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A propósito de ello, el derecho penal no puede ser ajeno a esta reflexión, máxime
si la conducta de Carlos Hualpa Vacas ha resentido las fibras más íntimas de la
sociedad de hoy en día. En efecto, la comunidad jurídico-penal se ha planteado
la siguiente interrogante: ¿cabe la posibilidad de que Carlos Hualpa Vacas sea
responsable a título de feminicidio o, en todo caso, por tentativa, o a título de
lesiones graves seguidas de muerte? ¿Es posible que Carlos Hualpa Vacas sea
investigado y juzgado por un evento que ocurrió posteriormente al día de su
participación o intervención delictiva? ¿Se puede atribuir a Carlos Hualpa
Vacas un resultado tardío (como es la muerte de una persona), cuando su
intervención precisamente no produjo –en ese momento– la interrupción de
la vida de esta?
Lea también: ¿La muerte de Eyvi Ágreda califica como feminicidio?, por
Dante Heredia
Por ejemplo, si una persona mantiene relaciones sexuales con otra, resultando
esta infectada por el VIH, y muere luego de un largo periodo de tratamiento, no
se podría –según el entendimiento del doctor Amoretti Pachas– hacer
responsable a la persona que transmitió esta enfermedad de transmisión
sexual, porque esta desarrolló únicamente un comportamiento tolerado por el
derecho como resulta ser “el mantener una relación sexual consentida”,
postergando que aquella conducta, además de portadora de este virus era
también una fuente de riesgo (“jurídico-penalmente relevante”) para la vida de
cualquier persona.
Por ejemplo, el autor utiliza un ejemplo donde una persona acuchilla a otra y
la deja sangrar hasta ocurrida su muerte, por lo que sería responsable, pues
fue la fuente generadora del riesgo para la vida. Sin embargo, si la víctima
hubiera sido “auxiliada” por un familiar, la cual retiró el cuchillo de su vientre
para “salvarla”, pero no hizo más que cortar una arteria principal del sistema
circulatorio que produjo un sangrado mayor y la muerte instantánea.
Otro ejemplo. Si un sujeto atropella a otra, siendo esta “auxiliada” por un peatón,
quien al levantar a la víctima para ingresarla a su vehículo y trasladarla al
nosocomio más cercano, no hizo más que fracturar la vertebra cervical,
provocando que fallezca. Entonces, no es suficiente con identificar una fuente
posible de riesgo para un bien jurídico, sino identificar que ese riesgo original
sea el que se realice en el resultado; menos aún, postergar su análisis por la
buena voluntad de otros.
Hemos identificado que Carlos Hualpa Vaca fue quien desarrolló la acción y no
causó la muerte en ese momento (Amoretti Pachas) y que también fue la fuente
generadora del riesgo para la vida en agravio de Eyvi Agreda (Yvancovich
Vásquez); sin embargo, ambas posiciones no son suficientes para dar
respuesta a la interrogante. Es necesario, además, identificar si entre la acción
generadora del riesgo para vida hasta el resultado (muerte) no intervino otro
elemento ajeno a esta relación.