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Lima, seis de octubre
de dos mil nueve.‐
LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPUBLICA: Vista la
causa número mil trescientos treinta y tres guión dos mil nueve en el día de la fecha, expide la
siguiente sentencia:
1. MATERIA DEL RECURSO:
Se trata del recurso de casación interpuesto a fojas cuatrocientos sesenta y nueve, por la
demandante Teofila María Lozano Aparicio contra la sentencia de vista obrante a fojas
cuatrocientos treinta y nueve, su fecha doce de noviembre de dos mil ocho, expedida por la
Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, que revoca la apelada obrante a fojas
doscientos noventa y uno, su fecha seis de noviembre de dos mil siete, que declara infundada
la demanda y, reformándola, la declararon improcedente.
2. FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE DECLARÓ PROCEDENTE EL RECURSO:
Esta Sala Suprema, mediante resolución de fecha diez de junio del año en curso, obrante a
fojas diecisiete del cuadernillo formado por esta Sala, ha declarado procedente el recurso de
casación por la causal de contravención de las normas que garantizan el derecho a un debido
proceso, sosteniendo que se habría infringido lo dispuesto en el artículo 427, inciso 7, del
Código Procesal Civil, según el cual se declarará improcedente la demanda cuando contenga
una indebida acumulación de pretensiones, señalando que la afectación del derecho al debido
proceso ha consistido en que la sentencia impugnada sigue un ordenamiento lógico arbitrario,
pues si bien se ha demandado acumulativamente dos pretensiones, es necesario señalar que
la pretensión principal es la nulidad del contrato de compraventa cuya naturaleza es civil, por
ende, de competencia del Juzgado Mixto que conoció en primera instancia el proceso, por lo
que sí tenía la autoridad y el poder de decidir respecto de la pretensión principal antes
indicada; agrega que si bien es cierto que la nulidad del asiento de mejor derecho posesorio de
la casa en discusión, materializada mediante la Resolución de Gerencia de Titulación número
834‐2002‐COFOPRI/GT, peticionada como una pretensión accesoria es de naturaleza
administrativa, no es menos cierto que este proceso administrativo tuvo como base jurídica el
contrato de compraventa que se pretende anular en la pretensión principal; es por ello que
antes de cuestionar la Resolución de Gerencia se debe tener un pronunciamiento sobre la
validez del acto jurídico de naturaleza civil; añade que la Sala Civil se equivoca al declarar
improcedente la demanda por una indebida acumulación de pretensiones, ya que lo que se
debió hacer en todo caso es declarar improcedente únicamente respecto a la pretensión
accesoria y pronunciarse sobre la pretensión principal, ya que no contradice ni la finalidad de
la acumulación ni tampoco el debido proceso, teniendo en cuenta que las razones que
justifican la acumulación son la reducción de tiempo, esfuerzo y dinero.
3. CONSIDERANDOS:
PRIMERO: La doctrina ha conceptuado el debido proceso como un derecho humano o
fundamental que asiste a toda persona por el sólo hecho de serlo, y que le faculta a exigir al
Estado un juzgamiento imparcial y justo ante un Juez responsable, competente e
independiente, toda vez que el Estado no solamente está en el deber de proveer la prestación
jurisdiccional a las partes o terceros legitimados, sino a proveerla con determinadas garantías
mínimas que le aseguren tal juzgamiento imparcial y justo, en tanto que el debido proceso
sustantivo no sólo exige que la resolución sea razonable, sino esencialmente justa.
