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que fueron en […] días del mes […] de mil quinientos diez Y volvamos a los grandes combates que

os grandes combates que nos daban. Que


y nueve años. Después Montezuma volvió a hablar con sus Montezuma se puso a pretil de una azotea con muchos de
caciques sobre el caso, estando Cortés delante y nuestros ca- nuestros soldados que le guardaban, y les comenzó a hablar
pitanes y muchos soldados y Pero Hernández, secretario de con palabras muy amorosas que dejasen la guerra y que nos
Cortés, dieron la obediencia a Su Majestad, y con mucha iríamos de México, y muchos principales y capitanes mexi-
tristeza que mostraron, y Montezuma no pudo sostener las canos bien le conocieron, y luego mandaron que callasen sus
lágrimas. Y queríamoslo tanto y [era tan] de buenas entra- gentes y no tirasen varas ni piedras ni flechas; y cuatro de
ñas, que a nosotros de verle llorar se nos enternecieron los ellos se llegaron en parte que Montezuma les podía hablar, y
ojos, y soldado hubo que lloraba tanto como Montezuma; ellos a él, y llorando le dijeron: “¡Oh, señor y nuestro gran se-
tanto era el amor que le teníamos. ñor, y cómo nos pesa de todo vuestro mal y daño y de vues-
Y dejarlo he aquí, y diré que siempre Cortés y el fraile de tros hijos y parientes! Hacémoos saber que ya hemos levan-
la Merced, que era bien entendido, estaban en los palacios tado a un vuestro pariente por señor”. Y allí le nombró cómo
de Montezuma por alegrarle, atrayéndole para que deje sus se llamaba, que se decía Coadlavaca, señor de Iztapalapa,
ídolos, y pasaré adelante. que no fué Guatemuz el que luego fué señor. Y más dijeron
que la guerra que la habían de acabar, y que tenían prometi-
V do a sus ídolos de no dejarla hasta que todos nosotros murié-
semos, y que rogaban cada día a su Uichilobos y a Tezcate-
Volvamos a nuestra plática; que fué acordado de deman- puca que le guardase libre y sano de nuestro poder; y como
darles paces para salir de México. Y desde que amaneció saliese como deseaban, que no le dejarían de tener muy me-
vienen muchos más escuadrones de guerreros, y vienen muy jor que de antes por señor, y que les perdonase. Y no hubie-
de hecho y nos cercan por todas partes los aposentos, y si ron bien acabado el razonamiento, cuando en aquella sazón
mucha piedra y flecha tiraban de antes, muchas más espe- tiran tanta piedra y vara, que los nuestros que le arrodelaban,
sas y con mayores alaridos y silbos vinieron este día; y otros desde que vieron que entretanto que hablaba con ellos no
escuadrones por otras partes procuraban de entrarnos, que daban guerra, se descuidaron un momento de rodelarle de
no aprovechaban tiros ni escopetas y aunque les hacían har- presto, y le dieron tres pedradas, una en la cabeza, otra en un
to mal. Y viendo todo esto acordó Cortés que el gran Mon- brazo y otra en una pierna; y puesto que le rogaban se cura-
tezuma les hablase desde una azotea, y les dijese que cesa- se y comiese y le decían sobre ello buenas palabras, no qui-
sen las guerras, y que nos queríamos ir de su ciudad. Y cuan- so, antes cuando no nos catamos vinieron a decir que era
do al gran Montezuma se lo fueron a decir de parte de Cor- muerto. Y Cortés lloró por él, y todos nuestros capitanes y
tés, dicen que dijo con gran dolor: “¿Qué quiere ya de mí soldados, y hombres hubo entre nosotros, de los que le co-
Malinche, que yo no deseo vivir ni oirle, pues en tal estado nocíamos y tratábamos, de que fué tan llorado como si fuera
por su causa mi ventura me ha traído?” Y no quiso venir, y nuestro padre, y no nos hemos de maravillar de ello viendo
aun dicen que dijo que ya no le quería ver ni oír a él ni a sus que tan bueno era. Y decían que había diez y siete años que
falsas palabras ni promesas y mentiras. Y fué el Padre de la reinaba, y que fué el mejor rey que en México había habido
Merced y Cristóbal de Olid, y le hablaron con mucho acato y que por su persona había vencido tres desafíos que tuvo so-
y palabras muy amorosas. Y dijo Montezuma: “Yo tengo bre las tierras que sojuzgó. Y pasemos adelante.
creído que no aprovecharé cosa ninguna para que cese la
Fuente original: Código del Municipio de Guatemala y Ms de José Alegría.
guerra, porque ya tienen alzado otro señor y han propuesto Fuente impresa: DÍAZ DEL CASTILLO, Historia Verdadera, Volumen 1, pági-
de no os dejar salir de aquí con la vida; y así creo que todos nas 262 – 265, 286 – 289, 292 – 297, 314s, 390s (cáp. 88 [I], 93 [II], 95 [III],
vosotros habéis de morir”. 101 [IV], y final del capítulo 126 [V]).

Bibliografía

SAENZ DE SANTA MARÍA, Carmelo. Historia de una historia. La crónica de Bernal Díaz del Castillo. CSIC, Madrid, 1984.

19
Fernández de Oviedo: información del provincial mercedario Francisco
de Bobadilla sobre las creencias, ritos y ceremonias de los indios
de Nicaragua al gobernador Pedrarias Dávila
Teoca/Villa de Granada/Nicaragua, 28.9.1528

E para esto partió de León e fué a la provincia de Nica- dicha Granada, por interpretación de Luis Dávila e Francis-
ragua, e llevó consigo a un Bartolomé Pérez, escribano pú- co Ortiz e Francisco de Arcos, lenguas o intérpretes, sobre
blico del concejo de la cibdad, llamada Granada, alias Sal- juramento que primero hicieron en el dicho pueblo, a los
teba; y en una plaza que se dice Teoca, en el pueblo e pro- veinte e ocho de septiembre de mill e quinientos e treinta y
vincia de la dicha Nicaragua, en término e jurisdicción de la ocho años, interrogó algunos indios para ver cómo sentían
de la fe o de qué secta o creencia eran, y en todo lo que más F. ¿Cuál es mejor, ir abajo de la tierra o ir a servir a los
le paresció que debían ser examinados. teotes?
Y el primero fué un cacique llamado Chicoyatonal, al I. Mejor es ir a servir a los teotes, porque ven allá a sus
cual el dicho padre reverendo le baptizó, e llamáronle Alon- padres.
so de Herrera. E preguntóle si sabía que había Dios, e que F. Si sus padres mueren en casa ¿cómo los pueden ver
había criado al hombre e al mundo e a otras cosas, e a todo allá?
respondió que no sabía nada de aquello, antes se maravilló I. Nuestros padres son aquellos teotes.
mucho de lo que le preguntaron. A un güegüe principal (por- F. Cuando alguno se muere, ¿sábenle los teotes resucitar,
que, como ya he dicho, güegüe quiere decir viejo), cuyo o ha tornado alguno de allá?
nombre propio era Cipat, le preguntó si quería ser cristiano I. No sé más, sino que los indios que mueren antes que
e dijo que no, e diósele a entender que había paraíso e in- coman maíz, o que dejen de mamar, han de resucitar o tor-
fierno, e no aprovechó nada, antes dijo que no se le daba nar a casa de sus padres, e sus padres los conoscerán e cria-
más ir a un cabo que al otro. E a cuanto se le preguntó de rán; e los viejos que mueren, no han de tornar ni resucitar.
las obras de Dios e del mundo, dijo que ni sabía quién lo hi- F. Si los padres mueren antes que tornen los hijos, ¿có-
zo ni nunca tal le fué dicho, antes se espantaba de lo que le mo los podrán ver ni criar ni conoscer?
fué preguntado. Interrogó a otro cacique que se decía Mises- I. Si fueren muertos los padres, perderse han los niños o
boy, e dijo que era cristiano e que le echaron agua sobre la no.
cabeza, pero que no se acordaba del nombre que le pu- F. ¿Pues qué se harán?
sieron. I. No sé más de lo que he dicho; y y esto así me lo con-
F. ¿Sabes quién crió el cielo e la tierra? taron mis padres, e pienso que así debe ser.
I. Seyendo muchacho me dijeron mis padres que Tama- El cacique Avagoaltegoán dijo que era cristiano e que se
gostat e Cipattonal lo criaron. llama don Francisco.
