lo que los demás quieren que seamos.

Creo

que basta ser lo que somos

para que los demás se sientan traicionados.

Creo

no llorar a ningún muerto que nunca dio señales de vida


y celebrar a los que viviendo tratan de darla

y multiplicarla.

Creo

que negamos la ternura

porque la ternura nos desviste.

Creo

que un ser tierno tiene a miles que quieren vestirlo.

Porque no saber de donde venimos

hace hermoso el sitio al que llegamos.

Creo

ser moderado en el uso de la realidad

porque el abuso de la realidad

la envejece y nos envejece.

Creo

que prescindir de la necesidad

es un modo de satisfacerla

y que encontrar a quien dar

es un modo de desconcertarla.

Todo por que creo

que algunos temas enloquecen:

la cordura, por ejemplo.

Creo

que el amor más que cantidad debe ser intensidad.

La intensidad alumbra y sostiene.


La cantidad agobia y sepulta.

Creo

que vivir con alguien sin misterio

no borra el misterio: borra al otro.

Creo

amar los errores del otro

porque uno de ellos puedo ser yo.

Creo

amar también los míos

porque uno de ellos puede ser el otro.

Creo

que debemos al silencio más lecciones de palabras

que a las palabras lecciones de silencio.

Creo

que las palabras nos visten de lo que somos

y los silencios nos desvisten de lo que somos.

Creo

que aman nuestro amor

cuando nuestro amor hace de espejo

para el que no ama.

Creo

que ningún pecado derrumba un templo

y no creo que sean nuestras virtudes

las que hayan levantado ningún templo.


Todo porque creo que cuando el amor no es respuesta

es porque equivocamos la pregunta.

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