SEGUNDO: Para efectos de determinar si en el caso en concreto se han infringido o no las
normas que garantizan el derecho a un debido proceso, es necesario hacer las siguientes
precisiones. En el presente proceso, la demandante, Teofila María Lozano Aparicio, tiene como
pretensión principal se declare la nulidad del acto jurídico del contrato de compraventa de
fecha treinta y uno de julio de mil novecientos noventa y siete, en el que interviene como
vendedor su esposo, Silvano Hurtado Villavicencio, y como comprador el demandado, Miguel
Antonio Pomar Barrera; y, como pretensión accesoria, se declare la nulidad del asiento del
mejor derecho posesorio del predio litigioso inscrito en el Organismo de Formalización de la
Propiedad Informal‐COFOPRI bajo el Código número PO tres millones doscientos veintisiete mil
quinientos cuarenta del Registro Predial urbano, a favor de los demandados Miguel Pomar
Barrera y su conviviente Ana María Ureta Reyes y consecuentemente la nulidad de la
adjudicación a favor de dichos demandados, otorgado por COFOPRI. Entre las preces de su
demanda, manifiesta que es esposa del demandado, Silvano Hurtado Villavicencio, precisando
que dentro de dicho matrimonio adquirieron el inmueble litigioso con un área de ciento
cuarenta metros cuadrados, predio que fue adjudicado por la Municipalidad de Lima, por
haber acreditado la posesión desde antes del diecisiete de marzo de mil novecientos setenta y
dos. Afirma que sin su consentimiento ni poder alguno a favor de su esposo, éste ha vendido la
mitad del lote de terreno mencionado al demandado Miguel Antonio Pomar en la suma de
siete mil dólares americanos por un área de setenta metros cuadrados, indicando que no ha
recibido suma alguna de dinero. Añade que con el ilegal documento han logrado que se les
otorgue el mejor derecho en COFOPRI, donde aparece registrado con el Código número PO
tres millones doscientos veintisiete mil quinientos cuarenta del Registro Predial Urbano.
TERCERO: Durante el desarrollo del presente proceso, tenemos que mediante escritos
obrantes a fojas cincuenta y cinco, ciento once y ciento veinticuatro, las partes demandadas
contestan la presente demanda; e incluso, mediante actas de fojas ciento ochenta y cuatro y
doscientos trece, se llevaron a cabo la Audiencia de Conciliación y Pruebas.
CUARTO: El Juez, mediante sentencia obrante a fojas doscientos noventa y uno, su fecha seis
de noviembre de dos mil siete, declara Infundada la demanda, sustentando su decisión,
básicamente, en que el acto jurídico de compraventa no adolece de agente capaz, su objeto es
física y jurídicamente posible, tiene un fin lícito y cumple con la forma prescrita, de acuerdo a
los requisitos de validez previstos en el artículo 140 del Código Civil.
QUINTO: La Sala Superior, mediante resolución de vista obrante a fojas cuatrocientos treinta y
nueve, su fecha doce de noviembre de dos mil ocho, resuelve revocar la apelada y
reformándola la declara improcedente, bajo el fundamento de que las pretensiones de la
demandante (nulidad de contrato de compraventa y nulidad de resolución administrativa) son
actos jurídicos de distinta naturaleza jurídica (civil y administrativo); por tanto, indebidamente
acumulados, contraviniendo las disposiciones establecidas en el artículo 85 del Código Procesal
Civil
SEXTO: Es del caso señalar que el derecho a la tutela jurisdiccional ‐derecho reconocido
constitucionalmente‐ es un derecho de contenido complejo que persigue garantizar la eficacia
de las situaciones jurídicas, posibilitando a las personas el libre e igualitario acceso a la
jurisdicción para la tutela de sus derechos y, de esta forma, se debe eliminar todas las barreras
que limiten, restrinjan o impidan este acceso libre e igualitario a los órganos jurisdiccionales.
Este derecho implica que cuando una persona pretende la defensa de sus derechos o de sus
intereses legítimos, ella deba ser atendida por un órgano jurisdiccional mediante un proceso
dotado de un conjunto de garantías mínimas. El derecho a la tutela jurisdiccional se
descompone en un conjunto de derechos específicos, entre ellos, el derecho de acceso a la
justicia; el derecho a obtener una sentencia fundada en derecho congruente; el derecho a la
efectividad de las resoluciones judiciales y el derecho al recurso legalmente previsto
SETIMO: El derecho de acceso a la justicia “se configura como aquel derecho de cualqu ier
persona de promover la actividad jurisdiccional del Estado, sin que se le obstruya, impida o
disuada irrazonablemente (…), siendo que su contenido protegido no se agota en garantizar el
“derecho al proceso”, entendido como la facultad de excitar la actividad jurisdiccional del
Estado y de gozar de determinadas garantías procesales en el transcurso de él, sino también
garantiza que el proceso iniciado se desarrolle como un procedimiento de tutela idóneo para
asegurar la plena satisfacción de los intereses accionados” .
