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Introducción a la Psicología
Psicología General – Educación Parvularia 1
Docente: Claudia Contreras

¿Qué estudia la Psicología?

La psicología es el estudio científico del comportamiento y de los procesos mentales. El término


psicología proviene de las palabras griegas psyche (alma) y logos (estudio), y revela que la definición,
en sus orígenes, se refería al estudio del alma (más tarde, de la mente). Un estudio científico implica el
uso de herramientas tales como: la observación, la descripción y la investigación experimental para
reunir información y posteriormente organizarla. El comportamiento incluye, en su más amplia
definición, acciones que se pueden observar con facilidad, tales como la actividad física y la expresión
oral, así como otros “procesos mentales”, los cuales no pueden ser observados directamente, como
son: la percepción, el pensamiento, el recuerdo y los sentimientos. Los psicólogos no se conforman
con la descripción del comportamiento. Van más allá: intentan explicarlo, predecirlo y, por último,
modificarlo para mejorar la vida de la gente y de la sociedad.

Historia de la Psicología
En cierto sentido la historia de la psicología data de la antigüedad, de cuando filósofos y líderes
religiosos se preguntaban sobre la naturaleza humana e intentaban explicar el comportamiento
humano. Sin embargo, la psicología como ciencia es una disciplina mucho más joven, poco más de
cien años. ¿Qué fue lo que hizo que la psicología dejara de ser parte de la filosofía para convertirse en
ciencia? Principalmente el uso de los instrumentos y técnicas empleadas con éxito en las ciencias
naturales. Cuando los que buscaban respuestas dejaron de confiar en su intuición y su propia
experiencia y comenzaron a reunir información cuidadosamente a partir de observaciones sistemáticas
y experimentos controlados, dejaron de ser filósofos para convertirse en científicos. La psicología es,
en efecto, hija de dos padres: la filosofía (buscar sabiduría a través del razonamiento lógico) y la
fisiología (estudio de los procesos vitales de un organismo, como la respiración, la digestión y la
reproducción). Durante los siglos XVIII y XIX los investigadores fisiológicos emplearon el microscopio,
recientemente inventado, para examinar animales y cadáveres humanos, obteniendo importantes
descubrimientos sobre la función de la médula espinal, la naturaleza eléctrica del impulso nervioso y
otros mecanismos biológicos. Casi todos los pioneros de la psicología experimental en Alemania
estudiaron medicina o fisiología. La búsqueda de la psicología para entender cómo piensan, sienten y
actúan las personas sigue basándose en el conocimiento de la biología humana.

Por consenso general, la psicología nació en 1879, el año en que Wilhelm Wundt fundó el primer
laboratorio de psicología en la Universidad de Leipzig en Alemania. A los ojos de los demás, un
laboratorio identificaba un campo de indagación como “ciencia”. Al inicio, Wundt no atrajo mucha
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atención; sólo cuatro estudiantes asistieron a su primera clase. Sin embargo, para mediados de la
década de 1890 sus clases estaban totalmente saturadas.

Wundt empezó a tratar de explicar la experiencia inmediata y a desarrollar maneras de estudiarla


científicamente, aunque también creía que algunos procesos mentales no podían estudiarse mediante
experimentos científicos. Wundt otorgó un lugar central a la atención selectiva, el proceso por el cual
determinamos a qué vamos a atender en un momento dado.

Psicoanálisis

Sigmund Freud (1856-1939), médico originario de Viena, es el creador del psicoanálisis, uno de los
sistemas psicológicos que más arraigo tienen en nuestra cultura. Su interés por la neuropatología lo
llevó al estudio de la histeria y la neurosis y a buscar sus orígenes, convencido de que muchas
enfermedades nerviosas eran más de orígenes psicológicos que fisiológicos.

Freud modificó la concepción occidental del ser humano, ya que se opuso a la consideración racional
de la mente humana, defendida por los filósofos; admitió la realidad del inconsciente y llegó a considerar
que la personalidad está determinada por los instintos biológicos.

