Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Introducción a la Psicología
Psicología General – Educación Parvularia 1
Docente: Claudia Contreras
Historia de la Psicología
En cierto sentido la historia de la psicología data de la antigüedad, de cuando filósofos y líderes
religiosos se preguntaban sobre la naturaleza humana e intentaban explicar el comportamiento
humano. Sin embargo, la psicología como ciencia es una disciplina mucho más joven, poco más de
cien años. ¿Qué fue lo que hizo que la psicología dejara de ser parte de la filosofía para convertirse en
ciencia? Principalmente el uso de los instrumentos y técnicas empleadas con éxito en las ciencias
naturales. Cuando los que buscaban respuestas dejaron de confiar en su intuición y su propia
experiencia y comenzaron a reunir información cuidadosamente a partir de observaciones sistemáticas
y experimentos controlados, dejaron de ser filósofos para convertirse en científicos. La psicología es,
en efecto, hija de dos padres: la filosofía (buscar sabiduría a través del razonamiento lógico) y la
fisiología (estudio de los procesos vitales de un organismo, como la respiración, la digestión y la
reproducción). Durante los siglos XVIII y XIX los investigadores fisiológicos emplearon el microscopio,
recientemente inventado, para examinar animales y cadáveres humanos, obteniendo importantes
descubrimientos sobre la función de la médula espinal, la naturaleza eléctrica del impulso nervioso y
otros mecanismos biológicos. Casi todos los pioneros de la psicología experimental en Alemania
estudiaron medicina o fisiología. La búsqueda de la psicología para entender cómo piensan, sienten y
actúan las personas sigue basándose en el conocimiento de la biología humana.
Por consenso general, la psicología nació en 1879, el año en que Wilhelm Wundt fundó el primer
laboratorio de psicología en la Universidad de Leipzig en Alemania. A los ojos de los demás, un
laboratorio identificaba un campo de indagación como “ciencia”. Al inicio, Wundt no atrajo mucha
2
atención; sólo cuatro estudiantes asistieron a su primera clase. Sin embargo, para mediados de la
década de 1890 sus clases estaban totalmente saturadas.
Psicoanálisis
Sigmund Freud (1856-1939), médico originario de Viena, es el creador del psicoanálisis, uno de los
sistemas psicológicos que más arraigo tienen en nuestra cultura. Su interés por la neuropatología lo
llevó al estudio de la histeria y la neurosis y a buscar sus orígenes, convencido de que muchas
enfermedades nerviosas eran más de orígenes psicológicos que fisiológicos.
Freud modificó la concepción occidental del ser humano, ya que se opuso a la consideración racional
de la mente humana, defendida por los filósofos; admitió la realidad del inconsciente y llegó a considerar
que la personalidad está determinada por los instintos biológicos.
El creía que los datos conscientes son insuficientes para explicar el comportamiento humano. La
realidad fundamental es el inconsciente, al cual veía como un caldero dinámico de primitivas pulsiones
sexuales y agresivas, deseos prohibidos, temores y deseos indescriptibles y recuerdos infantiles
traumáticos. Aunque reprimidos (o escondidos para la conciencia), los impulsos inconscientes
presionan sobre la mente consciente y encuentran expresión de forma disfrazada o alterada, lo que
incluye lapsus (no recordar el nombre de una persona), los actos fallidos (perder las llaves de casa, o
ir a un lugar y no saber a qué), los chistes, los sueños y las fantasías, síntomas de enfermedad mental
y actividades socialmente aceptables como el arte y la literatura. Para descubrir el inconsciente Freud
desarrolló una técnica, el psicoanálisis, que utiliza la introspección, la asociación libre de ideas y la
interpretación de los sueños como método terapéutico.
La teoría de Freud estableció la base para el estudio de la personalidad y los trastornos psicológicos.
1. Estructura de la personalidad
El modelo de Freud describe la personalidad como un sistema dinámico regido por tres estructuras
mentales: el ello, el yo y el superyó. Según Freud, los tres sistemas intervienen en la mayor parte de la
conducta.