OCTAVO: El propio Tribunal Constitucional ha establecido que la violación del derecho de
acceso a la justicia puede producirse “ya sea porque el propio procedimiento a través del cual
se tramita el proceso, no contenga la estructura o prevea los trámites suficientes y oportunos
para que cada parte pueda actuar frente a la actividad de la contraria o incluso frente a la del
Juez, es decir, bajo este supuesto, la afectación de la defensa se puede presentar por acción u
omisión del propio legislador. Sin embargo, esta garantía también puede ser conculcada por el
propio juzgador que tramita un proceso en concreto, al no permitir, indebidamente, el pleno
desarrollo de su actividad a uno o más de los contendientes”
NOVENO: En el presente caso, tenemos que el Colegiado al emitir la resolución recurrida
declara improcedente la demanda al considerar que existe una indebida acumulación de
pretensiones pues ‐según afirma‐ se pretende cuestionar dos actos jurídicos de distinta
naturaleza; sin embargo, debemos observar que en el caso en concreto estamos ante una
acumulación de pretensiones, toda vez que la impugnante propuso una pretensión principal ‐
nulidad del acto jurídico civil‐ y una pretensión accesoria ‐nulidad del acto administrativo‐.
DECIMO: Sobre el particular, es necesario recordar que una de las finalidades principales de la
acumulación de pretensiones es que en un sólo proceso se discuta más de una pretensión o
que dos procesos iniciados por separado se unan para su trámite común, tanto por razones de
economía y celeridad procesal, de una correcta administración de justicia e incluso para evitar
la expedición de fallos contradictorios entre procesos donde se discuten controversias
derivadas de un mismo hecho o de hechos vinculados. La finalidad de los procesos
acumulativos no es solamente concentrar el debate sobre pretensiones relacionadas, sino
también reducir la inversión de tiempo y dinero en la activación del servicio de administración
de justicia. El Código Procesal Civil vigente regula dicha figura de la acumulación a través de los
artículos 83 a 91. El artículo 85 de dicho Código establece los requisitos para la acumulación
de pretensiones, estipulando que se pueden acumular pretensiones en un proceso siempre
que éstas sean de competencia del mismo Juez; no sean contrarias entre sí, salvo que sean
propuestas en forma subordinada o alternativa ; y, sean tramitables en una misma vía
procedimental. Entonces, uno de los requisitos que el numeral antes glosado exige es que no
se traten de pretensiones contrarias entre sí; sin embargo, tal requisito debe ser entendido en
el sentido de que la causa petendi, esto es, lo que se pide no puede ser contrario entre sí, pues
no se puede solicitar como pretensión principal la resolución de un contrato y accesoriamente
su cumplimiento, salvo como lo dice la propia ley, sea propuesta en forma subordinada o
alternativa.
DECIMO PRIMERO: Ahora bien, la demandante propuso una acumulación de pretensiones, lo
cual ha sido entendido por la Sala Superior como una indebida acumulación por tratarse de
pretensiones contrarias entre sí; sin embargo, este Supremo Tribunal considera que no se
presenta dicha contrariedad entre las pretensiones propuestas; por el contrario, se advierte
que existe una conexidad entre ellas ya sea por el título o por la causa, toda vez que se
pretende la nulidad de dos actos jurídicos que tiene como objeto la transferencia del mismo
inmu eble que según la actora sería de su propiedad; más aún si tenemos en cuenta que la
propia ley no es absoluta al momento de restringir dicha acumulación, pues permite que en
caso de que éstas sean contrarias puedan ser planteadas como subordinadas o alternativas, lo
que en todo caso debió ser subsanado y no declararse la improcedencia de la demanda, pues
debemos recordar que en nuestro sistema procesal rige el principio de conservación de los
actos procesales, regulado en el artículo 171 del Código Procesal Civil, relativo al principio de
trascendencia de la nulidad.
