10/11/2019 Cuentos espirituales | Esperar lo inesperado

ESPERAR LO INESPERADO

Aquél día, Kwai Chang y Ho Fong, jóvenes monjes del Templo Shaolin se dirigían
al mercado arrastrando la carreta para traer las provisiones.

Al cruzar un puente, un anciano se les acerca y les dice:

-Buenos días, jóvenes monjes. ¿Adónde se dirigen?

-Al mercado a comprar provisiones para el templo.

-Me alegra ver que los monjes tienen dinero en éstas épocas difíciles. Pero oí que
hay asaltantes en el camino principal. Sería aconsejable tomar el camino lateral
al pie de la colina.

-Gracias venerable señor. Seguiremos su consejo.

Los monjes toman el camino que les acaba de indicar el anciano y en el trayecto
tres maleantes que estaban esperando en lo alto de un árbol caen encima de
ellos y los golpean y roban sin atender a sus súplicas:

-¡Alto! Somos del templo. ¡Por favor, no!

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De regreso al templo, le explican al Maestro Kan lo sucedido.

-Se llevaron nuestro dinero, nuestra ropa, nuestra carretera y todo lo de valor.

-Excepto eso que es irremplazable. Sus vidas. ¿Por qué dejaron el camino
principal?

-Porque fuimos tontos. Confiamos en un extraño.

-Era un anciano. Con cara bondadosa y modales refinados.

El Maestro Kan pide que les traigan ropa.

-Ho Fong ¿Qué lección aprendiste de esto?

-No confiar en extraños.

-Kwai Chang, ¿Qué lección aprendiste de esto?

-Esperar lo inesperado.

-Ho Fong, en la mañana cuando estés descansado, dejarás el templo.

-Cuándo volveré, Maestro Kan?

-A nosotros, jamás.

Ho Fong se aleja.

-¿Estás apenado por lo de tu amigo Ho Fong?

-No entiendo por qué fue obligado a salir y yo no si fui igual de responsable al
confiar en el hombre.

-No castigamos por confiar. Si al construir una casa, el carpintero golpea un

clavo y éste es defectuoso y se dobla ¿pierde el carpintero su fe en todos los
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clavos y deja de construir?

-Entonces, ¿debemos confiar aunque seguido nos hablen de la existencia del

mal?

-Trata con el mal a través de la fuerza. Pero afirma lo bueno en el hombre,

confiando. De esta forma, nos preparamos para la maldad, pero alentando el
bien.

-¿Y es el bien nuestra recompensa por confiar?

-Al luchar por un ideal, no buscamos recompensas. Aunque confiar, a veces trae
recompensas muy grandes aún más grandes que el bien.

-¿Qué es más grande que el bien?

-El amor.

A. Martin Zweiback «Kung Fu»

Kwai Chang juega con un mono que tiene una de sus manos dentro de una jarra,
pero no la saca.

-No temas, amiguito.

Se acerca el Maestro Kan.

-No quiero lastimarlo, sólo quiero jugar.

-Cree que eres como otros y que podrías comértelo.

-Yo jamás podría hacer eso. ¿Por qué tiene la mano en la jarra?

-Veamos.

Kan saca la mano del mono de la jarra.

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-Si es tan fácil, ¿por qué no podía sacarla?

-Kwai Chang, mete la mano en la jarra.

Kwai Chang mete la mano en la jarra.

-Sácala.

Kwai Chang saca la mano, le entrega la jarra a Kan y este mete una fruta dentro.

-Esta vez, saca la fruta.

Kwai Chang mete la mano en la jarra, sujeta la fruta y trata de sacar la mano, pero
no puede.

-No puedo hacerlo, maestro.

-¿Entonces, cómo puedes sacarla?

-Soltando la fruta.

Kwai Chang suelta la fruta, saca la mano, voltea la jarra, saca la fruta y se la da al
mono para que la coma.

-Es un mono muy tonto. Los jardines están llenos de fruta, pero escoge quedarse
con la que está en la jarra.

-Me alegra que seas más sabio que el mono.

-Soy mucho más sabio, maestro.

-Espero que sigas así y que sepas cuando dejar las cosas que no te sirven, sino
que te obligan a servirles.

Calvin Clements Jr «Kung Fu»

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