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Gálatas 5:19
hasta la primera parte del versículo 21 dice: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son:
adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos,
iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas
semejantes a estas” Cuando Pablo dice que manifiestas son las obras de la carne, está
reconociendo el hecho que no hace falta hacer una investigación exhaustiva para identificar lo
que produce la carne o la naturaleza pecaminosa. Son tan evidentes que todos los saben. Luego
Pablo da un detalle de esas obras de la carne. La lista no es completa, pero incluye las que son
más evidentes.
Si intentamos hacer una división de las obras de la carne que han sido mencionadas. Diremos
que pueden dividirse en tres grupos. Las que tienen que ver con el sexo, las que tienen que ver
con la religión y las que tienen que ver con las relaciones personales.
Vayamos al primer grupo. Las obras de la carne que tienen que ver con el sexo. El sexo, amigo
oyente, es un tesoro dado por Dios a la humanidad, para ser usado entre un hombre y una mujer,
dentro de los sagrados vínculos del matrimonio. La naturaleza pecaminosa ignora este principio
divino para el uso del sexo y propicia el uso del sexo con quien quiera, cuando quiera, donde
quiera y como quiera. Pablo cita el adulterio. Dentro de esto se incluye la relación sexual de una
persona casada con alguien quien no es su esposo o su esposa. Cuando la naturaleza pecaminosa
controla a un creyente, le hace ver más atractiva a la mujer del prójimo o al marido del prójimo
y menos atractiva a su propia mujer o a su propio marido, y de esa manera estimula la relación
ilícita. El adúltero piensa que no va a pasar nada por un instante de placer prohibido, pero la
Biblia muestra de cuerpo entero la tragedia del adulterio. Proverbios 6:27-29 dice: “¿Tomará el
hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brasas sin que
sus pies se quemen? Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; no quedará impune ninguno
que la tocare.” El adulterio es algo terrible. La Biblia dice que lo cometen solo las personas que
no están en sus cabales. Proverbios 6:32-33 dice: “Mas el que comete adulterio es falto de
entendimiento; corrompe su alma el que tal hace. Heridas y vergüenza hallará, y su afrenta
nunca será borrada.” Qué interesante, el adúltero se da de muy inteligente o muy listo, o muy
astuto, pero la Biblia afirma todo lo contrario. La Biblia dice que es falto de entendimiento. Pero
según las normas de Dios, el adúltero no solo es el que tiene una relación sexual con alguien que
no es su esposa o viceversa.
La Biblia habla también de otro mal que también se llama adulterio. Mateo 5:28 dice: “Pero yo
os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.”
Esta también es una obra de la carne. A decir verdad, esta es la actitud que culmina en la acción
de adulterio. Un hombre casado que comienza a codiciar a otra mujer que no es su esposa y se
deleita en eso y piensa en eso constantemente, muy probablemente caerá en el adulterio con
esa mujer. Lo mismo puede pasar con una mujer casada que comienza a codiciar a otro hombre
que no es su esposo. Nadie cae en adulterio de la noche a la mañana. Todo comienza con el
cruce de miradas. Con las atenciones excesivas. Con las conversaciones a solas. Con los regalos
frecuentes. Con las invitaciones a salir. El momento menos pensado, las pasiones estarán tan
agitadas que no se podrá pensar con cordura y vendrá la debacle. Si Usted está en este camino.
Le suplico que se detenga ahora mismo y de marcha atrás. Confiese su pecado a Dios y apártese
del mismo. Dios tendrá misericordia de Usted y le perdonará y le dará la fortaleza para vivir en
santidad tanto en el pensamiento como en la acción
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