DECIMO SEGUNDO: En tal sentido, esta Sala Suprema considera que debió tenerse en cuenta
que el derecho de acceso a la justicia ‐como componente del derecho a la tutela jurisdiccional‐
no puede ser conculcado, pues ante la existencia de situaciones como la presente dicho
derecho debe ser interpretado en el sentido más favorable para la efectividad del derecho a la
tutela judicial; para ello los juzgadores deben aplicarse el principio pro actione o favor actionis,
es decir, “otorgar la máxima virtualidad posible al derecho a acceder al proceso”; sin embargo,
dichas reglas no han sido observadas en este caso, lo cual contraviene las normas que
garantizan el derecho a un debido proceso, concretamente, el derecho de acceso a la justicia;
por lo que el presente medio impugnatorio merece ser amparado.
4. DECISION:
Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 396, inciso 2, acápite
2.4 del Código Procesal Civil:
Declararon FUNDADO el recurso de casación interpuesto a fojas cuatrocientos sesenta y
nueve, por Teofila María Lozano Aparicio; en consecuencia, NULA la resolución de vista
obrante a fojas cuatrocientos treinta y nueve, su fecha doce de noviembre de dos mil ocho,
expedida por la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima;
ORDENARON a la referida Sala Superior expedir nueva resolución con arreglo a ley;
DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, bajo
responsabilidad; en los seguidos por Teofila María Lozano Aparicio con Silvano Hurtado
Villavicencio y otros sobre nulidad de acto jurídico; interviniendo como Juez Ponente el señor
Castañeda Serrano; y los devolvieron, notificándose.‐
SS.
TAVARA CORDOVA
PALOMINO GARCIA
CASTAÑEDA SERRANO
SALAS VILLALOBOS
IDROGO DELGADO
Svc
LA PONENCIA DEL SEÑOR CASTAÑEDA SERRANO ES COMO SIGUE:‐‐
LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPUBLICA: Vista la
causa número mil trescientos treinta y tres guión dos mil nueve en el día de la fecha, expide la
siguiente sentencia:
1. MATERIA DEL RECURSO:
Se trata del recurso de casación interpuesto a fojas cuatrocientos sesenta y nueve, por la
demandante Teofila María Lozano Aparicio contra la sentencia de vista obrante a fojas
cuatrocientos treinta y nueve, su fecha doce de noviembre de dos mil ocho, expedida por la
Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, que revoca la apelada obrante a fojas
doscientos noventa y uno, su fecha seis de noviembre de dos mil siete, que declara infundada
la demanda y, reformándola, la declararon improcedente.
2. FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE DECLARÓ PROCEDENTE EL RECURSO:
Esta Sala Suprema, mediante resolución de fecha diez de junio del año en curso, obrante a
fojas diecisiete del cuadernillo formado por esta Sala, ha declarado procedente el recurso de
casación por la causal de contravención de las normas que garantizan el derecho a un debido
proceso, sosteniendo que se habría infringido lo dispuesto en el artículo 427, inciso 7, del
Código Procesal Civil, según el cual se declarará improcedente la demanda cuando contenga
una indebida acumulación de pretensiones, señalando que la afectación del derecho al debido
proceso ha consistido en que la sentencia impugnada sigue un ordenamiento lógico arbitrario,
pues si bien se ha demandado acumulativamente dos pretensiones, es necesario señalar que
la pretensión principal es la nulidad del contrato de compraventa cuya naturaleza es civil, por
ende, de competencia del Juzgado Mixto que conoció en primera instancia el proceso, por lo
que sí tenía la autoridad y el poder de decidir respecto de la pretensión principal antes
indicada; agrega que si bien es cierto que la nulidad del asiento de mejor derecho posesorio de
la casa en discusión, materializada mediante la Resolución de Gerencia de Titulación número
834‐2002‐COFOPRI/GT, peticionada como una pretensión accesoria es de naturaleza
administrativa, no es menos cierto que este proceso administrativo tuvo como base jurídica el
contrato de compraventa que se pretende anular en la pretensión principal; es por ello que
antes de cuestionar la Resolución de Gerencia se debe tener un pronunciamiento sobre la
validez del acto jurídico de naturaleza civil; añade que la Sala Civil se equivoca al declarar
improcedente la demanda por una indebida acumulación de pretensiones, ya que lo que se
debió hacer en todo caso es declarar improcedente únicamente respecto a la pretensión
accesoria y pronunciarse sobre la pretensión principal, ya que no contradice ni la finalidad de
la acumulación ni tampoco el debido proceso, teniendo en cuenta que las razones que
justifican la acumulación son la reducción de tiempo, esfuerzo y dinero.
