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Quince minutos en Compañía de Jesús Cuéntamelo todo minuciosamente.

¿Que te
Sacramentado preocupa?, ¿qué piensas?, ¿qué quieres que haga por
tu hermano, por tu amigo, por tu superior?, ¿qué
desearías hacer por ellos? ¿Y por Mí? ¿No sientes
deseos de mi gloria? ¿de entender mi Reino? ¿No
No es preciso, hijo mío saber mucho para quisieras poder hacer algún bien a tu próximo, a tus
agradecerme mucho; basta que me ames con fervor. amigos, a quienes amas mucho, y que viven quizás
Háblame, pues aquí sencillamente con confianza, olvidados de Mí? ¿En qué apostolado te ocupas?
como hablarías a tu madre, a tu hermano. Dime qué cosa llama hoy particularmente tu atención,
qué anhelas más vivamente, y con qué medios
cuentas para conseguirlo. Dime si te va mal en tu
1.- ¿Necesitas hacerme en favor de alguien una casa, en tu trabajo, en tu apostolado, y yo te diré las
súplica cualquiera? causas del mal éxito. ¿No quisieras que me interesase
algo en tu favor? Hijo mío, soy dueño de los
Dime su nombre, bien sea el de tus padres, bien el de
corazones, y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su
tus hermanos y amigos; dime enseguida qué quisieras
libertad, a donde me place.
que hiciese actualmente por ellos. Pide mucho,
mucho, no vaciles en pedir; me gustan los corazones 4.- ¿Sientes acaso tristeza, envidia, desprecio, o mal
generosos que llegan a olvidarse en cierto modo de sí humor? Cuéntame, cuéntame, alma desconsolada, tus
mismos, para atender a las necesidades ajenas, tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió?,
Háblame así con sencillez, con llaneza, de los pobres ¿quién lastimó tu amor propio?, ¿quién te ha
a quienes ves padecer, de tus compañeros de trabajo, despreciado?, acércate a mi corazón, que tiene
que anhelos volver al buen camino, de tus familiares bálsamo eficaz para curar todas esas heridas del tuyo.
de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu Dame cuenta de todo, y acabarás en breve por
lado. Dime por todos una palabra de amigo, palabra decirme que, a semejanza de Mí todo lo perdonas,
entrañable y fervorosa. Réplica que salga del todo lo olvidas, y en pagos recibirás mi consoladora
corazón; y ¿no ha de salir del corazón el ruego que bendición. ¿Temes por ventura? ¿Sientes en tu alma
me dirijas por aquellos que tu corazón especialmente aquellas vagas melancolías que no por ser infundadas
ama? dejan de ser desgarradoras? Échate en brazos de mi
Providencia. Contigo estoy; aquí, a tu lado me tienes;
2.- Y para ti, ¿no necesitas alguna gracia?
todo lo veo, todo lo oigo, ni un momento te
Hazme, si quieres, una como lista de tus problemas y desamparo.
necesidades, y ven, Léela en mi presencia. Dime
¿Sientes desvío de parte de personas que antes te
francamente que siente soberbia, amor a la
quisieron bien, y ahora olvidadas se alejan de ti, sin
sensualidad y regalo; que eres tal vez egoísta,
que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas,
inconstante, negligente…; y pídeme luego que venga
y yo las volveré a tu lado, si no han de ser obstáculo
en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos que haces
a tu santificación.
para quitar de ti tales miserias.
5.- ¿Y no tienes tal vez alegría alguna que
No te avergüences, ¡pobre alma! ¡Hay en el cielo
comunicarme?
tantos gustos, tantos Santos de primer orden, que
tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con ¿Por qué no me haces partícipe de ella a fuerza de
humildad…; y poco a poco se vieron libres de ellos. buen amigo?
Ni menos vaciles en pedirme bienes espirituales y Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita
corporales para ti y tu familia; salud, memoria, éxito que me hiciste, ha consolado y hecho como sonreír tu
feliz en tus trabajos, negocios o estudios; todo eso corazón.
puedo darte, y lo doy, y deseo que me lo pidas en Quizás has tenido agradables sorpresas, quizás has
cuanto no se ponga, ante favorezca y ayude a tu visto disipados negros recelos, quizás has recibido
santificación. Hoy por hoy, ¿qué necesitas?, ¿qué faustas noticias; alguna dificultad, o salido de algún
puedo hacer por tu bien? ¡Si supieras los deseos que lance apurado. Obra mía es todo esto y yo te lo he
tengo de ofrecerte! proporcionado: ¿por qué no has de manifestarme por
3.- ¿Traes ahora mismo entre manos algún proyecto? ello tu gratitud, y decirme sencillamente, como un
hijo a su padre: ¡Gracias, Padre mío gracias! El
agradecimiento trae consigo nuevos beneficios,
porque al bienhechor le gusta verse correspondido.
6.- ¿Tampoco tienes promesa alguna para hacerme?
Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu corazón. A los
hombres se les engaña fácilmente; a Dios, no. ̴̴̴̴̴̴̴̴̴̴̴̴̴Adoración al Santísimo Sacramento̴̴̴̴̴̴̴̴̴̴̴̴̴
Háblame, pues, con toda sinceridad. ¿Tienes firme
resolución de no exponerte ya más a aquella
conversación, de aquel objeto que te dañó?, ¿de no
leer más aquel libro o revista que exaltó tu
imaginación?, ¿de no tratar más aquella persona que
turbó la paz de tu alma?
¿Volverás a ser dulce, amable y condescendiente con
aquella otra a quién, por haberte faltado, has mirado
hasta hoy como enemiga?
Ahora bien hijo mío; vuelve a tus ocupaciones
habituales, al taller, a la familia, al estudio…; pero no
olvide los quince minutos de grata conversación que
hemos tenido aquí los dos, en la sociedad del
Sagrario. Guarda en cuanto puedas, silencio,
molestia, recogimiento, resignación, caridad con el
prójimo. Ama a mi Madre, que lo es también tuya, a
la Virgen santísima, y vuelve otra vez mañana con el
corazón más amoroso, más entregado mi servicio. En
mi corazón encontrarás cada día nuevo amor, nuevos
beneficios, nuevos consuelos.
A fuerza de amor humano / me abracen amor divino
¡Ah!, y ¿Qué hacer, preguntas algunas veces, en la
La santidad es camino / que va de mi hacia mi presencia de Dios Sacramentado? Amarlo, alabarlo,
hermano agradable y pedirle. ¿Qué hace un pobre en la
Me di sin tender la mano / para cobrar el favor; presencia de un rico? ¿Qué hace un enfermo delante
del médico? ¿Qué hace un sediento en vista de una
Me di en salud y en dolor / a todos y de tal suerte
fuente cristiana?
que me encontraron la muerte / sin nada más que el
San Alfonso María de Ligorio
amor.

DIOS AMA AL QUE DA CON ALEGRÍA

Los “quince minutos” son palabras de


Nuestro Señor Jesucristo Sacramentado
al alma del cristiano para inspirar un
diálogo humilde y cordial. Jesús nos
espera en el sagrario para llenar
nuestras almas de gracias y, sobre todo,
la más especial, la de su amistad divina.

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