El creía que los datos conscientes son insuficientes para explicar el comportamiento humano. La
realidad fundamental es el inconsciente, al cual veía como un caldero dinámico de primitivas pulsiones
sexuales y agresivas, deseos prohibidos, temores y deseos indescriptibles y recuerdos infantiles
traumáticos. Aunque reprimidos (o escondidos para la conciencia), los impulsos inconscientes
presionan sobre la mente consciente y encuentran expresión de forma disfrazada o alterada, lo que
incluye lapsus (no recordar el nombre de una persona), los actos fallidos (perder las llaves de casa, o
ir a un lugar y no saber a qué), los chistes, los sueños y las fantasías, síntomas de enfermedad mental
y actividades socialmente aceptables como el arte y la literatura. Para descubrir el inconsciente Freud
desarrolló una técnica, el psicoanálisis, que utiliza la introspección, la asociación libre de ideas y la
interpretación de los sueños como método terapéutico.

La teoría de Freud estableció la base para el estudio de la personalidad y los trastornos psicológicos.

1. Estructura de la personalidad
El modelo de Freud describe la personalidad como un sistema dinámico regido por tres estructuras
mentales: el ello, el yo y el superyó. Según Freud, los tres sistemas intervienen en la mayor parte de la
conducta.

 El ello

Se constituye por los instintos e impulsos biológicos innatos. Es egoísta, irracional, impulsivo y
totalmente inconsciente. Su funcionamiento se basa en el principio de placer, es decir, trata de
expresar libremente todo tipo de impulsos que buscan el placer. Si estuviéramos por completo bajo su
control, el mundo sería caótico.
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El ello es como un pozo de energía para toda la psique o personalidad. Esta energía, llamada líbido,
fluye de los instintos vitales (o Eros). De acuerdo con Freud, en la líbido se basan los esfuerzos para
sobrevivir, lo mismo que los deseos sexuales y la búsqueda del placer. Freud también describió un
instinto de muerte. Tanatos, como denominó a este instinto, produce impulsos agresivos y
destructivos. Interpretó, de hecho, la larga historia de guerras y violencia como una prueba de tales
impulsos. Así, la mayor parte de las energías del ello están encaminadas a liberar tensiones
relacionadas con el sexo y la agresión.

 El yo

A veces se le conoce como el “ejecutivo” porque encauza las energías aportadas por el ello. Éste es
como una reina o un rey ciegos con un gran poder, pero que deben recurrir a otros para que cumplan
sus órdenes. El ello sólo puede crear imágenes mentales de lo que desea. El yo adquiere poder para
dirigir la conducta, relacionando los deseos del ello con la realidad externa.

A diferencia del ello, el yo se rige por el principio de realidad, es decir, pospone la acción hasta que
sea factible o apropiada. El yo es el sistema que piensa, planea, resuelve problemas y decide. En
concreto, tiene el control consciente de la personalidad.

 El superyó

Actúa como un juez o censor de los pensamientos y las acciones del yo. Una parte del superego,
llamada conciencia, refleja las acciones por las que un individuo ha sido castigado. Cuando no se
cumplen los dictados de la conciencia, los sentimientos de culpa imponen un castigo interno.

El ideal del yo es una segunda parte del superyó. Refleja las conductas que los padres aprobaron o
premiaron. Es fuente de metas o aspiraciones. Sentimos orgullo cuando cumplimos sus normas.

El superyó actúa como un “progenitor internalizado” que controla la conducta. En la perspectiva


freudiana, un individuo con un superyó débil tendrá una personalidad delictiva, criminal o antisocial. En
cambio, un superyó demasiado estricto o duro causará inhibición, rigidez o culpa insoportable.

¿Cómo interactúan el ello, el yo y el superyó? Freud suponía que entre ellos existe un delicado equilibrio
de poder. Por ejemplo, las exigencias del ello de placer inmediato chocan a menudo con las
restricciones morales del superyó. El siguiente ejemplo aclara la función de las partes de la
personalidad.

