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1. Las palabras son los utensilios, la herramienta del escritor. Y como en todo
oficio o profesión es imprescindible el conocimiento -el manejo- de los utensilios
de trabajo, así en el arte de escribir. Nuestra base, pues, es el conocimiento del
vocabulario. El empleo de la palabra exacta, propia, y adecuada, es una de las
reglas fundamentales del estilo. Como el pintor, por ejemplo, debe conocer los
colores, así el escritor ha de conocer los vocablos.
1-El de que
Uno de los reyes de los fallos gramaticales es el mal uso del “de que”. Tanto
usado incorrectamente cuando no debe usarse (*”Me llamó la atención de que no
viniera”) como, sobre todo, cuando no se usa en construcciones en las que,
precisamente, es necesario: “me acordé DE QUE”, “me di cuenta DE QUE”. Me
encuentro muchas veces, incorrectamente, “me di cuenta que” o “me acordé que”.
Este es el truco para saber cuándo el “de que” es correcto y cuándo no:
Sustituye todo lo que haya detrás del verbo por la palabra “ALGO”. Si te
suena bien sin necesidad de añadir un “de” antes del “algo”, es que el verbo
NO necesita un “de que”. En este otro artículo mío puedes ver cómo funciona (con
ejemplos).
2- La coma criminal
La coma entre sujeto y verbo (o entre verbo y objeto) fue llamada “coma criminal”
por el lingüista peruano Alfredo Valle Degregori y es uno de los errores
gramaticales más comunes que me suelo encontrar con diferencia.
4-Hecho/echo
La diferencia entre el verbo “hacer” y el verbo “echar” es tan solo de una hache en
algunas de sus formas:
“Nunca he hecho los deberes en inglés” y “Primero echo las cebollas a la sartén
y luego corto los ajos”.
Un pequeño truco para saber cuándo usarlo separado puede ser sustituir “todo”
por “todas las cosas” (“Me gusta sobre todas las cosas…”).
Estas formas homófonas (que suenan igual pero, en este caso, se escriben
diferente) se diferencian tan solo por una tilde, o acento ortográfico… que tiene
una importante razón de ser: muestra cuándo esas formas están siendo más
acentuadas al hablar, en realidad.
Brevemente, explico la diferencia entre estas formas. Las acentuadas son todas
pronombres personales: mí (“Han traído un paquete para mí”), tú (“Eres tú la
persona que quiero”), él (“No ha sido él, sino ella, quien ha conseguido el
empleo”). Resumiendo: siempre se refieren a personas (o entes personalizados,
como un perro protagonista de un cuento, por ejemplo).
8- “A parte”
Como escribía Berta Carmona en un antiguo artículo en este mismo blog, los
prefijos se escriben unidos a la base léxica (cuando esta está formada por una
sola palabra) sin espacio y sin guion intermedio: antibacteriano, copartícipe,
expresidente…
La única excepción se produce cuando la base léxica está compuesta por más de
una palabra, como los prefijos irán separados: ex director general, pro derechos
humanos… Y se usará guion sólo si la palabra empieza por mayúscula o es
un número: anti-Podemos, super-8 o cuando sea necesario para la correcta
comprensión del derivado: ex-preso (alguien que ya no es presidiario) frente
a expreso (tren de viajeros).
Aunque esta no es una falta de ortografía per se, usar correctamente las rayas de
los diálogos ayuda a que el lector no se confunda y pueda disfrutar el escrito. En
este capítulo se encuentran siempre muchos errores.
o Diálogos que usan guión corto (-) en lugar de raya, que es lo correcto
tipográficamente (–)
o Acotaciones o incisos separados por comas en lugar de rayas (–He llegado a
casa a las diez, dijo Elena)
o Rayas colocadas al final de la acotación, cuando ya no son necesarias (–He
llegado a casa a las diez– dijo Elena–)
En este artículo mío hay explicaciones detalladas y con ejemplos de cómo usar
correctamente las rayas en los diálogos.
11- Aún/aun
La versión acentuada de este homófono, aún, se utiliza como sinónimo de
“todavía”: son completamente intercambiables, y puede ser un buen truco para
saber cuándo acentuarla.
Lo mismo que comentaba sobre las diferencias entre tú/tú y mí/mi, puedes leer en
voz alta un par de ejemplos para notar por qué una de las formas lleva acento
ortográfico: “No iré a la fiesta aún, es demasiado pronto” / “No iré a la fiesta, ni aun
cuando venga a recogerme Cristina”.
Si la anterior falta de coma se suele llamar “la coma criminal”, a esta la llamo yo la
“coma asesina”: esa que, si falta, puede incluso matar a alguien. Con unos
ejemplos lo veremos más claro. No es lo mismo decir:
Que:
–Vamos a comer niños (una persona le dice a otra que quiere comer niños).
En este artículo mío sobre el uso de las comas hay más ejemplos y explicaciones.
