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EL PODER TAUMATÚRGICO DE LOS REYES

ALUMNO:

FERNÁNDEZ MILLÁN MANUEL

Trabajo tutorizado por Dña.:

PEZZI CRISTÓBAL PILAR

UNIVERSIDAD DE MÁLAGA
Resumen:

En el siguiente trabajo buscaremos los orígenes y los motivos que


llevaron a los reyes de los distintos reinos de Europa a usar el poder
taumaturgo en su legitimización como descendientes divinos, especialmente en
Inglaterra y Francia. Analizaremos las distintas formas en las que se desarrolla
esta práctica en los diferentes países y las características comunes en ellos.
También veremos brevemente cómo los monarcas españoles adoptaron el
poder taumaturgo. Por último, explicaremos el programa político y
propagandístico que se creó alrededor de estos reyes mediante el uso de
imágenes, documentos escritos y leyendas.
ÍNDICE

I.CONCEPTO DE TAUMATURGIA.

II. ORIGEN DEL USO DE LA TAUMATURGIA.

III. EVOLUCIÓN DE LA TAUMATURGIA EN FRANCIA E INGLATERRA.

IV. EL PODER TAUMATURGO EN ESPAÑA.

V. PROPAGANDA ARTÍSTICA, SIMBOLOGÍA Y LEYENDAS.

VI. BIBLIOGRAFÍA.
I. CONCEPTO DE TAUMATURGIA

Según la Real Academia Española, la taumaturgia es la facultad de


realizar prodigios. Partiendo de esta base, vamos a intentar analizar el
concepto en su conjunto histórico para explicar cómo la taumaturgia influyó en
la sociedad medieval y moderna y el papel que jugó en las monarquías
europeas. Este poder viene dado al monarca en primera instancia por la
creencia del pueblo en sus milagros en una época en la que la medicina y los
tratados teóricos sobre las enfermedades no son capaces de explicar ni de
resolver la mayoría de casos de los que sí tenemos soluciones y respuestas en
la actualidad. De hecho, la creencia sobre el poder taumaturgo de los reyes irá
decayendo en los siglos del racionalismo y la ilustración.

Integrantes de todos los lugares de cada reino viajaban el día del "toque
real" con la creencia y convicción de que iban a ser sanados por su rey. Pero,
¿tenemos la certeza de que estos milagros eran reales, o sólo eran escritos
inventados para exaltar el poder de los reyes? Sabemos que algunos reyes
eran informados por los médicos de sus respectivas cortes y eran conscientes
de que las infecciones, generalmente las escrófulas de las que hablaremos
luego, eran periódicas y podían desaparecer de forma espontánea, por lo que
existía la posibilidad de que el enfermo se curase. Además, en la época se
denominaba como escrófulas toda aquella inflamación de los ganglios
linfáticos, con lo que abarcaba una gran lista de enfermedades que presentan
estos síntomas, desde las más benignas hasta la más mortal. Las escrófulas
desfiguraban el rostro del infectado y despedían un olor nauseabundo, pero
hay que decir que en la mayoría de los casos no eran mortales, principio en el
que se basa la cura milagrosa de los reyes taumaturgos.1

Los médicos de la Edad Media y Moderna no pusieron en duda estas


cualidades del monarca, sino que las aceptaban al estar acostumbrados a una
sociedad tremendamente religiosa y en la que los milagros y las leyendas
estaban a la orden del día, donde había más esperanza en los rezos y
oraciones que en los remedios naturales y aún muy atrasados de la medicina.
Además, muchos de ellos estaban bajo el control real, por lo que no les era
conveniente negar este poder de la realeza. En definitiva, los reyes
taumaturgos no curaban siempre, pero no por ello se puso en duda su poder.2

En ningún momento se puso en duda que los "reyes médicos" fueran


totalmente eficientes. Había enfermos que debían ser tocados varias veces en
el tiempo para que se curasen, mientras que otros lo hacían al primer toque. No
tenemos información suficiente para observar la relación entre sanados y
fracasos y para analizar si por ello esta creencia pudo haber sido asumida sin
dificultad. Además, los efectos de la curación no eran inminentes, sino que

1
M. BLOCH (1924, 94).
2
M. BLOCH (1924, 194).
precisaban el paso de un tiempo indeterminado3 (a excepción de algunos
casos muy singulares y extraños), lo cual ayudó a forjar la creencia. Otras
veces, la curación sólo fue parcial aunque fuese asumida por la población y los
documentos como una cura total. También había recaídas, de las que los
monarcas se desentendían totalmente y lo cual no fue ninguna sorpresa. En
resumen, podemos decir, tal y como expresa Marc Bloch, que la escrófula pero
en cambio debe ser la enfermedad que mejor puede producir la ilusión de
haberse curado.