Imagina que sientes atracción sexual por un conocido. El ello clama para satisfacer
inmediatamente sus deseos sexuales, pero se opone el superyó (para el cual la simple idea
resulta perturbadora). El ello dice: “¡Adelante, obtenlo!”. El superyó responde con frialdad: “¡Ni
siquiera se te ocurra volver a pensarlo!” ¿Y qué dice el yo? Dice: “¡Tengo una idea!”

Para atenuar la tensión el yo podría iniciar acciones que culminen en la amistad, el romance, el cortejo
y el matrimonio. Si el ello es extremadamente potente, el yo quizá ceda e intente la seducción. Si
predomina el superyó, el yo se verá obligado a desplazar o sublimar las energías sexuales hacia otras
actividades (deportes, música, danza o duchas frías).
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2. Niveles de conciencia
Freud estaba convencido de que en la conducta se manifiestan a menudo fuerzas inconscientes u
ocultas. El inconsciente contiene recuerdos y emociones reprimidas, además de impulsos instintivos
del ello. Es interesante señalar que los científicos modernos han descubierto que el sistema límbico del
cerebro parece desencadenar emociones y recuerdos inconscientes.

El consciente abarca todo aquello de lo que tenemos conciencia en un momento dado: pensamientos,
percepciones, sentimientos y recuerdos. El preconsciente contiene material que fácilmente puede
traerse a la conciencia. Si te detienes a pensar en una ocasión en que te sentiste enojado o rechazado,
estarás llevando a cabo este recuerdo del nivel preconsciente al consciente.
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3. Desarrollo de la personalidad
Freud supuso que el núcleo de la personalidad se forma antes de los 6 años a través de las etapas
psicosexuales. Los impulsos eróticos de la niñez tienen efectos duraderos en el desarrollo. Como
cabe suponer, se trata de una idea controvertida. Freud utilizó los términos sexo y erótico en forma muy
amplia para referirse a las fuentes de placer.

Freud identificó cuatro fases psicosexuales: oral, anal, fálica y genital, y también describió un período
de “latencia” entre las etapas fálica y genital. En cada etapa o fase una parte diferente del cuerpo se
convierte en zona erógena primaria del niño (área capaz de dar placer) y en la fuente principal de
placer, frustración y autoexpresión. Freud pensaba que muchos rasgos de personalidad adulta nacen
de fijaciones en una o varias etapas.

Una fijación es un conflicto no resuelto o estancamiento emocional causado por una satisfacción
excesiva o por frustración.

 La etapa oral

En el primer año de vida, casi todo el placer del niño viene de la estimulación de la boca. Una
estimulación excesiva o deficiente puede hacer que la boca se convierta en la fuente principal de placer.
Por eso, si a un niño se le alimenta demasiado o se le frustra, aparecerán rasgos orales. Entre las
expresiones adultas de las necesidades orales se encuentran las siguientes: masticar chicle, morderse
las uñas, fumar, besar, beber en exceso y alcoholismo.

La fijación en la etapa oral temprana produce una personalidad oral dependiente. Estos individuos son
crédulos, pasivos y requieren mucha atención (quieren ser tratados con cariño maternal y recibir
muchos regalos). Las frustraciones en la etapa oral avanzada pueden provocar agresión, a menudo
con mordidas. Las fijaciones crean entonces adultos orales agresivos que explotan a la gente.
También les gusta discutir (son maestros del sarcasmo hiriente).

 La fase anal

Entre los 1 y 3 años, la atención del niño se centra en el proceso de eliminación. Cuando los padres de
familia empiezan a entrenar a sus hijos en el control de esfínteres, puede obtener su aprobación o
expresión de rebelión y agresión “reteniendo” o “liberando”. Por tanto, un entrenamiento riguroso o
tolerante puede ocasionar una fijación anal que incorpore estas respuestas a la personalidad. Para
Freud, la personalidad anal retentiva es obstinada, tacaña, ordenada y compulsiva por la limpieza. La
personalidad anal expulsiva es desordenada, destructiva, cruel o caótica.

