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MORFOLOGÍA
En la microscopia óptica, los glomérulos
en la «enfermedad de cambios mínimos»
parecen normales. Con frecuencia, las
células de los túbulos contorneados
proximales están densamente cargadas
de lípidos y gotitas proteicas, pero esto es
secundario a la reabsorción tubular de las
lipoproteínas vertidas por los glomérulos
enfermos. Incluso con microscopia
electrónica, la MBG parece normal. La
única característica glomerular anómala
obvia es el borrado uniforme y difuso de
Fig. 2. Enfermedad de cambios mínimos los pedicelos de los podocitos. Así pues,
el citoplasma de los podocitos parece
aplanado en los extremos de la MBG, con lo que oblitera el entramado de arcos
entre los podocitos y la MBG. Asimismo, se observan la vacuolización de la
célula epitelial, la formación de microvellosidades y des-prendimientos focales
ocasionales, lo que sugiere algún tipo de lesión de los podocitos. Cuando los
cambios en los podocitos revierten (p. ej., en respuesta a los corticoesteroides),
la proteinuria remite.
Curso clínico
La enfermedad se manifiesta por una evolución insidiosa del síndrome nefrótico
en un niño por lo demás sano. No hay hipertensión, y la función renal está
conservada en la mayoría de los pacientes. Habitualmente, la pérdida de
proteínas está limitada a las proteínas plasmáticas más pequeñas, principal-
mente la albúmina (proteinuria selectiva). El pronóstico en los niños afectados
es bueno. Más del 90% de ellos responden a una tanda breve de corticoides; sin
embargo, la proteinuria recidiva en más de dos terceras partes de los que
responden inicialmente, algunos de los cuales se hacen dependientes de los
corticoides. Menos del 5% desarrollan insuficiencia renal crónica después de 25
años, y es probable que la mayoría de los pacientes de este subgrupo presenten
un síndrome nefrótico producido por GEFS no detectada mediante biopsia. En
niños, dada su respuesta al tratamiento, la ECM debe diferenciarse de otras
causas de síndrome nefrótico entre los pacientes que no responden a los
corticoides. Los adultos con ECM sí responden a estos fármacos, pero la
respuesta es más lenta, y las recidivas, más habituales.
PATOGENIA
En el desarrollo de la GNMP y de la enfermedad por depósitos densos participan
mecanismos patógenos distintos.
•Algunos casos de la GNMP de tipo I se pueden deber a inmunocomplejos
circulantes, de un modo parecido a la enfermedad del suero crónica, o bien se
pueden relacionar con un antígeno que queda plantado con posterior formación
in situ de los inmunocomplejos. En cualquier caso, se desconoce el antígeno
inductor. La GNMP de tipo I también se asocia a antigenemia por virus de la
hepatitis B y C, LES, infecciones de las comunicaciones auriculoventriculares e
infecciones extrarrenales con antigenemia persistente o episódica.
• La patogenia de la enfermedad por depósitos densos es menos clara. La
principal alteración en este cuadro parece ser una activación excesiva del
complemento. Algunos pacientes presentan autoanticuerpos frente a la C3
convertasa, llamado factor nefrítico C3, que, según se cree, estabiliza la enzima
y permite que se produzca una degradación no controlada de C3 y la activación
de la vía alternativa del complemento. En algunos pacientes se han descrito
mutaciones del gen que codifica la proteína reguladora del complemento llamada
factor H o los autoanticuerpos frente al mismo. Estas alteraciones se traducen
en una activación excesiva del complemento. La hipocomplementemia, que es
más intensa en la enfermedad por depósitos densos, se debe, en parte, a un
consumo excesivo de C3, pero también a una menor síntesis de esta molécula
en el hígado. Todavía no está claro cómo la alteración del complemento induce
los cambios glomerulares.
MORFOLOGÍA
El estudio con microscopia óptica de la GNMP de tipo I y de muchos casos de
enfermedad por depósitos densos es similar. Los glomérulos son grandes y
muestran una acentuación de su aspecto lobulado Con proliferación de células
mesangiales y endoteliales, e infiltración leucocítica. La MBG aparece engrosada
y, a menudo, la pared capilar glomerular presenta un doble contorno o aspecto
en «raíl de tren», que se pone de manifiesto mejor con las tinciones de plata o
ácido peryódico de Schiff (PAS). Esta «duplicación» de la MBG se debe a la
extensión de las prolongaciones de las células mesangiales e inflamatorias hacia
las asas capilares periféricas y el depósito de matriz mesangial. La GNMP de
tipo I se caracteriza por unos depósitos electrodensos subendoteliales definidos.
En el estudio de inmunofluorescencia se reconocen depósitos de C3 con un
patrón granular irregular, y también es frecuente encontrar IgG y componentes
precoces del complemento (C1q y C4), lo que es indicativo de una patogenia
asociada a inmunocomplejos.
Por el contrario, en la bien llamada enfermedad por depósitos densos, la lámina
densa y el espacio subendotelial de la MBG se transforman en una estructura
irregular, con forma de trenza muy electrodensa, en relación con el depósito de
un material de composición desconocida. Existe C3 en unos focos grumosos
irregulares y segmentarios lineales en la membrana basal y el mesangio. En
general, no se identifican IgG ni los componentes iniciales de la vía clásica del
complemento (C1q y C4).
Curso clínico
El principal modo de presentación (aproximadamente 50% de los casos) es como
un síndrome nefrótico, aunque la GNMP y la enfermedad por depósitos densos
pueden debutar como una nefritis aguda o una proteinuria leve. El pronóstico de
la GNMP de tipo I es malo en general. En un estudio, ninguno de los 60 pacientes
seguidos durante 1 a 20 años consiguió una remisión completa. El 40%
evolucionaron a una insuficiencia renal terminal, el 30% presentaron grados
variables de insuficiencia renal y el 30% restante desarrollaron un síndrome
nefrótico persistente sin insuficiencia renal. La enfermedad por depósitos densos
presenta un pronóstico incluso peor y reaparece con más frecuencia en los
sujetos sometidos a un trasplante renal. La GNMP de tipo I puede asociarse a
otros trastornos (GNMP secundaria), como LES, hepatitis B y C, hepatopatía
crónica e infecciones bacterianas crónicas. De hecho, muchos de los casos
considerados idiopáticos parecen estar relacionados con la hepatitis C y la
crioglobulinemia asociada.
1. KUMAR, COTRAN, ROBBINS. Patología Estructural y Funcional 9ª
edición. Editorial El-Sevier. 2015.