F. ¿Quién eran ésos? ¿Eran hombres o venados o pesca- F. ¿Es bueno ser cristiano?
dos? I. Creo que sí.
I. No lo sé, porque mis padres no los vieron, sino que lo F. ¿Por qué lo crees?
oyeron decir; ni sé ni andan en el aire ni dónde se están. I. Porque los cristianos me han dicho que el cristiano,
F. ¿Quién crió al hombre e a la mujer e a todas las otras cuando muere, va al paraíso y el que no lo es, se va al in-
cosas? fierno con el diablo.
I. Todo lo criaron estos que he dicho: Tamagostat e Ci- F. ¿Quién crió el cielo e la tierra y estrellas e la luna e al
pattonal e Oxomogo e Calchitguegue e Chicociagat. hombre e todo lo demás?
F. ¿Dónde están ésos? I. Tamagastad e Cipattoval; e Tamagastad es hombre e
I. No lo sé; sino que son nuestros dioses mayores, a quie-
Cipattoval es mujer.
nes llamamos teotes.
F. ¿Quién crió ese hombre y esa mujer?
F. ¿Esos tienen padre o madre o hermanos?
I. No: nadie, antes descienden dellos toda la generación
I. No; que son teotes e dioses.
de los hombres e mujeres.
F. ¿E los teotes comen?
F. ¿Esos criaron a los cristianos?
I. No lo sé; sino que cuando tenemos guerra es para dar-
I. No lo sé, sino que nosotros los indios venimos de Ta-
les de comer de la sangre de los indios que se matan o to-
magastad e Cipattoval.
man en ella, y échase la sangre para arriba e abajo e a los
F. ¿Hay otros dioses mayores que ésos?
lados, e por todas partes; porque no sabemos en cuál de las
I. No; éstos tenemos nosotros por los mayores.
partes están, ni tampoco sé si comen o no la sangre.
F. ¿Cómo sabéis eso?
F. ¿Sabes o has oído decir si después que el mundo fué
hecho, si se ha perdido o no? I. Porque así lo tenemos por cierto entre nosotros, e así
I. A mis padres oí decir que mucho tiempo había que se nos lo dijeron nuestros padres.
había perdido por agua, e que ya aquello era pasado. F. ¿Tenéis libros donde eso esté por memoria como este
F. ¿Ahogáronse, si sabes, todos los hombres? que te muestro? (que era una Biblia).
I. No lo sé, sino que los teotes reedificaron el mundo de I. No.
más gente e aves e de todas las cosas. F. Pues que no tenéis libros ¿cómo os acordáis de lo que
F. ¿Cómo escaparon los teotes?… ¿Fué en alguna altura has dicho?
o canoa o barca? I. Nuestros antepasados lo dijeron, e de unos en otros
I. No sé más, sino que ellos son dioses: ¿cómo se habían discurriendo, se platica, como he dicho; e así nos acorda-
de ahogar? mos de ello.
F. ¿Cómo los pájaros o venados no se habían ahogado? F. ¿Háslo dicho tú a tus hijos así?
I. Los que agora hay, los teotes los tornaron a hacer de I. Sí, dicho se lo he, e mandádoles tengo que así lo ten-
nuevo, e así a los hombres como a todas las otras cosas. gan ellos en la memoria para que lo digan a sus hijos, cuan-
F. Esto que has dicho ¿sábenlo todos los indios? do los tengan, e aquéllos lo digan después a mis nietos; por
I. Sábenlo los padres de las casas de oración, o templos, manera que no se pierde la memoria. E así lo supe yo e los
que tenemos, e todos los caciques. que son vivos de nosotros los indios.
F. ¿Quién sirve a esos teotes? F. A esos vuestros dioses, ¿veíslos?
I. A los viejos he oído decir que tienen gente que los sir- I. No; pero los primeros de aquel tiempo los vieron, e los
ve, e que los indios que se mueren en sus casas, que éstos de agora no los ven.
se van abajo de la tierra, e que los que se mueren en la gue- F. ¿A quién hablan vuestros sacerdotes o padres de vues-
rra, ésos van a servir a los teotes. tras mezquitas?
I. Después que murió un cacique que llamaban Xosto- Interrogó este padre reverendo un indio viejo llamado
val, padre de Cuylomegilte, nunca más han hablado con na- Tazoteida, padre o sacerdote de aquellos descomulgados
die en las mezquitas, e hasta estonces hablaban; y éste mu- oratorios de aquel pueblo de Nicaragua, que al parescer se-
rió mucho tiempo ha, que yo no le conoscí, mas así lo he oí- ría hombre de sesenta años, e díjol si era cristiano, e respon-
do. dió que no era cristiano.
F. Esos dioses que dices, ¿son de carne o de palo, o de F. ¿Quieres serlo?
cuál materia son? I. No: que ya soy viejo. ¿Para qué he de ser cristiano?
I. De carne son, e hombre e mujer, e mozos, e siempre F. Porque se te seguirán muchos bienes en esta vida, si lo
están de una manera e son morenos, de la color que noso- fueres, y en la otra donde todos habemos de permanescer; e
tros los indios, e andaban por la tierra vestidos e comían de por el contrario, no lo seyendo, mucha mala vida e trabajos
lo que los indios comían. acá e acullá en compañía del diablo, al cual, si fueras cató-
F. ¿Quién se lo daba? lico, no le verás ni le temerás.
I. Todo era suyo. I. Yo soy viejo e no soy cacique para ser cristiano.
F. ¿Dónde están agora? Finalmente, por mucho que el padre Bobadilla le predi-
I. En el cielo, segund me dijeron mis pasados. có e amonestó, nunca quiso ser cristiano.
F. ¿Por dónde subieron? F. Pues eres hombre e no bestia, ¿sabes quién crió el cie-
I. No sé sino que es allá su morada, ni sé cómo nascie- lo e la tierra?
ron, e no tienen padre ni madre. I. Tamagastad e Cipattoval lo criaron, e también las es-
F. ¿Qué comen agora? trellas e todo lo demás.
I. Lo que comen los indios; porque de allá donde están F. ¿Son hombres?
los teotes, vino la planta e todas las otras cosas de comer. I. Hombres son.
F. ¿Sabes o has oído si se ha perdido el mundo, después F. ¿Cómo lo sabes?
que estos teotes le criaron, o no? I. Mis predecesores me lo dijeron.
I. Antes que hobiese esta generación que hay agora, se F. ¿Dónde están esos vuestros dioses?
perdió el mundo con agua e se hizo todo mar. I. Mis antepasados me dijeron que están donde sale el
F. ¿Pues dónde escaparon ese hombre y esa mujer? sol.
F. En el cielo, porque estaban allá, e después bajaron a F. ¿Están en el cielo, o en la mar, o dónde están?
tierra e reedeficaron todas las cosas que hay hoy, e de ellos I. No sé dónde están; mas cuando los habíamos menes-
venimos nosotros. ter para la guerra, e antes que vosotros los cristianos vinié-
F. Pues dices que el mundo se perdió por agua, ¿escapa- sedes a ella, llamábamoslos nosotros a que nos ayudasen,
ron algunos hombres en alguna canoa o de otra manera? dándoles voces hasta el cielo.
I. No: que todos se ahogaron, segund mis pasados me F. ¿Venían a coro llamado, o a vuestros oratorios, a ha-
contaron, como dicho he. blaros?
F. ¿Por qué cuando se mueren los indios no los resucitan I. Nuestros antepasados dijeron que solían venir e que
esos teotes? hablaban con ellos mucho tiempo ha; pero ya no vienen.
I. Desde que nosotros somos, se usa así, que en murien- F. ¿Aquellos teotes comían?
do algund indio, no hay más. I. Oí decir a mis pasados que comían sangre e corazones
F. ¿Han de tornar a vivir en algún tiempo los que mue- de hombres e de algunos pájaros; e les daban sahumerios de
ren? la tea e resina, e que esto es lo que comen.
