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LALENTEJA

INTRODUCCIÓN.

El cultivo de la lenteja se considera como uno de los más antiguos con unos 8.000 a 9.000 años
de antigüedad. Sus orígenes se centran en Irak donde se extendió a los países limítrofes como
Grecia, Bulgaria etc. Más tarde fue introducida en Europa donde se difundió al resto de los
países y como cultivo reciente en América.

Las plantas de lenteja que posean semillas pequeñas, su sistema radicular es superficial y se
adapta al terreno, en cambio aquellas plantas con semillas grandes el sistema radicular es más
profundo y se adapta a suelos pesados.
- Hojas.
Las hojas están formadas por un raquis de 50 mm de longitud en donde se insertan más de 15
foliolos. Son hojas paripinnadas con presencia de zarcillos en las hojas superiores. Los foliolos
son ovalados y aplanados.
- Flores.
Las flores se encuentran insertadas en unos pedúnculos florales en un número de una a tres.
Las flores son de pequeños tamaño con dos tipos de coloraciones blanca o azul.
- Frutos.
Los frutos son de forma romboidea, con un tamaño de 7 a 20 mm donde se encuentra en el
interior la semilla o semillas (como máximo dos).
- Semillas.
Hay dos formas de semillas dependiendo del tamaño del fruto, las del fruto grande y las de
fruto pequeño:

Fruto grande: El fruto presenta un tamaño de 15 a 20 mm y sus semillas de 7 a 8 mm. Las


características de la planta son típicas de una herbácea y alcanza una altura de 25 a 75 cm
pertenece a la raza con macrosperma. Las flores que provienen de este tipo de planta tienen
coloraciones blancas.

Fruto pequeño: El fruto alcanza un tamaño inferior al fruto anterior de 7 a 15 mm y sus


semillas también son más pequeñas de 3 a 7 mm y tienen forma aplanada. El tamaño de la
planta alcanza una altura de 35 cm como máximo y sus flores son de color azulado. Estas
plantas son de tipo raza microsperma.

Nombres de tipo de semillas:

1. Armuña. Es de color verde clarillo con un tamaño de 8 a 10 mm en diámetro.


2. Pardina. De color pardo y tamaño de 4 a 6 mm.
3. Verdina. De color verde a verde amarillento y con puntaciones color negro.
4. Lentejón. Pertenece al género de plantas con raza macrosperma, de color verde amarillento
y con algunas tonalidades descoloradas de tamaño grande entre a 7 y 9 mm. Beneficios de las
lentejas para la salud
Son ideales para dietas de adelgazamiento ya que aportan solo 230 calorías, además gracias a su
fibra aumenta la sensación de saciedad.
Ayudan a reducir el colesterol.
Fortalecen la salud del corazón y reducen el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Combate la anemia por su contenido en hierro.
Mantienen los niveles de azúcar en sangre estables, lo que las convierte en un alimento
recomendado para diabéticos.
Previenen el estreñimiento, gracias a su contenido en fibra.
Su aporte de ácido fólico es muy adecuado durante el embarazo y ayuda a prevenir
deformaciones en la placenta y problemas como anencefalia o la espina bífida.

Beneficios de las lentejas

La riqueza de la composición nutricional de las lentejas las convierte en grandes aliadas de la


salud.

LIGERAS Y MUY NUTRITIVAS

Las lentejas carecen casi totalmente de grasas, por lo que, al contrario de lo que a veces se
cree, son un alimento ligero que aporta solo 250 kcal por plato (unos 80 gramos de lentejas
secas).

Esto las hace apropiadas para menús de control de peso. Cocinadas de forma sencilla, como
en estofados de verduras o en ensalada, pueden ser la base de menús muy nutritivos y
sabrosos.

PROTEGEN EL SISTEMA NERVIOSO

Las lentejas benefician al sistema nervioso debido a su contenido en vitaminas del grupo B,
en especial la B1, B2, B5, B6 y ácido fólico. Con la cocción se pierde parte de su aporte, pero si
se toman germinadas se ve incrementado.

ANTIANÉMICAS

La reconocida riqueza en hierro de las lentejas justifican su indicación en caso de deficiencia de


hierro. Para potenciar su asimilación conviene tomarlas con algún alimento rico en vitamina
C, como una ensalada con pimiento rojo o una naranja de postre.

COLESTEROL BAJO CONTROL

La fibra soluble e insoluble de las lentejas (un 10% de su peso) absorbe el colesterol, y evita
que llegue al flujo sanguíneo.

Además las lentejas contienen fitatos y antioxidantes con efecto anticolesterolemiante,


mejorando el metabolismo celular y la utilización de ácidos grasos como fuente de energía
para la célula.

En la cocina

La ración por persona se calcula entre 60 y 80 gramos de lenteja cruda, según el


acompañamiento, pues al cocerlas multiplican su peso dos veces y media.

La lenteja es la legumbre más fácil de cocer. No precisa remojo previo, aunque dejarla dos o
tres horas reduce el tiempo de cocción.

Para cocerla, se cubre con agua fría para evitar que la piel se desprenda. Si faltara agua, se
añade templada y lentamente.
La mayoría de variedades están en 45 minutos, y las peladas, en 25 o incluso menos.

NO SOLO SON PARA LOS COCIDOS.

Aunque las lentejas hayan sido un ingrediente básico de la cocina tradicional por su riqueza
nutritiva, no deberían asociarse solo a consistentes cocidos humeantes.

Las lentejas resultan también deliciosas en ensaladas, guarniciones o


acompañamientos, un tipo de preparaciones más adecuadas a las necesidades dietéticas de
hoy en día, en que las máquinas realizan el trabajo físico.

Para dar a las lentejas un punto tradicional muy nuestro, se puede añadir al cocido unos ajos
enteros y un poco de pimentón, dulce o picante, así como un sofrito previo con cebolla,
pimiento verde y tomate.

Pero aceptan fácilmente todo tipo de verduras, como calabaza y puerro, zanahoria y col, o en
general las verduras de hoja, como espinacas y acelgas. También es común cocerlas con arroz
o patatas.

PARA EVITAR LOS GASES.

Durante la cocción, como tienen mucha fibra, se suele añadir al agua plantas aromáticas
carminativas, que dan buen sabor, estimulan la digestión y las hacen menos flatulentas:
comino, anís verde, laurel, orégano, tomillo, ajedrea, hinojo, perejil, clavo.

También ayuda el masticarlas bien para descomponer las féculas en la boca.

En ensalada se pueden acompañar de zanahoria, cebolleta, tomate y rabanitos, bien aliñadas


con vinage balsámico y aceite de oliva virgen.

Otra opción es con hojas tiernas de espinaca y aros de cebolla roja, aderezadas con limón y
menta fresca o cilantro, o incluso con naranja. Estos elementos le dan un sabor fresco y
mejoran la asimilación del hierro gracias a la vitamina C

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