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Importancia del Módulo Corporalidad y Movimiento en el Desarrollo Infantil y en el

Aprendizaje.

Antes de señalar la importancia del Módulo Corporalidad y Movimiento en el Desarrollo


Infantil y en el Aprendizaje, es importante referirse al origen de estos cambios curriculares
en nuestra educación, ya que en el marco de la Reforma Educacional se crearon las Bases
Curriculares de la Educación Parvularia, las que cumplen con el rol de orientar los procesos de
aprendizaje integral de niños y niñas, desde los primeros meses de vida hasta el ingreso a la
Educación Básica, uno de los elementos primordiales y que me parecen significativos es que sus
definiciones curriculares se nutren de los nuevos conocimientos derivados de la investigación y de
prácticas pedagógicas pertinentes y colaborativas, que valoran el juego como eje fundamental
para el aprendizaje. Desde esta mirada, se actualizan los fundamentos, objetivos y orientaciones
para el trabajo pedagógico, resguardando la formación integral y el protagonismo de los niños y
niñas en las experiencias educativas. Teniendo el juego como eje articular nos permite visualizar la
vinculación directa con la psicomotricidad y con el facilitador, fomentando el desarrollo integral de
los niños y las niñas, promoviendo los aprendizajes, conocimientos, habilidades y actitudes que les
permitan claramente desarrollar su capacidad motora y valorar el cuidado del propio cuerpo.

Dentro de estas Bases Curriculares de la Educación Parvularia, encontramos Ámbitos de


Experiencias, los cuales constituyen campos curriculares donde se organizan y distribuyen los
objetivos de aprendizaje, uno de ellos, es el de Desarrollo Personal y Social, donde encontramos
el Núcleo Corporalidad y Movimiento, Este núcleo nos permite como facilitadores articular
equilibradamente los distintos factores neurológicos, fisiológicos, psicológicos y sociales que
permiten el desarrollo armónico de la corporalidad y el movimiento. A partir del movimiento las
niñas y los niños adquieren conciencia de su propio cuerpo, desarrollan grados crecientes de
autonomía, fortalecen su identidad, descubren su entorno, expanden sus procesos de
pensamiento, resuelven problemas prácticos, establecen relaciones de orientación espacio
temporal y potencian su expresión.

Es fundamental entender como facilitadores entender que cuerpo y el movimiento se configuran


en este eje a desarrollar directamente con los niños, el cual integra y moviliza aspectos
sensoriales, emocionales, afectivos, cognitivos y socioculturales para ser y actuar en contextos de
diversidad; la conciencia gradual de su corporalidad y de sus posibilidades motrices, mediante un
proceso de interacción permanente con el entorno, donde el párvulo, independiente del nivel
donde se encuentre va conociéndose y expandiendo las potencialidades de su cuerpo. No se trata
de ejercicio físico mecánico, sino de interacciones que le permitan gradualmente la apropiación,
comprensión y anticipación de las distintas situaciones que le interesan, sobre las que actúa y le
rodean, donde es esencial el rol de facilitador ya que es fundamental generar las condiciones
necesarias para que los niños y niñas aprecien su cuerpo y se sientan cómodos con él, se expresen
con libertad, exploren activamente y experimenten; ello contribuirá al desarrollo de una
percepción adecuada de su imagen, conciencia de su esquema corporal, y con el paso de su
desarrollo se vivencie la definición de su lateralidad y la identificación cada vez más precisa de sus
recursos corporales. Dentro de este núcleo debemos dimensionar a la Psicomotricidad como
disciplina que aporta una mirada diferente sobre el desarrollo del niño, ya que, el Psicomotricista
desde su formación y desde su disciplina, pone el acento en concebir el desarrollo como una
unidad, como una globalidad, que es precisamente a los que apuntan los objetivos a desarrollar
en este núcleo. La psicomotricidad debe ser entendida y utilizada como una acción práctica, una
herramienta educativa utilizada con el fin de apoyar y acompañar el desarrollo integral de cada
niño y niña abarcando aspectos cognitivos, motrices, emocionales, afectivos y sociales;
propiciando el juego libre como recurso esencial para la expresividad motriz y el desenvolvimiento
de cada sujeto donde el diseño y recreación de los espacios debe posibilitar, que las niñas y los
niños libremente jueguen explorando su corporalidad e interactuando y descubriendo objetos
tales como: balones, aros, telas, cajas, botellas recuperables, conos, tubos, cintas y cuerdas
otorgando la diversas utilidades que generan prácticas lúdicas variadas que permitan enfrentar y
resolver nuevas formas de movimiento, contribuyendo no tan solo a los componentes motrices,
sino conjuntamente a otras capacidades relacionadas con la autonomía, el lenguaje, el
pensamiento lógico matemático y también la creatividad que son necesarias para su desarrollo
general de nuestros niños.

Hoy puedo entender y dimensionar este núcleo con mayor fundamentación y desde una básica
visión (es mi primer curso) con respecto a la psicomotricidad y el psicomotricista (facilitador),
donde el juego es el eje principal y articular del desarrollo, ese juego libre, espontaneo, natural y
creativo que permite desarrollar nuestra imaginación y creatividad al máximo, que nos permite
interactuar desde diversos roles, cumpliendo y ejecutando diversas tareas, donde nos expresamos
en su totalidad a través del movimiento del cuerpo por medio de emociones, sensaciones o
decisiones que nos permiten interactuar con uno mismo o con el ambiente que lo rodea.

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