I. No. F. ¿Quién hizo a esos Tamagastad e Cipattoval?
F. ¿Dónde van los muertos? I. No lo sé.
I. Los que son buenos van al cielo con los teotes, e los F. ¿Son de carne, o de piedra, o de palo, o de qué son?
que son malos van abajo, a una tierra que se llama Miktant- I. Hombres son mancebos, como los indios.
eot, que es abajo de la tierra y es mala. F. Pues si son hombres, ¿cómo nascieron, no teniendo
F. ¿Van como acá están, con aquel cuerpo e cara e pies mujeres?
e manos juntamente, como acá viven en la tierra? I. No lo sé.
I. No: sino en muriendo, sale por la boca una como per- F. ¿Anduvieron por la tierra?
sona que se dice yulio, e va allá donde está aquel hombre e I. No.
mujer, e allá está como una persona e no muere allá, y el F. ¿Tienen padre e madre?
cuerpo se queda acá. I. No lo sé.
F. Este cuerpo que acá queda, ¿háse de tornar a juntar al- F. Después que el mundo fué criado, ¿háse perdido, o
gún tiempo con aquella persona que dices que se salió por háse de perder?
la boca? I. No lo sé; e si otros lo han dicho ellos lo sabrán, que yo
I. No. no lo sé.
F. ¿A cuál tienes por bueno para ir arriba, e a cuál por F. Cuando los indios mueren ¿dónde van?
malo para ir abajo? I. Van debajo de la tierra, y los que mueren en la guerra
I. Tengo por buenos los que se acuerdan de sus dioses e de los que han vivido bien, van arriba, donde están Tama-
van en los templos e casas de oración; y éstos van arriba, e gastad e Cipattoval.
los que esto no hacen, van abajo de la tierra. F. Primero dijistes que no sabías dónde aquéstos estaban:
F. ¿Quién los mata, cuando se mueren los indios? ¿cómo dices agora que los que mueren en la guerra de los
I. Los teotes matan aquellos que no los quieren servir, e que los que viven bien, van arriba con ellos?
los otros van arriba, que no mueren, porque arriba están vi- I. Donde el sol sale, llamamos nosotros arriba.
vos, aunque acá mueren. F. Los indios que van abajo, ¿qué vida tienen allá?
I. Entiérranlos e no hay más. I. No, que allí se acaba.
F. Los que van arriba, ¿están allá como acá con el mes- En el mesmo pueblo de Nicaragua, un miércoles siguien-
mo cuerpo e cara e lo demás? te, treinta de dicho mes, fué interrogado el cacique Quiavit,
I. No va más del corazón. señor de la plaza de Xoxoita, mancebo de treinta años, po-
F. Pues si le sacan el corazón, ¿cómo lo llevan? co más o menos; e fué preguntado por las lenguas si era cris-
I. No va el corazón, mas va aquello que les hace a ellos tiano, e dijo que no.
estar vivos, e ido aquello, se queda el cuerpo muerto. F. ¿Quieres serlo?
F. ¿Los muertos han de tornar acá en algún tiempo? I. Sí quiero.
I. No han de tornar. Babtízole el dicho padre, e nombróle don Francisco de
F. ¿Qué han de hacer después de muertos todos aquellos Bobadilla, e fueron sus padrinos Diego de Escobar, clérigo,
e Tamagastad e Cipattoval? e Alonso de Herrera Dávila.
I. En muriéndose todos, no sé yo lo que se han de hacer. F. ¿Sabes quién crió el cielo e la tierra e los hombres e lo
Pues viendo lo que estos indios decían, y deseando este demás?
padre apurar y examinar estas depusiciones, para sacar algo I. No lo sé.
de esta gente e información en sí diferente y en pocas cosas F. ¿Dónde van los indios después de muertos, e si han de
concordante, hizo llamar a un indio güegüe del mesmo pue- tornar acá, o qué se hace de ellos?
blo de Nicaragua, la cabeza blanca de canas, que los que lo I. Yo no sé nada de eso.
vieron juzgaron por hombre de ochenta años o más, el cual Fué interrogado otro indio que se llamaba Astochimal,
se llamaba Coyevet. Preguntóle si era cristiano; dijo que sí, hombre de treinta años; dijo que era cristiano, pero que no
que agua le habían echado en la cabeza; pero que no le pu- sabía cómo le llamaron.
sieron nombre ni se acordaba de él. F. Pues hombre principal eres, dime si sabes o has oído
F. Porque eres bueno, e lo ha sabido el Emperador nues- decir quién crió el cielo e la tierra e todo lo demás.
tro señor, que es el teíte grande de Castilla, me ha enviado I. Tamagastad e Cipattoval; e Cipattoval es mujer, e son
dioses, e como no los he visto, no sé si son de carne o de
para que te diga las cosas de la fee católica, e para que tú
qué son; mas mis pasados me dijeron que están arriba, den-
me digas todo lo que sabes de lo que te preguntare; e habla
tro del cielo.
sin miedo, que ningún mal te ha de ser hecho.
F. ¿Comen ésos?
I. Yo te diré lo que supiere.
I. Sí.
F. ¿Quien crió el cielo e la tierra e los hombres e todo lo
F. ¿Qué comen?
demás?
I. Gallinas e maíz e todo lo que quieren.
I. Tamagastad e Cipattoval lo criaron todo.
F. ¿Comen sangre e corazones de los indios?
F. ¿Son hombres o mujeres?
I. No lo sé, ni lo he oído.
I. Son como dioses, e son hombres.
F. ¿Son esos dioses marido e mujer?
F. ¿Estos vienen a hablar con los padres de vuestros tem- I. No lo sé; mas pienso que deben ser marido e mujer,
plos o mezquitas? pues que es el uno hombre y el otro mujer.
I. No; ni sé quién los crió; e segund mis pasados me di- F. Después que estos dioses criaron el mundo ¿hase per-
jeron, arriba están. dido o háse de perder en algún tiempo?
F. ¿Tenés libros o escriptura para que se os acuerde de lo I. Mis padres me dijeron que se había perdido; pero no
que decís? sé si por agua ni por fuego ni cómo se perdió.
I. No la tenemos, sino que de uno en otro, discurriendo F. ¿Cómo escaparon aquellos dioses?
por los pasados, he sabido lo que digo. I. No lo sé: dioses son.
F. ¿Esos vuestros dioses comen? F. ¿Tamagastad murió alguna vez?
I. Comen sangre e corazones de muchachos e sahume- I. No. Dios es ¿cómo había de morir?
rios de tea e resina, y estos nuestros dioses son hombres, co- F. Cuando mueren los indios ¿adónde van?
mo los indios, e son mancebos. I. Yulio (que es el ánima) del bueno va arriba con los dio-
F. Pues dices que son hombres, ¿cómo nascieron? ses, e la del malo va debajo de la tierra.
I. No sé más sino que son dioses. F. Esos que van arriba, ¿qué hacen allá?
F. ¿Anduvieron por la tierra? I. Allá se tornan hombres; no sé si allá barren o qué es lo
I. No, ni sé si tienen padre ni madre. que hacen.
F. Después que el mundo fué criado ¿háse perdido, o há- F. ¿El cuerpo va arriba como acá estaba?
se de perder o hundir, o qué sabes de esto? I. No sé; acá veo los huesos e podrir la carne.
