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Hesse).
Kamala
Siddharta volvió a sentir, ver, oler, oir , percibir el mundo, no lo despreciaba ya, lo
tomaba, lo vivía. Ahí conoció al barquero, a quien no pudo pagar por pasar el rio,
pero este le dijo “igual que el rio, todo vuelve, quizá tu vuelvas”. Tras ello conocio a
una mujer, quien tras poco de conocerle le invito al “placer sensual” , a lo que este
estuvo a punto de acceder, pero su voz interior le dijo “no”. Al entrar a la ciudad
se topo con Kamala, la cortesana en su litera de mano, atendida por criados y
sirvientes. Y le pidió a ella que le enseñara el arte que ella dominaba. Para ello,
claro esta, este debia traer dinero y regalos a la cortesana. El conseguirlos se le
antojaba a Siddharta mas fácil que todo lo que había conseguido espiritualmente en
su vida anterior. El hecho de saber leer y escribir le abrió las puertas para obtener
un puesto con un comerciante y volverse el mismo comerciante.
Con los humanos
En una curiosa entrevista con el rico comerciante, donde ayudo que supiera leer y
escribir, pero además su ingenio y la capacidad de venderse, se hizo socio de este,
aprendiendo y viendo su oficio. Lo hizo participe en sus negocios lo cual le dio a
Siddharta lo necesario para pagar las lecciones Kamala. Que eran con quien
encontraba sentido a su vida, siendo su empleo con el comerciante el medio para
un fin. En un viaje donde se malogro un negocio, hizo una suerte de turismo,
estando ahí unos días. En su vida como comerciante no olvido lo aprendido
como samana, no afandose, ni diferenciando en su trato a las personas. Pero todo
esto era como un juego para el, no era la verdadera vida.
Sansara
Aunque había probado los placeres, el dinero y el mundo, en el fondo Siddharta
seguía siendo un samana, veía la vida con esos ojos, actuaba de acuerdo a
ello. Seguia pensando, esperando, ayunando. No se entregaba realmente a los
placeres, tampoco estaba siguiendo su propia voz interior. Estaba acomodado en el
tibio bienestar de la mediana. Había logrado dinero e influencia. Y todo lo
aprendido empezaba a ser olvidado. Y poco a poco empezó a pensar y actuar como
los demás humanos, a tener sus propios temores. Pero no podía acceder a la pasión
de sus necedades infantiles. Empezó a perder su serenidad, a tener mal humor
desidia, dureza de corazón. Finalmente la codicia se había apoderado de Siddharta.
Ya no era un juego sino una carga. Y fue mediante el juego de los dados que llego a
tal estado. Y es que le gustaba la sensación de miedo y angustia que sentía en los
dados. Se apasionaba por el dinero y ahora era mas severo, mas pedante,
necesitaba mas dinero para seguir jugando. Asi llego a los 40 años.
Se presento entonces el miedo al otoño, a la muerte. Y en sus excesos sinto asco.
Nauseas. Tomo conciencia de su propio vacio e hizo un recuento de su vida. Se dio
cuenta de que el juego de los placeres había terminado para el. Asi decidió
abandonar todo y todos. Abandono al Sansara.
También abandono a Kamala la cortesana, quien tras ello cerro su casa y no recibió
a nadie mas. Y había quedado embarazada de Siddharta.
Junto al Rio
Alejándose de la ciudad quería olvidar, quería que algo le matara, que parara ese
asco por si mismo. A punto del suicidio, la antigua espiritualidad le salvo,
trayéndole el recuerdo de su vida anterior y despertó su adormecida espiritualidad.
Entonces vio a su viejo amigo Govinda. Pero este no le reconoció al principio.
Siddharta reflexiona con su amigo sobre comocambian las formas y los papeles de
cada uno. Al ver al amigo se dio cuenta de que en realidad no había podido amar a
nada y a nadie en su pasado. Siguió reflexionando, encontrando otra buena razón
para seguir. Pues se dio cuenta que a fuerza de alimentarle hasta la saciedad había
muerto por fin su yo pequeño y temeroso. Porque de “soberbia espiritual” estaban
llenos su primeras etapas, de samana y de hijo de brahmán, y solo al matar al
perfecto samana mediante el mundo pudo acabar también con esa soberbia
espiritual.
El barquero
Regreso Siddharta con el barquero, ese que le paso el rio cuando iba a su vida
sensual e infantil. Y pidió quedarse con el, como su aprendiz. Este
hombre,Vasuveda, tenia una virtud en particular, el saber escuchar. El hombre
estaba convencido de que el rio había hablado a Siddharta. Y en efecto, el rio le
instruía y enseñaba. Asi pasaban los meses y los años de estos dos hombres, que
iban envejeciendo. Un dia se puso en camino Kamala para ir a ver al moribundo
buda. Una serpiente la mordio y murió junto a Siddharta.
El hijo
El hijo de Siddharta era orgulloso y terco, no respetaba ni trabajaba, pues había
sido criado entre algodones. Y es que aquello que había revelado el tiempo al viejo
Siddharta no era algo que el joven Siddharta podría entender, asi de joven y de
mimado. Debía estar con otros como el y debia seguir su propio camino. He aquí
que el viejo quería ahorrarle el sufrimiento al hijo, pero no puede ser asi, cada uno
va encontrando su camino y en su camino va conociendo y creciendo. No se puede
evitar que cada quien aprenda por las malas el resultado de sus
acciones. Ahí empezo a amar, realmente a sufrir por otro, por su hijo. Quien era
por lo demás un pequeño tirano. Hasta que estallo contra su padre y se fugo.
Om
Tras la ultima herida, la perdida del hijo, empezó a vislumbrar la verdad de la meta.
Pero aun sentía la amargura y el dolor del hijo. Entendió entonces el dolor de su
padre cuando de joven este le abandono para irse con los ascetas. Pudo hablar de
ello con su amigo barquero, realmente pudo hacerlo. Y finalmente, pudo dejar de
luchar contra el destino y dejo de sufrir. Y ese dia, que se ilumino Siddharta, se
fue a los bosque Vasuveda.
Govinda.
Una vez mas Govinda escucho hablar de un barquero sabio y he aquí que decidió ir
a conocerle. Otra vez no reconoció a Siddharta. Al hablar con el, le pregunto
si tenia alguna doctrina o algo parecido. La respuesta fue “La sabiduría no es
comunicable”. El saber se puede comunicar, la sabiduría no, se debe vivir. Y siguió
exponiendo lo que ha ido encontrando en su camino, en su vida. Hasta que pudo
hacerle ver lo mismo, en un momento al monje.