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Construyendo ciudadanía, una escuela a la vez

Horacio Álvarez Marinelli*

Las juntas escolares y los comités educativos son el espacio ideal para impulsar la
descentralización del estado y fortalecer efectivamente la democracia desde el ámbito más
próximo a nuestras comunidades: la escuela.

En 2006, más de 4,600 comités educativos y unas 9,000 juntas escolares, integradas por
unos 83,000 guatemaltecos, administraron descentralizadamente unos Q.1,500 millones al
año, beneficiando a más de 2.2 millones de niñas y niños. Esto, tomando como referencia lo
preceptuado en la Constitución Política de la República, la Ley del Organismo Ejecutivo,
los Acuerdos de Paz y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo

Las juntas y los comités se reúnen poco más o menos una vez por mes y deciden sobre
todo tipo de asuntos relacionados con la gestión escolar. Estas se hacen cargo de la
provisión de la refacción y útiles escolares para los niños, de la compra de materiales
didácticos para los docentes, y del remozamiento y mantenimiento mínimo de las escuelas.
En el caso de las escuelas por autogestión, éstas también se hacen cargo de la contratación
y pago de los docentes.

Además, en el seno de las juntas y comités se tratan temas sustantivos de la escuela,


tales como el rendimiento académico, la asistencia y la disciplina de los estudiantes. Esto
quedó evidenciado en la auditoría social 2006 que hiciera la Gran Campaña Nacional por
la Educación, un conglomerado de más de 80 organizaciones de la sociedad civil, que
realizara un estudio en una muestra significativa de escuelas a escala nacional.

Más importante aún, la participación en juntas y comités fortalece el tejido social,


permite el desarrollo de liderazgos locales y promueve la toma de decisiones democráticas.
Y es que “hacer democracia”, como me comentaba mi colega Claudia Wagner, no es un
valor innato del ser humano. Esta debe ser aprendida a través de la práctica diaria. Por que
aunque a través del currículum y de la interacción alumno-docente pueden inculcarse los
valores básicos de la ciudadanía, el replicar estructuras democráticas en el nivel más
cercano a los ciudadanos y promover el espacio para la participación y permite un
aprendizaje vivencial más sólido y profundo.

De hecho, la auditoría resalta que quienes integran juntas y comités evalúan la labor de
dichas organizaciones en forma positiva, caracterizando su desempeño como muy bueno o
bueno.

La democracia participativa representada en las juntas escolares y los comités


educativos permite que la ciudadanía se involucre en “la cosa pública”, y que se
solidifiquen los vínculos entre la sociedad y el estado. Sólo mediante la democracia
participativa podemos lograr, en el largo plazo, una sociedad en la que los ciudadanos
ejerzan plenamente sus derechos civiles y políticos, mediante los cuales también podrán
hacer valer sus derechos sociales

*Administrador público y economista

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