I. Perdido se ha por agua, e todos los hombres se ahoga- F. Si se saca el corazón ¿se va arriba?
ron, que no quedó cosa viva alguna; y estos dioses que he I. No va el corazón, sino aquello que acá los tenía vivos
dicho lo tornaron a criar de nuevo, e así lo tenemos por cier- y el aire que les sale por la boca, que llaman yulio.
to, porque de mis padres lo supe. A todas estas preguntas, que duraron tres días, estovieron
F. ¿Dónde van los indios después de muertos? presentes, demás de las lenguas, Diego de Escobar, clérigo,
I. Van debajo de la tierra, e los que mueren en la guerra, y el capitán Joan Gil de Montenegro, e Alonso de Herrera
van arriba, como los teotes. Dávila. Hizo después aqueste reverendo padre juntar trece
F. ¿Van con el cuerpo como acá están? caciques e principales, e padres o sacerdotes de aquellos in-
I. El cuerpo se pudre en la tierra, y el corazón va arriba. fernales templos, e preguntóles si eran naturales de aquella
F. ¿Si le sacan el corazón para lo llevar? tierra de Nicaragua o de dónde vinieron.
I. No se lo sacan; que aquel corazón que va es el que los I. No somos naturales de aquesta tierra, e ha mucho
tiene vivos, e salido aquél, se mueren. tiempo que nuestros predecesores vinieron a ella, e no se
F. ¿Han de volver acá los que se mueren? nos acuerda qué tanto ha, porque no fué en nuestro tiempo.
F. ¿De qué tierra vinieron vuestros pasados, e cómo se I. No van a parte alguna, que allí se quedan con el cuer-
llama vuestra tierra natural donde vivían, e por qué se vinie- po.
ron e la dejaron? F. Cuando aqueso hacéis ¿envíaos el agua ese vuestro
I. La tierra de donde vinieron nuestros progenitores, se Dios?
dice Ticomega e Maguatega, y es hacia donde se pone el I. A las veces si e a las veces no.
sol; e viniéronse porque en aquella tierra tenían amos, a F. ¿A qué vais a esos templos u oratorios, e qué decís e
quien servían, e los tractaban mal. hacéis allá?
F. Aquellos sus amos ¿eran cristianos o indios? I. Estos nuestros templos tenemos como vosotros los cris-
I. Indios eran. tianos las iglesias, porque son templos de nuestros dioses, e
F. ¿En qué los servían? ¿Por qué se vinieron? de allí les damos sahumerios, e pedimos a nuestros dioses
I. En arar e sembrar e servir, como agora servimos a los que nos den salud cuando estamos enfermos, e que nos dén
cristianos, e aquellos sus amos los tenían para esto e los co- agua cuando no llueve, porque somos pobres e se nos secan
mían, e por eso dejaron sus casas de miedo e vinieron a es- las tierras e no dan fructo. E vamos allí a rogar e pedir estas
ta tierra de Nicaragua; e aquellos amos habían allí ido de cosas e otras, y el mayor cacique de todos hace la oración e
otras tierras, e los tenían avasallados, porque eran muchos, plegaria por todos, dentro del templo, e los otros indios o in-
e desta causa dejaron su tierra e se vinieron a aquella do es- dias no entran allá; y este cacique más principal está en es-
taban. ta rogativa un año continuo, que no sale de la casa de la ora-
F. ¿En quién creéis, a quién adoráis. ción o templo, y en cumpliendo el año, sale e le hacen
I. Creemos y adoramos a Tamagastad e Cipattoval, que grand fiesta de comer e de cantar. E luego buscan otro caci-
son nuestros dioses. que grande que entra y está en el templo, de la mesma ma-
F. ¿Quién llueve e os envía todas las cosas? nera, otro año, e de esta forma siempre está uno en aquella
I. El agua nos envía Quiateot, que es un hombre, e tiene casa e oración. E después que sale cada uno, le horadan las
padre e madre, y el padre se llama Omeyateite, e la madre narices por señal que ha seído padre de mezquita, por gran-
Omeyatecigoat; y éstos están en cabo del mundo, donde sa- de honra. Y esto se hace en los templos principales; y en los
otros comunes que tenemos, como oratorios, cada uno pue-
le el sol en el cielo.
de poner su hijo allí, e pueden estar dentro todos los que
F. ¿Esos que decís, anduvieron acá en el suelo?
quisieren, con tal que no sean casados e que los unos ni los
I. No.
otros no duerman con mujer en todo aquel tiempo de un
F. ¿Cómo nasció ese que decís que tiene padre e madre?
año que los dichos caciques o padres están dentro, hasta
I. Hobieron ayuntamiento carnal, e parió la madre aquel
que salgan.
hijo, e aquél es el que envía el agua e hace los truenos e re-
F. Los casados que quisieren ir ahí e dejar sus mujeres
lámpagos e llueve.
¿puédenlo hacer?
F. ¿De dónde vinieron?
I. Sí; pero cumplido aquel año, han de volver a su mu-
I. No lo sabemos ni alcanzamos.
jer, e si es cacique, vuelve a mandar como antes.
F. ¿Quién crió el cielo e la tierra e las estrellas e todo lo F. ¿Quién les da de comer?
demás? I. Dánselo muchachos pequeños, de casa de sus padres,
I. Tamagastad e Cipattoval. y en toda la plaza ni en el templo donde están, entran allí
F. ¿Criaron, si sabéis, a esos padres de Quiateot? hombre ni mujer en tanto que allí están, sino solamente los
I. No los criaron: que esto del agua era otra cosa, e no muchachos pequeños que les llevan e dan de comer.
sabemos más desto. F. ¿En aquel año que están allí, hablan con sus dioses, o
F. ¿Quiateot es casado? con quién hablan?
I. No tiene mujer. I. Mucho tiempo ha que nuestros dioses no vienen ni les
F. ¿Quién le sirve? hablan; pero antes lo solían hacer, segund nuestros antepa-
I. Creemos que le debe servir alguna gente; pero no sa- sados nos dijeron, e no sabemos más de cuando los que es-
bemos quién. tán en aquesta rogativa piden agua e salud, e lo que es más
F. ¿Qué comen? menester, a nuestros dioses.
I. Lo que comemos acá, pues que de allá nos vino. F. Habiendo guerra, ¿salen de allí?
F. ¿Cuál tenéis por mayor señor, al padre o a la madre o I. No; e las plazas adonde están los templos, siempre es-
al hijo? tán muy limpias.
I. Todos son iguales. F. ¿Quién las limpia e barre?
F. ¿Adónde e cómo le pedís el agua a ese que decís que I. Los muchachos, e no viejos ni casados.
os la envía? F. ¿Tenéis tiempo señalado por venir todos al templo?
I. Para pedir el agua, vamos a un templo que tenemos su- I. En un año tenemos veinte e un días de fiesta (e no jun-
yo, e allí matan e se sacrifican muchachos e muchachas; e tos estos días), e previlegiados para no hacer cosa alguna, si-
cortadas las cabezas, echamos la sangre para los ídolos e no holgar y emborracharse e cantar e bailar alrededor de la
imágines de piedra que tenemos en aquella casa de oración plaza, e no han de entrar dentro della persona alguna.
destos dioses, la cual, en nuestra lengua, se llama teoba. F. ¿Las mujeres trabajan en coger paja o traer madera u
F.¿Qué hacéis con los cuerpos de los que así se matan e otra cosa para hacer e reparar los templos?
sacrificáis? I. Las mujeres en cosa ninguna de ningún género que sea
I. Los chiquitos se entierran, e los cuerpos que son de in- tocante al templo no pueden entender, ni son admitidas por
dios grandes, comen los caciques principales, e no come de- ningún caso.
llos la otra gente. F. Pues decís que algunas veces sacrificáis mujeres, ¿có-
F. Las ánimas e corazones de aquellos que se sacrifican mo corrompéis esa ley de no entrar allí mujeres en los tem-
allí, ¿adónde van? plos?