3. CONSIDERANDOS:
PRIMERO: La doctrina ha conceptuado el debido proceso como un derecho humano o
fundamental que asiste a toda persona por el sólo hecho de serlo, y que le faculta a exigir al
Estado un juzgamiento imparcial y justo ante un Juez responsable, competente e
independiente, toda vez que el Estado no solamente está en el deber de proveer la prestación
jurisdiccional a las partes o terceros legitimados, sino a proveerla con determinadas garantías
mínimas que le aseguren tal juzgamiento imparcial y justo, en tanto que el debido proceso
sustantivo no sólo exige que la resolución sea razonable, sino esencialmente justa.
SEGUNDO: Para efectos de determinar si en el caso en concreto se han infringido o no las
normas que garantizan el derecho a un debido proceso, es necesario hacer las siguientes
precisiones. En el presente proceso, la demandante, Teofila María Lozano Aparicio, tiene como
pretensión principal se declare la nulidad del acto jurídico del contrato de compraventa de
fecha treinta y uno de julio de mil novecientos noventa y siete, en el que interviene como
vendedor su esposo, Silvano Hurtado Villavicencio, y como comprador el demandado, Miguel
Antonio Pomar Barrera; y, como pretensión accesoria, se declare la nulidad del asiento del
mejor derecho posesorio del predio litigioso inscrito en el Organismo de Formalización de la
Propiedad Informal‐COFOPRI bajo el Código número PO tres millones doscientos veintisiete mil
quinientos cuarenta del Registro Predial urbano, a favor de los demandados Miguel Pomar
Barrera y su conviviente Ana María Ureta Reyes y consecuentemente la nulidad de la
adjudicación a favor de dichos demandados, otorgado por COFOPRI. Entre las preces de su
demanda, manifiesta que es esposa del demandado, Silvano Hurtado Villavicencio, precisando
que dentro de dicho matrimonio adquirieron el inmueble litigioso con un área de ciento
cuarenta metros cuadrados, predio que fue adjudicado por la Municipalidad de Lima, por
haber acreditado la posesión desde antes del diecisiete de marzo de mil novecientos setenta y
dos. Afirma que sin su consentimiento ni poder alguno a favor de su esposo, éste ha vendido la
mitad del lote de terreno mencionado al demandado Miguel Antonio Pomar en la suma de
siete mil dólares americanos por un área de setenta metros cuadrados, indicando que no ha
recibido suma alguna de dinero. Añade que con el ilegal documento han logrado que se les
otorgue el mejor derecho en COFOPRI, donde aparece registrado con el Código número PO
tres millones doscientos veintisiete mil quinientos cuarenta del Registro Pred ial Urbano.
TERCERO: Durante el desarrollo del presente proceso, tenemos que mediante escritos
obrantes a fojas cincuenta y cinco, ciento once y ciento veinticuatro, las partes demandadas
contestan la presente demanda; e incluso, mediante actas de fojas ciento ochenta y cuatro y
doscientos trece, se llevaron a cabo la Audiencia de Conciliación y Pruebas.
CUARTO: El Juez, mediante sentencia obrante a fojas doscientos noventa y uno, su fecha seis
de noviembre de dos mil siete, declara Infundada la demanda, sustentando su decisión,
básicamente, en que el acto jurídico de compraventa no adolece de agente capaz, su objeto es
física y jurídicamente posible, tiene un fin lícito y cumple con la forma prescrita, de acuerdo a
los requisitos de validez previstos en el artículo 140 del Código Civil.