Analicemos a continuación como la taumaturgia pasó a ser un


instrumento político y social en las monarquías europeas, en concreto en
Francia e Inglaterra. Se daba por hecho que las dinastías de las monarquías
europeas tenían un origen sagrado desde hace tiempo. La concepción de
realeza tenía un matiz religioso y cristiano en aquel tiempo.

Según los documentos, es en la Alta Edad Media donde encontramos el


origen de estas dinastías y estos individuos que eran considerados semidioses
capaces de controlar la naturaleza por la sociedad, que gracias a la capacidad
hereditaria de sus facultades, habían atribuido a sus descendientes parte de
sus poderes. Pese a ello, no se encuentran abundantes testimonios en los que
se asegure que estos reyes eran capaces de sanar. Con la aparición del
cristianismo, estos individuos perdieron su carácter sagrado. Sin embargo,
estas creencias perduraron en el tiempo y quedaron muy marcadas en las
sociedades germanas, francas y anglosajonas.

Así, tal y como asegura Bloch, apareció la unción en los reinos bárbaros
de los siglos VII y VIII. De esta forma, se mantuvo en los nuevos reinos
formados tras las invasiones bárbaras una atmósfera sagrada en torno a los
nuevos reyes. La Biblia ayudó a estos monarcas a atribuirse esa sacralidad. La
unción tenía el objetivo de transformar cualquier cosa de carácter profano a la
categoría de lo divino. De esta forma, las nuevas dinastías iban a adquirir ese
matiz sagrado por medio de la unción y del pensamiento antiguo que pervivió
en la sociedad medieval.4

Pipino iba a ser el primer monarca que recibiera la unción. A finales del
siglo VIII Inglaterra iba a imitar esta ceremonia y poco después se generalizó
en casi toda Europa occidental. Otra ceremonia se iba a unir a la unción para
conformar los dos ritos que otorgaban el carácter sagrado a los reyes
taumaturgos: la coronación, que tenía un origen bizantino. Fue Carlomagno, en
el año 800, el que con su coronación imperial iba a asociar a una serie de
símbolos (la corona y la diadema) un matiz divino que iba a acompañar a la
unción en los siglos posteriores. Luis el Piadoso iba a ser el primer monarca
ungido y coronado en un mismo acto.

3
M. BLOCH (1924, 522).
4
M. BLOCH (1924, 135).
En definitiva, podemos decir que el poder divino de los reyes procedía
de esta ceremonia de unción y las creencias sobre los milagros y los poderes
sanadores de estos giraban en torno a este rito y todo lo que ello suponía.
Había nacido la institucionalización de la taumaturgia pero estos reyes
sagrados aún no iban a comenzar a "mostrar" sus facultades médicas.

II. ORIGEN DEL USO DE LA TAUMATURGIA

¿Cuándo podemos estar seguros de que los reyes comenzaron a usar la


taumaturgia de manera consciente con el objetivo de reforzar su origen divino y
su poder como soberano? Tenemos testimonios escritos de Tácito y Suetonio
en los que se asegura que el emperador Vespasiano sanó a un ciego, a un cojo
y a un manco en su estancia en Oriente. Alrededor de estos acontecimientos
se formó todo un programa propagandístico (como las monedas de la época)
en las que se marcaba la facultad sanadora del emperador.

Sin embargo, no es hasta Luis VI de Francia cuando aparecen los


primeros documentos en los que se relata una ceremonia de curación de
enfermos con escrófulas que si está ya normalizada e institucionalizada, se
hace de manera regular. Con este monarca, la sanación no es un hecho
aislado y ocasional. Los textos también aseguran que su padre, Felipe I, poseía
las mismas cualidades y llevó a cabo las mismas prácticas.5En un principio, la
curación se haría mediante el toque de los enfermos y posteriormente el
monarca haría la señal de la cruz.

El largo espacio temporal que hay entre Felipe I y Vespasiano lleva a


Marc Bloch a preguntarse si no hubo reyes taumaturgos entre este tiempo. Y
llega a la conclusión de que, los textos que tenemos de la Edad Media no
hablan sobre la curación de escrofulosos por parte de los reyes, pero quizás si
encontremos otro tipo de sanaciones. Así podemos citar a Clodoveo, Gontrán,
Eduardo el Confesor, etc. Pese a ello, no encontramos una continuidad entre
estos reyes de principios de la Edad Media y los nuevos monarcas de finales
de la Edad Media. Hay que señalar, como ya hemos dicho, que los primeros
reyes curaban de manera ocasional, eran hechos aislados tal y como nos
demuestran los textos. Desde Felipe I y Enrique II, en Francia e Inglaterra
respectivamente, sabemos que la ceremonia de curación es una práctica
acostumbrada.