I. En los templos e casas de oración principales, cuando I. No sabemos sino que nos queda limpio: decidnos vos
algunas mujeres son sacrificadas, no se hace más de sacrifi- padre, el cómo e lo demás.
carlas e matarlas fuera de la plaza, y en los otros templos co- F. De que os morís, ¿qué recabdo dejáis en vuestras co-
munes se pueden hacer sacrificios de mujeres dentro en sas, e qué provecho para la otra vida?
ellos. I. Cuando nos morimos, encomendamos a los que que-
F. ¿Qué hacéis de la sangre de las indias que son sacrifi- dan vivos nuestras cosas e hijos e hacienda, para que no pe-
cadas fuera de las casas e templos principales? rezca e que miren por ello, pues que nos vamos desta vida;
I. Métenla en el templo e tómala el sacerdote, e con la y el que se muere, si es bueno, va arriba con los teotes nues-
mano rocia todas las figuras de los ídolos que allí están. tros dioses, e si es malo, va abajo de la tierra; e nuestros dio-
F. ¿Qué se hace del cuerpo? ses son Tamagastad e Cipattoval, los cuales, cuando vamos,
I. Lo comen los caciques, e por no meter carne de mujer dicen: “Ya vienen mis hijos”.
en el templo, no come de ella el padre sacerdote que está F. ¿Por qué quebráis unas figuras que rompéis sobre las
dentro; pero si es hombre el sacrificado, dánle su parte al sa- sepolturas?
cerdote para que la coma. I. Porque haya memoria de nosotros hasta veinte o trein-
F. Estos que sacrificáis, ¿es por voluntad dellos o por ta días; e después se pierde por ahí aquello.
muerte, o quién los da e trae al suplicio o pena? F. ¿Para qué os embijáis con esa tinta colorada, e os po-
I. Son esclavos o de los que tomamos en las guerras. néis plumas e cantáis e tañéis e bailáis e hacéis fiesta, cuan-
F. ¿Cómo es posible sacrificar a vuestros dioses lo peor, do os morís?
pues en tanta veneración los tenéis? I. Nosotros no hacemos cosa alguna de ésas; mas si te-
I. Así lo hacían nuestros pasados e lo continuamos noso- nemos hijos, los enterramos a las puertas de nuestras casas,
tros. revuelto cada uno en una manta, cuando se muere; e todo
F. ¿Ofrecéis en esos vuestros templos otras cosas? lo que tenemos se queda para nuestros hijos, y ellos lo he-
I. Cada uno lleva de su casa lo que quiere ofrendar, así redan si son legítimos del padre e de su mujer e nascen den-
como gallinas, pescado e maíz e otras cosas, e los mucha- tro de casa; e si no tenemos hijos, todo lo que tenemos se
chos lo resciben e meten dentro en el templo. entierra con nosotros.
F. ¿Quién come esas cosas de esas ofrendas? F. ¿Qué manera tenéis en enterraros?
I. Cuando algún señor o cacique grande muere, búscan-
I. Cómelas el padre del templo, e lo que les queda, co-
se muchas mantas e camisas e capirotes e ropa de la tierra e
men los muchachos.
plumajes e moscadores, e de cada cosa que hay, un poco; e
F. ¿Llévanlo crudo o guisado al templo?
todo ello e al cacique o señor lo queman juntamente con
I. Guisado, e ninguna cosa llevan cruda.
ello, e asimesmo el oro que tiene. E después de quemado,
F. De esas ofrendas, ¿comía alguien primero que el pa-
cogen la ceniza de todo ello y échanla en un librillo o urva
dre sacerdote?
(esto es, olla o vaso), y entiérranlo en la ceniza delante de su
I. No comía alguno ni llegaba a ello primero que el sa-
casa del tal cacique o señor.
cerdote; antes ésa es una de las principales cerimonias de
F. ¿Por qué no los entierran en aquellos vuestros tem-
nuestros templos.
plos?
F. ¿Por qué os sajáis e sacrificáis las lenguas? I. Porque no lo tenemos por costumbre.
I. Así lo acostumbramos hacer, cuando habemos de ir a F. ¿Poneísle algo de comer?
comprar o vender o contractar, porque tenemos opinión que I. Cuando los quieren quemar pónenles allí pocol (que es
por eso se consigue buena dicha, y el Dios que para ese maíz) cocido en una higüera (que es una taza de calabaza,
efecto se invoca e llamamos se dice Mixcoa. o como calabaza es la higüera), e átanselo al cuerpo e lo
F. ¿Dónde está ese vuestro dios Mixcoa? queman juntamente con el cuerpo, segund está dicho.
I. Eso es unas piedras que tenemos por figuras en reve- F. ¿Mueren el cuerpo y el corazón, y el yulio e eanima?
rencia suya. I. Si ha vivido bien, va el yulio arriba con nuestros dio-
F. ¿Cómo sabéis que ese vuestro Dios os ayuda en la ses, e si ha vivido mal, allí muere e peresce con el cuerpo,
contractaciones que tenéis? e no hay más memoria de él.
I. Porque así lo tenemos por costumbre e nos hallamos F. Al tiempo de la muerte, ¿ven visiones estos vuestros in-
bien de ello para nuestro comercio e contractación. dios u otras cosas?
F. ¿Por qué os sajáis el miembro generativo? I. Cuando se quiere morir, ven visiones, e personas, e cu-
I. Eso no lo hacen todos, sino algunos bellacos, por dar lebras e lagartos, e otras cosas temerosas de que se espantan
más placer a las mujeres; pero no es cerimonia nuestra. e han mucho miedo, y en aquello ven que se quieren morir;
F. ¿En algún tiempo ha venido a esta tierra de Nicaragua e aquello que ven, no hablan ni les dicen nada más de es-
alguna gente, como los cristianos, que os haya dicho que pantarlos; e algunos de los que mueren, tornan acá, y ésos
hagáis aquellas cerimonias que ellos os mandan, o que os ven la visión de muchas maneras y espantan a los que los
echéis agua encima de las cabezas, u otros que os cortéis el ven.
capullo del miembro, o supistes que los cristianos habían de F. Las cruces que ponen los cristianos, ¿halláis que apro-
venir a esta tierra? vechan en eso?
I. No; nunca cosa alguna de ésas había venido a nuestra I. Sí, mucho aprovechan; porque después que los cristia-
noticia, e después que los cristianos vinieron, nos han dicho nos pusieron cruces, no vemos visiones.
que es bueno echar el agua sobre la cabeza e baptizarnos. F. ¿Quién os mostró hacer aquellas figuras de los ídolos
F. ¿Qué creéis que se lava con el agua echada en la ca- que tenéis?
beza? I. Nuestros antepasados nos los dejaron hechos de pie-
I. El corazón. dra, e por aquéllos, hacemos otros que tenemos en nuestros
F. ¿Por qué creéis que se lava el corazón? buhíos.
F. ¿Para qué los tenéis? no la podemos dejar por ninguna manera, ni casar con otra
I. Tenémoslos en nuestras casas para cuando queremos durante la vida de la primera. E aunque algunas veces reñi-
tractar algunas cosas, rogarles que nos den buena dicha en mos e nos apartamos, pasado el enojo, nos tornamos a jun-
ello, e para pedirles que nos dén salud. tar; e si uno es casado e viviendo su mujer se casa con otra,
F. ¿Sacrificáis en las casas a aquellos ídolos, para que os tómanle la hacienda e destiérranle de toda la tierra, e si tor-
ayuden e dén salud? na, riñen con él sus parientes de él e tórnase a ir; e para re-
I. No. prehensión e riña júntanse sus parientes a monexico o con-
En continuación de los ritos e cerimonias de los indios cejo entre sí, e repréndenle por de poca vergüenza e malo y
de Nicaragua, e de lo que más inquirió el dicho padre reve- échanlo de allí; pero no lo matan por ello. E la mesma pena
rendo fray Francisco de Bobadilla de sus matrimonios e cos- se da a la que se casa con hombre que sabía que era casa-
tumbres en aquellas provincias; e de los muchos indios que do, que así le toman a ella la hacienda e la destierran. Y esa
baptizó; e de las maravillosas bocas de fuego e humo de hacienda que se toma, dánla toda a la primera mujer que así
ciertos montes, e de otras muchas e notables particularida- queda sin marido, e puédese ella tornar a casar, pues que su
des a la historia anejas. marido tomó otra mujer seyendo ella viva, y el marido pri-
Deseando este padre reverendo quedar bien informado mero es ido desterrado de la tierra; pero si del primero ma-
de las cosas de Nicaragua, e teniendo tan buen aparejo de rido que así fué desterrado, quedaron hijos a esa mujer pri-
lenguas para interpretar y entender los indios, e teniendo mera, no se puede ella casar. E la mujer que es adúltera, sa-
juntos algunos caciques e indios principales e viejos, quiso bido el marido el adulterio, la castiga e la envía en casa de
saber qué manera tenían en sus matrimonios y en otras co- su padre con lo que ella tiene; e se puede él casar otra vez,
sas, e dijéronle así: porque su mujer fué mala; y ella no se puede casar.