QUINTO: La Sala Superior, mediante resolución de vista obrante a fojas cuatrocientos treinta y
nueve, su fecha doce de noviembre de dos mil ocho, resuelve revocar la apelada y
reformándola la declara improcedente, bajo el fundamento de que las pretensiones de la
demandante (nulidad de contrato de compraventa y nulidad de resolución administrativa) son
actos jurídicos de distinta naturaleza jurídica (civil y administrativo); por tanto, indebidamente
acumulados, contraviniendo las disposiciones establecidas en el artículo 85 del Código Procesal
Civil
SEXTO: Es del caso señalar que el derecho a la tutela jurisdiccional ‐derecho reconocido
constitucionalmente‐ es un derecho de contenido complejo que persigue garantizar la eficacia
de las situaciones jurídicas, posibilitando a las personas el libre e igualitario acceso a la
jurisdicción para la tutela de sus derechos y, de esta forma, se debe eliminar todas las barreras
que limiten, restrinjan o impidan este acceso libre e igualitario a los órganos jurisdiccionales.
Este derecho implica que cuando una persona pretende la defensa de sus derechos o de sus
intereses legítimos, ella deba ser atendida por un órgano jurisdiccional mediante un proceso
dotado de un conjunto de garantías mínimas. El derecho a la tutela jurisdiccional se
descompone en un conjunto de derechos específicos, entre ellos, el derecho de acceso a la
justicia; el derecho a obtener una sentencia fundada en derecho congruente; el derecho a la
efectividad de las resoluciones judiciales y el derecho al recurso legalmente previsto
SETIMO: El derecho de acceso a la justicia “se configura como aquel derecho de cualquier
persona de promover la actividad jurisdiccional del Estado, sin que se le obstruya, impida o
disuada irrazonablemente (…), siendo que su contenido protegido no se agota en garantizar el
“derecho al proceso”, entendido como la facultad de excitar la actividad jurisdiccional del
Estado y de gozar de determinadas garantías procesales en el transcurso de él, sino también
garantiza que el proceso iniciado se desarrolle como un procedimiento de tutela idóneo para
asegurar la plena satisfacción de los intereses accionados” .
OCTAVO: El propio Tribunal Constitucional ha establecido que la violación del derecho de
acceso a la justicia puede producirse “ya sea porque el propio procedimiento a través del cual
se tramita el proceso, no contenga la estructura o prevea los trámites suficientes y oportunos
para que cada parte pueda actuar frente a la actividad de la contraria o incluso frente a la del
Juez, es decir, bajo este supuesto, la afectación de la defensa se puede presentar por acción u
omisión del propio legislador. Sin embargo, esta garantía también puede ser conculcada por el
propio juzgador que tramita un proceso en concreto, al no permitir, indebidamente, el pleno
desarrollo de su actividad a uno o más de los contendientes”
NOVENO: En el presente caso, tenemos que el Colegiado al emitir la resolución recurrida
declara improcedente la demanda al considerar que existe una indebida acumulación de
pretensiones pues ‐según afirma‐ se pretende cuestionar dos actos jurídicos de distinta
naturaleza; sin emb argo, debemos observar que en el caso en concreto estamos ante una
acumulación de pretensiones, toda vez que la impugnante propuso una pretensión principal ‐
nulidad del acto jurídico civil‐ y una pretensión accesoria ‐nulidad del acto administrativo‐.
DECIMO: Sobre el particular, es necesario recordar que una de las finalidades principales de la
acumulación de pretensiones es que en un sólo proceso se discuta más de una pretensión o
que dos procesos iniciados por separado se unan para su trámite común, tanto por razones de
economía y celeridad procesal, de una correcta administración de justicia e incluso para evitar
la expedición de fallos contradictorios entre procesos donde se discuten controversias
derivadas de un mismo hecho o de hechos vinculados. La finalidad de los procesos
acumulativos no es solamente concentrar el debate sobre pretensiones relacionadas, sino
también reducir la inversión de tiempo y dinero en la activación del servicio de administración
de justicia. El Código Procesal Civil vigente regula dicha figura de la acumulación a través de los
artículos 83 a 91. El artículo 85 de dicho Código establece los requisitos para la acumulación
de pretensiones, estipulando que se pueden acumular pretensiones en un proceso siempre
que éstas sean de competencia del mismo Juez; no sean contrarias entre sí, salvo que sean
propuestas en forma subordinada o alternativa ; y, sean tramitables en una misma vía
procedimental. Entonces, uno de los requisitos que el numeral antes glosado exige es que no
se traten de pretensiones contrarias entre sí; sin embargo, tal requisito debe ser entendido en
el sentido de que la causa petendi, esto es, lo que se pide no puede ser contrario entre sí, pues
no se puede solicitar como pretensión principal la resolución de un contrato y accesoriamente
su cumplimiento, salvo como lo dice la propia ley, sea propuesta en forma subordinada o
alternativa.