El ello
Se constituye por los instintos e impulsos biológicos innatos. Es egoísta, irracional, impulsivo y
totalmente inconsciente. Su funcionamiento se basa en el principio de placer, es decir, trata de
expresar libremente todo tipo de impulsos que buscan el placer. Si estuviéramos por completo bajo su
control, el mundo sería caótico.
3
El ello es como un pozo de energía para toda la psique o personalidad. Esta energía, llamada líbido,
fluye de los instintos vitales (o Eros). De acuerdo con Freud, en la líbido se basan los esfuerzos para
sobrevivir, lo mismo que los deseos sexuales y la búsqueda del placer. Freud también describió un
instinto de muerte. Tanatos, como denominó a este instinto, produce impulsos agresivos y
destructivos. Interpretó, de hecho, la larga historia de guerras y violencia como una prueba de tales
impulsos. Así, la mayor parte de las energías del ello están encaminadas a liberar tensiones
relacionadas con el sexo y la agresión.
El yo
A veces se le conoce como el “ejecutivo” porque encauza las energías aportadas por el ello. Éste es
como una reina o un rey ciegos con un gran poder, pero que deben recurrir a otros para que cumplan
sus órdenes. El ello sólo puede crear imágenes mentales de lo que desea. El yo adquiere poder para
dirigir la conducta, relacionando los deseos del ello con la realidad externa.
A diferencia del ello, el yo se rige por el principio de realidad, es decir, pospone la acción hasta que
sea factible o apropiada. El yo es el sistema que piensa, planea, resuelve problemas y decide. En
concreto, tiene el control consciente de la personalidad.
El superyó
Actúa como un juez o censor de los pensamientos y las acciones del yo. Una parte del superego,
llamada conciencia, refleja las acciones por las que un individuo ha sido castigado. Cuando no se
cumplen los dictados de la conciencia, los sentimientos de culpa imponen un castigo interno.
El ideal del yo es una segunda parte del superyó. Refleja las conductas que los padres aprobaron o
premiaron. Es fuente de metas o aspiraciones. Sentimos orgullo cuando cumplimos sus normas.
¿Cómo interactúan el ello, el yo y el superyó? Freud suponía que entre ellos existe un delicado equilibrio
de poder. Por ejemplo, las exigencias del ello de placer inmediato chocan a menudo con las
restricciones morales del superyó. El siguiente ejemplo aclara la función de las partes de la
personalidad.
Imagina que sientes atracción sexual por un conocido. El ello clama para satisfacer
inmediatamente sus deseos sexuales, pero se opone el superyó (para el cual la simple idea
resulta perturbadora). El ello dice: “¡Adelante, obtenlo!”. El superyó responde con frialdad: “¡Ni
siquiera se te ocurra volver a pensarlo!” ¿Y qué dice el yo? Dice: “¡Tengo una idea!”
Para atenuar la tensión el yo podría iniciar acciones que culminen en la amistad, el romance, el cortejo
y el matrimonio. Si el ello es extremadamente potente, el yo quizá ceda e intente la seducción. Si
predomina el superyó, el yo se verá obligado a desplazar o sublimar las energías sexuales hacia otras
actividades (deportes, música, danza o duchas frías).
4
2. Niveles de conciencia
Freud estaba convencido de que en la conducta se manifiestan a menudo fuerzas inconscientes u
ocultas. El inconsciente contiene recuerdos y emociones reprimidas, además de impulsos instintivos
del ello. Es interesante señalar que los científicos modernos han descubierto que el sistema límbico del
cerebro parece desencadenar emociones y recuerdos inconscientes.
El consciente abarca todo aquello de lo que tenemos conciencia en un momento dado: pensamientos,
percepciones, sentimientos y recuerdos. El preconsciente contiene material que fácilmente puede
traerse a la conciencia. Si te detienes a pensar en una ocasión en que te sentiste enojado o rechazado,
estarás llevando a cabo este recuerdo del nivel preconsciente al consciente.