I. Nosotros, cuando queremos casar nuestros hijos, va el F. ¿Qué pena le dan al adúltero, que se echa con la mu-
padre del hijo al padre de la hija e ruégale que se la quiera jer de otro?
dar por nuera; e si es contento, matan gallinas de las gran- I. El marido de ella riñe con él e le da de palos; pero no
des (que son como pavos, e no inferiores, sino mejores que lo mata.
nuestros pavos de España) e allegan cacao (de aquellas al- F. ¿Adónde se quedan los hijos de que destierran, e de la
mendras que corren por moneda) e algunos xulos (éstos son mujer que queda e se casó su marido por haber ella hecho
unos perros gozques mudos que crían en casa, e son buen adulterio?
manjar), e otras comidas; e hácese mucha fiesta de areitos, I. Quedan adonde quiere el padre que queden, o en po-
e los vecinos e amigos juntos, celébrase la boda desta forma. der de ella o de él. Si alguno saca o lleva una mujer casada
Es preguntado el padre o madre de la novia, o aquel que la a otras partes, ninguno tiene que hacer con él, ni al marido
da, si viene virgen; e si dicen que sí y el marido no la halla de ella no se le da nada que ella se vaya, pues que es mala
tal, se la torna, y el marido queda libre, y ella por mala mu- mujer, ni cura della, ni a él le es imputada vergüenza ni car-
jer conoscida; pero si no es virgen y ellos son contentos, pa- go alguno; mas los parientes della la blasfeman e resciben
sa el matrimonio, cuando antes de consumar la cópula avi- mucho enojo e aborrescimiento de ella.
saron que no era virgen, porque muchos hay que quieren F. ¿En qué grados os podéis casar con vuestras parientas?
más las corrompidas que no las vírgenes. El dote es árboles I. No podemos casar con nuestras madres ni con nues-
de fructa, así como mameyes e nísperos, e cocales e cirue- tras hijas ni con nuestras hermanas; pero con todas las otras,
los de aquellos que hacen vino, e tierras, e de la hacienda de cualquier gradop que sean de nuestro linaje, podemos
que tiene el padre della, e también el padre de él le da de lo casar, porque el parentesco esté más junto.
que tiene a su hijo en casamiento. E si esta mujer e marido F. ¿Qué pena dan al que se echa con su hermana?
mueren sin haber hijos que los hereden, vuelve la hacienda I. Nunca tal cosa se hace; pero el que duerme con la hi-
al tronco de cada uno, e si los tienen, ésos heredan. ja de su amo o señor, todos los que están en la casa donde
E cuando se han de juntar en uno, toma el cacique al no- esto acaesce, parientes dellos, toman los dos delincuentes
vio e a la novia por los dedos meñiques o auricularios de las fornicarios y entiérranlos vivos, sin ningún llanto ni dolor ni
manos izquierdas con su mano derecha, e mételos a entram-
fiesta, diciendo todos: “Mueran: que son bellacos”.
bos en una casa chiquita, que para ello tienen, e díceles:
F. ¿Tenéis justicia, que castigue los delictos?
“Mirad que seáis bien casados, e que miréis bien por vues-
I. No; e si alguno mata a otro, el muerto se queda por
tra hacienda, e que siempre la aumentéis e no la dejéis per-
muerto, e al que lo mata no le dan pena ni le hacen daño;
der”. E déjalos allí solos con un fuego pequeño, que baste a
pero si alguno mata a otro que es libre, da a sus parientes e
darles claridad, de unas astillas de tea, e los novios se están
mujer un esclavo o esclava, o ropa, o de lo que tiene, e no
quedos, mirando cómo aquella poca tea se quema; e acaba-
se le da otro castigo.
da, quedan casados e ponen en efecto lo demás. E luego el
F. ¿Qué pena dan al que mata algún cacique?
día siguiente comen con mucha fiesta e placer los parientes
I. Nunca tal acaesce, porque el cacique no comunica
e los que allí van, e les dan de lo que tienen; pero antes des-
con personas bajas.
ta comida, si el marido halló virgen la novia, dicen que está
buena e acuden con una grand grita los parientes e del ban- F. Al que hurta, ¿qué le hacen?
do della en señal de victoria; e si no la halló tal, sale muy I. Si le toma el dueño del hurto con el hurto, átalo e llé-
enojado y envíala a casa de sus padres, e busca otra con que valo a su casa, e tiénelo atado hasta que le paga o contenta
se case. de aquello que le hurtó; e si no tiene de qué pagar, tiénese-
F. ¿Puede tener el indio más de una mujer entre vosotros? lo por esclavo. E al que se ha rescatado, córtanle los cabe-
I. No más de una legítima casada; mas algunos tienen llos en señal que ha seído ladrón, porque en tanto que le
otras, que son de sus esclavas, con quien se echan; mas crescen, consiga el crédito que de él se debe tener para ade-
aquellas tales no son sus mujeres. E con la que nos casamos, lante; e después que le han crescido, no se los cortan más.
F. ¿Qué pena dan al que es puto, al cual vosotros llamáis F. Aquellas piedras que tenéis puestas en los caminos, e
cuylon, si es el paciente? cuando pasáis a par dellas las echáis hierba, ¿a qué propó-
I. Los muchachos lo apedrean e le hacen mal, e le lla- sito es aquello?
man bellaco, e algunas veces mueren del mal que les hacen. I. Porque tenemos opinión que haciéndolo así, no nos
F. ¿Tenéis mujeres malas entre vosotros, que ganan pres- cansamos ni tenemos hambre, o que a lo menos, haciendo
cio por dar sus cuerpos? esto, no nos cansamos tanto e nos aqueja menos la hambre
I. Sí hay, y lo que ganan es para ellas. en el camino por donde vamos; y el nombre proprio del dios
F. ¿Esas mujeres tienen rufianes a quien den parte de lo de la hambre, llamámosle Bisteot.
que ganan? F. ¿Tenéis otros dioses?
I. Rufianes tienen; mas para servirse de ellos, e lo demás I. Al dios del aire llamamos Chiquinaut y Hecat.
no se usa. F. En el tiempo de aquellas once fiestas que decís que te-
F. Al que fuerza alguna mujer en el campo, ¿qué pena le néis cada año, ¿qué fiesta o solemnidad hacéis a tales días?
dan? I. En aquellas fiestas no trabajamos ni entendemos en
I. Si ella da voces, acude gente e toman al forzador e más de emborracharnos; pero no dormimos con nuestras
átanlo, e llévanlo a casa del padre della; e tiénenlo atado mujeres, e aquellos días, por quitar la ocasión, duermen
cinco o seis días hasta que se rescata o contenta a sus padres ellas dentro en casa e nosotros fuera della. E al que en tales
della o a ella, si no tiene padres; e si no se rescata, queda el días se echa con su mujer, nuestros dioses les dan dolencia
forzador por esclavo de los padres della, si los ha, e si no,
luego, de que mueren; e por eso ninguno lo osa hacer, por-
queda por esclavo de la mujer forzada.
que aquellos días son dedicados a nuestros dioses.
F. Cuando alguno viene a pobreza ¿qué hace o de qué se
F. ¿Qué dioses son aquésos? ¿Cómo se llaman por sus
sostiene?
nombres propios?
I. El que tiene extrema nescesidad e ha vendido cuanto
I. Llámanse los de las fiestas desta manera: Agat, Ocelot,
tiene, acaesce que venden los padres a los hijos, e aun cada
uno se puede vender a sí proprio, si quiere e por lo que qui- Oate, Coscagoate, Olin, Tapecat, Quiauit, Sochit, Cipat,
siere; pero puédense los unos a los otros rescatar con volun- Acat, Cali, Quespal, Coat, Misiste, Macat, Toste, At, Izquin-
tad del señor de los tales esclavos, e no de otra manera. di, Ocomate, Malinal, Acato. Estos días son nuestras fiestas,
F. Esta carne humana que comés, ¿cómo lo hacés, si es a como vosotros los cristianos tenéis los domingos, y estos
falta de manjares, o por qué? días repartimos en un año.