Partiendo de esta base, podríamos hacer una división: hablamos de


reyes santos que curaban de manera ocasional a los enfermos en diversos
reinos medievales europeos, por lo que estas facultades no sólo estuvieron
reservadas a Inglaterra y Francia. A partir del siglo XII, con Enrique II

5
M. BLOCH (1924, 97).
Plantagenet y Felipe I se inicia lo que llamamos los verdaderos reyes
taumaturgos, cuyas características principales son que están canonizados ya
por la Iglesia para ejercer esa función mediante la unción y la coronación,
tienen una propaganda política y artística a su alrededor para realzar esta
capacidad, y se centran sobre todo en la curación de escrófulas.6 Y estos reyes
taumaturgos si serán exclusivos en Francia e Inglaterra.

III. EVOLUCIÓN DE LA TAUMATURGIA EN FRANCIA E INGLATERRA

Como ya hemos dicho, los primeros documentos que hacen referencia al


primer rey taumaturgo en Francia hablan de Felipe I de la dinastía Capeta.
Intentaremos dar una visión global sobre las diferentes formas en las que se
desarrolló este poder en Francia e Inglaterra. La dinastía Capeta es la primera
a la que se asocia el poder taumatúrgico. Ya antes de Felipe I su padre
Roberto el Piadoso dio muestras de sus facultades curativas aunque aún no
estaba establecido que el poder le venía por la ceremonia de la unción y la
coronación. En Francia, las escrófulas eran conocidas como el "mal del rey". El
proceso por el que los reyes sanaban a los enfermos consistía en tocar las
inflamaciones ("el toque del rey") y seguidamente hacer la señal de la cruz.

En Inglaterra por su parte, las distintas enfermedades que causaban


escrófulas eran conocidas como King's Evil. Encontramos algunas diferencias
entre las ceremonias que se celebran en estos dos reinos. En Inglaterra,
además del "toque real" y la señal de la cruz, el monarca bendecía al enfermo
con una oración. Además, en Inglaterra iba a surgir otra modalidad de curación:
los anillos medicinales o cramp-rings. Este rito iba a surgir en tiempos de
Eduardo II y iba a perdurar hasta Enrique V. Tal y como nos explica Bloch, el
monarca inglés realizaba una ofrenda de dinero en el altar que posteriormente
iba a "rescatar" por una cantidad similar de dinero. Con ese dinero recogido, el
monarca mandaba fabricar estos anillos que supuestamente contenían poderes
sanatorios y que entregaba a los enfermos.7

Debemos preguntarnos por qué tras la institucionalización del poder


taumaturgo en la figura del monarca sólo llegó a este punto de desarrollo en
Inglaterra y Francia. Varios son los motivos por los que esto ocurrió de esta
forma. Ambos reinos sufrieron procesos muy parecidos desde el punto de vista
político y social en su transformación como estados modernos. A esto hay que
añadir que las dos naciones tienen un origen histórico muy ligado, ya que los
monarcas de Inglaterra tuvieron influencia sobre territorios franceses y
viceversa. Es más, cuando el mito del poder divino cobró más fuerza en ambos
países fue durante la Guerra de los Cien Años, cuando los monarcas de uno y

6
V. MÍNGUEZ CORNELLES (2012,49).
7
M. BLOCH (1924, 240).
otro reino comenzaron a reclamar la legitimidad de los territorios usando el
argumento de su origen divino y sus facultades médicas, ya que si no poseían
esa capacidad, estaban incapacitados para gobernar.

Sabemos por los documentos que Inglaterra copió el ritual de curación


francés un siglo después de que este entrase en vigor, pero fueron los
conflictos entre ambos reinos y el intento por conseguir la supremacía política,
social y económica en Europa lo que llevó a estos reyes a dar tal importancia al
poder taumaturgo en su objetivo por ser legítimo sucesor divino.

Exceptuando las diferencias entre las formas de curar que tenían los
reyes taumaturgos de Francia e Inglaterra, por lo demás apenas encontramos
diferencias que recalcar. No vemos apenas variaciones entre números de
enfermos que recibía el rey, días en los que se celebraban las ceremonias, o
los lugares en los que se desarrollaba (el jardín de una Iglesia, la capilla de
palacio, etc.).