La confusión entre estas diferentes formas suele ser una pesadilla para el escritor
que empieza. Dejo aquí algunas claves (y, como siempre, leer o pronunciar en voz
alta nos puede dar muchas pistas de cuál es la forma correcta, si no nos
acordamos).
Aparecen mucho también en los escritos que reviso guiones a la hora de remarcar
el pensamiento de los personajes: es un error tipográfico, ya que, en español,
solemos marcar los diálogos con el uso de guiones largos o rayas; para que no se
confundan con los pensamientos es importante que usemos otra forma de
señalarlos.
Lo habitual suele ser utilizar comillas: «¡Qué tontería más grande!», pensó
Marcos.
Fíjate qué tontería de falta… y sin embargo es mucho más común de lo que
parece y afea un texto mucho más de lo que creemos. Tras un punto, como he
hecho yo ahora, nuestra siguiente palabra debe comenzar en mayúscula. No es
más que una forma de resaltar esa pausa larga que es el punto y que no se nos
pase por alto.
18-Sino / si no
También es muy común confundir la palabra “sino” con la expresión “si no”.
Y antes de que alguien piense que la última frase del ejemplo anterior puede ser
correcta… cuidado, no es así; sería correcta en el caso de que hubiésemos
escrito: “No es blanco, sí negro”
Porque “si” sin acentuar nunca indica, no puede indicar, afirmación. El “si” no
acentuado es únicamente el condicional. El afirmativo, el “sí” contrario al
“no”, siempre va acentuado.
Y, de nuevo, si leemos en voz alta dos frases similares con ambas versiones
notaremos la diferencia de énfasis -que es lo que señala el acento en la versión
escrita: “¿Antonio? Ese sí viene esta noche a la fiesta” y “¿Antonio? Ese si viene
esta noche a la fiesta llegará tarde, ya verás”
Valla: es una cerca que delimita un terreno (“Prohibido saltar la valla”), mientras
que vaya es una expresión de sorpresa (“¡Vaya! He ganado el tercer premio”) o
la primera/tercera persona del presente de subjuntivo del verbo “haber”: “Que
yo/ella vaya a la recepción no cambia nada”.
Halla: sería la tercera persona del presente del verbo “hallar” (encontrar) “Una
agente de policía halla un cadáver en un edificio abandonado”); “Haya“, de nuevo
una forma verbal, en este caso del verbo haber (“Espero que el sofá haya cabido
en la furgoneta”) o un árbol (“Hemos plantado un haya y un abedul”). “Aya” es
sinónimo de cuidadora (“Mi vieja aya se llamaba Matilde”). “Allá” es un adverbio
de lugar (“La casa estaba allá a lo lejos, a la derecha de aquella colina”)
Muy usual es también la confusión entre todas estas palabras (y doloroso para la
vista).
Ay: es una interjección para expresar dolor. “¡Ay, me he dado un golpe con la
esquina de la mesa!”
Ahí: como “allá”, se trata de un adverbio de lugar, en este caso indica un lugar
muy próximo al hablante: “Tienes la goma de borrar ahí, encima del escritorio”
Hay: es la tercera forma del singular del presente del verbo “haber”: “Hay una
tetera preparada para la convención de enfermería”. Recordemos que, en esta
forma impersonal, siempre se usa así, en singular, aunque el objeto al que se
refiera sea plural: “Hay veinte casos de viruela declarados en Salamanca”.
23- Más / mas
Como explica la Fundeu, Cómo, cuándo y dónde se escriben con tilde cuando
tienen carácter interrogativo o exclamativo, como en «¿Dónde has metido las
llaves del coche?», «No hemos decidido dónde cenar», «¡Cuándo has llegado!» o
«No sabes cómo llovía cuando salí del trabajo».
Estos adverbios se pueden confundir con las palabras como, cuando y donde, que
se pronuncian igual pero se escriben sin tilde porque sus significados y usos son
diferentes.
«¿Dónde DEMONIOS has metido las llaves del coche?» sería correcto y “dónde”
irá acentuada.
En cambio, «Busqué las llaves donde siempre están, pero no las encontré», no
llevaría acento, ya que sería incorrecto decir “busqué las llaves donde demonios
siempre están…”
A ver: en cambio, se trata de la preposición “a” y del verbo “ver”, es decir, siempre
indica una acción en la que alguien va a observar alguna cosa, ya sea un futuro
cambio, algo que está por venir, o un evento, etc. “Vamos esta tarde a ver las
estrellas”, o, más coloquialmente: “A ver si sale todo bien”, que no es más que
el apócope de “(Vamos) A ver si sale todo bien”
Y, sin duda, una de las faltas más frecuentes que me encuentro es utilizar la
preposición “a” (sin hache) en lugar del verbo auxiliar “ha” (de haber, con
hache) junto a un verbo: “Alejandra a llegado de París esta noche“.
O peor aún, al contrario, más doloroso aún para la vista es cuando alguien utiliza
el “ha” del verbo “haber” en lugar de la preposición “a” -y desgraciadamente he
tenido que leerlo más de una vez y más de dos: “Vamos ha ver qué ocurre“.