I. Cómo se hace es que se corta la cabeza al que ha de F. Un año ¿cuántos días tiene entre vosotros?
morir, e hácesele el cuerpo pequeños pedazos, e aquéllos I. Tiene diez cempuales, e cada cempual es veinte días,
échanse a cocer en ollas grandes, e allí échase sal e axí, e lo y ésta es nuestra cuenta e no por lunas.
que es menester para guisarlo. Después de guisado, traen F. En esos días, o en otros, ¿ayunáis, dejáis de comer car-
cebollos de maíz, e con mucha alegría golosa, siéntanse los ne o pescado, o coméis menos de lo que soléis?
caciques en sus duhos, e comen de aquella carne, e beben I. En ningún tiempo dejamos de comer cosa alguna ni te-
mazamorra e cacao. E la cabeza nola cuescen ni asan ni co- nemos ayuno: todo va parejo con el comer de todos manja-
men; pero pónese en unos palos que están fronteros de los res.
oratorios e templos. Y ésta es la cerimonia que tenemos en F. Estos montones de tierra, que en cada plaza está un
comer de aquesta carne, la cual nos sabe como de pavos o montón alto delante de la puerta de vuestros templos princi-
puerco o de xulo (id est, de aquellos sus perros) que es pres- pales, redondo y encima agudo, como un montón de trigo o
cioso manjar entre nosotros; y este manjar de la carne hu- tierras amontonadas, y encima está una piedra, e tiene el
mana es muy presciado. Las tripas destos que así comemos, montón unos escaloncillos cavados en la mesme tierra para
son para los trompetas, a quien llamamos escoletes, e los subir hasta la punta, ¿a qué efecto los tenéis, e cómo se lla-
que les tañen al cacique con las trompetas en tanto que él ma ese montón?
come, e las fiestas, e cuando el señor se va a echar, como I. Llámase tescuit, e a él se sube el padre o sacerdote de
hacen los cristianos a sus capitanes grandes. Estos escoletes ese templo donde él está, el cual se llama tamagast; e allí
lavan aquellas tripas e las comen, como la carne.
corta la cabeza al hombre que sacrifica con una cuchilla de
F. Vosotros llamáis a vuestros concejos e ayuntamientos
pedernal, e con la sangre, aquel padre unta los ídolos de
secretos monexicos: ¿tenéis casas de cabildo, donde os jun-
piedra que tenemos y en aquel templo están.
téis?
F. Aquellas hacinas grandes de leña apiladas, que están
I. Sí tenemos; e allí nos juntamos, cuando el cacique tie-
en las plazas de los templos ¿para qué son?
ne nescesidad de proveer algunas cosas tocantes a la guerra
o a otras nescesidades, y el cacique (al cual en aquella len- I. Para que se alumbren los padres de los templos; la cual
gua se llama teite) habla e propone el caso e nescesidad pre- leña traen allí los muchachos e mancebos, e no tocan en
sente, e los exhorta e pide su auxilio, pues que lo que pide ella mujeres. E de noche queman de aquélla en los oratorios,
es bien universal de la república. E después que le han oído para que los que sirven a los padres, vean lo que está den-
los otros, dan sus paresceres, e de allí sale acordado lo que tro. Y en aquellos portales que están a trechos cubiertos en
se ha de hacer. torno de la plaza, el cual portal se llama galpón, allí duer-
(Esta casa de cabildo llaman galpón, pero segund yo vi men los mancebos que no tienen mujeres, e porque estén
muchos soportales en las plazas de aquella tierra, e aqué- allí puestos e juntos para la guerra; e hacen su vela ordena-
llos, aunque juntos, es para tener sus divisiones, e son apar- da cada noche, porque los contrarios enemigos no salten de
tados cada uno para sí, en los cuales, en cada uno, hay un noche.
principal con cierto número de gente, que siempre están allí F. ¿Sobre qué tenéis esos contrarios e guerras?
en guarda del señor principal, e cada portal de aquéllos lla- I. Sobre los términos de nuestras jurisdiciones, e por
man galpón). echar los unos a los otros de la tierra.
(Las armas desta gente son lanzas e macanas e arcos e F. ¿Tenéis ley e ordenanzas e prescios señalados de lo
flechas y espadas e rodelas. E las espadas son de palo, y en que se ha de dar por cada cosa?
los filos dellas unos dientes de pedernales que cortan como I. No, sino la voluntad de los dos que contractan, e así
navajas. Las armas defensivas son aquellas rodelas de corte- lo barata e vende cada uno lo mejor que él puede. E ningu-
zas de árboles o de madera ligera, e cubiertas de plumas e no del pueblo (que sea hombre), no puede entrar en el tián-
de labores de pluma e de algodón; e de tal manera, que son guez (que es la plaza del mercado) a comprar ni vender ni a
muy ligeras e lindas e fuertes; e unos jubones bastados de al- otra cosa, ni pararse a lo mirar desde fuera; e si lo miran, les
godón, algunos hasta la cinta, e otros que les cubren los riñen, e si entrasen, les darían de palos e los ternían por be-
muslos. No tiran con hierba, que no la saben hacer ni tienen llacos a cualquiera que por allí se hallase o pasase. Pero to-
noticia della). das las mujeres van al tiánguez con sus mercaderías, e tam-
F. En esas guerras qué tenéis, ¿es el cacique capitán, o bién pueden entrar los hombres e las mujeres, si son de otros
quién manda la gente cuando habéis de pelear? pueblos e forasteros, en los dichos tiánguez e mercados, sin
I. Escogemos a uno que ya está tenido y estimado por va- pena; pero esta costumbre no es general para los forasteros
liente hombre, e de quien se tiene vista la experiencia; e en todas las partes, sino entre los aliados e confederados
aquéste ordena la gente e los amonesta que sean valientes e amigos. E a los dichos mercados van todo género de muje-
maten cuantos pudieren de sus enemigos, e corten brazos e res e aun los muchachos (si no han dormido con mujeres).
cabezas e lo demás de sus contrarios, e que no huyan. Allí se venden esclavos, oro, mantas, maíz, pescado, conejo
F. ¿Pues por qué dicen que huís, si matan vuestros capi- e caza de muchas aves, e todo lo demás que se tracta e ven-
tanes, e no osáis esperar en viéndole muerto? de o compra entre nosotros de lo que tenemos e hay en la
I. Porque aquél anima la gente e sabe lo que se ha de ha- tierra e se trae de otras partes.
cer, y el cacique queda en el pueblo e no sabemos lo que F. ¿Cómo no tenéis vosotros la cabeza de la hechura que
querrá hacer, mas si el cacique es valiente hombre, también los cristianos?
va a pelear, e aunque maten al capitán, queda e gobierna el I. Cuando los niños nascen, tienen las cabezas tiernas, e
ejército, o nombra luego otro capitán. Mas si queda en el
hácenselas como ves que las tenemos, con dos tolondrones
pueblo, cuando torna la gente, sálelos a rescebir con mucho
a los lados dividiendo, e queda por medio de la cabeza un
placer, si vuelven con victoria, e si vienen vencidos o desba-
grand hoyo de parte a parte; porque nuestros dioses dijeron
ratados, llora delante de ellos con mucho sentimiento e do-
a nuestros pasados que así quedamos hermosos e gentiles
lor.
hombres, e las cabezas quedan más recias para las cargas
F. ¿Cómo se parten los despojos, que se han habido de
que se llevan en ellas.
los enemigos?
F. En aquellos veinte e un dioses e días que nombrastes
I. No se parten: que los captivos e despojos cada uno es
que guardáis en el año, nombrastes Macat e nombrastes Tos-
señor de lo que tomó en la guerra, sin que dé parte a ningu-
te, e a los venados llamáis Macat e a los conejos Toste. Vea-
no. Verdad es que de los esclavos que traen, luego sacrifican
algunos en aquel montón de tierra que es dicho que está de- mos: ¿esos animales son dioses e los adoráis; cómo o por
lante del templo. qué los coméis?