 La fase fálica

Los rasgos adultos de la personalidad fálica son vanidad, exhibicionismo, orgullo sensible y
narcisismo (amor a sí mismo). Freud supuso que las fijaciones fálicas aparecen entre los 3 y 6 años de
edad. Entonces, el aumento del interés sexual hace que el niño sienta atracción física por el progenitor
del sexo opuesto. En los varones, esto da origen al conflicto de Edipo: el niño lucha contra el padre
por el afecto de su madre. Según Freud, el hijo se siente amenazado por el padre (en concreto, teme
que lo castre). Para aliviar su ansiedad, debe identificarse con él. La rivalidad termina cuando el niño
trata de parecerse más a su padre. Al hacerlo, empieza a aceptar los valores paternos y crea una
conciencia.
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Las mujeres, por otro lado, muestran el conflicto de Electra: la niña ama al padre y compite con su
madre. De acuerdo con Freud, se identifica con ella en forma más gradual.

Freud pensaba que las mujeres ya se sienten castradas. De ahí que el impulso a identificarse con su
madre sea menor que el de los niños por identificarse con su padre. Esto contribuiría menos a crear
una conciencia. Esta parte de las ideas freudianas ha sido rechazada tajantemente por las feministas
modernas. Esta teoría es quizá fruto de la época dominada por varones en la que vivió Freud.

 Latencia

Para Freud, hay un período de latencia entre los 6 años y la pubertad. La latencia no es una etapa en
realidad, más bien es un tiempo de tranquilidad en que el desarrollo sexual permanece inactivo. Resulta
difícil aceptar este concepto de latencia. No obstante, Freud lo veía como un período relativamente
tranquilo en comparación con los 6 primeros años de vida, tan tormentosos.

 La fase genital

En la pubertad, al intensificarse las energías sexuales se activan todos los conflictos no resueltos de
años anteriores. Esto explicaría por qué la adolescencia se caracteriza por tanta emoción y
perturbación. La etapa genital comienza en la pubertad. La adolescencia se caracteriza por una
creciente capacidad de tener relaciones socio-sexuales responsables y termina con la capacidad
madura para amar y realizar la sexualidad adulta plena.

Conductismo
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Con la publicación, en 1913, del artículo “La psicología, tal como la ve el conductista”, escrito por John
B. Watson (1878 – 1958), nació la nueva escuela conductista, que se había desarrollado a partir de los
estudios del fisiólogo ruso Iván Pavlov, quien había ganado el Premio Nobel por su investigación sobre
digestión. En el curso de sus experimentos, Pavlov advirtió que los perros de su laboratorio empezaban
a salivar en cuanto escuchaban que se acercaba quien los alimentaba, incluso antes de que pudieran
ver su comida. Decidió averiguar si la salivación, un reflejo automático, podía moldearse por el
aprendizaje. Comenzó a parear de manera repetida el sonido de una campana con la presencia de
comida. El siguiente paso fue observar qué sucedía cuando se presentaba la campana sin presentar la
comida. Este experimento demostró con claridad lo que Pavlov había observado de manera incidental:
después de pareamientos repetidos, los perros salivaban en respuesta a la campana sola. Pavlov llamó
condicionamiento a esta forma simple de entrenamiento. De modo que una nueva escuela de psicología
fue inspirada por una observación casual seguida de experimentos rigurosos.

Los conductistas pensaban que no valía la pena imaginarse lo que la gente ve o siente, o cómo piensan
y por qué. En su lugar se concentraron en lo que realmente podían ver. Dicho de otra forma, estudiaban
comportamientos y hechos observables. Reemplazaron la introspección, como método de
investigación, por estudios de laboratorio sobre el condicionamiento, un tipo de aprendizaje. Si se podía
determinar el tipo de respuesta que daría una persona o un animal frente a un estímulo determinado,
se conocería lo importante de la mente. Con esta orientación la investigación se dirigió hacia la
experimentación con animales y el trabajo sobre el aprendizaje. Los conductistas hacían hincapié en la
importancia del ambiente en la formación de la naturaleza humana y restaban importancia a las
características hereditarias.