Pasarían numerosos siglos y reyes taumatúrgicos destacados hasta que


este mito comenzase a perder fuerza y la visión del origen divino de los
monarcas desapareciera. La aparición del racionalismo en el siglo XVII provocó
la pérdida en la fe sobre estos reyes santos. En Inglaterra, la Guerra Civil y la
posterior Revolución provocó la desaparición de los poderes absolutos y
sagrados del monarca durante un tiempo, imponiendo el poder al pueblo y al
Parlamento hasta que casi un siglo después, Jorge I de la dinastía Hannover
acabara con esta práctica.

En Francia en cambio, la figura del rey taumaturgo iba a pervivir un


tiempo más. Con Luis XIV se iba a alcanzar el máximo grado de desarrollo en
la idea de un monarca de origen divino, con toda una propaganda política y
artística alrededor de su figura. Tras la Revolución Francesa, Napoleón iba a
encargarse de revivir el mito aunque con un enfoque diferente, ya que se
trataba de un hombre hecho a sí mismo y que carecía de los privilegios de la
aristocracia. Sin embargo, Napoleón busca su legitimidad y la de su familia
estableciendo relaciones con el pasado: es un genio militar como Aníbal o
Alejandro, se corona con la corona de Carlomagno y en presencia del Papa, y
se casa con una princesa de la casa Habsburgo para argumentar que así tiene
una relación con la monarquía.

El fin del milagro francés llega con Carlos X en 1825. A lo largo de la


Edad Media y la Edad Moderna en Europa encontramos figuras de grandes
reyes taumatúrgicos como San Luis IX, Luis XVI o Enrique IV en Francia y
Eduardo el Confesor en Inglaterra. También hay testimonios que relatan la
existencia de la taumaturgia en reinas como María de Inglaterra (vid. imagen 1
y 2).
IV. EL PODER TAUMATURGO EN ESPAÑA

España también trató de estar en una posición privilegiada entre los


reinos cristianos. Fernando de Aragón e Isabel de Castilla reciben el título de
Reyes Católicos por parte del papa Alejandro VI. Durante su reinado, se aprobó
el reconocimiento de Fernando III como rey santo, aunque en este caso, la
visión cristiana y divina del monarca no respondía a la capacidad de curar, sino
a sus conquistas para la cristiandad. Los monarcas españoles se rodearon de
una intensa propaganda política y artística para reclamar y demostrar su
legitimidad divina.

No tenemos testimonios escritos en los que podamos asegurar que los


reyes hispanos tuvieran la facultad de curar enfermedades o heridas. Pese a
ello, si tenemos relatos en los que se asegura la capacidad de algunos
monarcas españoles de curar endemoniados, es decir, facultades de
exorcismo. Así, sabemos que el rey Sancho II curó a una endemoniada ya en
una época cercana a los reyes taumaturgos8. Quizás exista la posibilidad de
que algún monarca español curase de forma aislada y ocasional, pero no
tenemos constancia de ello.

Otra cuestión que hay que aclarar es si existió en España la ceremonia


de unción y coronación propia de Inglaterra y Francia. En 1257 Teobaldo II fue
ungido y coronado por el obispo de Pamplona, pero encontró la oposición del
reino y el Papa exigió que las ceremonias se desarrollaran de la forma
tradicional, es decir, como se hacía en Francia e Inglaterra. Así, Carlos II de
Navarra iba a ser coronado y ungido de manera legítima, rito que iba a ser
heredado por sus sucesores. Carlos II tenía lazos de sangre con la dinastía
Capeta, por lo que el reclamo del poder taumaturgo por parte de los Reyes de
Navarra se encuentra en esta relación.

Tenemos noticias también de algunos milagros que tuvieron lugar tras el


fallecimiento de algún rey o alguna reina española. Por ejemplo, como explica
Víctor Mínguez Cornelles en su artículo, algunos milagros curativos tuvieron
lugar cerca del sepulcro de Mariana de Austria los cuales fueron relacionados
con su poder taumaturgo. En conclusión, existieron aspectos relacionables
entre los monarcas españoles y los franceses e ingleses respecto al origen
divino de la monarquía y la facultad curativa, pero en España no llegó a
desarrollarse la figura del rey taumaturgo de tal manera.