F. E si no traéis esclavos ¿qué sacrifican? I. Verdad es que así los nombramos a esos animales, por-
I. Si no los traen, van allí a par del montón los capitanes que de cada uno de esos nombres tenemos un dios; mas no
principales e lloran con mucha tristeza. E al que en la gue- por eso comemos a dios, sino para tomar esos animales e
rra no hace lo que el capitán le manda, quítanle las armas e cazallos, invocamos al dios Macat para tomar los ciervos, e
dánle con ellas, e dícenle feas e injuriosas palabras, y échan- al dios Toste para tomar los conejos en más cantidad, e po-
le del real, e no le pueden matar ni se acostumbra; pero si le nemos las cabezas a la puerta de la casa del que los mata,
matase el capitán, no le harían mal por eso. por memoria. Tomamos la sangre de los venados después de
F. Al cacique, ¿qué le dan o con qué le sirven? degollados, e secada, envolvémosla en unas mantas, e po-
I. No le dan nada ni le sirven en cosa alguna más de la némosla en una cesta colgada en casa, y eso tenemos por el
gente que él tiene en su casa e sus esclavos; ésos le sirven, dios de los venados.
e no puede el cacique mandar sino en las cosas de la guerra F. ¿Cómo tomáis esos animales? ¿Y si tenéis dioses de los
o bien del pueblo, e aun para esto, ha de ser primero acor- otros?
dado en el monexico; pero no se puede tener el monexico I. Matámoslos con los arcos, e con cepos e redes e como
sin el cacique, por ser el principal señor. mejor podemos; pero no tenemos dioses de los puercos ni
F. Estos indios que hay pobres entre vosotros y mendi- de los pescados ni gallinas; mas tenemos el del agua, que se
cantes ¿por amor de quién piden limosna, o qué es lo que dice Quiatcot, el cual llueve, e honrámosle con sahumerios
dicen cuando la demandan? de tea e resina, e si con este servicio no llueve, sacrificamos
I. No piden por amor de Dios, ni dicen sino dame esto, indios o indias.
que lo he menester, e dánselo porque diga bien de quien se F. ¿Llueve con eso?
lo da, e así se hace. Y esos pobres no van a pedir a todos, si- I. A las veces sí, e a las veces no.
no a quien creen que les dará lo que piden; e también se lo F. Cuando algún indio se quiere ir de la tierra, ¿puédelo
dan, porque han mancilla de su pobreza. E así andan de ca- hacer?
sa en casa pidiendo. I. Puédelo hacer; mas no puede vender su hacienda, pe-
F. Estos oficiales que hay entre vosotros, ¿con qué les pa- ro puédela dejar a sus parientes.
gáis sus labores e jornales o lo que se les compra? F. ¿Por qué no admitís a las mujeres que entren en vues-
I. Con maíz o con cacao o con mantas, e con aquellas tros templos?
cosas con que contractamos, trocando unas cosas por otras; I. Porque nuestros antiguos así lo ordenaron, e también
e así vamos de unas partes a otras a hacer nuestras mercade- mandaron que estando con su costumbre, no durmiéramos
rías e de unos pueblos a otros. con ellas en ninguna manera.
F. Cuando alguno tiene nescesidad, ¿préstanle otros I. No, sino a uno que está diputado para esto e trae por
aquello que pide o le falta, y él págalo? señal al cuello una calabaza; e muerto aquél, nos juntamos
I. El que toma algo prestado, en su mano está pagarlo o a cabildo e hacemos otro, el que nos paresce más bueno, e
no; pero si es maíz u otra cosa que se pueda tomar y entre- así van sucediéndole, y es mucha dignidad entre nosotros tal
garse, el que prestó váse al maizal del otro e págase de su oficio. Y este viejo no ha de ser hombre casado, ni está en
mano, sin incurrir en pena. el templo ni en casa de oración alguna, sino en su casa pro-
F. ¿Por qué andáis desnudos, pues que os podríades ves- pria.
tir, e tenéis mucho algodón e muy bueno? F.¿Qué nombre tiene ese vuestro confesor de la calaba-
I. Porque asi está en costumbre e desta manera andovie- za?
ron nuestros padres e antecesores. I. El que se tenía primero antes que tal oficio toviese.
F. ¿Es verdad que hay entre vosotros el que mirando al- F. Después que habéis hecho esos errores, ¿qué tanto tar-
gunas personas a otras, las matan? dáis en los ir a decir a ese viejo?
I. Sí; mucha verdad es que a los niños aojan e algunas I. Luego, desde a poco, ese día o el siguiente; pero no se
veces se mueren de ello. dicen hasta que el que yerra es de edad que llega a mujer, e
F. Cuando alguno de vosotros hace alguna cosa mal he- no de antes, porque son muchachos.
cha, ¿decíslo a los padres de vuestros templos, o pedís per- F. Cuando se hacen los sacrificios, ¿qué reza o dice
dón a vuestros teotes, arrepintiéndoos e pesándoos dello? aquel padre o sacerdote que los hace?
I. Decímoslo a los viejos más antiguos e no a los padres; I. Dice a aquellos ídolos e piedras que están en los tem-
e como lo habemos dicho, andamos descansados e con pla- plos, estas palabras: “Tomad, rescebid esto que os dan los
cer de se lo haber dicho, como si no lo hobiésemos hecho. caciques”, e diciendo aquesto, hacen los sacrificios.
E los viejos nos dicen: “Anda: íos e no lo hagáis otra vez”. E F. ¿Esos templos tienen renta o algunos derechos e pro-
hacémoslo así, porque lo tenemos por bueno, e porque no prios, e los que sacrifican son de vuestros parientes o voso-
nos muramos e nos venga otro mal, e porque pensamos que tros?
quedamos libres de lo que hicimos. I. No tienen proprios ni rentas, ni comemos ni sacrifica-
F. ¿Eso decíselo público o en secreto a los viejos, e a mos a nuestros hijos ni parientes, sino de nuestros enemigos
cuantos viejos se lo decís? e de esclavos o forasteros.
I. A uno sólo y en secreto, e no delante de nadie, y es- Siguióse, cuando este padre reverendo fue a aquella tie-
tando en pie, y este viejo no lo puede descubrir a nadie, si- rra de Nicaragua, que estaba perdida por falta de agua, que
no tenerlo secreto en su corazón. había mucho que no llovía; e así como llegó, quiso Dios e
F. ¿Qué pecados e males son esos que le decís a ese vie- llovió cinco días a reo. E tuviéronlo los indios por señal de
jo? miraglo, e él dió a entender a los indios por buenas e devo-
I. Decimosle cuánto habemos quebrado aquellas fiestas tas palabras cómo lo hacía Dios Nuestro Señor, e la glorio-
que tenemos e no las habemos guardado, o si decimos mal sa Virgen Sancta Maria; e que si fuesen cristianos e buenos,
de nuestros dioses cuando no llueve, e si decimos que no llovería a sus tiempos e les daría buenos temporales, e se
son buenos; e los viejos nos echan pena para el templo.
salvarían sus ánimas, guardando la fee católica; e así a este
F. ¿Qué pena os echan, o cómo la cumplís?
propósito dijo muchas cosas, encaminándolos para su salva-
I. Mándanos que llevemos leña, con que se alumbre el
ción.
templo, o que le barramos, e cumplimos esa penitencia sin
falta alguna. Fuente impresa: FERNÁNDEZ DE OVIEDO, Historia General, Volumen 4, Li-
F. ¿Esa confesión hacéisla delante de cualquiera viejo? bro 42, capítulos 2 y 3, BAE (Número 120), Volumen 4, páginas 366 – 381.

Contexto

Fray Francisco de Bobadilla elaboró en su Información sobre los Nicaraos, grupo pipil, para mostrar que hasta aquel mo-
mento no había habido una auténtica acción evangelizadora. En 1529, por orden del gobernador Pedrarias Dávila, fray Bo-
badilla viaja a España para informar a Carlos V sobre la “ignorancia religiosa” de los indígenas. Fernández de Oviedo inclu-
yó la Información de Bobadilla en su Historia General. Ver a BAUDOT, G. Utopía, páginas 125 – 127, b.f.

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