Watson intentaba demostrar que todos los fenómenos psicológicos, incluso las motivaciones
inconscientes de que hablaba Freud, son el resultado del condicionamiento. En uno de los
experimentos más infames de la historia de la psicología, Watson intentó crear una respuesta
condicionada de temor en un niño de 11 meses de edad. El “pequeño Alberto” era un bebé seguro y
feliz que disfrutaba de los nuevos lugares y experiencias. En su primera visita al laboratorio de Watson,
Alberto quedó encantado con una peluda rata blanca domesticada, pero se asustó visiblemente cuando
Watson golpeó una barra de acero con un martillo justo detrás de la cabeza del niño. En su segunda
visita, Watson colocó a la rata cerca de Alberto, y en el momento en que el bebé la alcanzaba y la
tocaba, golpeó con el martillo. Después de media docena de pareamientos, el pequeño Alberto
comenzaba a llorar en el momento en que se introducía a la rata sin ningún golpe. Experimentos
adicionales encontraron que Alberto se asustaba con cualquier cosa blanca y peluda, como un conejo,
un perro, un abrigo de piel de foca, algodón y Watson llevando una máscara de Santa.
Una de las estudiantes graduadas de Watson, Mary Cover Jones (1924), realizó en reversa el
experimento del pequeño Alberto. Jones logró recondicionar con éxito a un niño para superar el temor
a los conejos (no ocasionado por un condicionamiento en el laboratorio) presentando el conejo a gran
distancia y acercándolo luego gradualmente mientras el niño estaba comiendo. Conocida como
desensibilización, esta técnica es similar a las empleadas en la actualidad por muchos psicólogos
clínicos.
En 1920, un escándalo personal obligó a Watson a renunciar a su puesto en la Universidad Johns
Hopkins. Se mudó a Nueva York donde se convirtió en psicólogo residente en la agencia de publicidad
J. Walter Thompson. Durante algunos años desde entonces, continuó escribiendo artículos en revistas
populares y libros de psicología.
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Pero la tarea de perfeccionar el conductismo a través de la investigación recayó en otros,


principalmente en B. F. Skinner.
B. F. Skinner se convirtió en uno de los líderes de la escuela conductista de psicología. Al igual que
Watson, Skinner creía fervientemente que la mente, o el cerebro y el sistema nervioso, eran una “caja
negra”, invisible (e irrelevante) para los científicos. Los psicólogos deberían interesarse por lo que
entraba y lo que salía de la caja negra y no preocuparse por lo que sucedía en el interior. Skinner
también tenía gran interés en modificar la conducta por medio del condicionamiento, y en descubrir en
el proceso las leyes naturales de la conducta.
Skinner agregó un nuevo elemento al repertorio conductista: el reforzamiento. Recompensaba a sus
sujetos por comportarse en la forma en que él deseaba que lo hicieran. Por ejemplo, colocaba un animal
(las ratas y las palomas eran sus sujetos favoritos) en una caja especial y le permitía explorar. A la
larga, el animal alcanzaba y presionaba una palanca o picoteaba un disco en la pared, luego de lo cual
una bolita de comida caía en la caja. Gradualmente, el animal aprendía que el hecho de presionar la
palanca o picotear el disco siempre producía comida. ¿Por qué aprendía esto el animal? Porque era
reforzado, o recompensado, por hacerlo. Skinner convirtió de esta forma al animal en un agente activo
en su propio entrenamiento, un proceso al que denominó condicionamiento operante o instrumental.
El condicionamiento no se limita al aprendizaje simple en animales. Sólo podemos conjeturar sobre la
enorme cantidad de condicionamiento que ocurre en la vida humana cotidiana. ¿Por qué nos sentimos
hambrientos a la hora de la comida, somnolientos a la hora de ir a la cama, asustados por las ratas y
las serpientes o excitados sexualmente por una canción o una fragancia? Esos impulsos físicos y
sentimientos privados son, al menos en parte, resultado del condicionamiento, al igual que muchas
otras reacciones más complejas.