V. PROPAGANDA ARTÍSTICA, SIMBOLOGÍA Y LEYENDAS

Lo que otorga el poder divino a los reyes taumaturgos es una serie de


objetos simbólicos, leyendas y ceremonias que a continuación vamos a

8
V. MÍNGUEZ CORNELLES (2012,62).
explicar. A finales de la Edad Media, cuando se instaura la unción, se llevan a
cabo una serie de representaciones que otorgan al monarca la legitimidad
divina. Así, el aceite con el que es ungido tiene un origen sobrenatural, pues
procede de la Santa Ampolla (que según las fuentes fue traída por una paloma
que representa al Espíritu Santo) usada en el bautizo del rey Clodoveo. Por su
parte, en Inglaterra se pensaba que el rey era ungido con el aceite que
contenía la Santa Ampolla entregada por la Virgen al difunto arzobispo Thomas
Becket. Los objetos usados en la unción contienen numerosas leyendas y un
pasado histórico relacionado con la religión cristiana.9 Hay muchos más objetos
sagrados en ambas ceremonias como las flores de lis, la Santa Lanza, el cetro
o la corona.

A estos objetos sagrados se les une una serie de leyendas que


acompañan a la figura del monarca. Bloch cita hasta tres leyendas de la época.
La primera, la existencia de una marca real en la piel del monarca en forma de
cruz y de color rojo brillante. La segunda es la creencia sobre la
invulnerabilidad de los reyes ante los leones. Es decir, si un monarca era
verdadero, los leones nunca lo atacarían. A estas dos leyendas se le une una
tercera que sólo unos pocos reyes tenían el privilegio de cumplir: se creía que
el séptimo hijo de entre una serie de hermanos, sin que hubiera nacido ninguna
hermana de por medio, poseía poderes mayores a los reyes taumaturgos.
Todas estas leyendas contribuyeron a fortalecer el origen y el papel divino de
los reyes taumaturgos.

En Francia el acto de coronación lo protagonizaba el arzobispo de Reims


en una Iglesia determinada, pero el acto del "toque real" tuvo escenarios
diversos como ya hemos dicho anteriormente. Asistimos a rituales celebrados
tanto en los jardines como en las capillas de palacio, incluso en algunas
Iglesias, y por otro lado, otros que se celebraban en lugares corrientes de la
ciudad, otorgando el monarca con su presencia un carácter sagrado al lugar.

Para finalizar, comentaremos algunas representaciones artísticas sobre


los reyes más destacados. En la siguiente imagen podemos observar a Luis
XIV durante el "toque real". Vemos al monarca rodeado de todo su séquito
apoyando su mano en la cabeza del enfermo. La gente junta sus manos en
señal de devoción. Según cuenta Mínguez, la figura que se encuentra junto al
rey es San Marcoul, santo normando que intercedía en el poder de los reyes
taumaturgos (vid. imagen 3).

En la siguiente representación vemos una de la características propias


de los reyes españoles: retratarse en las imágenes en las figuras de santos
cristianos. En este caso aparece el rey Carlos V en primer plano, junto a un
medallón en el que se representa la victoria de Hércules sobre el león de

9
J. LE GOFF (1983, 24).
Nemea. Al fondo visualizamos el martirio de San Sebastián. Se pretende
mostrar la cara divina del monarca y el poder como soberano (vid. imagen 4).

Por último, vemos una imagen mucho más reciente. Esta vez se trata de
Napoleón en el hospital de Jaffa durante su campaña en Oriente. Se
representa la escena en la que el líder militar toca a uno de sus soldados
infectados por la peste, demostrando que la enfermedad sólo era causada por
el miedo. Se trata de todo un gesto teatral y propagandístico de Napoleón, el
cual tenía una gran confianza en sí mismo, hasta el punto de considerarse en
posesión de poderes extraordinarios como el de sanar. En la pintura se
observa a Napoleón rodeado de numerosos enfermos, tocando la buba de uno
en particular, imitando el gesto de los reyes taumaturgos de la Edad Media y la
Edad Moderna en Europa (vid. imagen 5).

1.Enrique IV tocando a 575 enfermos en Reims durante la Semana Santa de


1606. Grabado de Pierre Firrens.
2. María I de Inglaterra curando la escrófula. De Levina Teerlinc.
3. Luis XIV curando la escrófula en 1690. De Jean Jouvenet.
4. Carlos V como San Sebastián.
5. Bonaparte, comandante en jefe del ejército de Oriente, en el momento de
tocar una buba en el hospital de Jaffa. Museo del Louvre.

VI. BIBLIOGRAFÍA

BLOCH, Marc (1924), Los reyes taumaturgos, Fondo de Cultura Económica,


México.

GARCÍA ARANCÓN, María Raquel (1990), "Los Evreux, ¿reyes <<taumaturgos>>


de Navarra?, Príncipe de Viana, 51, pp.81-88.

MÍNGUEZ CORNELLES, Victor Manuel (2012), "Los emperadores taumaturgos:


curaciones prodigiosas desde Trajano hasta Napoleón", Potestas, 93, pp.43-81.

LE GOFF, Jacques (1983), "Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch,


Gallimard, París, pp.7-53.

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