5
3. Desarrollo de la personalidad
Freud supuso que el núcleo de la personalidad se forma antes de los 6 años a través de las etapas
psicosexuales. Los impulsos eróticos de la niñez tienen efectos duraderos en el desarrollo. Como
cabe suponer, se trata de una idea controvertida. Freud utilizó los términos sexo y erótico en forma muy
amplia para referirse a las fuentes de placer.
Freud identificó cuatro fases psicosexuales: oral, anal, fálica y genital, y también describió un período
de “latencia” entre las etapas fálica y genital. En cada etapa o fase una parte diferente del cuerpo se
convierte en zona erógena primaria del niño (área capaz de dar placer) y en la fuente principal de
placer, frustración y autoexpresión. Freud pensaba que muchos rasgos de personalidad adulta nacen
de fijaciones en una o varias etapas.
Una fijación es un conflicto no resuelto o estancamiento emocional causado por una satisfacción
excesiva o por frustración.
La etapa oral
En el primer año de vida, casi todo el placer del niño viene de la estimulación de la boca. Una
estimulación excesiva o deficiente puede hacer que la boca se convierta en la fuente principal de placer.
Por eso, si a un niño se le alimenta demasiado o se le frustra, aparecerán rasgos orales. Entre las
expresiones adultas de las necesidades orales se encuentran las siguientes: masticar chicle, morderse
las uñas, fumar, besar, beber en exceso y alcoholismo.
La fijación en la etapa oral temprana produce una personalidad oral dependiente. Estos individuos son
crédulos, pasivos y requieren mucha atención (quieren ser tratados con cariño maternal y recibir
muchos regalos). Las frustraciones en la etapa oral avanzada pueden provocar agresión, a menudo
con mordidas. Las fijaciones crean entonces adultos orales agresivos que explotan a la gente.
También les gusta discutir (son maestros del sarcasmo hiriente).
La fase anal
Entre los 1 y 3 años, la atención del niño se centra en el proceso de eliminación. Cuando los padres de
familia empiezan a entrenar a sus hijos en el control de esfínteres, puede obtener su aprobación o
expresión de rebelión y agresión “reteniendo” o “liberando”. Por tanto, un entrenamiento riguroso o
tolerante puede ocasionar una fijación anal que incorpore estas respuestas a la personalidad. Para
Freud, la personalidad anal retentiva es obstinada, tacaña, ordenada y compulsiva por la limpieza. La
personalidad anal expulsiva es desordenada, destructiva, cruel o caótica.
La fase fálica
Los rasgos adultos de la personalidad fálica son vanidad, exhibicionismo, orgullo sensible y
narcisismo (amor a sí mismo). Freud supuso que las fijaciones fálicas aparecen entre los 3 y 6 años de
edad. Entonces, el aumento del interés sexual hace que el niño sienta atracción física por el progenitor
del sexo opuesto. En los varones, esto da origen al conflicto de Edipo: el niño lucha contra el padre
por el afecto de su madre. Según Freud, el hijo se siente amenazado por el padre (en concreto, teme
que lo castre). Para aliviar su ansiedad, debe identificarse con él. La rivalidad termina cuando el niño
trata de parecerse más a su padre. Al hacerlo, empieza a aceptar los valores paternos y crea una
conciencia.
6
Las mujeres, por otro lado, muestran el conflicto de Electra: la niña ama al padre y compite con su
madre. De acuerdo con Freud, se identifica con ella en forma más gradual.
Freud pensaba que las mujeres ya se sienten castradas. De ahí que el impulso a identificarse con su
madre sea menor que el de los niños por identificarse con su padre. Esto contribuiría menos a crear
una conciencia. Esta parte de las ideas freudianas ha sido rechazada tajantemente por las feministas
modernas. Esta teoría es quizá fruto de la época dominada por varones en la que vivió Freud.
Latencia
Para Freud, hay un período de latencia entre los 6 años y la pubertad. La latencia no es una etapa en
realidad, más bien es un tiempo de tranquilidad en que el desarrollo sexual permanece inactivo. Resulta
difícil aceptar este concepto de latencia. No obstante, Freud lo veía como un período relativamente
tranquilo en comparación con los 6 primeros años de vida, tan tormentosos.