Psicología de la Gestalt
Los psicólogos alemanes que fundaron la escuela de la Gestalt a principios del Siglo XX, lanzaron la
idea de que los elementos individuales de la mente no son los importantes, sino la Gestalt: la forma o
configuración que estos elementos conforman. Por ejemplo, subrayaron la importancia de la nueva
entidad formada por los diferentes elementos, de la misma manera en que una melodía está formada
por la combinación de notas individuales, o la visión de un árbol frondoso, en toda su grandeza, es
mucho más que una mera combinación de manchas de luz, sombra y formas separadas. Al contrario
de los conductistas, los gestaltistas reconocían la importancia de la conciencia; sólo que se opusieron
a considerarla como un conjunto de piezas sueltas. Mantenían que el todo es más que la suma de las
partes, un punto de vista que tuvo un especial efecto en el estudio de la percepción.

¿Cómo se organizan las sensaciones en percepciones significativas? Los psicólogos de la Gestalt


investigaron la separación figura-fondo y las leyes de agrupación de estímulos: proximidad, semejanza,
cierre y continuidad.

Figura y fondo

La organización más simple es el agrupamiento de algunas sensaciones en un objeto o figura que


resalta sobre un fondo, por ejemplo la nube sobre el cielo o una melodía sobre el ruido. Es probable
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que la organización figura-fondo sea innata, porque es la primera capacidad perceptiva que aparece
después de que recuperan la vista los pacientes con cataratas.

La figura tiene unas características propias: forma y contornos definidos; posee mayor estructuración y
está más próxima al sujeto; aparece cerrada sobre sí misma, su superficie es menor y recibe la
influencia del fondo que la envuelve. En contraposición, el fondo carece de contornos precisos; parece
más uniforme y carente de estructura; su superficie es mayor y se percibe como extendido tras la figura.

A veces, la figura y el fondo pueden ser reversibles. Existen figuras ambiguas que admiten diversas
interpretaciones. Estas figuras muestran que la representación de la realidad está dirigida por el sujeto,
al menos en parte: depende de cómo fragmentemos los elementos de la imagen para reconocer una
cosa u otra.

Leyes de organización perceptual de la Gestalt

Psicología Cognitiva
La escuela psicológica más reciente se ha desarrollado a partir de las corrientes principales de la
psicología experimental, e intenta descubrir qué procesos del pensamiento tienen lugar en nuestra
mente. Los psicólogos cognitivos no se conforman con el análisis del comportamiento en términos de
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simples conexiones, estímulo-respuesta, intentan comprender la forma en que la mente procesa la


información que percibe, esto es, cómo organiza, recuerda y utiliza esta información.
Este nuevo enfoque abarca los campos existentes y los nuevos subcampos de la psicología. Por
ejemplo, en la psicología del desarrollo, la idea de que el niño es una pizarra en blanco cuyo desarrollo
es moldeado por completo por su ambiente se reemplazó por la nueva concepción de los bebés y los
niños como seres conscientes, competentes y sociales. Desde esta nueva perspectiva, los niños
buscan activamente aprender acerca de su mundo y darle sentido. Más aún, todos los niños saludables
están “equipados” con características tan distintivamente humanas como la habilidad para adquirir el
lenguaje, sin educación formal, a través de la exposición. La psicología del desarrollo es sólo un
subcampo que ha contribuido y se ha beneficiado del surgimiento de la psicología cognoscitiva.
La psicología cognoscitiva es el estudio de nuestros procesos mentales en el sentido más amplio:
pensamiento, sentimiento, aprendizaje, recuerdo, toma de decisiones y juicios, entre otros. Si el modelo
conductista del aprendizaje se parecía a un anticuado conmutador telefónico (una llamada o estímulo
entra, se transmite a través de varios circuitos en el cerebro, y una contestación o respuesta sale), el
modelo cognoscitivo se parece a una moderna computadora de gran potencia. Los psicólogos
cognoscitivos están interesados en las maneras en que la gente “procesa la información”, es decir,
cómo adquirimos la información, cómo procesamos o transformamos unidades informativas en
programas y cómo empleamos esos programas para resolver problemas.
En contraste con el conductismo, los psicólogos cognoscitivos creen que los procesos mentales pueden
y deben estudiarse científicamente. Aunque no podemos observar directamente los recuerdos o los
pensamientos, sí podemos observar la conducta y hacer inferencias acerca de las clases de procesos
cognoscitivos subyacentes. Por ejemplo, podemos leer a la gente un largo relato y luego observar qué
recuerda de ese relato, las formas en que sus recuerdos cambian con el tiempo y los tipos de errores
en el recuerdo que son proclives a cometer. Con base en la investigación sistemática de este tipo,
podemos obtener información sobre los procesos cognoscitivos que hay detrás de la memoria humana.
Además, con el advenimiento de las nuevas técnicas de imagenología cerebral, los psicólogos
cognoscitivos han comenzado a abordar preguntas acerca de los mecanismos neurológicos que yacen
bajo procesos cognoscitivos como el aprendizaje, la memoria, la inteligencia y la emoción, dando lugar
al campo en rápida expansión de la neurociencia cognoscitiva.
En un corto tiempo, la psicología cognoscitiva ha tenido un enorme impacto en casi todas las áreas de
la psicología y se ha convertido en la escuela más destacada de la psicología científica contemporánea.

