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John Dewey: Educación y democracia

1 abril, 2012rickmisdreavusDeja un comentario


Una democracia es más que una forma de gobierno, es primordialmente un
modo de vida asociada, de experiencia conjunta comunicada.
John Dewey La educación, por su naturaleza integradora e incluyente, se
convierte en un inigualable catalizador social que conduce a la población a cada
vez mejores estadios de bienestar; sin ella, se pierde la oportunidad de acceder
a las herramientas que permiten al ser humano el disfrute de sus libertades, la
defensa de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones. En pocas
palabras, el ideal democrático sólo puede construirse en la escuela, en la
formación que reciben los jóvenes que durante su paso por el sistema educativo
–y después de él- deberán desempeña labores propias de todo ciudadano.Uno
de los filósofos más importantes de la primera mitad del siglo XX, John Dewey,
hablaba ya de la democracia como una forma de vida y como una experiencia
comunicada. Presenta a la educación como el medio más eficaz para recrear
esa experiencia social: “la educación es el medio fundamental del progreso y la
reforma social”. No es fortuito que en México, la Carta Magna plasme en su
artículo tercero (por antonomasia el artículo de la educación) la definición de
democracia:“… el criterio que orientará esa educación (…) será democrático,
considerando a l democracia no solamente como una estructura jurídica y un
régimen político, sino como un sistema de vida fundamentado en el constante
mejoramiento económico, social y cultural del pueblo”. “Una sociedad que el
encuentre significado a la democracia siempre estará en constanteevolución,
desde su población, sus leyes, sus instituciones, su gobierno, todos avanzarán
en una misma dirección y ésta será la del progreso” Tal como lo indicaba Dewey.
Sin embargo, no podemos dar por hecho que la democracia tiene el significado
que debiera tener para la sociedad. Es necesario, pues, trasladar a la
democracia al mundo de las ideas y de la razón. El filósofo decía: “La función
intelectual de las dificultades es conducir a los hombres y mujeres a pensar”. Y
este mundo, el de la razón, sólo puede ser explorado desde la educación que
imparte el estado, éste último como garante de la democracia; y esa educación
otorgará al ciudadano los elementos para que se desarrolle la capacidad para
ejercer sus derechos políticos y sociales, es decir, le dará acceso a su propio
gobierno. La democracia es como la educación, un derecho fundamental,
inalienable, innegociable y universal. En este orden de ideas, el estado debe
generar, garantizar y difundir el libre acceso a ambas. Es importante considerar
que la escuela debe ser vista como un actor en sí mismo. Un espacio donde la
democracia cobre vida, que permita y genere actividades que contribuyan al ideal
democrático, principalmente en el ámbito de la participación. Por eso, no es de
extrañar que sean moneda de uso corriente los acuerdos entre las instituciones
educativas y los organismos electorales a fin de apoyarse en el uso de
instalaciones escolares en labores puramente democráticas, tanto antes como
durante la jornada electoral. Sobre esto, el mismo Dewey señalaba: “nosotros no
educamos directamente, sino indirectamente por medio del ambiente”. Así, la
escuela debe ser para el niño, joven y adulto, un espacio democrático por
naturaleza. Por otro lado, la escuela debe generar o diseñar los medios para
vincular al menor con las tareas de gobierno, buscando la familiarización de los
infantes con el quehacer público; Dewey decía: “El conocimiento no es algo
separado y que se baste a sí mismo, sino que está envuelto en el proceso por el
cual la vida se sostiene y se desenvuelve”.
En resumidas cuentas, la educación que forma para la democracia debe
fortalecer en niños y niñas la conciencia de sus derechos y la relevancia del
cumplimiento de sus obligaciones, su papel en la sociedad y el aprecio por la
vida democrática. En la comunidad, la escuela debe luchar contra el desinterés
social, la apatía política y la escasa participación. Ese es el reto más importante
de la educación y la esperanza para la construcción del Estado democrático al
que aspiramos.

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