La fase genital
En la pubertad, al intensificarse las energías sexuales se activan todos los conflictos no resueltos de
años anteriores. Esto explicaría por qué la adolescencia se caracteriza por tanta emoción y
perturbación. La etapa genital comienza en la pubertad. La adolescencia se caracteriza por una
creciente capacidad de tener relaciones socio-sexuales responsables y termina con la capacidad
madura para amar y realizar la sexualidad adulta plena.
Conductismo
7
Con la publicación, en 1913, del artículo “La psicología, tal como la ve el conductista”, escrito por John
B. Watson (1878 – 1958), nació la nueva escuela conductista, que se había desarrollado a partir de los
estudios del fisiólogo ruso Iván Pavlov, quien había ganado el Premio Nobel por su investigación sobre
digestión. En el curso de sus experimentos, Pavlov advirtió que los perros de su laboratorio empezaban
a salivar en cuanto escuchaban que se acercaba quien los alimentaba, incluso antes de que pudieran
ver su comida. Decidió averiguar si la salivación, un reflejo automático, podía moldearse por el
aprendizaje. Comenzó a parear de manera repetida el sonido de una campana con la presencia de
comida. El siguiente paso fue observar qué sucedía cuando se presentaba la campana sin presentar la
comida. Este experimento demostró con claridad lo que Pavlov había observado de manera incidental:
después de pareamientos repetidos, los perros salivaban en respuesta a la campana sola. Pavlov llamó
condicionamiento a esta forma simple de entrenamiento. De modo que una nueva escuela de psicología
fue inspirada por una observación casual seguida de experimentos rigurosos.
Los conductistas pensaban que no valía la pena imaginarse lo que la gente ve o siente, o cómo piensan
y por qué. En su lugar se concentraron en lo que realmente podían ver. Dicho de otra forma, estudiaban
comportamientos y hechos observables. Reemplazaron la introspección, como método de
investigación, por estudios de laboratorio sobre el condicionamiento, un tipo de aprendizaje. Si se podía
determinar el tipo de respuesta que daría una persona o un animal frente a un estímulo determinado,
se conocería lo importante de la mente. Con esta orientación la investigación se dirigió hacia la
experimentación con animales y el trabajo sobre el aprendizaje. Los conductistas hacían hincapié en la
importancia del ambiente en la formación de la naturaleza humana y restaban importancia a las
características hereditarias.
Watson intentaba demostrar que todos los fenómenos psicológicos, incluso las motivaciones
inconscientes de que hablaba Freud, son el resultado del condicionamiento. En uno de los
experimentos más infames de la historia de la psicología, Watson intentó crear una respuesta
condicionada de temor en un niño de 11 meses de edad. El “pequeño Alberto” era un bebé seguro y
feliz que disfrutaba de los nuevos lugares y experiencias. En su primera visita al laboratorio de Watson,
Alberto quedó encantado con una peluda rata blanca domesticada, pero se asustó visiblemente cuando
Watson golpeó una barra de acero con un martillo justo detrás de la cabeza del niño. En su segunda
visita, Watson colocó a la rata cerca de Alberto, y en el momento en que el bebé la alcanzaba y la
tocaba, golpeó con el martillo. Después de media docena de pareamientos, el pequeño Alberto
comenzaba a llorar en el momento en que se introducía a la rata sin ningún golpe. Experimentos
adicionales encontraron que Alberto se asustaba con cualquier cosa blanca y peluda, como un conejo,
un perro, un abrigo de piel de foca, algodón y Watson llevando una máscara de Santa.
Una de las estudiantes graduadas de Watson, Mary Cover Jones (1924), realizó en reversa el
experimento del pequeño Alberto. Jones logró recondicionar con éxito a un niño para superar el temor
a los conejos (no ocasionado por un condicionamiento en el laboratorio) presentando el conejo a gran
distancia y acercándolo luego gradualmente mientras el niño estaba comiendo. Conocida como
desensibilización, esta técnica es similar a las empleadas en la actualidad por muchos psicólogos
clínicos.