DECIMO PRIMERO: Ahora bien, la demandante propuso una acumulación de pretensiones, lo
cual ha sido entendido por la Sala Superior como una indebida acumulación por tratarse de
pretensiones contrarias entre sí; sin embargo, este Supremo Tribunal considera que no se
presenta dicha contrariedad entre las pretensiones propuestas; por el contrario, se advierte
que existe una conexidad entre ellas ya sea por el título o por la causa, toda vez que se
pretende la nulidad de dos actos jurídicos que tiene como objeto la transferencia del mismo
inmueble que según la actora sería de su propiedad; más aún si tenemos en cuenta que la
propia ley no es absoluta al momento de restringir dicha acumulación, pues permite que en
caso de que éstas sean contrarias puedan ser planteadas como subordinadas o alternativas, lo
que en todo caso debió ser subsanado y no declararse la improcedencia de la demanda, pues
debemos recordar que en nuestro sistema procesal rige el principio de conservación de los
actos procesales, regulado en el artículo 171 del Código Procesal Civil, relativo al principio de
trascendencia de la nulidad.
DECIMO SEGUNDO: En tal sentido, esta Sala Suprema considera que debió tenerse en cuenta
que el derecho de acceso a la justicia ‐como componente del derecho a la tutela jurisdiccional‐
no puede ser conculcado, pues ante la existencia de situaciones como la presente dicho
derecho debe ser interpretado en el sentido más favorable para la efectividad del derecho a la
tutela judicial; para ello los juzgadores deben aplicarse el principio pro actione o favor actionis,
es decir, “otorgar la máxima virtualidad posible al derecho a acceder al proceso”; sin embargo,
dichas reglas no han sido observadas en este caso, lo cual contraviene las normas que
garantizan el derecho a un debido proceso, concretamente, el derecho de acceso a la justicia;
por lo que el presente medio impugnatorio merece ser amparado.
4. DECISION:
Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 396, inciso 2, acápite
2.4 del Código Procesal Civil:
D eclararon FUNDADO el recurso de casación interpuesto a fojas cuatrocientos sesenta y
nueve, por Teofila María Lozano Aparicio; en consecuencia, NULA la resolución de vista
obrante a fojas cuatrocientos treinta y nueve, su fecha doce de noviembre de dos mil ocho,
expedida por la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima;
ORDENARON a la referida Sala Superior expedir nueva resolución con arreglo a ley;
DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, bajo
responsabilidad; en los seguidos por Teofila María Lozano Aparicio con Silvano Hurtado
Villavicencio y otros sobre nulidad de acto jurídico; interviniendo como Juez Ponente el señor
Castañeda Serrano; y los devolvieron, notificándose.‐ Lima, 06 de octubre de 2009.
S.
CASTAÑEDA SERRANO
Fundamento jurídico 24 del Pleno Jurisdiccional del Tribunal Constitucional N° 005‐2006‐
PI/TC, de fecha 26 de marzo de 2,007.
Fundamento Jurídico 27 del Pleno Jurisdiccional del Tribunal Constitucional N° 005‐2006‐
PI/TC, de fecha 26 de marzo de 2,007.
El resaltado es de esta Sala Suprema
Fundamento jurídico 24 del Pleno Jurisdiccional del Tribunal Constitucional N° 005‐2006‐
PI/TC, de fecha 26 de marzo de 2,007.
Fundamento Jurídico 27 del Pleno Jurisdiccional del Tribunal Constitucional N° 005‐2006‐
PI/TC, de fecha 26 de marzo de 2,007.
El resaltado es de esta Sala Suprema
SENTENCIA
CASACIÓN Nro. 1333‐2009
LIMA