“no hay méritos para establecer que la falta de estudios
técnicos pueden necesariamente dar al traste con la constitucionalidad de la reforma, pues de ninguna manera puede entenderse que se limita la posibilidad de dictar legislación; por el contrario, el legislador tiene amplia discrecionalidad en el ejercicio de la potestad de legislar. En el caso que nos ocupa, siguiendo el precedente citado, la falta de estudios técnicos que demuestren o no la certeza, viabilidad o funcionalidad de una limitación introducida por el legislador, no la condiciona en lo absoluto para que per se sea inconstitucional. Es claro para la Sala que estas no podrían ir en la dirección de cuestionar informes contra informes, porque esa es la labor propia de la Asamblea Legislativa, ni siquiera en la dirección que podría generarse de una presunción de legitimidad de las cuotas establecidas conforme a la anterior normativa. En este sentido, solo se podría residenciar ante este Tribunal el análisis del cumplimiento del test de razonabilidad, siempre y cuando esté asociado a la vulneración de un derecho fundamental. No obstante lo anterior, en el criterio de la Sala, el legislador puede valerse de varias técnicas o criterios legislativos con el fin de regular la actividad pública o privada, siempre que se respeten los límites formales y materiales de la Constitución, lo que incluye, por supuesto, los derechos fundamentales. Es así que, si existe la colegiatura obligatoria a los Colegios Profesionales (con excepción a la actividad profesional que nace de la libertad de expresión, que comprende la labor de buscar, recibir y difundir información), no habría siquiera una infracción al derecho fundamental invocado, porque este no tiene origen en una base asociativa equivalente a la libertad de asociación, donde las personas son libres de pertenecer o abandonar las asociaciones, siempre que persigan fines lícitos y sean organizadas bajo la legislación civil o de derecho común. Por el contrario, la obligación de pertenecer a un Colegio Profesional es un requisito previo que establece el ordenamiento jurídico para poder ejercer lícitamente una profesión; por el interés público que hay en el desempeño de ciertas actividades profesionales, se establece una relación de sujeción especial, especialmente en las profesiones liberales y poder ejercer sobre ellas un mínimo de control sobre su actividad, idoneidad, su disciplina y su ética, de cara a los usuarios de esos servicios profesionales y de progreso social. En consecuencia, debe descartarse la existencia una infracción a la libertad de asociación, en los términos que esta Sala lo ha entendido en su jurisprudencia, así como la necesidad de la existencia de cuotas para garantizar el adecuado funcionamiento y fiscalización sobre los agremiados” Sentencia 17412-16
“esta Sala ha señalado que en materia procesal, es al
Legislador a quien, en uso de sus potestades discrecionales y la libertad de configuración, corresponde el diseño de los diferentes procesos jurisdiccionales y las reglas especiales que deberán aplicarse, según la materia que se trate, de manera que lo que elija el Legislador para cada caso, no puede ser objeto de control constitucional, a menos que el ejercicio de ésta lesione el debido proceso o los principios de razonabilidad y proporcionalidad. De este modo, aunque el actor alega que la aplicación de la norma impugnada, en el caso concreto, lo ha colocado en estado de indefensión, lo cierto, es que los procesos monitorios son sumarios y, por ende, no tienen la amplitud de un ordinario. Además, lo que se resuelva en éste, no tiene la característica de cosa juzgada material, por lo que las partes que se encuentren inconformes con el fallo, tienen la posibilidad de acudir, posteriormente, a un proceso judicial ordinario, en el que podrán discutir, con toda amplitud, el asunto, con apego a los derechos de defensa, el debido proceso y la tutela judicial efectiva. Así, la parte demandada en un proceso monitorio arrendaticio, siempre podrá plantear el asunto en una vía judicial más amplia y, de ser procedente, restituir sus derechos”. Sentencia 12775-16
“Este Tribunal ha indicado que en punto al diseño de
procesos y otorgamiento de competencias, el legislador puede hacer uso de su poder discrecional de manera que las elecciones que haga al disponer sobre esa regulación no debería dar lugar a cuestionamientos de constitucionalidad mientras no supongan una infracción a las garantías de tutela judicial efectiva previstas en la Carta Fundamental o, como se alega en este caso, a los parámetros constitucionales de razonabilidad y proporcionalidad. Ciertamente, en el pasado este Tribunal ha analizado y acogido acciones de inconstitucionales contra leyes y decretos cuyas normas han lesionado los intereses de miembros de algunos Colegios Profesionales porque al establecer o eliminar funciones que debían realizar crearon privilegios discriminatorios o irracionales. En este caso, si bien el representante del Colegio de Ingenieros aduce que lo planteado supone un tema de constitucionalidad y la violación de los principios de razonabilidad y proporcionalidad el Tribunal no comparte ese criterio. La decisión tomada por el legislador en este caso no constituye un problema de constitucionalidad, sino de oportunidad y conveniencia legislativa. En efecto, el legislador tiene amplia libertad de conformación y está habilitado constitucionalmente para atribuir a los colegios profesionales las funciones que les correspondan. Para esto debe tomar en consideración no solo las características de cada profesión, sino también razones de oportunidad y conveniencia relacionadas con las necesidades y condiciones de los profesionales y de la sociedad como un todo. Esas razones de oportunidad y conveniencia responden a criterios técnicos cuyo examen es ajeno a la competencia de este Tribunal y que, al menos en este caso, constituyen aspectos de naturaleza legal”. Sentencia 9865- 16
“tal criterio no resulta tan objetivo ni de aplicación
automática, desde el momento en que el legislador construye un sistema de condenatoria en costas más amplio que la simple condena general y necesaria al vencido y que por ello debe comprenderse de manera integral, incluyendo la alternativa dada al juzgador de ejercer una facultad discrecional, que podría resultar en la exención del pago de costas al vencido. De ese cuadro completo surge entonces una discrecionalidad a partir de la cual surge la valoración del juzgador, como consecuencia de la cual, puede descartar la existencia de evidente buena fe en el litigio y la presencia de los supuestos de exoneración, y condenar en costas a la parte vencida, o, bien puede –por el contrario- determinar la presencia de tales supuestos de exoneración y eximir al vencido del pago de las costas por ese motivo. En el primer caso -que es el que la jurisprudencia ha excluido de la posibilidad revisión a través del recurso de casación- la valoración a la cual se avoca el juzgador descarta –a través de un procedimiento intelectual de análisis y valoración- la existencia de los supuestos de exoneración, pero resulta indiscutible que tal valoración puede, asimismo, haber sido realizada errónea o indebidamente por el juzgador, y en consecuencia, no existe motivo válido para impedir que mediante un recurso de casación y dependiendo de las circunstancias del caso, sea revisada por un superior jerárquico, que determine si la inaplicación de esa facultad discrecional fue errónea o indebida”. Sentencia 11080-15
Se confiere una potestad para la protección de los derechos
y el cumplimiento de los deberes constitucionales y legales. Por otro lado, las Gobernaciones, como integrantes de la Administración Pública, pueden utilizar criterios de discrecionalidad en su función, es decir, la elección de los elementos no regulados del acto administrativo, según un criterio subjetivo, pero jurídicamente aceptable. En ella si bien es cierto deben ponderarse los intereses públicos en juego, esto no debe ser tal que se olvide que los derechos de libertad comercial e igualdad jurídica son límites a la citada discrecionalidad de la Administración. Sentencia: 6235-96