Psicología Humanista
Aparece a mediados de los años cincuenta y sus autores más representativos son Abraham Maslow
(1908-1970) y Carl Rogers (1902-1987). Pero más que una escuela constituida, es un movimiento con
estas características comunes:
 El hombre es autónomo y responsable de las decisiones que toma para su desarrollo personal.
 Como los pensamientos, los sentimientos y las acciones humanas forman un todo integrado, la
psicología debe estudiar al individuo globalmente.
 La vida humana se desarrolla en un contexto interpersonal. La búsqueda del sentido de la
existencia y los valores humanos son aspectos fundamentales para el ser humano.
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Métodos de investigación en Psicología

Ramas de la Psicología
En psicología es necesario distinguir entre ciencia básica y ciencia aplicada.
La psicología básica se dedica a la investigación de los procesos psicológicos mediante el método
científico. La psicología aplicada utiliza los conocimientos en los diferentes ambientes donde los
individuos actúan.
Algunas ramas de la psicología básica son: Psicología Experimental, Psicología Social, Psicología de
la Personalidad, Psicología evolutiva o del desarrollo.
Las tres áreas aplicadas más importantes son: psicología educacional, psicología clínica y psicología
laboral y de las organizaciones. En la actualidad, también tienen gran interés la psicología jurídica y la
psicología deportiva.

 Psicología educacional. ¿Cómo pueden los niños mejorar su aprendizaje y creatividad?,


¿cómo integrar a los retrasados y a los superdotados?, ¿se debe incluir la educación emocional
o las habilidades sociales en la escuela? Los psicólogos educativos realizan e interpretan
pruebas psicológicas para ayudar a los estudiantes en sus decisiones, y orientar a padres y
profesores para lograr mejor rendimiento durante los años escolares.

 Psicología clínica. Los psicólogos clínicos diagnostican y tratan problemas emocionales y de


conducta, desde los más leves, como falta de autoestima o timidez, hasta los más
problemáticos, como la separación de parejas, el estrés o la depresión.
Ayudan al ser humano a enfrentarse a su propio sufrimiento. Estos psicólogos se dedican, como
los psiquiatras, al diagnóstico, evaluación y tratamiento de casos clínicos (personas con
problemas), pero entre ellos hay diferencias reseñables, por ejemplo, el psiquiatra tiene una
formación médica y puede recetar fármacos, mientras que el psicólogo, no.
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 Psicología laboral y de las organizaciones. Se ocupa de la selección y el entrenamiento de


los trabajadores (no cualquier persona puede ser controlador aéreo, por ejemplo) y de mejorar
las relaciones humanas en el ámbito laboral.

Referencias
Alonso, J. (2007). Psicología. México: McGraw-Hill/Interamericana.
Coon, D. & Mitterer, J. (2010). Introducción a la Psicología. El acceso a la mente y la conducta.
México: Cengeage Learning.
Davis, S. & Palladino, J. (2008). Psicología. México: Pearson Educación.
Morris, C. & Maisto, A. (2010). Psicología. México: Prentice Hall.
Papalia, D. & Wendkos, S. (2012). Psicología para Bachillerato. México: McGraw-Hill.

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