En 1920, un escándalo personal obligó a Watson a renunciar a su puesto en la Universidad Johns
Hopkins. Se mudó a Nueva York donde se convirtió en psicólogo residente en la agencia de publicidad
J. Walter Thompson. Durante algunos años desde entonces, continuó escribiendo artículos en revistas
populares y libros de psicología.
8
Psicología de la Gestalt
Los psicólogos alemanes que fundaron la escuela de la Gestalt a principios del Siglo XX, lanzaron la
idea de que los elementos individuales de la mente no son los importantes, sino la Gestalt: la forma o
configuración que estos elementos conforman. Por ejemplo, subrayaron la importancia de la nueva
entidad formada por los diferentes elementos, de la misma manera en que una melodía está formada
por la combinación de notas individuales, o la visión de un árbol frondoso, en toda su grandeza, es
mucho más que una mera combinación de manchas de luz, sombra y formas separadas. Al contrario
de los conductistas, los gestaltistas reconocían la importancia de la conciencia; sólo que se opusieron
a considerarla como un conjunto de piezas sueltas. Mantenían que el todo es más que la suma de las
partes, un punto de vista que tuvo un especial efecto en el estudio de la percepción.
Figura y fondo
que la organización figura-fondo sea innata, porque es la primera capacidad perceptiva que aparece
después de que recuperan la vista los pacientes con cataratas.
La figura tiene unas características propias: forma y contornos definidos; posee mayor estructuración y
está más próxima al sujeto; aparece cerrada sobre sí misma, su superficie es menor y recibe la
influencia del fondo que la envuelve. En contraposición, el fondo carece de contornos precisos; parece
más uniforme y carente de estructura; su superficie es mayor y se percibe como extendido tras la figura.
A veces, la figura y el fondo pueden ser reversibles. Existen figuras ambiguas que admiten diversas
interpretaciones. Estas figuras muestran que la representación de la realidad está dirigida por el sujeto,
al menos en parte: depende de cómo fragmentemos los elementos de la imagen para reconocer una
cosa u otra.
Psicología Cognitiva
La escuela psicológica más reciente se ha desarrollado a partir de las corrientes principales de la
psicología experimental, e intenta descubrir qué procesos del pensamiento tienen lugar en nuestra
mente. Los psicólogos cognitivos no se conforman con el análisis del comportamiento en términos de
10
Psicología Humanista
Aparece a mediados de los años cincuenta y sus autores más representativos son Abraham Maslow
(1908-1970) y Carl Rogers (1902-1987). Pero más que una escuela constituida, es un movimiento con
estas características comunes:
El hombre es autónomo y responsable de las decisiones que toma para su desarrollo personal.
Como los pensamientos, los sentimientos y las acciones humanas forman un todo integrado, la
psicología debe estudiar al individuo globalmente.
La vida humana se desarrolla en un contexto interpersonal. La búsqueda del sentido de la
existencia y los valores humanos son aspectos fundamentales para el ser humano.
11
Ramas de la Psicología
En psicología es necesario distinguir entre ciencia básica y ciencia aplicada.
La psicología básica se dedica a la investigación de los procesos psicológicos mediante el método
científico. La psicología aplicada utiliza los conocimientos en los diferentes ambientes donde los
individuos actúan.
Algunas ramas de la psicología básica son: Psicología Experimental, Psicología Social, Psicología de
la Personalidad, Psicología evolutiva o del desarrollo.
Las tres áreas aplicadas más importantes son: psicología educacional, psicología clínica y psicología
laboral y de las organizaciones. En la actualidad, también tienen gran interés la psicología jurídica y la
psicología deportiva.
Referencias
Alonso, J. (2007). Psicología. México: McGraw-Hill/Interamericana.
Coon, D. & Mitterer, J. (2010). Introducción a la Psicología. El acceso a la mente y la conducta.
México: Cengeage Learning.
Davis, S. & Palladino, J. (2008). Psicología. México: Pearson Educación.
Morris, C. & Maisto, A. (2010). Psicología. México: Prentice Hall.
Papalia, D. & Wendkos, S. (2012). Psicología para Bachillerato. México: McGraw-Hill.